miércoles, agosto 31, 2011

El baúl de Plissken: Él dijo, ella dijo...: Snake Plissken

La entrada fundacional de esta sección dedicada al leitmotiv del blog y a su máxima inspiración. Quizá por pereza, o por afán de contundencia, la entrada se centró en una única escena y en un único diálogo, pese a que las dos películas protagonizadas por Kurt Russell cuentan con su buena dosis de humor negro, frases cínicas y réplicas aceradas. Dado que esta semana voy a ser un poco monotemático he decidido coger esa entrada y ampliarla con alguna que otra de esas réplicas gloriosas que convirtieron a Snake Plissken en ese símbolo de resistencia definitiva contra la autoridad y la injusticia.


Hauk: ¿Vas a matarme ahora?
Plissken: Estoy demasiado cansado... Quizá más tarde.
Hauk: Juntos seríamos un infierno de equipo, Serpiente.
Plissken: ¡Llámame Plissken!




Bob Hauk: Hubo un accidente. Hace una hora, un pequeño avión cayó dentro de Nueva York. El Presidente estaba abordo.
Snake Plissken: ¿El Presidente de qué?


Cerebro: Te lo juro por Dios, Snake. Pensé que estabas muerto.
Snake Plissken: Ya, tú y todo el mundo.



Snake Plissken: ¿Tienes un cigarrillo?
Malloy: ¡Los Estados Unidos son una nación no fumadora! Nada de tabaco, drogas, alcohol, mujeres -a menos que estés casado-, lenguaje soez o carne roja.
Snake Plissken: La tierra de los libres...



Snake Plissken: Os voy a dar, capullos, una oportunidad. ¿Qué os parece si jugamos según las reglas de Bangkok? Nadie desenfunda hasta que el bote toque el suelo... ¿Preparados? ¡¡Desenfundad!!




Presidente: ¿Qué va a ser, Plissken? ¿Ellos o nosotros?
Snake Plissken: Si apago el Tercer Mundo, usted gana y ellos pierden. Si apago América ellos ganan y ustedes pierden. Cuanto más cambian las cosas, más siguen igual.



Snake Plissken: Bienvenidos a la raza humana.

lunes, agosto 29, 2011

Un lunes para deslizarse

Empieza una semana peculiar por varias razones. Porque el cuerpo ya se ha hecho a la rutina, se ha acomodado a la normalidad y se está aclimatando al ritmo habitual, como una suerte de locomotora a vapor que está aumentando la combustión hasta su punto máximo de ebullición, punto que deberá alcanzar para la primera quincena de septiembre. También es peculiar porque marca la cuenta atrás hacia el próximo tres de septiembre, sábado, sexto aniversario de este blog que comenzó a andar allá por el 2005 y que desde entonces ha sido una de las pocas constantes que he mantenido en cuanto a mis aspiraciones literarias. Manteniendo una costumbre propia, toca reinventarse, en un momento personal en el que además resulta más que apropiado. Toca jugar con la plantilla, con el diseño de cabecera, y con una entrada para ver el camino recorrido y hacia dónde podemos dirigirnos. Queda compartir con ustedes la alegría de un momento como ese. Pero eso será el sábado. Antes de ello, tendremos una entrada pospuesta desde hace un tiempo pero que verá finalmente la luz en una semana más que apropiada. El espíritu de John Carpenter sirvió de inspiración a este blog, su personaje más recordado le dio nombre, su obra le dio contenido en forma de reseñas, su sombra ha planeado sobre el mismo a lo largo de estos siete años, y creo que es el momento ideal para hacer un breve comentario sobre su última película, The Ward. Una entrada dedicada a commissions y dibujos de Mr. S. D. Plissken preparará el terreno hacia ese final de etapa y comienzo de otra, al igual que, si la red lo permite, un repaso a las series de comic dedicadas al personaje. Quizá un poco centrado en el tema, pero es que no hay más.


Para empezar la semana le cedo la palabra al grupo Goo Goo Dolls con una canción que a mí me ha puesto personalmente las pilas en más de una ocasión, evocadora y hermosa y a la vez con una extraña fuerza. Junto con la canción podrán encontrar un video del grupo tocando la misma en un glaciar de Alaska. Como servidor es un friki de tomo y lomo, no he podido resistirme a incluír una versión de la canción con diferente letra que el grupo interpretó en Sesame Street junto a Elmo. Menudo nivelazo. Sean ustedes buenos, resistan lo poco que queda del verano y regresen cuando quieran a este blog, que ya saben, es su casa virtual. Y como siempre les ruego, tengan mucho cuidado ahí fuera.

Slide
Goo Goo Dolls

Could you whisper in my ear
The things you wanna feel
I'll give you anything
To feel it comin'

Do you wake up on your own
And wonder where you are
You live with all your faults

Chorus:
I wanna wake up where you are
I won't say anything at all
So why don't you slide

Yeah we're gonna let it, slide

Don't you love the life you killed
The priest is on the phone
Your father hit the wall
Your ma disowned you

Don't suppose I'll ever know
What it means to be a man
Something I can't change
I'll live around it

Chorus

And I'll do anything you ever
Dreamed to be complete
Little pieces of the nothing that fall
May put your arms around me
What you feel is what you are
And what you are is beautiful
May do you wanna get married
Or run away

And I'll do anything you ever
Dreamed to be complete
Little pieces of the nothing that fall
May put your arms around me
What you feel is what you are
And what you are is beautiful
May do you wanna get married
Or run away






domingo, agosto 28, 2011

Galería de originales LXIII: Barry Kitson (III)

Hoy tenemos a uno de mis artistas preferidos en una sección en la que ya ha aparecido en un par de ocasiones, a la que todavía le falta regresar otra vez más, y cuya sesión de firmas en Expocomic se puede contar entre las más legendarias y estrambóticas a la que un servidor ha tenido la fortuna de asistir a lo largo de sus más de once años de coleccionismo de arte original. En este caso, además, nos encontramos con una pieza algo diferente de las que suelen aparecer en la sección, en tanto que no es una página original, sino el boceto detallado de la misma, realizado con marcador sobre lápiz con un nivel de detalle bastante elevado para lo que suelen ser este tipo de páginas. Tengo que decir que el original me llegó dentro de un lote comprado allá por el 2006 con otras 20 páginas y que fue el ojo clínico de mi buen amigo Pep el que detectó al instante el autor y la serie a la que pertenecía, y eso que la serie JLA: Año Uno se cuenta entre mis favoritas all time, por contar, entre otras cosas, con uno de esos momentazos Barry Allen que cimentaron mi amor y devoción por el personaje. Además de la página abocetada les dejo la imagen del arte definitivo publicado -no he conseguido encontrar la página original, que habría dado una idea más completa del proceso creativo- y una breve reseña sobre Mr. Kitson... ¿Les he dicho ya que adoro a ese caballero?





Barry Kitson es un artista de comic británico mejor conocido como dibujante de tebeos de super-héroes publicados por Marvel y DC.

El primer trabajo profesional de Kitson fue Spider-Man para Marvel UK. También ha dibujado muchas historias para 2000 AD, empezando con un Future Shock escrito por Peter Milligan y otros por Grant Morrison, y continuando con su detallado trabajo para la serie Judge Anderson (escrita por Alan Grant) que le reportó gran aceptación.

Su primer trabajo para DC Comics fue un número especial de Batgirl, seguido por otros como su etapa en Los Titanes. En el año 2004 Kitson ayudó a relanzar la Legión de Super-Héroes [junto a Mark Waid, con el que ya había trabajado en otras ocasiones y con el que parece entenderse bien a nivel artístico] para DC Comics y continuó en el título durante dos años y medio hasta el número 31. Firmó un contrato de exclusividad con Marvel en el 2007, trabajando en títulos como The Order, Secret Invasion: Fantastic Four y actualmente The Amazing Spider-Man.

Fuente: Wikipedia

martes, agosto 23, 2011

El baúl de Plissken: Aquellos maravillosos años. Los Goonies

Creo que no hay mejor entrada a recuperar esta semana que la dedicada a Los Goonies hace ya cuatro años, y todo con motivo del estreno de la última película de J.J. Abrams, Super 8, definida como una mezcla del clásico de Richard Donner con E.T. y como una vuelta a aquel glorioso cine de entretenimiento infantil y juvenil que en los años 80 dio una ristra de películas gloriosas, algunas de ellas comentadas ya en esta sección, como El secreto de la pirámide, Cuenta conmigo, Gremlins, Cocoon, Daryl, Exploradores o Regreso al futuro. Creo que estas líneas son lo más cerca del corazón de aquella memoria que me atrevo a escudriñar, y es que E.T., que sería la madre del cordero último, la esencia definitiva de una forma de hacer cine y crear magia al mismo tiempo, es un recuerdo demasiado delicado al que le tengo un amor tan grande que no me atrevo a hincarle el diente. Pero sí que me lancé a un repaso de esta otra película, destilada con los años como una presencia pop en nuestra vida adulta en forma de camisetas y motivos diversos en los que Gordi, Bocazas o Sloth se han convertido en verdaderos iconos de infancia y el candor de Mickey, los inventos de Data (cero cero negativo) o la brusquedad de Brand en protagonistas de escenas imborrables que en más de un momento de nuestra vida adulta nos habrán vuelto a la cabeza. Con sus villanos de opereta, sus maravillosos decorados de cartón piedra y el acertado uso de la tijera para recortar una de escena lamentable que habría arruinado parte del clímax (la del pudpo), Donner facturó con todo su buen hacer y profesionalidad una película que sigue haciendo reír, que emociona cuando toca, que no aburre, y que nos recuerda que a veces no importa ser popular o rico sino ser fiel a aquellos que te quieren y te consideran su amigo, y que la felicidad verdadera puede encontrarse en el lugar menos inesperado, hasta en los decadentes muelles de Goon y en las tranquilas calles de Astoria. Y si uno cuenta con el tesoro de Willy El Tuerto para conseguirlo, pues mejor que mejor.

Los muelles de Goon (en Astoria, Oregón), zona residencial algo vetusta que ha conocido tiempos mejores, está en el punto de mira de unos especuladores inmobiliarios que pretender construir en su lugar una urbanización con campo de golf. Allí han vivido siempre los hermanos Mikey (Sean Astin) y Brand Walsh (Josh Brolin), hijos del conservador del museo de historia local, Bocazas (Corey Feldman), Data (Ke Huy Quan) y Gordi (Jeff Cohen). En sus correrías y travesuras juveniles han formado una pandilla muy unida en la que ellos se autodenominan Goonies, y que pronto dejará paso a una etapa nueva en otro lugar y en la que ya no contarán con la presencia de sus amigos. En el ático de la casa de los Walsh los muchachos encontrarán un antiguo mapa con las indicaciones necesarias para encontrar el tesoro de Willie "el tuerto", sanguinario pirata que asoló esas costas y que nunca fue encontrado. En un desesperado intento para conservar sus hogares Mikey, Bocazas, Gordi y Data eluden a Brand, encargado de cuidarles y se lanzan a la búsqueda del tesoro. En sus primeros compases se tropezarán con los Fratelli, clan de falsificadores de moneda compuesto por Ma (Ann Ramsey), Jake (Robert Davi), Francis (Joe Pantoliano) y Sloth (John Matuszak), un joven encadenado y deforme que es mantenido oculto por los demás. Ya sólo queda que al grupo de los Goonies se unan Stef (Martha Plimpton) y Andy (Kerri Green), animadora por la que Brand siente atracción.



A través de un sistema de túneles y cavernas plagados de obstáculos naturales, artificiales y trampas mortales, una de las cuales acabó en los años 30 con el caza-tesoros Chester Copperpot-, los Goonies deberán evitar además el acoso de los Fratelli y lograr así llegar hasta el tesoro pirata. Éste se halla a bordo del barco pirata de Willie "el tuerto" y custodiado por los cadáveres de toda la tripulación. El propio Willie preside la mesa del capitán, alrededor de la cual Los Goonies se reúnen y obtienen el fruto de sus esfuerzos. La irrupción de los Fratelli y una última trampa activada por éstos les obligará a huir sin el tesoro... Aunque, a pesar de todo, las gemas preciosas que Mikey guardará en su bolsa de canicas serán suficientes para que ninguna de las familias abandonen los muelles de Astoria, y no sólo eso, sino que los Goonies verán reforzados sus lazos de amistad y compañerismo y aumentadas sus filas con Andi, Stef y un Sloth que ha encontrado en Gordi a su mejor y verdadero amigo.



El grupo al completo con cara de asombro


Nada mejor que estructurar una cinta de protagonismo coral en torno a dos secuencias corales con todos los protagonistas de la película. Así, la cinta se abre con la fuga de Jake Fratelli de la cárcel y la huida del clan en todoterreno por Astoria. Uno tras otro se nos presenta a todos los Goonies, que ocupados en otras cosas se pierden el espectáculo. Sólo Gordi será testigo de la persecución y los disparos. En apenas una secuencia por personaje se nos describe a la perfección el carácter de cada uno de ellos: el ingenioso Data, cuyos inventos caseros no siempre funcionan como él desearía; la ruda pero coqueta Stef lavándose el pelo en pleno puerto mientras aparta un enorme cangrejo; la coqueta y típicamente risueña jefa de animadoras Andi; el no menos coqueto y desenvuelto Bocazas ayudando a su padre en una reparación que confunde el ruido de la persecución real con otra televisiva; el glotón y patoso Gordi, que aplasta una pizza y un batido contra el escaparate de unos recreativos ante la persecución que ve. Todo un ejemplo del buen hacer del equipo creativo de la película, ya que en apenas tres minutos se nos han presentado a todos los personajes de peso en el film: la mayoría de los Goonies y los villanos de la función. Los Walsh merecerán un poco más de atención en tanto que el peso de la acción se articulará en torno a ellos: Mikey será el soñador que les impulse y Brand el referente adulto que admirarán y al que seguirán llegado el caso. La otra escena coral se produce al final, el reencuentro de los Goonies con sus familias, y entendemos perfectamente dos cosas. Por un lado que esas familias de clase media forman a su vez una especia de subclase dentro de la sociedad norteamericana del momento, son unos midclass-goonies alejados de esos yuppies constructores que se reúnen en clubs de campo y quieren desplazarles de sus hogares. De tal palo, tal astilla, y así muchos de los rasgos de sus hijos ya están desarrollados en los padres. Por otro lado, la evolución de cada personaje se hace notoria, quedando claro que los muchachos que han salido de las grutas no son los mismos que entraron. El antaño inseguro Mikey arroja su aspirador contra el asma, Bocazas y Stef arreglan sus diferencias, Brand y Andi sellan su relación con un beso, a Gordi le llevan dos pizzas para que recupere el susto y el padre de Data intenta sacar una foto con su último invento con lamentables resultados. El triunfo de la amistad y la familia sobre la especulación, el desarraigo y la maldad personificada en los Fratelli y en las trampas de Willie.

Los Fratelli en plena huida


La película fue estrenada en 1985, amparada por el midas de Hollywood Steven Spielberg como productor. Fue dirigida por Richard Donner con su habitual competencia y ritmo, siendo capaz de manejar un reparto formado por niños y adolescentes. Gracias a su labor logró aunar la pura aventura juvenil con el despertar teen à la John Hughes, creando una película que aún hoy día puede ser disfrutada por la audiencia actual (de hecho, doy fe de ello, ya que en un reciente pase cinematográfico los chistes seguían provocando risas y las escenas de acción un más que meritorio silencio). No hay que restar mérito al guionista Chris Columbus, un autor en estado de gracia entonces que encadenó consecutivamente los guiones de Gremlins, Goonies y Young Sherlock Holmes, y que convirtió el argumento que le proporcionó Steven Spielberg en un sólido libreto que manejaba con humor los tópicos del cine de aventuras y dejó algunas secuencias magníficas para el recuerdo. A bote pronto me vienen a la cabeza varias: el abrazo de los hermanos Walsh en el porche, entristecidos ante su inminente marcha de Astoria, la secuencia en el pozo de los deseos donde Bocazas explica porqué coge una de las monedas, "SU" moneda, toda la escena del barco empezando por la charla entre Mikey y el pirata muerto y terminando con la espectacular aparición de Sloth y del "capitán" Gordi, o ese plano final en el que el barco pirata surca los mares una postrera vez, afrontando libre el que será su último viaje. A modo de anécdota decir que Richar Donner prohibió que ninguno de los Goonies viera el barco antes del rodaje, para sí lograr una genuina reacción de éstos ante el impresionante decorado construido a tamaño real y con un detallismo asombroso. La guinda del pastel la aporta Dave Grusin, compositor prestigioso y solvente que se aparta aquí de su linea habitual de producciones "serias", y realiza un score soberbio en el que aúna los momentos de intimista melancolía, con las melodías cómicas y los temas de claro aliento épico. Una de mis bandas sonoras favoritas de la época junto con la de Regreso al futuro (que Cuatro emitió ayer mismo como regalo de Reyes. ¡Esa cadena me va a sepultar en un pozo de nostálgica melancolía!)

Aunque la crítica no fue precisamente benevolente con las bondades cinematográficas de esta producción para toda la familia, sí tuvo gran éxito de público, y su posterior edición en video y los sucesivos pases televisivos no hicieron sino acrecentar el número de seguidores o fans de los Goonies. Su presencia en el ámbito de los videojuegos o las numerosas camisetas confeccionadas con motivos de la película o basados en ella son clara muestra de la pervivencia de los Goonies como mito de la cultura contemporánea. Recientemente se editó una edición especial en DVD que incluye una serie de extras jugosísimos, como el video completo de Cindy Lauper "Goonies R Good Enough" o escenas eliminadas como la del ataque del pulpo a Data en la laguna subterránea. Esta escena, delirante y ridícula donde las haya, culmina con el monigote que hace de pulpo meneando unos tentáculos de plástico al ritmo de la canción "Eight arms to hold you" que escucha por los auriculares que Data le ha encasquetado. De ahí que la frase final de Data a los periodistas "Lo peor fue el pulpo" no era una exageración del muchacho sino un fallo de racord. Otra lindeza que nos permite descubrir el DVD es que la asistenta de los Walsh es hispana, y que lo que este chapurrea es castellano y no italiano, como en la versión doblada. Pero la guinda del pastel a esta edición es la reunión del casting original tres lustros después del estreno del film junto al director Richard Donner. Todos juntos realizan un comentario de la cinta que sin los necesarios subtítulos en castellano se pierde irremisiblemente para aquellos que -como es mi caso- se pierden sin esa muletilla.


El reparto de los Goonies en 2001. El tiempo pasa y no perdona, pero me reconocerán ustedes que Gordi ha mejorado un montón

Pese a tratarse de una película de aventuras que no cuenta con elementos sobrenaturales ni eminentemente fantásticos, el tono fantasioso de las aventuras de los Goonies, así como de algunos escenarios -caso de las cavernas o el barco pirata- hace que en más de una ocasión creamos estar viendo un auténtico cuento para niños en el que se nos narran las peripecias de estos osados cazadores de tesoros. Algún que otro elemento oscuro salpica el relato, pero lejos de suponer una abierta contraposición entre realidad y fantasía, esos bocados de cruel realidad son salvados con un sanísimo sentido del humor: las situaciones con el cadáver en la nevera de los helados o el intento de torturar a Gordi, el modo en que se nos presenta a Sloth es propio de las películas de terror para luego pasar al gag de las chocolatinas -nuevamente con Gordi-. Superando ese tono, hay una serie de momentos "serios", subrayados por un hermoso leit-motiv del compositor Dave Grusin, a lo largo de la epopeya aventurera de andar por casa de los Goonies, y son cuatro momentos muy concretos: el arranque de la aventura en el ático de los Walsh mientras se cuenta la historia de One-Eyed Willie; el hallazgo del cadáver de Chester Copperpot, que les hace ser conscientes por primera vez de que están poniendo en juego sus vidas en pos de un sueño, acaso imposible; la secuencia del pozo de los deseos, hermosa paráfrasis de la perdida de inocencia de la infancia y el paso al desencanto rabioso de la adolescencia y al tiempo confirmación de la constitución definitiva de la formación al completo del grupo, cuando Andi y Stef rechazan marcharse con el pijo Troy; la conversación de Mikey con Willie a bordo del barco pirata, en el que aquel considera al corsario el primer Goonie. La sensación que deja finalmente la película, con el plano del navío dirigiéndose hacia el horizonte -como si su destino final fuese el País de Nunca Jamás- es la de haber visto un cuento, una bonita fábula que nos muestra la evolución moral, intelectual o sentimental de sus protagonistas pero que no va más allá, ni lo pretende. Poco importa si la amistad de Gordi y Sloth no pasará del instituto, o que Andi y Brand acaben divorciados y peleándose por la casa, o que Data acabe matando accidentalmente a alguien con uno de sus inventos. Lo que importa en esa escena final de la reunión con las respectivas familias es que los Goonies han triunfado, han mantenido su mundo intacto, su amistad a salvo y sus hogares vivos. Todos ellos han quedado congelados en ese momento, y siempre estarán allí, en los muelles de Goon, eternamente jóvenes. Sólo hace falta enchufar el DVD y volver a vibrar con las aventuras de esta pandilla.





El trailer cinematográfico de la película tal y como se presentó hace 21 añitos


Tres detalles de frikismo cinéfilo para terminar:

Cuando Sloth se abre la camiseta y deja ver el símbolo de Superman suena el famoso tema compuesto por John Williams. Recordemos que Donner dirigió Superman y que no ha sido hasta este año que su Superman II ha podido ver la luz.

El personaje de Data siente una malsana pasión por los gadgets al estilo Bond. La broma se refrenda con el famoso tema de James Bond y con la pulla que le dirigirá uno de sus amigos cuando falle uno de sus inventos: "Cero cero negativo".

Cuando el sheriff habla con Gordi menciona una de las tolas de éste sobre animalillos que se multiplican cuando entran en contacto con el agua. No hace falta decir que el año anterior Columbus había escrito el guión de Gremlins.

lunes, agosto 22, 2011

Lunes sofocado

Sí, sí, ya sé que hace calorcito y que es lo normal por estas fechas, pero es que servidor ya hace todo lo posible por salir a la calle en horas sin Lorenzo en el cielo y con la mayor cantidad de brisa posible, aunque el tema del curro sea impepinable. Uno tiene que ir sí, o también, y si la falta de ventilación se suma al calor y a los apestosos experimentos con agua que realiza un departamento cercano nos encontramos con un ecosistema mareante y algo sofocante, que, encima por fortuna, este año está siendo menos intenso que otros, por lo que servidor está aguantando como un pepe al pie del cañón. Qué demonios, es lo que toca...

Agosto entra en su recta final y la semana pasada, despistado de mí, no tiré de baúl, algo que sí haré esta semana, además de recuperar un dibujo perteneciente a la colección de arte original de difícil clasificación pero que seguirá estando dentro del universo Verde. Con eso entraremos en la recta final de agosto, nos acercaremos al aniversario del blog y creo que este año vuelve a tocar reboot, para encontrarnos con un Plissken 4.0 en el que lo que más me apetece es simplificar y volver a los orígenes... Todo sea que me de tiempo.

Y para empezar el día con energía, y la semana con alegría, aunque no sé si a alguno/a le dará en lugar de eso un calentón contrapoducente, empezamos con una canción extraída de la banda sonora de Scream 4, una canción muy maja porque la canta una chica muy maja, Maja Iversson (¡¡¡¡festival del humor!!!! ¿¡has sido tú, virrey Morcillo!?), líder y solista del grupo The Sounds, que ya había aparecido por aquí en alguna ocasión y que dado lo pegadizo de sus temas y lo atractivo de su front woman repetirán a buen seguro en futuros lunes. Porque no me digan que esto no pone las pilas... Sean ustedes buenos o malos, como gusten o puedan, y disfruten de lo que queda de verano si esta es su estación. Yo sólo puede pensar que el invierno está llegando, y un escalofrío de anticipación recorre mi espina dorsal...



Something to die for
The Sounds

Working for another hour tonight
Staring at the wall and let the time
Just pass me by
You might think you know me,
But it`s all just a face
Trying to ignore when people
Screaming my name
Screaming my name!

Walking by a house with colorful
lights
There`s a sign,an invitation
From the woman inside
Talk about your boyfriend,
Talk about your wife
It`s just a different way
Of living your life

[Chorus]
/When something`s right
Then something is worth to die for

When i feel that something is wrong
Then something is worth to fight for

Don`t say goodbye,just leave an open door
I wanna hear you say
You give me something to die for/

Searching for another reason to stay
Slowly my regrets are fading away

You leave me on my own
To find out what`s real

You say you want your freedom
But it`s not how I feel

[Chorus]
When i feel that something is right
You give me something to die for

When something`s right
Then something is worth to die for

When i feel that something is wrong
Then something is worth to fight for

When something`s right
(something to give,something to die for)
Then something is worth to die for

When i feel that something is wrong
Then something is worth to fight for

Don`t say goodbye,just leave an open door
I wanna hear you say
You give me something to die for
I wanna hear you say
You give me something to die for
I wanna hear you say
You give me something to die for

sábado, agosto 20, 2011

Sketch-busters CLXXXVII: Ivan Reis (I)

Termino la serie de entradas que he dedicado a Linterna Verde con muchos menos contenidos de los que me habría gustado pero con un dibujo realizado hace casi un año durante las pasadas Jornadas del Comic de Avilés, a las que, por cierto, cierta y tristemente avanzo ya que este año no disfrutaremos. Ivan Reis, que había visitado ya España unos meses antes era sin duda nuestro principal objetivo, uno de los dibujantes al que más tiempo llevaba siguiendo, leyendo y disfrutando, tanto en Linterna Verde como en Superman o en La Guerra de Rann-Thanagar, un tipo con unas dotes verdaderamente admirables a la hora de dibujar comics de super-héroes. Fue una fortuna el poder compartir con él unos cuantos ratos de charla en las terrazas, momentos en los que por cierto habló profusamente de los avances que les habían pasado a Geoff Johns y a él mismo de la película de Green Lantern. La verdad es que tengo que darle la razón y reconocerle que con Oa los diseñadores de producción habían conseguido una recreación muy lograda, con una mezcla de misticismo y tecnología sumamente atractivas en la gran pantalla. Tan emocionado estaba con sus entusiastas palabras que a la hora de pedir un dibujo no pude evitar que se tratara de Hal Jordan, pero intentado darle un aspecto más cercano al de la película que al de los tebeos. Y aquí lo tienen ustedes. Por cierto, he decidido mantener la nueva costumbre de añadir un par de reseñas biográficas de cada autor junto con cada dibujo -citando la fuente correspondiente, por supuesto- para de esa manera dejar una mayor cantidad de información sobre cada dibujante que aparezca por aquí.




Ivan Reis en un artista brasileño que trabaja para las grandes compañías americanas de comic. Comenzó trabajando en el mercado brasileño a la edad de 14. Contribuyó a la colección de Histórias Reais de Drácula de Bloch Entertainment y realizó varias historietas para la Editora Fénix. Trabajó para agencia de publicidad y se unió a los estudios de Mauricio de Sousa. Ha trabajado para el mercado americano desde mediados de los 90. Para Dark Horse ilustró las series Máscara, Time Cop, The Mask y Xena. Hizo ilustraciones para Light Comics y dibujó Los Invisibles para DC/Vertigo. Su trabajo mejor conocido es Lady Death para Chaos Comics. También colaboró con Marvel en la miniserie Supernaturals, a la que siguieron trabajos en Iron Man, The Order, Defenders, The Avengers, She-Hulk o The Thing.

Fuente: Lambiek.net

Ivan Reis (nombre real Rodrigo Ivan dos Reis), nacido en 1976 en São Paulo, es un dibujante de comics brasileño. Es conocido por trabajar en tebeos como el Capitán Marvel (de la Marvel) o en la colección de Green Lantern. De acuerdo con su colaborador Geoff Johns, el estilo de dibujo de Reis es una combinación de Alan Davis con Neal Adams.
Por tres años, Reis trabajó para Mauricio de Sousa en Brasil. Comenzó su carrera internacional en Dark Horse, trabajando en títulos como Ghost, comenzando en el número 17 y encargándose de la colección como artista regular hasta que el título terminó en el número 36. Allí también trabajó en The Mask, Time Cop y Xena.Más tarde trabajó para Lightning Comics. Para Vertigo, dibujó un número de Los Invisibles. Comenzó a ser mejor conocido por su trabajo en Lady Death (Chaos!/Crossgen). Reis también trabajó en Thing/She-Hulk: The Long Night, Avengers Icons: Vision, Captain Marvel, Iron Man, Defenders y Avengers, todas ellas para Marvel Comics.
Desde el 2004 Reis ha trabajado en Action Comics, Teen Titans, Rann-Thanagar War, Superman, e Infinite Crisis. Actualmente está dibujando el cuarto volumen de Green Lantern, que dejará en su número 38 en el 2009 para preparar el arte de la serie Blackest Night y su continuación The Brightest Day.

Fuente: Wikipedia

miércoles, agosto 17, 2011

Linterna Verde: Ni la adaptación más brillante, ni la más oscura

El mal ha sido una constante en el Universo desde el comienzo de los tiempos, una amenaza permanente para todas las criaturas vivas que lo habitan. Para combatirlo, los Guardianes del Universo crearon un arma impelida por la energía más poderosa que pudieron encontrar, la de la Voluntad. Dicha energía, canalizada por un anillo de poder verde y almacenada en baterías, se convirtió en el emblema del Cuerpo de Linternas Verde, una suerte de policía intergaláctica que luchaba contra el mal en todos los sectores del Universo. Pero hay amenazas que ni un Linterna Verde puede afrontar solo, como Parallax (Clancy Brown), la encarnación del miedo puro e irracional que busca vengarse de su captor, un de los mejores Linternas del Cuerpo, Abin Sur (Temuera Morrison), guardián del Sector 2814. Malherido e incapaz de enfrentarse a Parallax, Abin Sur huye en busca de su reemplazo.


Mientras, en la Tierra, el piloto de pruebas Hal Jordan (Ryan Reinolds), irresponsable, mujeriego, calavera, ligón, sinvergüenza y cabeza loca comienza un día al uso, despidiendo a su última conquista, llegando tarde al curro, vacilando a su compañera Carol Ferris (Blake Lively) y compitiendo con ella durante la prueba de dos aviones teledirigidos en los que la compañía Ferris Aircraft ha puesto toda la carne en el asador para conseguir un jugoso contrato del gobierno representado por el senador Hammond (Tim Robbins). Pero la cabeza loca de Jordan le lleva al límite forzando sus capacidades y las del avión y el día termina en desastre para las aspiraciones de Ferris y para la autostima de un Jordan que vuela cada día al filo de la muerte como si se tratase del último de su vida.


Esa noche, tras ser vapuleado moralmente por todos y lidiar con la sombra del recuerdo de su padre, un gran piloto que falleció en la pista de aterrizaje, el universo alinea sus fuerzas en una carambola cósmica y sitúa a Jordan en el camino de Abin Sur, que lo selecciona como el humano más idóneo para sucederle y ocupar su lugar como protector del sector 2814, en el que se incluye la tierra. Pero el cuerpo de Abin, en manos del gobierno, también incluye una semilla de destrucción, y un fragmento de Parallax irá apoderándose de la mente y metamorfoseando el cuerpo del brillante científico Hector Hammond (Peter Sarsgaard), una mente prodigiosa con nulas aptitudes sociales que dará rienda suelta a sus anhelos más ocultos gracias al poder cósmico del miedo.


Hal Jordan emprenderá el camino del héroe cuando será reclamado hasta Oa, el planeta del los Guardianes y sede central de la Batería de Poder que alimenta todos los anillos, para conocer a sus instructores y aprender el potencial del anillo: Siniestro (Mark Strong), el mejor y más valorado; Tomar-Re (Geoffrey Rush), amable cicerone en la primera toma de contacto; y Killowogg (Michael Clark Duncan), verdadero sargento chusquero de instrucción que convertirá a Jordan en un soldado. Así, contando con la desconfianza de sus compañeros y la suspicacia de los Guardianes, Jordan deberá enfrentarse a sus peores miedos, frenar a una fuerza cósmica de destrucción masiva, aprender a manejar sus poderes, salvar a la chica y descubrir que, en su interior, se esconde un héroe con mayúsculas que no conoce el miedo y que está llamado a convertirse en uno de los mejores Linternas Verdes de todos los tiempos.


Linterna Verde es la largamente esperada adaptación cinematográfica del segundo héroe que llevó dicho nombre, algo en parte propiciado por el peso que la colección y el personaje han ganado dentro de la editorial a lo largo de los últimos años gracias al trabajo del guionista Geoff Johns, que ha convertido su cabecera en una de las más frescas e interesantes de la compañía. Para ello Warner desarrolló durante años el proyecto, que pasó por diversas fases, una de ellas incluso directamente cómica con Jack Black como protagonista. Finalmente los guionistas Greg Berlanti, Michael Green y Marc Guggenheim (estos dos últimos también guionistas de comic) desarrollaron un guión más o menos definitivo que permitió dar luz verde a la producción. Con Martin Campbell ocupando la silla de director se contaba con ciertas garantías, dada la solvencia mostrada en proyectos tan diferentes como Goldeneye, La máscara del Zorro, Límite Vertical o Casino Royale.


Pero la parte más difícil sería en realidad la de seleccionar al actor protagonista, alguien con el carisma y el tirón de taquilla suficiente como para consolidar un proyecto hasta cierto punto tan arriesgado como este. Dejando de lado la barbaridad de pensar en Jack Black como posible protagonista, las preferencias de los productores estaban entre Bradley Cooper, Ryan Reynolds, Justin Timberlake y Jared Leto, escogiendo finalmente a Ryan Reynolds, al que personalmente no considero el mejor actor del cuarteto pero sí el más idóneo para el personaje y el enfoque elegido (aventura con toques de comedia y apuntes hacia un futuro más sombrío), matices todos ellos en los que Reynolds ha dado muestra de saber desenvolverse más allá de las comedietas adolescentes que le han dado fama.


Tenemos un director solvente, un reparto sólido en el que quizás flaqueen Lively por falta de carisma y Sarsgaard por culpa de la caracterización de su personaje (y me refiero al maquillaje, no al retrato de hijo torturado por el desprecio de su padre y su amor secreto, bastante logrado), un compositor de campanillas (James Newton Howard), un libreto aprobado y revisado en última instancia por Michael Goldenberg y una campaña de publicidad a nivel planetario agotadora. Los esfuerzos de Warner por llevar a Linterna Verde al olimpo de los héroes cinematográficos y crear una nueva franquicia en condiciones se contabilizan en unos 300 millones de dólares... ¿Cómo puede explicarse el batacazo en taquilla y la indiferencia con que se ha recibido la película? No resulta demasiado difícil, en mi humilde opinión. La falta de tirón comercial de Reynolds como estrella -que funciona muy bien para promocionar Enterrado, un thriller rodado con cuatro duros, pero no basta para tirar él sólo del carro de un blockbuster veraniego-, la necesidad de llevar hasta el público decenas de conceptos y personajes que conforman apenas la superficie de uno de los universos ficticios más ricos y apasionantes de cuantos pueblan las viñetas a día de hoy, saturando de información la pantalla -quien mucho abarca, poco aprieta, diría mi abuelo- y la poca familiaridad del público en general con el personaje son algunas de las razones que, siempre en mi opinión, han conducido a los pobres resultados en taquilla de una película que merecía mejor suerte.


No nos engañemos. Los super-héroes se han convertido en un filón para productores ávidos de taquillazos. Cuando hace unos años era extraño ver más de una o dos adaptaciones al comic por temporada ahora nos encontramos con cuatro o cinco como mínimo. Novelas gráficas, comics independientes, clásicos de toda la vida, deconstrucciones o parodias, el género se está convirtiendo en una verdadera patata caliente que puede empezar a dar más disgustos que alegrías al aficionado al cine y al comic. Repetir el éxito comercial y artístico de para mí la cima cinematográfica de esta nueva ola, The Dark Knight, puede resultar no ya difícil sino abiertamente imposible cuando son los criterios de mercado los que marcan este tipo de producciones donde diez años ya es tiempo suficiente para volver a contar de nuevo una misma historia con remakes o reboots. Las fórmulas comienzan a cansar, y la ilusión con que uno acudía al cine a ver X-Men, Spiderman o Batman (y me refiero a las de Singer, Raimi y Nolan para que no haya duda) ha dejado paso a una cierta conformidad para ver un nuevo origen de personaje, con sus presentaciones agotadoras de génesis, villanos y secundarios, con sus tics humorísticos, sus cameos de personajes reconocibles y sus escenas after credits. La última vez que una película del género me hizo vibrar fue con The Dark Knight, película que de cuando en cuando reviso por lo mucho que me ofrece con cada nuevo visionado.


Pero estoy divagando... Y tengo que decir que sí disfruté con el origen de Hal Jordan, con el vistazo breve a Oa y a los Corps, con el avance de lo que puede ser una Guerra civil de Linternas Verdes, con la presencia magistral de un actor como Mark Strong -que ha encontrado en España un doblador que le viene como anillo al dedo... nunca mejor dicho-, con coñas divertidas y escenas de acción emocionantes y épicas pero que son simplemente el avance de lo que puede venir en futuras entregas... A pesar de la escasa recaudación parece haber intención firme de hacer una secuela con un tono más oscuro, algo que además encaja perfectamente con la trayectoria moderna del personaje, con un Amanecer Esmeralda con bastantes similitudes con el guión de la película (incluso el villano protoplásmico parece una mezcla de Parallax con aquel Legion que tanto me impresionó en los noventa) y con una continuación en la que las tensiones entre Siniestro y Hal tomaban forma y color. Un color amarillo como el del miedo a no ver en pantalla grande más aventuras de otro de mis personajes de comic favoritos.

lunes, agosto 15, 2011

Lunes para enterrar

Bien hondo, bajo la arena blanca y cálida de una playa llena de veraneantes. O en el cesped, en el rincón de una concurrida piscina. Lo cierto es que hoy es ese día nefasto que marca el final de las vacaciones y la vuelta al madrugar, a fichar a tiempo, a cumplir con las obligaciones diarias y a una rutina que durante un largo mes había desaparecido casi por completo de mi existencia. Y para colmo la "vuelta al cole" llega como cada año después de las fiestas patronales de Elche, que me dejan como suele ser habitual agotado y casi sin fuerzas. Y este año las reservas se han agotado ampliamente. El ritmo de publicación se resintió lo suficiente la semana pasada como para apenas cumplir con un mínimo de dos entradas, dejando para esta la prometida reseña de Linterna Verde y un par de posts dedicados al arte original relacionado con el personaje.

En espera de que no me de un patatús con el trabajo que me tiene que estar esperando en mi mesa y de que la depresión postvacacional no me golpee demasiado fuerte, pero sin despreciar un estado de ánimo melancólico y somnoliento como el de hoy, dejaré que sea una canción como The End de Pearl Jam la que de la bienvenida a esta semana. Ya les contaré el próximo lunes cómo ha ido la cosa. Mientras tanto, aquellos que puedan, disfruten de sus vacaciones como si no existiese el mañana.

The End
Pearl Jam

What were all those dreams we shared
Those many years ago?
What were all those plans we made now
Left beside the road?
Behind us in the road

More than friends, I always pledged
Cause friends they come and go
People change, as does everything
I wanted to grow old
I just want to grow old

Slide up next to me
I'm just a human being
I will take the blame
But just the same
This is not me

You see?
Believe

I'm better than this
Don't leave me so cold
I'm buried beneath the stones
I just want to hold on
I know I'm worth your love

Enough
I don't think
There's such a thing

It's my fault now
Having caught a sickness in my bones
How it pains to leave you here
With the kids on your own
Just don't let me go

Help me see myself
Cause I can no longer tell
Looking out from the inside
Of the bottom of a well

It's hell
I yell
But no one hears before I disappear
Whisper in my ear
Give me something to echo
In my unknown future's ear

My dear
The end
Comes near
I'm here
But not much longer



miércoles, agosto 10, 2011

Linterna Verde: Origen, caída y renacimiento de Hal Jordan

Linterna Verde es uno de mis personajes favoritos, otro más que sumar a una lista en la que Batman, Flash, Spiderman y Superman vuelan muy alto por la cantidad de buenos ratos, mejores tebeos y momentos de inspiración me han brindado a lo largo de mi vida. No es por tanto de extrañar que a lo largo de los años le haya dedicado al personaje varias entradas, que miren ustedes por donde, quedan, ordenadadas, como un somero repaso a la trayectoria editorial del personaje y dan cuenta de los vaivenes argumentales y editoriales que han regido su destino hasta la llegada de Geoff Johns. Como ya hiciera el año pasado con Adam Strange, estas fechas son el mejor momento para reordenar esas entradas y dejarlas como repaso a la carrera de uno de los mayores héroes que la editorial DC ha conseguido crear, mantener, destruir, recuperar y relanzar hasta la grandeza. Y si las fiestas lo permiten, en un par de días, la reseña de la peli. Pero no se apuren, ya les avanzo la polémica conclusión. ¡PAMMHG!

Origen Secreto

Hal Jordan es un muchacho que admira a su padre por encima de todas las cosas. Destacado piloto del ejército y arriesgado encargado de probar prototipos para la empresa Ferris Aircraft, Martin Jordan sufrirá un accidente mortal durante un vuelo de prueba. Hal será testigo del trágico suceso y su vida quedará marcada para siempre por la valentía de su padre al evitar una tragedia mayor. El sueño de seguir los pasos de Martin entrará en conflicto con su familia, que no quiere vivir de nuevo un drama parecido, y así, Hal pasará su adolescencia intentando acercarse a toda costa al cumplimiento de su sueño sin romper todavía más el ya frágil y cansado corazón de su madre. La comprensión de su hermano menor Jim choca con la intransigencia y el dolor de Jack, que le achaca gran parte de la desgracia acaecida sobre la familia. Hal no aguanta más la presión y el día de su dieciocho cumpleaños se alista en el ejército siguiendo los pasos de su padre.

Como piloto, Hal es excepcional, pero excesivamente arriesgado para los estándares militares y del más elemental sentido común, llegando a arriesgar su propia vida y a destrozar material del ejército valorado en decenas de millones de dólares sólo para descubrir el límite del avión y de sí mismo como piloto. Las tragedias familiares van a seguir marcando a fuego la vida y el futuro de Hal, y así, ante la noticia del repentino empeoramiento de salud de su madre, Hal abandona el cuerpo del ejército del aire por la vía rápida, intentando aliviar ese peso del corazón de su madre. Todo es inútil, separado de sus hermanos, huérfano y sin posibilidad de regresar al ejército la vida de Hal Jordan parece condenada al fracaso. Pero...

En el espacio exterior, Abin Sur, miembro del Cuerpo de Linternas Verde viaja a la Tierra con una misión de suma importancia. Una profecía con miles de años de antigüedad vaticina que en el planeta Tierra tendrá origen la Noche más oscura, un suceso que sumirá al universo entero en la muerte y en la destrucción. Algo se tuerce en el camino y Abin Sur, herido de muerte, debe encontrar un reemplazo digno para ocupar su puesto en el Cuerpo y manejar una de las armas más poderosas del universo, el Anillo de Poder de los Linternas Verde. El elegido será, por proximidad, Hal Jordan.


Lejos de suponer la solución para sus problemas, Hal vivirá una compleja serie de acontecimientos que le llevarán a poner en peligro su nuevo trabajo en Ferris Aircraft y a perder la confianza de su jefa Carol Ferris. Transportado hasta el otro extremo del universo el joven vivirá un intenso programa de entrenamiento como Linterna Verde en Oa, hogar de los Guardianes del Universo, conocerá a muchos compañeros que acabarán resultando significativos en su vida (Salaak, Tomar Re, Kilowogg), tendrá que convencer al pupilo de Abin, el mejor Linterna Verde de todos, Siniestro, de su capacidad como miembro del cuerpo y todo ello manteniendo la vida y la cordura intactos e intentando causar el menor impacto posible a aquellos que le conocen. Ha nacido un héroe, y sólo hay sombras de negrura en su futuro, una oscuridad que acaso consuma todo el universo...


La historia es la misma de siempre, y a la vez no lo es. El origen de Hal Jordan ha sido uno de los menos vapuleados por los guionistas a lo largo de los años, no así la trayectoria del personaje, de la que ya hablé hace unos años con motivo de la historia Linterna Verde: Renacimiento. El último origen canónico del personaje se narró en la saga Green Lantern: Emerald Dawn, y sus autores fueron los guionistas Keith Giffen, Gerard Jones y Jim Owsley y el dibujante M. D. Bright. La historia era muy similar a nivel personal, añadiendo un toque de alcoholismo a los problemas de Hal, y enfrentándolo a una suerte de gladiador estelar amarillo, Legion, al que sólo lograría derrotar conectándose directamente a la batería de poder. La historia nos volvía a mostrar los duros comienzos del que ha sido uno de los héroes más valientes e íntegros de DC, aunque se centraba principalmente en Jordan y el Cuerpo, y presentando de manera tangencial a otros personajes del ambito de Jordan. Pero en este mundillo nada dura para siempre, y era hasta lógico que el actual demiurgo de la colección quisiera hacer tábula rasa y plantar desde el origen de la historia las semillas argumentales de su gran obra.


Me refiero, claro a Geoff Johns, el verdadero motor creativo que se esconde tras las mejores colecciones de DC en los últimos años (JSA, Linterna Verde) y que parece estar llevando a Superman por el buen camino contando historias emotivas y muy bien narradas. Desde que se hiciera cargo del personaje, nada menos que resucitando a Hal Jordan y explicando sus actos de locura y destrucción en la serie GL: Renacimiento, Johns ha ido desarrollando una misma historia de fondo, de forma lenta pero segura, que ha tomado la forma de diferentes sagas. En España sólo ha aparecido la primera de ellas, La Guerra de los Siniestro Corps y la aparición de los anillos amarillos, pero seguirán pronto historias en las que aparezcan los Linternas Roja, Naranja, y todo ello avanzando un futuro macro evento que será La Noche más Oscura y en la que los Linterna Negra (personajes ya difuntos con anillos negros de poder ¡¿?!) serán el enemigo a batir. Geoff Johns es mi escritor pijamero ideal, en tanto que conoce el pasado de un personaje, hurga en su continuidad encontrando nuevos modos de aprovechar el universo de cada héroe y plantea historias que, lejos de quemar el pasado y el presente de la editorial, permiten desarrollar historias futuras que no limiten las posibilidades editoriales de los personajes.


Así, en GL: Origen Secreto encontramos todas las claves que hacen reconocible a Hal Jordan, narradas con un tono entre introspectivo y épico que resulta sumamente atractivo tanto para el lector de largo recorrido como para aquel que quiera iniciarse en el universo de los Green Lantern. La mitología del Cuerpo, la desgracia de Abin Sur, la relación con Carol Ferris, el origen de Hector Hammond o de Mano Negra, el primer encuentro con Siniestro, el entrenamiento en Oa, todo aparece narrado y mostrado con un sentido de la maravilla que parte del convencimiento del propio autor en aquello que nos está contando. Lejos de querer convertirse en la estrella de la historia, el guionista maneja elementos que ya estaban ahí, les proporciona un nuevo telón de fondo, les otorga una nueva profundidad y realmente lo que hace es contribuir a aumentar la mítica de un ya de por sí gran personaje.


Secundando los guiones de Johns encontramos al que ha sido su compañero de viaje en la colección casi desde el primer momento, el inconmensurable Ivan Reis, un dibujante que de haber hecho dos números para Marvel sería considerado un hot artist pero que prefiere mantenerse como uno de los más sólidos y eficaces narradores con los que cuenta DC en su plantilla. A su trabajo anterior en series como Superman o los primeros números de Linterna Verde, ya de por sí espectaculares, Ivan ha añadido la lógica experiencia que dan los años de trabajo, y la confianza que tiene en su habilidad como narrador se aprecia en el tempo de la historia, en la planificación de cada página, en la manera de trabajar con personajes expresivos y composiciones dinámicas. Lo mismo da que estemos ante una conversación entre Carol y Hal, contemplando un vuelo de prueba, viendo una panorámica de Oa o asistiendo a un combate cósmico con un alienígena feísimo. Reis lo dibuja todo de manera fluida, punteando el relato con dobles páginas necesarias que resaltan la grandeza de determinados momentos (la entrega del anillo, la primera llegada a Oa) o con splash-pages que presentan a personajes vitales para la trama (Siniestro, Hammond).


Seguidor del personaje desde hace ya un par de décadas, he disfrutado como un enano de Origen Secreto, del mismo modo que hace tres lustros me emocionó Amanecer Esmeralda. La integridad de Hal, su capacidad de sobreponerse a tragedias devastadoras, su genuina preocupación por aquellos que ama son elementos que ayudan a convertir a un personaje en leyenda, y aunque John Stewart, Guy Gardner o Kyle Rayner también me gustan, debo reconocer que, al igual que muchos, considero que Hal Jordan es el genuino y mejor Linterna Verde de todos los que han formado parte del cuerpo. Ya veremos qué le depara el futuro. Yo, desde luego, pienso estar ahí para leerlo.

Crepúsculo y caída de un Linterna Verde

Hal Jordan apareció por primera vez en el Showcase 22 con fecha de portada octubre de 1959. Punta de lanza de lo que se consideraría después la Edad de Plata en el Universo DC -y que tan espléndidamente reflejó Darwin Cooke en La Última Frontera-, la renovación de iconos de la casa como Green Lantern o Flash fue un soplo de aire fresco para la editorial. Desde ese momento aparecieron los Guardianes de Oa, el Cuerpo de Linternas Verde, Ciudad Costera y toda una serie de personajes secundarios (Carol Ferris, Tom Kalmaku) que se mantuvieron en acción hasta 1994. Todo cambiaría bruscamente de la mano del guionista Ron Marz, quien, de un plumazo, y como una de las secuelas más duraderas -y nefasta para muchos- de las sagas La muerte de Superman y El reinado de los Superhombres, decidió renovar a Linterna Verde y todo lo que a él concernía. En la segunda de esas sagas se inicia Crepúsculo esmeralda, historia que culminaría en el número 50 USA de Green Lantern. Asistimos en ella a la llegada del villano cósmico Mongul y al exterminio de Coast City de un plumazo. Todo el mundo de Hal Jordan volaba por los aires, dejando al hombre al borde de la locura y la desesperación y al héroe sumido en un dilema moral cada vez más pronunciado. ¿Debía emplear su poder, sometido tan sólo a los límites impuestos por su fuerza de voluntad, para tratar de repara o incluso evitar la catástrofe? El miedo a la soledad y la pérdida de los seres queridos le conducen a la locura y a recrear la ciudad con el poder de su anillo. Al usar el poder en su propio beneficio es reclamado a Oa para ser sometido a juicio por tal abuso. Cada vez más alienado Hal decide ir contra sus antiguos jefes, los Guardianes del Universo. Para frenar a un Hal Jordan salvaje y enajenado los Guardianes no dudan en mandar contra él a todo el Cuerpo, que es aniquilado sin compasión.



(Póster promocional del momento, donde queda claro que los 90 fueron una época muy dura para los héroes en general. Matamos a Superman, rompimos a Batman... ¡Linterna Verde es el siguiente!)

Uno de los momentos más duros de la saga Crepúsculo Esmeralda es cuando Hal se enfrenta con Kilowogg, al cual desintegra sin dudar un sólo momento. Para muchos ese momento marcó el fin del mito de Hal Jordan como ÉL Linterna Verde, aunque también marcó el comienzo de un desencanto por unos editores y guionistas que no sabían qué hacer con sus personajes. La desesperada situación obligó a los oanos a liberar a Siniestro, el Linterna Verde renegado, para que luchara contra Hal, pero nada podía frenar a éste. Jordan partía el cuello de Siniestro como si de una ramita se tratara, y el desencanto rallaba ya en incredulidad. Hal entraba en la batería de poder y él mismo se convertía en el receptáculo viviente de la energía verde de la batería, renunciando a la herencia del Cuerpo y adoptando la identidad de Parallax. De un plumazo desaparecía el Cuerpo, los Guardianes, Siniestro y Hal Jordan como héroe... Eran los 90, el dark and gritty triunfaba por doquier y parecía que no era el momento de héroes totalmente positivos y sin máculas. Adiós a los iconos, hola a los ídolos con pies de barro y a las medidas extremas.


El descenso a los infiernos -literalmente- de Hal no acabaría ahí, sino que se ahondaría en tres crossovers. En Hora Zero, las crisis que Dan Jurgens se sacó de la manga para solucionar las incongruencias surgidas con los años tras Crisis en tierras infinitas, fueron un follón de viajes temporales en el que un Parallax desbocado pretendía reescribir el tiempo desde su mismo inicio para así evitar la masacre de Ciudad Costera y todos los eventos posteriores. Sería la flecha de su mejor amigo la que acabaría con sus planes momentáneamente.


En La noche final, un crossover muy digno que aquí sólo pudimos leer en la edición de VID con guión de Karl Kesel y dibujos de Stuart Immonen, una fuerza conocida como el Devorador de soles intenta acabar con la estrella del sistema solar. El sacrificio in extremis de Parallax en el corazón del sol devuelve la esperanza a la tierra y un asomo de redención para el personaje, aunque para muchos ese sacrificio no lavaba la sangre que manchaba las manos de Jordan.


(Un crossover digno y épico, que pasó injustamente desapercibido en nuestro país durante el vacío VID.)

Y llegamos a El día del Juicio, saga que convertía a Hal Jordan en receptor del Espectro, el espíritu de la Venganza condenado a castigar a aquellos que lo merecieran con penas tan crueles como los crímenes que hubiesen cometido.

(El Espectro Jordan con el simbolito de la linterna en el pecho. Ni muerto dejaron descansar al pobre Hal.)

El clamor entre el fandom fue impresionante desde el primer momento, llegando a crearse asociaciones cuyo único fin era que se restaurase a Jordan como el auténtico Linterna Verde y desaparecieran los "imitadores" (sic). El caso es que Kyle Rainer, personaje más que simpático y con grandes posibilidades (como demostraron guionistas como Morrison o Winick) no merecía ese sambenito. En mi opinión, para intentar hacerle grande a él no hacía falta destruir de ese modo treinta y tantos años de historia. Hace unos meses dejé por aquí el intento junto con Pep de volver a traer a Hal Jordan al lugar que nunca debía haber abandonado, y al parecer no éramos los únicos en pensar así. Sería otro el encargado de hacerlo condenadamente bien.

Renacimiento

Kyle Rayner se estrella en el desierto a bordo de una nave espacial. Pese a estar herido y a que transporta en un cofre algo aparentemente valioso, rechaza utilizar su anillo de poder. A partir de ese momento somos testigos de una serie de acontecimientos que se producen en paralelo y que afectan de una u otra manera a todos los relacionados con la herencia de Hal Jordan y el Green Lantern Corps. Por un lado asistimos a las dudas que están consumiendo a Hal Jordan como Espectro, incapaz de seguir castigando inmisericordemente a los culpables sin sentir remordimientos. Esa desazón le lleva a hablar con Flecha Verde, John Stewart o Guy Gardner. Por otro lado Guerrero (la identidad de Gardner tras perder su anillo) sufre una reacción metabólica salvaje que cubre su cuerpo de tumores y lo acerca a una masa crítica que amenaza con explotar. La desaparecida Coast City reaparece de la nada a la vez que John Stewart se vuelve loco y ataca a sus compañeros en la Atalaya, y en el desierto un enajenado Kilowog lucha con Rayner para que emplee su anillo, un anillo que anuncia la llegada de… ¡Parallax! Sólo la aparición de Ganthet comenzará a aclarar algo el complejo tapiz que hasta el momento los acontecimientos han venido tejiendo.


Y aquí, contra mi habitual prudencia, sí destripo argumento, así que los que no hayan leído GL: Renacimiento y vayan a hacerlo en un futuro, que se salten este párrafo. Lo que Ganthet y Rayner desvelan es la existencia de una impureza en el anillo conocida como Parallax, una entidad primigenia que se alimentaba de miedo y que tras ser derrotada por los Guardianes de Oa fue confinada en la cárcel más segura que aquellos pudieron concebir: la batería de poder verde. Así, la famosa impureza de los anillos no era en sí el color amarillo, sino lo que simbolizaba dicho color, el miedo irracional y primordial aprisionado en la fuente de poder de los anillos. Esa fuerza corrompió a Jordan aprovechando el miedo de éste a la soledad y la pérdida de los suyos tras la desaparición de Coast City. Ya empujado por la entidad Parallax, Jordan luchó contra sus propios compañeros y contra Siniestro, al que mató… aparentemente. Porque esa fue la pantomima final que Siniestro y Parallax, confinados ambos en la misma prisión, habían urdido para obtener la libertad y la cumplida venganza contra sus enemigos. Sería un Jordan poseído por Parallax el que impulsara la Hora Zero, y el mismo que se sacrificara para volver a dar vida al sol moribundo en La noche final… Sólo que el cuerpo de Hal quedó protegido en el sol por la energía verde mientras que su alma acabaría convertida en el Espectro. Es su cuerpo lo que Rayner ha traído de vuelta a la tierra, y es el miedo a la impureza lo que le obliga a no usar su anillo.


Lo que queda es un Hal Jordan completamente rehabilitado de todos los actos de maldad cometidos en el pasado, ya que en realidad fueron realizados por Parallax, ocupando su cuerpo. Junto a John Stewart, Kyle Rayner, un Guy Gardner de nuevo con anillo, Kilowog, Sentinel, Jade, y toda la Liga de la Justicia, Hal Jordan deberá afrontar la amenaza desatada de un Parallax liberado de toda atadura y de su compinche Siniestro, haciendo honor a su nombre como nunca.

Serie limitada de seis números frenética en su desarrollo, repleta de momentos épicos que se alternan con las conversaciones intimistas entre antiguos amigos que rememoran con nostalgia una época de inocencia ya pasada para siempre. Me gustaría resaltar la conversación mantenida con Carol Ferris o con Oliver Queen, que caracterizan al personaje tan bien como los momentos de grandeza heroica. Geoff Johns es el encargado de orquestar esta sinfonía épica con mano maestra, y encaja las piezas del universo esmeralda de los últimos quince años en una de esas historias retroactivas que de estar bien documentadas, argumentadas y desarrolladas pueden arreglar un desaguisado mayúsculo –como es este caso- pero que tantas otras veces fracasan en el intento de arreglar un personaje o dar un nuevo giro a una colección. Afortunadamente Geoff Johns ya llevaba varios años dejando muestra de su buen hacer en títulos de la casa como Stars and S.T.R.I.P.E, Flash, JSA, Teen Titans o Hawkman. Una de sus virtudes fundamentales es la de conocer a la perfección el material con el que trabaja, en este caso la historia del Universo DC, y ha sido capaz en más de una ocasión de lograr una mirada unificadora e integradora de diversos elementos dispersos a lo largo de los años y que habían degenerado en una serie de reboots a la moda de cada época. El mejor ejemplo lo tenemos con el modo en que integró las diferentes encarnaciones de Hawkman en la renacida JSA y del modo en que devolvió a la continuidad DC al personaje, de cuya colección también se ocupó en su primera etapa en solitario. Conocedor del Universo DC, devoto del concepto de herencia, de familia, de respeto a una tradición heroica, nadie mejor que Johns para devolver a Hal Jordan a la grandeza que nunca debiera haber abandonado.

Para ilustrar la historia se contó con Ethan Van Sciver, ilustrador minucioso y detallista en el trazo que ya había hecho el especial Flash: Iron Heights para la casa y cuyo estilo, algo rígido y repleto de líneas me recuerda un tanto a Brian Bolland. A destacar de este dibujante sus números para New X-Men y el arco argumental que recientemente ha elaborado para Superman/Batman.


Para acabar, la valoración final de la historia es netamente positiva –siempre desde la óptica de un servidor- ya que cumple con su doble objetivo: por un lado, el de ofrecer una historia épica, entretenida, emotiva y divertida; y por otro, el de devolver a Hal Jordan a su sitio, y al tiempo reintegrar otros elementos que también habían sido maltratados por los devenires editoriales a lo largo de los años. Es el caso de Guy Gardner, un personaje de lo más cool en los ochenta que convirtieron en un payaso en los 90 a base de repetir siempre el mismo chiste y de descolocarlo una y otra vez, primero con el nefasto uniforme azul en su colección regular (ilustrada por un Joe Staton en clara decadencia) y posteriormente transformándolo en un Warrior cuya única intervención destacable en la última década fue la conversación mantenida con Parallax en La noche final. Se avecinan buenos tiempos para el renacido Cuerpo de Linternas Verde. ¡Que la batería de poder de Oa les sea propicia y venturoso su futuro!

lunes, agosto 08, 2011

Oh, sí, es mi último lunes de vacaciones

Y me lo tomo con todo el sentido del humor que cabe dentro de una situación tan dramática como esa. En breve, vuelta a los madrugones, a la rutina laboral -que tal y como ha estado viniendo la cosa este verano hasta voy a agradecer, no crean- y al reencuentro con los compis, que en mi caso va a ser un poco lamentable dado que voy contra corriente y al descansar medio julio me reincorporo cuando más de media empresa está de vacaciones. Ya les digo, con los deberes bastante cumplidos, para la semana que viene habré dado buena cuenta de una nueva temporada de 24, de todos los tomos de Fábulas que tenía atrasados, y de un libro que me ha enganchado enormemente, cosa harto difícil si tenemos en cuenta que he visto la película que lo adapta en dos ocasiones y del que, pereza mediante, quizá les hable en próximas entradas. Pero para asegurar un mínimo de contenidos, esta semana les espera la recuperación de unas viejas entradas remodeladas en un único post dedicado a Linterna Verde que, cosas del azar, viene a resumir la historia del personaje -dentro de la sección del Baúl de los recuerdos de Plissken-, una reseña de la película que ha llevado al personaje hasta nuestras pantallas -y que pese al escandaloso fracaso en taquilla es más digna de lo que parece- y un dibujillo bastante difícil de clasificar perteneciente al universo del Cuerpo de Linternas Verde. Como verán, hay motivos suficientes para dejarse caer por aquí cada dos o tres días y comprobar que pasatiempos virtuales les he preparado para sobrellevar el sofocante calor estival.

La canción de hoy también le corresponde al grupo norirlandés Ash, cuyas canciones, habituales para mí a lo largo de todo el año siempre despiertan una remembranza veraniega particular pues tuvimos la fortuna de verlos en el mes de agosto del 2008 y en septiembre del 2007. Si tenemos en cuenta además la remembranza veraniega de esta canción de ritmo lento y tranquilo sobre otros veranos pasados y amoríos de juventud, creo que es el acompañamiento ideal para comenzar esta semana que marca el final de mis vacaciones, que culminará con el ecuador de agosto y durante la cual, por si fuera poco, se celebran las fiestas de Elche con todo lo que ello conlleva. Que no sé si será mucho o poco, pero en cualquier caso, les aseguro que será más que suficiente. Sean ustedes buenos, y como siempre les digo, tengan mucho cuidado ahí fuera.


Oh, yeah
Ash

Oh Yeah she was taking me over
Oh Yeah it was the start of the summer

On warm June evenings
She would come to my house
Still in her school skirt
And her summer blouse
Talking too long as the night came on
It was the best time of my life
Her bee stung lips,
Kisses sweeter than wine
The things she whispered
With breathless sighs
The summer air was soft and warm
Her eyes were making silent demands
And as her hair came undone in my hands

Oh Yeah she was taking me over
Oh Yeah it was the start of the summer

Driving her home after midnight
I felt so good everything was alright
Her thoughts seemed so lost in the night sky
I remember everything
I don't know why these things ever end
I sometimes wish it was that summer again
I still see her in my sleep
And hear the sighing of the summer wind
Still I don't regret one thing

Oh Yeah she was taking me over
Oh Yeah it was the start of the summer
It felt just like it was the start of forever
Oh Yeah it was the start of the summer

sábado, agosto 06, 2011

Sketch-busters CLXXXVI: Alan Davis (II)

Los calores, los calores, me tiene seco y derretido el cerebelo. Hoy voy a hacer una pequeña prueba. Nada de anécdotas personales o batallitas, sino la traducción literal de una biografía y tebeoteca básica extraída de una de las principales webs de referencia sobre autores de comic y el sketch correspondiente. Esta era en principio la idea original con la que quería poner en marcha la sección, sólo que me dejé llevar por mis ganas de compartir los buenos ratos con ustedes y me lié la manta a la cabeza. ¿Qué me dicen? ¿Información seria o batallitas? En cualquier caso, les diré que este es otro de esos dibujos que se convierten automáticamente de los preferidos de mi colección y un lujazo viniendo de quien viene. Qué elegancia y qué belleza con unos trazos y en apenas unos minutillos, y luchando contra la eterna lesión de muñeca que tenía al pobre Davis dolorido y con sumo cuidado a la hora de no realizar muchos esfuerzos. Pero conozcamos mejor a uno de los mejores dibujantes contemporáneos:

Artista inglés, comenzó su carrera en 1982 en varios fanzines junto a Mike Collins. Más tarde su trabajo apareció en revistas como Warrior o 2000 A.D., donde trabajó con Alan Moore en las series Marvelman, DR & Quinch y Capitán Britania. Davis es conocido principalmente por el trabajo realizado para el mercado americano. En 1985 se le asignó la serie Batman y los Outsiders. En 1986 realizó seis -inolvidables, añado- números para Detective Comics antes de abandonar la compañía por una disputa con DC -dejando inacabado el Año 2 que terminaría Todd McFarlane-.

Pasó a trabajar con Marvel, donde su más notable trabajo fue la serie Excalibur, que creó en 1987 con Chris Claremont, con el que había colaborado previamente en X-Men y Nuevos Mutantes. En 1990 dejó Excalibur para hacer Lobezno, pero regresó en 1991 para realizar varios episodios como autor completo. Otros trabajos de este dibujante y autor completo son X-Men/Clan Destine, X-Men Saga, Gen 13, El Clavo, La Legión de Superboy o Batman: Gotham Knight.

Fuente: Lambiek.net


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