viernes, noviembre 02, 2007

Stardust: La materia que ilumina los sueños

El pueblecito inglés de Muro es una plácica villa ubicada en plena campiña, un bucólico lugar tan anodino como cualquier otro, excepto por la peculiaridad de que Muro limita con el mundo de las Hadas (Faerie) y con Stormhold, uno de sus reinos. Un joven repleto de inquietudes, Dunstan Thorne, se atreve a aventurarse en ese mundo, cuya entrada -un agujero en un murete de piedra- está custodiada por un anciano. Las maravillas que encuentra al otro lado satisfacen de lleno sus ansias de emociones, tanto que, de su encuentro con una princesa cautiva de una bruja, recibirá un regalo inesperado nueve meses después, un bebe dejado en el muro dentro de una cesta. El muchacho, de nombre Tristan, crecerá sin saber nada de su origen.



Dieciocho años después el rey de Stormhold agoniza y propone a sus herederos una solución para dilucidar el dilema sucesorio sin tener que recurrir a la tradición(los herederos se asesinan entre ellos hasta que sólo quede uno): deberán encontrar el rubí real que mediante magia lanza hacia el cielo.

Al mismo tiempo Tristan sufre el juego de seducción de la hermosa Victoria, que abusa de la devoción que el muchacho siente por ella mientras que también se deja cortejar por otro muchacho local, mucho más apuesto y rico que Tristan, y también más bravucón y violento. Una noche que Victoria y Tristan comparten champán a la luz de la luna son testigos de cómo una estrella cae del cielo y va a parar al otro lado del muro. Desesperado por evitar que Victoria se case con el petimetre abusón un Tristan envalentonado por el alcohol le promete la estrella caída a cambio de su compromiso con él. Victoria accede y Tristán emprenderá una peligrosa aventura.



No sólo el muchacho de muro y los herederos de Stormhold irán detrás de la estrella. Las brujas Empusa, Mormo y Larnia también han visto a la estrella caer y emprenderán una desesperada búsqueda de la misma, pues decrépitas, anhelan recuperar la juventud que la ingestión del corazón de una estrella les podría proporcionar.

De todos ellos, el primero en alcanzar el cráter donde el astro celeste impactó resulta ser Tristán, que quedará sorprendido al descubrir que en Faerie las estrellas adoptan forma humana, y no cualquiera sino la de una hermosa -pero maltrecha- joven a la que inmediatamente atrapará con un fragmento de lazo mágico para mostrarsela a su amada. Y esto es el comienzo de una aventura en la que brujas, barcos voladores, patibularios cazadores de rayos, taimados comerciantes, herederos arteros, princesas encantadas, estrellas radiantes, hombres convertidos en cabra y cabras convertidas en hombre jalonarán el paso a la madurez de Tristan en una peripecia que transformará al apocado tendero en un hombre valiente y perspicaz, y a la vez le permitirá descubrir que a veces el amor verdadero no se encuentra donde uno quiero, sino donde uno menos espera hallarlo.



Matthew Vaughn cambia de registro radicalmente y pasa del realismo sucio del hampa criminal londinense de Layer Cake a este cuento de hadas iniciático, adoptando un tono mucho más suave tanto en el desarrollo de la acción como en el desenlace final. Es de agradecer el tono clásico de las imágenes, que acentúa el clasicismo del film, ya que a los planos generales que sacan partido de ese mundo fantástico que hermana la campiña británica con el pais de Faerie se añade una planificación de las escenas de acción nada confusa, lo que permite disfrutar de las -escasas- escenas de lucha y no perderse un solo detalle. Realmente donde la película consigue su mejor baza es en el ajustado reparto, perfecto en prácticamente todos los personajes. La única "pega" que le encuentro es el desperdicio de actores como Peter O'toole, Rupert Everett o Ricky Gervais, todos ellos grandes actores desaprovechados en episódicos cameos sin apenas relevancia. Pero vayamos con los aciertos de pleno. El semi desconocido Charlie Cox se convierte en el héroe a su pesar de la función, y logra hacer simpático y creible un papel sumamente estereotipa, a lo que ayuda mucho una Claire Danes hermosísima y alejada de sus papeles de adolescente lánguida para encarnar a esa estrella caída, Yvain, que se torna radiante de amor o mortecina de desesperación y que es el objeto de deseo por parte de todos los personajes de la película. Robert de Niro está espléndido en un papel al que la ambigüedad le habría sentado perfectamente y le habría ahorrado una de las escenas más ridículas de su carrera. Aún así logra que ese viejo Lobo de Mar rodeado de marineros patibularios pero que ansía la vida civilizada de la metrópoli londinense resulte entrañable, no sólo por la melancolía con que sabe adornar al capitan Shakespeare DeNiro, sino por la efectividad de los gags que afectan a la mencionada tripulación y más concretamente a su segundo de a bordo (interpretado por un habitual del cine de Ritchie y Vaughn, Dexter Fletcher).




Si en el bando de la luz la cosa queda así, no menos efectivos resultan los dos villanos de la función. Por un lado tenemos a uno de los hijos del rey (con nombre de números romanos y cuyos espectros están condenados a acompañar a los hermanos supervivientes hasta que uno de ellos sea coronado rey), Septimus, encarnado por el actor Mark Strong, que logra dotar a su advenedizo y ambicioso personaje de una determinación y una dignidad merecedoras de admiración, así como de una malevolencia inspiradora de temor entre sus oponentes. Y llegamos a Michelle Pfeiffer, la malévola bruja Lamia, que esta PRECIOSA (lo mío con esta mujer viene de lejos, y es que me enamoró en Lady Halcón... Y ya se sabe lo que pasa con los amores infantiles, que le acompañan a uno toda la vida) cuando rejuvenece, que sabe resultar pícara cuando toca, malvada en todo momento, artera cuando la ocasión lo requiere y adecuadamente tenebrosa en el satisfactorio clímax de la película.



Vaya por delante que un servidor no ha leído el cuento escrito por Neil Gaiman e ilustrado por Charles Vess en que se basa la película, así que desconozco si la adaptación ha sido fiel, si se ha perdido profundidad en el tratamiento de los personajes o si la sutileza de según qué pasajes se ha obviado en detrimento de una comicidad a veces demasiado chusca. Lo cierto es que la sensación que queda tras ver esta fantasía amable salpicada de momentos cómicos y de otros -más puntuales- mácabros o abiertanemente oscuros es la de haber visto una peli de aventuras de las de toda la vida, con buenos muy buenos, malos peores que malísimos, con secundarios carismáticos y moraleja plasmada en un final satisfactorio para todos que convierte a Stardust en la película familiar más entretenida y divertida de la temporada (con permiso del último Harry Potter, quizá el más aburrido de toda la saga). A pesar de que la película aspira a ser un clásico del cine de fantasía no logra alcanzar por ejemplo el nivel de excelencia de La princesa prometida, aunque tampoco hace falta. Personalmente fui sin ganas al cine, sin expectativa alguna, y progresívamente fui entrando en la historia hasta que quedé completamente atrapado: la lucha entre los hijos del rey y su resignada existencia como espectros que muestran en su aspecto las secuelas de sus tremendas muertes (congelación, abrasión, defenestración, degüello), el gag recurrente del woooo-haaaaaa con que la tripulación de Shakespeare corea las salvajadas de su capitán o el que me pareció hallazgo más sugestivo y a la postre hermoso, el modo en que Yvayne brillaba de felicidad conforme su relación con Tristan se iba convirtiendo en algo más que amor. En suma, película nada sorprendente ni memorable, pero sí sumamente entretenida -pese a sus 130 minutos de duración- y no se me ocurre otra palabra para describirla mejor que fantásticamente entrañable.

8 comentarios:

Rubén Vacas Perucha dijo...

Hola! es la primera vez que leo este blog y esta muy bien, llegué aqui de casualidad ya que me aburría y llegue através de mi peli favorita Reservoir Dogs. Stardust llevo mucho tiempo queriendola ver...y sale Robert de Niro! me encanta desde que vi Taxi Driver soy fan suyo. Bueno y eso (joder como me enrrollo) y dije, voy a dejarle un comentario...(hasta donde llega mi aburrimieno). La entrada no le he leido entera por si me trago algun Spoiler. LOs comics no me van mucho pero el cine si, asi que me volveré a pasar por aquí algun día, para ver alguna otra entrada sobre cine.

Salu2!

JON OSTERMAN dijo...

Fui a verla el otro dia y sali encantado. Una marivollosa película que el tiempo pondra en su lugar, ya que non esta cosechando demasiado exito.
Saludos.

Plissken dijo...

Rub3n, encantado de tener un aficionado al cine por aquí, ¡y además con ganas de volver! Para futuras ocasiones, no se preocupe que cuando comento una peli procuro plantear el arranque argumental, y no destripar detalles relevantes, los spoilers los reservo para los comics, jajaja. Y tiene usted como pelicula favorita la que para mí es la mejor de Tarantino. Gustándome todas como me gustan, ver por primera vez esa película es como recibir una patada en la boca. ¡Hasta la vista!

Plissken dijo...

Jon, ya comprobé en El hijo del relojero que la sensación que le había dejado el flim en cuestión era muy similar a la mía propia. Y en verdad, lo que comentas es totalmente cierto, ya que inexplicablemente la peli se estampó en la taquilla yanqui y dudo mucho que allí recuperara el dinero invertido. Ni magia, ni reparto estelar, ni leches. Y luego tostones como Narnie recaudan 300 millones de dólares y se convierten en franquicia. A veces cuesta entender los mecanismos de la industria y la respuesta del público... Capaz que Wanted también fracasa porque la dirige el Membakov -o como se diga-,aunque estando mi amiga Angelines creo que va a ser un exitazo.

Jorge Iván Argiz dijo...

¡Qué ganas tengo de ver esta película, compañero!

Plissken dijo...

JOrge Iván, no pierda usted la ocasión que la Pfeiffer bien lo merece. Y la Danes. Y la Miller. Y DeNiro. Hasta Cox da el pego ;D.

Por cierto, paquete regalo concurso Perdidos más que recibido y disfrutado. Seguiremos atentos a Desde mi Mundo para futuras convocatorias, jejejeje.

Óscar Oncina dijo...

Plissken, que buena la crítica. Lo de "fantásticamente entrañable" me parece lo más cercano que se puede estar a la hora de describirla en dos palabras. En cuanto a los vítores tipo marines USA de la tripulación del capitán Shakespeare es "simplemente genial"...

El que no la haya visto que vaya a verla, y también vea Persépolis, que tengo muchas granas de ir...

Plissken dijo...

Óscar, me alegro de quete gustara, lo que me lleva a recalcar lo de "relativo fracaso". No entiendo que una peli así no haya llenado los cines mientras que Narnia (que también me gustó, ojo) se convierte en franquicia -aunque ha tardado casi tres años-. Y suerte con Persepolis, porque el estreno ha sido muy restringido ;D

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