Y eso que este es uno de esos comienzos de semana en que todo se conjuga para empezarlos cansado, agotado y desubicado, y en todo eso tiene mucha parte de culpa el habitual cambio horario que altera horarios de sueño, relojes vitales y demás zarandajas para aumentar la productividad laboral y favorecer un ahorro energético que, al menos para un servidor, casi nunca se refleja en la factura de la luz. Pero a pesar de todo, la energía con la que afronto los días venideros es eléctrica, poco menos que desbordante, y la verdad es que ahora mismo impulsa la maquinaria Plissken a todo trapo. ¿Motivos por los que me encuentro de esta manera? Pues unos cuantos. El curso de formación está próximo a acabar y con resultados más que aceptables, las vacaciones de semana santa se huelen ya a la vuelta de la esquina, hay un nuevo tomo de Walking Dead al que hincarle el diente... Las pequeñas y las grandes cosas de la vida que hacen que uno se levante cada mañana con ganas de tirar hacia adelante...
Y en parte, esa energía viene contagiada por el juguete fílmico de 80 millones de dólares que Zack Snyder ha arrojado a las fauces de crítica y público resabiado que ha recibido a Sucker Punch con sus mejores galas de deconstrucción teórica y análisis serie. Como servidor no comulga al cien por cien ni con unos ni con otro (sigo pensando que Zack Snyder nunca hará una película mejor que su debut cinematográfico, la adrenalínica y magistral Amanecer de los muertos) me acerqué el viernes a ver Sucker Punch, y lo cierto es que, partiendo de la base de que el guión resulta esquemático, el desarrollo de personajes inexistente y la coherencia cinematográfica difusa, Snyder ha ideado un videoclip de cerca de dos horas de duración que hilvana tres set pieces magistrales en las que la acción y la fantasía se entremezclan con un espectacular diseño de producción y con un ambiente fantástico entre el onirismo surrealista y las imágenes de videojuego. Libre de prejuicios -al tratarse por vez primera de un material propio que no posee referentes previos idolatrados por un servidor- y no buscándole tres pies a un gato precioso disfruté como un enano de una suerte de capricho cinematográfico que, como comentaba el bueno y casi siempre acertado Pep, sólo puede compararse en la cinematografía reciente con Speed Racer y Scott Pilgrim vs. the World, otros juguetes fílmicos puestos a la entera disposición de sus creadores, los Wachowski Bros. en el primer caso (otra de mis debilidades personales) y de Edgar Wright en el segundo, que no lograron conectar con el público al que teóricamente habían dirigido su película. Amenizo la entrada con una imagen promocional de la pinícula y con uno de los temas que me ha tenido meneando el pie con energía toda la mañana y me ha ayudado a afrontar parte de la que se avecina como una larga semana con toda la ilusión y la garra que esperaba y necesitaba acumular.
Search and destroy
Skunk Anansie
I'm a street walking cheetah
with a heart full of napalm
I'm a runaway son of the nuclear A-bomb
I am a world's forgotten boy
The one who searches and destroys
Honey gotta help me please
Somebody gotta save my soul
Baby detonates for me
Look out honey, 'cause I'm using technology !
Ain't got time to make no apology
Soul radiation in the dead of night
Love in the middle of a fire fight
Honey gotta strike me blind
Somebody gotta save my soul
Baby penetrates my mind
And I'm the world's forgotten boy
The one who's searchin', searchin' to destroy
And honey I'm the world's forgotten boy
The one who's searchin', searchin' to destroy
Forgotten boy, forgotten boy
Forgotten boy said
hey forgotten boy
2 comentarios:
Habrà reseña de la peli esta semana en tu blog?. Si no es así, vaya de antemano, que comulgo con su opinión sobre esta peli que me hechizó sin más por su poderoso apartado musicovisual.
Un saludo!.
Osukaru, habrás visto que no, pero al final ha sido perrería pura y dura. Aún creo poder dedicarle unas lineas esta semanita. Y qué demonios, con unas cuantas fotos de las que levantan el ánimo :D ¡¡Un abrazo!!
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