Decir que el cine ha sido junto a los comics una de las constantes de mi vida sería quedarse corto. Desde niño el cine ha sido una de mis devociones más personales, ya fuera disfrutando de él en compañía de la familia o los amigos o viendo en solitario las desgracias de Oliver Twist, las gamberradas de los Marx o las peripecias de Tarzán. Ese amor y esa relevancia en mi vida se reflejó en mi vida adulta, y marcó muchas de las experiencias o referencias que cimentaron la relación de miss Sparks y de un servidor. Tanto es así que no entendemos un paseo por el puerto de Gijón sin escuchar mentalmente el canon de Pachelbel o no dejamos de aplicar muchos de los recuerdos cinematográficos acumulados en nuestra memoria en cada uno de nuestros viajes. El cine destila la esencia de la vida y luego uno intenta rememorar o depurar la realidad a través de esa sensibilidad cinematográfica que, desgraciadamente, no siempre se ajusta a la realidad que está contemplando sin filtros de ningún tipo. También es comprensible que a la hora de plantearnos un viaje de novios, la opción elegida fuera el escenario de muchos de nuestros mejores ratos cinéfilos, el escenario ideal de decenas y decenas de películas que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida. Como a un servidor le encanta compartir con todos ustedes algunas de las experiencias vividas y disfrutadas a lo largo de los años, y les aseguro que pocas cosas he disfrutado más que esas dos semanas en los Estados Juntitos de América, he querido hacer un recorrido cinematográfico con las películas que reflejan los sitios que hemos visitado y las experiencias que hemos vivido. Prepárense que el viaje va a ser de órdago.
1 comentario:
Ya he visto algunas fotillos!. Genial!. Qué pasada!.
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