domingo, octubre 27, 2013

Subasta benéfica en ayuda de Steve Niles

Estos días estaba inmerso en la lectura de uno de los spin offs de 30 días de noche, Blood Sucker Tales, uno de esos tebeos que fácilmente llevaban dando vueltas por casa un lustro y aún no había leído. La verdad es que el universo vampírico salvaje y grotesco creado por el guionista en torno a la ciudad de Barrow, los Olemaunn y los vampiros dentones me ha fascinado desde su aparición, y suelen ser lecturas recurrentes y para qué negarlo, bastante agradecidas. El caso es que justo tras acabar de leer la miniserie, escarbando por ebay me encontré con una subasta organizada para ayudar a Steve Niles y a su pareja, Monica Richards, artista musical con una dilatada trayectoria. Afincados en la ciudad de Austin, Texas -la cual estuvimos a puntito de visitar durante nuestra luna de miel hace dos años, para finalmente sustituirla por una estancia en Frisco-, su hogar fue uno de los damnificados durante una reciente inundación que asoló la zona con catastróficas consecuencias. Ya hemos mencionado aquí en numerosas ocasiones que el sistema estadounidense de asistencia social es relativamente precario, y el ciudadano de a pie muchas veces no puede hacer otra cosa más que recurrir a este tipo de iniciativas, que funcionan bien y ayudan a paliar con la solidaridad y la generosidad esas carencias del sistema. El caso es que para ayudar a Niles y Richards a reconstruir su hogar y pasar este trago de la manera menos lesiva posible se ha unido un nutrido grupo de artistas del medio, colegas de profesión del guionista, que no han dudado en donar decenas de artículos para recaudar esos fondos tan necesarios en estos momentos. Colecciones y tomos firmados por los creadores, páginas originales, dibujos realizados para la ocasión, con una cantidad de nombres bastante importante entre los que podría citar a Ben Templesmith -¡cómo no!-, Greg Pak, J.K. Woodward, J.M. De Matteis, Phil Noto, Ann Nocenti, Scott Snyder, Ron Marz -que ofrecen nada menos que una reseña del guión de un aspirante para ayudarle a orientar su carrera-, Kieron Dwyer, Arthur Suydam, Andy Khun, Amanda Conner, Adam Hughes, George Perez, y muchos otros. Aún quedan trece horas para poder participar en este evento benéfico, al que le deseo la mayor de las suertes en tanto que Niles, con su trabajo, me ha proporcionado no pocas horas de entretenimiento y un par de genuinos escalofríos. Podéis echar un vistazo a la lista completa de artículos en este enlace, y bajo estas líneas una pequeña selección de los mismos, con alguna que otra delicatessen a la que en otros tiempos le habría lanzado la caña sin dudarlo.










jueves, octubre 24, 2013

Commissionando CLXI: MC Wyman (II)

Hace un par de semanas buceábamos entre las subastas de commissions de ebay para recordar a este dibujante que comenzara su carrera allá por la década de los 90 del pasado siglo y que ahora había recuperado la actividad profesional con algunos trabajos esporádicos para la casa de las ideas. Si atendemos al volumen de commissions ofrecidas a subasta por el dibujante, podríamos suponer que el bueno de MC Wyman está con ganas de trabajar, porque ahora mismo tiene seis subastas paralelas en marcha ofreciendo dibujos por encargo de dos personajes en blanco y negro, recreaciones de portada y de portada doble, y commissions a color de uno, dos y tres personajes. Lo cierto es que si hace unos días disfrutábamos -o por lo menos un servidor sí lo hacía- con el arte de Mr. Wyman en cuanto a dibujos en blanco y negro se refiere, hoy les dejo aquí con una breve muestra de cómo se desenvuelve el caballero con el color. Es una galería donde predominan los personajes femeninos claramente y con un tono de abierta sugerencia que no termina de caer en lo chabacano pero basta para poner los colmillos largos a los afortunados coleccionistas que cuenten con esas piezas en su colección. En la muestra de dibujos por encargo que les dejo a continuación se encontrarán con Wonder Woman, Troya, Mary Marvel, la Baronesa, Starfire, Raven, Red Sonja, la Gata Negra -ya saben, personajes felinos y Leias esclavas caso de haberlas son de obligada aparición en esta sección-, la Condesa y Nick Furia como único representante masculino de una galería que personalmente me parece realmente espectacular. 










domingo, octubre 20, 2013

Sketch-busters CCXXVIII: Kano

Aprovecho la relativa tranquilidad hogareña para retomar esa costumbre dominical de dejar una entrada así como a traición, que la mayoría de ustedes leerá mañana durante sus pausas laborales estrictamente reglamentarias o en un momento de solaz hogareño. Dado que esta semana dejé por aquí el vídeo conmemorativo de los 75 años de existencia de Superman, y que he estado inmerso en la lectura -con cierto retraso, pero en estos casos nunca es tarde si la dicha es buena- de la serie Trinidad, centrada en la relación de los tres mayores héroes de DC (Supes, Bats, Wondie), no he querido dejar pasar la ocasión de rebuscar en la carpeta de dibujos escaneados por publicar algún sketch del Hombre de Acero. Nos vamos hasta el año 2004, hasta las verdes praderas asturianas y a la acogedora casa de la cultura de Avilés, en cuyo salón de actos pudimos asistir a la charla que el dibujante barcelonés Jose Ángel Cano López, más conocido por su nom de plume, Kano, realizó. Centrada en los inicios de su carrera en el mundillo del comic español, con colaboraciones con Planeta, el Estudio Fénix -del que fue cofundador- o Camaleón Ediciones, luego pasó a desgranar sus trabajos para el mercado estadounidense, que en aquellos tiempos se centraban casi exclusivamente en la editorial DC, para la que había realizado una etapa interesante en Action Comics con guiones de Joe Kelly -incluyendo la saga Nuestro mundo en guerra- y dos arcos argumentales para la efímera pero interesante H-E-R-O, puesta al día del antiguo concepto de Dial H for H-E-R-O con guiones de Will Pfeiffer. Ya en años posteriores el dibujo de Kano fue visto en otras series como Gotham Central -que finiquitó como dibujante regular- o para Marvel en tiempos más recientes Marvel Adventures: Fantastic Four o Iron Man 2.0. Kano realizó posteriormente una sesión de firmas in situ de la que son testimonio este par de cabecitas kryptonianas.

jueves, octubre 17, 2013

El Servicio Secreto: Espías de hoy en día

El joven Gary malgasta sus días en los arrabales de Londres, en un hogar de bienestar social junto a su hermano pequeño, su madre y su padrastro, un hooligan con afición a la bebida y a hacer que su hijastro pequeño le líe los porros mientras sus amigotes le ríen las gracias. Asfixiado por un entorno sin salida y sin futuro alguno, Gary pasa las noches realizando incursiones nocturnas junto a sus colegas, robando coches que conducen a toda velocidad por las calles y eludiendo a la policía como buenamente pueden. Una de esas escapadas nocturnas acaba con los huesos de Gary en el talego, y su madre se ve obligada a recurrir al tío Jack, un hermano que se desentendió años atrás de esa rama de la familia y que ha llegado a ocupar un cargo indeterminado de cierta categoría en las fuerzas de seguridad británicas. Gracias a ello Jack consigue una vez más sacar a su sobrino Gary del aprieto y devolverlo sano y salvo al infierno que el muchacho llama hogar. Durante el camino de vuelta Jack es consciente de lo mucho que ha dejado de lado a hermana y sobrinos, y decide contarle a Gary la cruda verdad. El tío Jack no es un simple funcionario del gobierno, o un agente de las fuerzas del orden, el tío Jack es...



Jack London, al Sevicio de Su Majestad, es el agente mejor preparado, más efectivo y más letal sobre el terreno con el que cuenta el Servicio Secreto británico, un super espía capaz de infiltrarse en las fortalezas más vigiladas, de derrotar a los cuerpos de seguridad mejor preparados sin siquiera comenzar a sudar, y de seducir a las mujeres más hermosas con un simple gesto. La ajetreada vida de Jack London le ha mantenido ajeno a la situación real de aquellos que más debieran importarle, aquellos que en el fondo suponen la base más cercana de aquello por lo que lucha, el pueblo británico. Decidido a hacer algo por su sobrino, Jack London conseguirá que Gary sea admitido en el programa de preparación de espías, un selecto y exigente proceso de entrenamiento al que pocos consiguen acceder y del que todavía menos consiguen graduarse con méritos.



Así, mientras que Gary debe descubrir si en el fondo es el hombre que su tío ha creído ver y trata de exprimir todas las habilidades y capacidades que posee para superar con éxito las difíciles pruebas que los aprendices de espía afrontan a diario, Jack London se enfrentará a un reto digno de su reputación. A lo largo y ancho del planeta eminencias de la ciencia, la cultura y el espectáculo están siendo secuestrados por una organización de vastos recursos cuya dirección permanece en el más absoluto misterio. Un plan cada vez más siniestro y de proporciones más gigantescas se irá desvelando al tiempo que tío y sobrino, agente y aprendiz, se conocen y se aproximan a dar la medida de lo que su país espera de ellos. Ni más ni menos que lo mejor de sí mismos, y llegado el caso, hasta la última gota de sangre por el bienestar y la gloria de la Corona Británica.



El Servicio Secreto es una serie limitada de seis números, escrita por Mark Millar -con la aportación de Mattew Vaughn para la concepción de la historia- y dibujada por Dave Gibbons que fue publicada en el año 2012 dentro del sello editorial Icon Comics perteneciente a Marvel, y en el que los autores mantienen los derechos intelectuales sobre su propia obra. No es el primer trabajo de Mark Millar en este sello, en el que además han aparecido otras series suyas como las pertenecientes a la ahora franquicia Kick Ass, la más que estimable y recomendable Nemesis o Superior. Con un marcado carácter autoconclusivo, nos encontramos con una historia perfectamente cerrada -aunque con la posibilidad de desarrollar a los personajes en otras historias- que toma como punto de partida el concepto de agente secreto acuñado por Ian Fleming a mediados del pasado siglo en las novelas de James Bond, posteriormente adaptadas al cine en una serie de producciones que se han convertido en todo un icono de la cultura pop y en un mito trasladable a cada nueva generación mediante las nuevas personificaciones de ese agente secreto elegante, cosmopolita, seductor cuando la ocasión lo requiere, y en todo momento letal y capaz de los actos de violencia necesarios para mantener el equilibrio político y la paz mundial.


Con ese referente en mente, Millar y Vaughn nos vuelven a presentar a un protagonista juvenil, desnortado y sin futuro -similar al de Kick Ass, pero en un entorno más degradado- que encontrará en su tío una figura de referencia y modelo que le impulsará a encontrar dentro de sí mismo aquello que le convertirá en alguien completamente diferente. Así, Gary pasa de ser un delincuente callejero a esforzado aprendiz de espía, no sin que Millar se tome a choteo algunas de las convenciones del género, como la estructura burocrática del MI6, el entrenamiento en seducción o habilidades sociales y el empleo de gadgets. En este apartado de la historia los guionistas consiguen momentos de genuino humor que no me duele en prendas reconocer me arrancaron verdaderas carcajadas. Por contra, el segundo nivel de la historia, que desarrolla la trama de espionaje propiamente dicha en la que se ve inmerso Jack London, oscila entre las espectaculares escenas de acción y el empleo de los diversos tópicos a los que nos ha acostumbrado el género: el malvado megalómano y la exposición de sus planes de dominación mundial, la seducción de la fémina de turno, las conversaciones elegantes entre superiores y subordinados...


Entre ambas tramas, Millar se las ingenia para que Jack y Gary tengan un par de conversaciones íntimas que resultan de lo más destacable de la historia, acercando por un lado a ese joven que ha sido poco menos que arrojado por la sociedad a un vertedero sin posibilidad de futuro y por otro al agente y espía que presenta una pose de lujo y sofisticación al servicio de Su Majestad y de las sucesivas misiones pero que en la realidad se plasma en una vida espartana, anodina y gris en la que sólo hay intervalos entre uno y otro trabajo y poco queda para el hogar o el futuro. La costumbre de London de guardar los recortes de sus "hazañas" y empapelar con ellas la pared de su casa es otro gran hallazgo del guionista, que además supone una verdadera pulla a los media británicos y a sus sofisticados e interesantes contenidos, todo un reflejo de la decadencia social y cultural del antaño glorioso Imperio Británico. Soy reticente a otros trabajos de Mark Millar en tanto que es un guionista que a pesar de sus buenas ideas se deja llevar por una tendencia a epatar al lector con fuegos artificiales vacuos, muchas veces complacientemente referenciales, aunque en este caso el escritor consigue refrenar esa tendencia y sólo la aparición de algunas figuras destacadas de la cultura popular -alguna de las cuales sufrirá un destino más que aciago- caen en esa tendencia que me resulta ciertamente molesta pero que en esta serie es un elemento menor fácilmente sosyalable por los muchos aciertos de la historia.


En el apartado gráfico nos encontramos con un Dave Gibbons prodigioso que pone al servicio del Servicio Secreto -si me permiten la redundancia- todo su buen hacer narrativo, depurando su estilo hacia una limpieza de trazo casi minimalista y reflejando a la perfección desde los entornos degradados de los suburbios londinenses hasta la sofisticada e imposible base secreta del villano en la típica y tópica localización improbable y exótica. Un homenaje más que sentido al universo de James Bond, con un sano y eficaz sentido del humor, con referencias culturales geek, un acertado toque cínico y desmitificador y una mirada amarga a la sociedad británica contemporánea -y por extensión, al resto del mundo, no nos engañemos-, con unos personajes interesantes de los que no me importaría en absoluto poder volver a leer futuras nuevas historias. Ni más ni menos eso es lo que encontrarán ustedes en The Secret Service. Ah, Mark, si siempre encontraras ese equilibrio entre lo que quieres que mole y lo que mola de verdad, todos tus tebeos serían mucho más molones, guays y cool...

martes, octubre 15, 2013

75 años en 2 minutos

O cómo Zack Snyder, la gran esperanza blanca para que los personajes de DC sigan triunfando en sus adaptaciones al cine, ha realizado un corto animado que condensa toda la historia y la esencia del personaje de Superman en dos maravillosos minutos que recogen algunos de los más grandes hitos y momentos del Hombre de Acero. Desde la portada del número 1 de Action Comics a los dibujos animados de Max Fleischer, desde los seriales en blanco y negro a las majaradas de la Edad de Plata con Bizarro, Brainiac, el Increíble Jimmy Olsen Tortuga Gigante o la Legión de Super-Mascotas, pasando por los Super Amigos, y sin dejar de recordar momentos tan significativos como el combate del siglo entre Superman o Mohammed Ali, la muerte de Kal El a manos de Juicio Final, la invasión de Imperiex, la inolvidable interpretación de Cristopher Reeve, la serie animada de Paul Dini o Kingdom Come. Con los compases perfectamente compenetrados de John Williams y Hans Zimmer, en estos dos breves minutos se concentra todo lo que ha hecho grande a Superman a lo largo de sus 75 años de historia hasta llegar a su momento actual en los cómics, que es el que cierra este sentido homenaje. La épica, la entrega, la generosidad, la grandeza, el mito al que un servidor le desea otros 75 años más iluminando la vida de generaciones de nuevos lectores y señalando el camino en tiempos en los que la verdad y la justicia están más amenazados que nunca por eso que llaman el modo de vida americano... No he querido dejar pasar la ocasión de compartir este vídeo y de incrustar este homenaje repleto de historia para poder emocionarme tranquilamente no solo hoy, sino en las varias y futuras ocasiones en que veré el corto. ¿Qué es aquello que veo desde mi ventana? ¿Es un pájaro? ¿Es un avión? ¡¡No!! Es....

 

miércoles, octubre 09, 2013

Commissionando CLX: MC Wyman (I)

Dando uno de mis recurrentes, periódicos y estériles paseos por las subastas de commissions en ebay, me he tomado un ratillo para dedicar a este autor al que, honestamente, ya creía haber dedicado alguna entrada en esta sección, dado que se trata de uno de los más longevos y habituales dibujantes dedicados a este campo. Al menos de unos años a esta parte, porque investigando en la red sobre este dibujante me he encontrado con una historia ciertamente curiosa. Sobre su persona se conoce prácticamente muy poco, e incluso en su perfil dentro de un portal de autores freelance el propio M.C. Wyman no da ningún detalle biográfico sobre su formación u origen. Hay aficionados que incluso le denominan como el J. D. Salinger de los cómics, ya no tanto por la influencia de su trabajo o por la calidad sobresaliente del mismo, sino por el hecho de que tuvo un comienzo de carrera artística si no fulgurante, sí bastante prometedor, para luego desaparecer en la bruma del olvido hasta tiempos relativamente recientes. Al dibujante lo podemos encontrar a mediados de la década de los 90 realizando bastantes trabajos para las editoriales Malibu y Marvel, con una etapa bastante larga en Mighty Thor y apariciones puntuales en otra plétora de series como Daredevil, Avengers, U.S. Agent, Nick Fury. Agent of Shield o Planet of the Apes. No nos engañemos. Los años 90 fue un verdadero pozo artístico y creativo y las grandes editoriales atravesaron un verdadero desierto a todos los niveles, con etapas creativas hoy olvidadas afortunadamente y de las que es muy difícil rescatar nada. He encontrado un divertido post en inglés dedicado a diseccionar con humor -y bastante crueldad- un número dibujado por M.C. Wyman de Avengers Unplugged que resulta francamente hilarante. El caso es que después de ese pico de actividad el dibujante desapareció del panorama editorial durante unos años, hasta que recientemente ha vuelto a la actividad realizando algunos trabajos de complemento para Marvel y trabajando activamente en el mundillo de los dibujos por encargo, con una continua presencia en las subastas de ebay ofreciendo commissions dobles, recreaciones o variaciones de portadas e ilustraciones a color. Dado que hay tanto material donde elegir he preferido dedicarle dos entradas, la primera, esta, con una selección de dibujos en blanco y negro y una segunda con una breve recopilación de sus maravillosos trabajos a color.














viernes, octubre 04, 2013

Antes de Watchmen (IV): Breves reflexiones finales y dos palos... ¡¡¡dos palos!!!

Creo que a nadie se le escapa que nos encontramos con Antes de Watchmen con un proyecto destinado a explotar un fenómeno del medio como la serie limitada creada por Alan Moore y Dave Gibbons hace casi tres décadas, una explotación legítima por parte de una editorial que no solo posee los derechos de la historia y los personajes, sino también la de aquellos que sirvieron de punto de partida y modelo para los autores británicos. Puestos en la tesitura de emprender un proyecto de marcada índole comercial, también queda claro que la editorial recurrió a sus autores más destacados o a solventes profesionales de la industria, buscando lograr el mejor resultado posible. En este caso ese resultado óptimo sería el de no atentar en demasía contra la obra original por un lado y por otro conseguir un rendimiento comercial aceptable. Creo que vistos los resultados, también podemos afirmar que DC ha logrado un éxito a medias, ya que se ha hinchado a vender tebeos y tomos recopilatorios pero ha obtenido unos resultados artísticos un tanto mediocres, por lo menos por lo que a mí respecta. Conste que no tenía ninguna animadversión de partida hacia el material. La explotación cultural de iconos que me gustan ha probado con el paso de los años que se puede ofrecer material muy digno partiendo de lo escrito por otros, por mucho nivel que este tuviera. Un caso paradigmático serían las andanzas de Sherlock Holmes fuera del canon, pastiches de tal nivel como La liga de los Hombres Extraordinarios creada por el propio Alan Moore o el homenaje a la cultura popular desarrollado por Warren Ellis en Planetary.


Pero partimos de la base de que, según se afirmó en su momento, habría máxima fidelidad a la obra original, se trataría el material con respeto, esto, aquello, blablabla y lo demás... Y luego pasa lo que pasa. Si de algo se puede acusar a Antes de Watchmen es que falla en sus cimientos, al carecer de una dirección clara a nivel editorial que estipule unas bases homogéneas para todas las series y las mantenga a lo largo del transcurso de las mismas, logrando una unidad formal más allá de los logos de las portadas. Igualmente ya he ido señalando a lo largo de las breves reseñas dedicadas a cada una de las series que los guionistas, y concretamente Darwin Cooke y Brian Azzarello, caen en el profundo error del revisionismo de la obra de Moore, enmendándole la plana a aquel en dos cuestiones que quedaban sugeridas en la obra original y que transforman a su antojo para conseguir forjar el esqueleto argumental de sus respectivas series. Tanto es así que si hubieran respetado el canon de Watchmen ninguno de los dos -sobre todo Azzarello- habría podido contar la historia que narran en Minutemen o El Comediante. Algo que ha parecido escasear en los últimos tiempos en la editorial, como es la libertad creativa, es lo que redunda en perjuicio de estos planteamientos argumentales.

Vamos ya directamente con los dos palos que hacen que un servidor piense que se encuentra ante un intento meritorio pero fallido. El primero es formal, y comprende todas las series, excepto una, la más fiel al original y una de las mejor valoradas por mí. Me refiero a la del Doctor Manhattan, en la que Adam Hughes apoyado por el espectacular color de Laura Martin logra una mimesis con el modelo original escalofriante, hasta el punto de que podría ser un apéndice a aquel famoso número de Manhattan en Marte. Si algo ofreció Watchmen en su momento a nivel formal fue un formato estricto que entre otras muchas cosas seguía dos principios básicos: una narración estructurada en una estructura de 9 viñetas por página divididas en tres filas, que Gibbons alteraba a voluntad atendiendo a las necesidades de la historia, y la total ausencia de efectos de sonido -onomatopeyas- en las escenas de acción o contextualización. Quizá lo primero resulte constrictivo para la libertad creativa de los artistas, que quieran narrar los acontecimientos con su propio criterio, pero de hecho nos encontramos con que Jae Lee crea su propio modelo narrativo con profusión de viñetas circulares y logra un resultado muy meritorio. En lo que sí caen la mayoría de las series es en el empleo de onomatopeyas varias y efectos de sonido que rompen directamente con lo que podría haber sido una homogeneidad formal de un proyecto que pretendía rendir tributo al original.


El segundo palo va a la salud de Brian Azzarello y de los editores que no quisieron sentarse con él y hacerle recapacitar el planteamiento argumental de su historia. El asunto es reflejar la dicotomía entre el clan Kennedy y las brutales acciones del Comediante, un asunto repleto de drama, dolor y traición con una escena tan presuntamente conmovedora como aquella en que Moloch y Blake contemplan las imágenes del magnicidio de Dallas. En un artículo que acompaña a la edición española, y en referencia a la implicación de Blake en dicho asunto, el firmante indica que "en la obra de Moore no hay alusión directa a dicho asesinato, tan solo un chascarrillo que Blake..."... Sostener la falacia de que Moore no sugiere lo que incluso los guionistas de la adaptación cinematográfica explicitaron es aventurado, pero además enmendar la plana al propio Moore para encajar esa historia es un colofón digno para alguien que no debe haber leído Watchmen con demasiada atención. No me resultó difícil localizar la viñeta en la que el hombre más inteligente del mundo desvela los engranajes ocultos a sus adversarios y por ende al lector y establece con claridad todo lo contrario.


Leídas todas las series, superada la decepción de unas, lograda la lectura árida de otras y disfrutadas con bastante interés aquellas que más reparos podrían haber presentado -Manhattan y Ozymandias, para que conste en acta- cabe decir que Antes de Watchmen habría debido ser un proyecto englobado dentro de un Otros Mundos, una suerte de mundo alternativo al de los vigilantes en el que el Comediante no mató a JFK y en el que Justicia Encapuchada era lo que aquí nos cuentan que fue -restando además maldad al personaje de Blake y convirtiéndole en poco menos que un héroe a su pesar-. Lo que resulta más curioso de todo es que el propio Straczinsky plantea esa posibilidad en su serie en la que ofrece múltiples posibles futuros dependiendo de las acciones que emprenden los personajes de la serie. Me quedo con Watchmen serie limitada, con la película como digna adaptación, y honestamente, no creo que vuelva a leer estos tebeos... A menos que hagan un Después de Antes de Watchmen con nuevas aventuras de Rorschach, Búho y compañía, en cuyo caso refrescaré la memoria para encontrarle fallos al nuevo material y trolear a gusto... Y como diría Forrest Gump, esto es todo lo que tengo que decir sobre esto...

miércoles, octubre 02, 2013

Antes de Watchmen (III): Vigilantes en serie (II)

Continuamos con el repaso a las series que conforman este proyecto que ha tardado más de dos décadas en salir a la luz y que si bien a nivel de crítica parece haber pasado sin pena ni gloria, tenemos que reconocerle a Dan DiDio su olfato carroñ... estooo comercial a la hora de seleccionar una historia que homenajear y unos creativos a la altura de aquellos dos ingleses locos que se pusieron a deconstruir el género allá por los años 80. Lo cierto es que las series de las que hablaremos hoy se centran en el grueso de la nueva generación de vigilantes que nació a la sombra de los Minutemen.

Espectro de Seda

La historia: Laurie es la hija de Sally Jupiter, la Espectro de Seda que en los años 40 fue heroína, figura mediática y mujer objeto. Toda su vida se ha desarrollado entre las expectativas que su madre ha depositado en ella, y en su compleja relación con los hombres, como su antiguo agente y padrastro, o los compañeros de su madre, como Hollis Mason y Eddie Blake. Atravesando la crisis de la adolescencia en los convulsos años 60, Laurie decide emprender junto a su novio una fuga a San Francisco, la ciudad de las flores y el amor en pleno auge del movimiento hippie, la psicodelia y la experimentación con las drogas. Lo que encontrará en esa ciudad tendrá muy poco que ver con el amor y mucho con la traumática asunción de su propia herencia.


Los autores: Segunda aportación de Darwyn Cooke, que en esta ocasión se encarga de escribir una historia sumamente ingenua y que tira de todos los tópicos habidos y por haber en lo referente al movimiento hippie y beatnik que se desarrolló en los años 60 en torno a la ciudad de San Francisco.  En el aspecto gráfico nos encontramos con una maravillosa Amanda Conner, cuyo estilo vistoso, limpio y suave resulta perfecto para reflejar la belleza de la ciudad de San Francisco y la variedad de escenarios que se nos presentan, desde los antros protodiscotequeros con mafiosos con cara de estrella de cine, a los alrededores del Golden Gate, pasando por las reuniones de espíritus libres de aquella época o los delirios psicodélicos provocados por la ingesta de drogas.

El resultado: Lo mejor de la historia es el desarrollo de las relaciones que Laurie establece con dos figuras paternales tan opuestas en su metodología y diferentes en sus caracteres como serían el Búho y el Comediante, el antiguo amante y el mejor amigo a los que recurrirá Sally Jupiter para recuperar a su hija. La serie se resiente del contrapunto entre el planteamiento ingenuo y casi naif de Laurie enfrentado a la realidad de una red criminal que extiende sus redes sobre la ciudad extendiendo el consumo de sustancias alucinógenas, tan bien plasmadas por Amanda Conner. Sin duda el punto más destacable de esta serie -el gráfico, no las sustancias alucinógenas, no me sean malpensados-. 6/10

Búho Nocturno

La historia: La pareja formada por Rorschach y Búho Nocturno causa estragos entre los criminales de la ciudad. Un fortuito encuentro con una misteriosa mujer dedicada a la prostitución sadomasoquista, Lady Crepúsculo, provocará un enfrentamiento entre los compañeros. Mientras que Dan Dreiberg, el nuevo Búho Nocturno, caerá subyugado bajo los notables encantos y la fuerte personalidad de la mujer, Rorschach proyectará en ella toda la rabia y la frustración acumuladas en su infancia por culpa de su madre. El equipo separará sus caminos temporalmente, el primero afrontando una serie de brutales crímenes contra el mundo de la prostitución y el segundo orientando su camino hacia el mundo de la fe, aunque sus caminos acabarán confluyendo de forma irremediable y ambos se verán enfrentados a unos demonios ocultos bajo la superficie que amenazarán su propia existencia.


Los autores: J. Michael Straczynski escribe esta serie con la intención de desarrollar la dicotomía entre las personalidades de Dreiberg y Kovacs, además de presentar algunas de sus aventuras en común y de paso explicar aquella foto dedicada en el piso de Dan sobre la que bromeaba con Laurie en un momento de Watchmen. Buenos diálogos y algún que otro giro previsible pero no molesto es lo que nos depara una historia que en lo gráfico reunía a un equipo creativo de lujo, Andy Kubert al dibujo y Joe Kubert a las tintas. O lo que es lo mismo, hijo y padre o alumno y maestro, ofreciendo un trabajo cargado de lineas y contrastes, urbano y sucio acorde a lo narrado. Desgraciadamente el fallecimiento de Joe Kubert a mitad del proyecto provocó que tuviera que ser terminado por Bill Sienkiewicz.

El resultado: En este caso la cabecera debiera haber sido Búho Nocturno y Rorschach, porque ambos comparten protagonismo casi al cincuenta por cien, quizá por aquello de que Dreiberg parece un personaje menos rico en matices y posibilidades que el vigilante de la gabardina y el test de manchas en la cara. Lo cierto es que la historia se desarrolla a dos niveles entre la trama de relación personal y trama criminal emprendida por Búho y Crepúsculo, y la búsqueda de Rorschach de hallar algo de paz en su convulso mundo interior y de encontrar una brújula moral adecuada que guíe sus pasos. Lo cierto es que aquí, una vez más se cae en el gran error del proyecto, que es forzar las cosas al máximo, y se hace afrontar a Rorschach un horror por lo menos asimilable al de aquel abismo que le devolvía la mirada en la serie original, sin que al parecer le afecte ni la mitad. Cosas que tienen los asesinatos, nunca sabes cual es el que verdaderamente te va a cambiar la vida... 6/10

Rorschach

La historia: En el corazón podrido de la ciudad de Nueva York, Times Square, la banda de Rawhide se ha ido apoderando progresivamente de los negocios de prostitución y tráfico de drogas, acaparando el control de los mismos. Un Rorschach en el filo de la navaja, prosiguiendo su obsesiva carrera contra el crimen, emprenderá una cruzada para acabar con Rawhide y sus secuaces, afrontando una lucha brutal en la que su propia vida correrá peligro. Sólo hallará refugio en la cafetería Gunga Diner, en la que una amable camarera podría ser capaz de resquebrajar sus miedos y traumas y atravesar la armadura con la que Walter Kovacs ha protegido el débil hálito de cordura que su madre, la sociedad y el crimen le han dejado en el fondo de su mente. Pero otro depredador camina por las calles de Nueva York, escurridizo, letal, silencioso, invisible...


Los autores: De nuevo nos encontramos con Brian Azzarello escribiendo a otro de los personajes duros de la serie original, en un entorno de crimen y degradación urbana que deberían adaptarse a la perfección tanto al personaje como al entorno que describe la historia. Lo mejor que puedo decir del guión de Azzarello es que es funcional y que enclava el relato en las claves que esperamos del personaje: desequilibrio psicológico, inestabilidad social, violencia extrema... En el apartado gráfico nos encontramos a un excepcional Lee Bermejo haciendo gala de un estilo de dibujo hiperrealista que refleja perfectamente el decadente entorno urbano del Nueva York de los años 70 en el que se desarrolla la historia.

El resultado: La mirada a la oscuridad y el horror del personaje adorado por los lectores acaba por ser eso, una simple mirada que repite el esquema que todos esperaríamos del personaje: reflexiones deprimentes y negativas en el diario, escenas de brutalidad y decadencia urbana, y un ambiente un tanto apocalíptico en el entorno criminal de la ciudad que nunca duerme. A Rorschach se le vapulea con demasiada facilidad, no infunde respeto alguno entre los criminales, y al final las tramas parecen resolverse por ciencia infusa o dejarse al albur de un azar que no termina de ser del todo realista. Sobresale el gran trabajo de Lee Bermejo para ilustrar una historia funcional que cumple simplemente, y eso hablando de un proyecto de estas características, es toda una decepción. 6/10

Dr. Manhattan

La historia: El Dr. Manhattan se halla perdido en sus reflexiones atemporales, sumido en su universo de simultaneidad cuántica, repasando los acontecimientos que le han llevado hasta Marte y la incertidumbre de un futuro cercano que se le presenta lleno de muerte y destrucción y que por primera vez en su existencia como señor del tiempo y la materia aparece oscuro e incierto. Una duda, una leve alteración durante una de esas visiones acaba por generar algo aterrador para Manhattan, toda una miriada de universos alternativos en los que Jon Osterman no ha sufrido el accidente fatal de la separación de campos intrínsecos, o en el que su relación con Janey Slater no se rompe por su atracción por Espectro de Seda. Cada nueva decisión de cada alter ego acaba generando nuevas realidades paralelas, nuevos universos, nuevas posibilidades, que amenazan la existencia del propio universo. El Dr. Manhattan, como una rata en un laberinto, se verá forzado a elegir entre volver a lo que fue en primera instancia o en afrontar otra, todas o ninguna de esas realidades diferentes.


Los autores: Llegamos ya a la última de las series con el tercer trabajo de J. Michael Straczynski como guionista, situando su historia antes, durante y después de la trama narrada en Watchmen, y encajando su relato de posibilidades, dudas e incertidumbres entre los intersticios de lo estipulado y narrado por Moore con la habilidad de un orfebre. Acompañándole en la labor gráfica nos encontramos con un Adam Hughes estupendo que acerca su propio estilo al de Dave Gibbons para acercar todavía más esta miniserie a su alma mater.

El resultado: Junto con Ozymandias, para mí, la mejor serie del proyecto, que no tiene miedo de volver a repetir diálogos o situaciones de la serie original para enclavar una historia dentro de aquella, sin invenciones absurdas, sin contradicciones argumentales o sin alterar alegremente la esencia de los personajes. La indiferencia y la frialdad de un dios azul perdido en el tiempo y sumido en la perplejidad eterna cobran fuerza con las palabras de un Straczinsky que se mueve como pez en el agua en el campo de la ciencia ficción y con la potente narrativa de Adam Hughes, que llega a extremos de experimentación visual bastante interesantes para reflejar la progresiva aparición de esas realidades alternativas en las que sus personajes se encuentran cada vez más inmersos y más perdidos. 7/10

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