Aunque ya han transcurrido de largo dos semanas desde este evento, me ha resultado imposible tener el tiempo suficiente y la tranquilidad necesaria para ordenar fotos e ideas y plasmar en unas breves líneas lo que ha resultado para mí esta segunda edición del Salón del Comic y el Videojuego de Alicante, celebrado en el recinto ferial IFA durante los días 26 y 27 de septiembre. Por cercanía geográfica y sentimental -uno no puede consentir que se celebre un evento friki a menos de cincuenta kilómetros sin asomar el hocico- el año pasado ya acudimos a este evento que aglutinaba zonas de exposición de originales, venta de merchandising diverso, actividades de lo más variado, campeonatos de videojuego y recreativas, quedándonos a miss Sparks y a mí una más que grata sensación de haber aprovechado bien el día. Este año, debido a la inoportuna coincidencia de un examen, me tocó acudir cual cazador solitario al evento, aunque tuve la suerte de que un buen amigo, jugón y amante de los videojuegos retro me acompañó para fundir la zona de recreativas y participar en el campeonato de Street Fighter.
Una muestra de los stands a primera hora de la mañana.
El artist alley, con bastante trajín a lo largo del día.
Como no podía ser de otra manera un servidor se dio un paseo rápido por la zona de exposiciones dedicada a Batman, por los abundantes stands de camisetas, monigotes y figuritas varios, por los escasísimos puestos -apenas tres- que vendían alguna clase de material impreso relacionado con el comic o la ilustración, y me dediqué a machacar arriba y abajo la zona del artist alley, donde algunos dibujantes estuvieron ya desde primera hora de la mañana del sábado montando la paradeta. Una cosa que hay que agradecer a la organización es que mejoraran de un año para otro la organización de las sesiones de firmas y la presencia de los autores, que salvo un pequeño retraso de quince minutos la tarde del sábado se cumplió con puntualidad casi marcial. Al saber cuándo y donde iban a estar los autores que me interesaban pude dar varias vueltas a las zonas de comida y de videojuegos, donde la nostalgia me llevó a buscar mi primer ordenador -un spectrum con casette- o mi primera consola -aquella mítica MegaDrive que fundimos en mi casa a base de usarla-.
La máquina infernal que fomentó mi adicción a los videojuegos.
Primera eliminatoria del campeonato de Street Fighter.
Ya con el transcurso de las horas pude ir coincidiendo consecutivamente con Jorge Fornes, Joan Mundet, Fernando Dagnino y Pedro Vera, que fueron ocupando sus puestos en el artist alley o en el stand de alguna librería y realizaron sesiones de firmas a las que para ser honestos no acudió el público en masa. Mención especial merece el dibujante Salva Espín, que como el año anterior congregó a decenas de aficionados ansiosos por conseguir su dedicatoria.
Jorge Fornés realizando un dibujo tormentoso.
Hay que reconocer vista la asistencia de público que parece que nos encontramos ante un evento que se ha consolidado a nivel local y que puede dar muchas más alegrías en futuras ediciones, a la espera quizá de una mayor ambición a la hora de preparar el plantel de invitados. Personalmente disfruté de un día de friquerío y dedicatorias bastante agradable en el que saludé a sospechosos habituales como Carlos Gotham o Fran Constantine, conseguí un puñado de dedicatorias que buscaba con bastante interés y disfruté de una jornada bastante intensa que culminó con la adquisición de un muñecajo de Superman III que me costó un buen bocado de sueldo pero que protege la parte alta de la estantería del salón desde entonces.
Busquet y Mundet codo con codo y mano a mano.
Dagnino en su sesión de firmas, más iluminada y calurosa que la del año anterior.
Mi tocayo Pedro Vera clavando más de la cuenta el dibujo que antes o después,
un año de estos, verán por aquí.
Para finalizar, y por si acaso alguien de la organización acabara leyendo estas líneas, me permito llamar la atención sobre los tres aspectos negativos que creo perjudicaron seriamente la experiencia de muchos visitantes. En primer lugar la temperatura del lugar fue pasando de una pesada calidez a un calor agobiante. En segundo lugar, la presencia de una charanga resultaba bastante molesta para la concurrencia en general, y lejos de animar obligaba a elevar la voz para hablar. Y en tercer lugar, en un Salón que se autodenomina del comic debería fomentarse más la presencia de material impreso. Si bien a mí este último factor no me molestó, hubo bastantes quejas al respecto. De cara al próximo año, y resolviendo ese par de inconvenientes logísticos, quizás con un cartel más centrado en autores mayoritarios aunque sean nacionales -y puedo empezar a citar nombres y no parar: Sáiz, Acuña, Ríos, Pacheco, Larroca, March, Aja, Ferry, López, Merino, Baldeón, Sandoval, Pulido, Sepúlveda, Bachs, Ryp, Portela, Redondo, etc, etc- podamos hablar ya de una cita imprescindible para los aficionados al comic y el videojuego no sólo de la provincia, sino de toda España.