Flaqueé. Hinqué la rodilla. Mordí el polvo. Me arrastré por el fango. Perdí. Cualquiera de esas expresiones podrían definir a la perfección lo acontecido el pasado lunes, y es que una suma de factores me acabó convirtiendo en poco menos que un despojo humano incapaz de afrontar la simple tarea de sentarse frente al teclado y elaborar una serie de expresiones coherentes con un mínimo significado. A una pésima noche y a una descomposición estomacal súmenle un madrugón del quince, una infernal mañana en el trabajo, un letargo vespertino preventivo y febril -me niego a conceder el rango de siesta a aquello- y la ruptura de una de mis más queridas tradiciones, la de acudir a casa de mis padres a ver la Nit de L'Albá o Alborada, la cual, encima, pareció contagiarse de mi circunstancia y acabó en el desastre que muchos de ustedes pudieron ver en los telediarios nacionales al día siguiente, esto es, el pasado martes. Si uno empieza la semana así lo mejor es dejarse llevar y capearla de la manera más liviana y ágil posible, aclimatando el cuerpo a salir de casa cuando las calles no están puestas y volver cuando el sol pega más duro, a recuperar el cuerpo y el sueño con una siesta casi terapéutica y a dejar pasar el tiempo hasta que salir a la calle se convierte en algo mínimamente soportable. Casi sin pensarlo, convertí la semana pasada en una de asueto y descanso bloguero, en unas mini vacaciones estivales que ya se han acabado y de las que regreso con firmes intenciones y nobles esperanzas que espero no defraudar a lo largo de los próximos días.
Si ha habido otra cosa que me ha amargado parcialmente la existencia a lo largo de los últimos días ha sido la cantidad de iconos culturales personales que nos han ido dejando, comenzando por la pérdida del genio, maestro, artista Joe Kubert, creador de uno de mis personajes favoritos de toda la vida -Rock-, siguiendo por el inesperado y traumático suicidio de Tony Scott -cuyas películas El último boy scout y Enemigo público me habían acompañado en mis sesiones de bici más recientes- y la desaparición del cantautor estadounidense Scott McKenzie cuya voz siempre se asociará a una época y un lugar determinados y que sirve hoy para empezar la semana con el recuerdo a todos los que ya no están y el sentimiento positivo que la letra de la canción transmite. Por el momento, Plissken fuera.
San Francisco (Be Sure to Wear Some Flowers in Your Hair)
Scott McKenzie
If you're going to San Francisco
Be sure to wear some flowers in your hair
If you're going to San Francisco
You're gonna meet some gentle people there
For those who come to San Francisco
Summertime will be a love-in there
In the streets of San Francisco
Gentle people with flowers in their hair
All across the nation such a strange vibration
People in motion
There's a whole generation with a new explanation
People in motion people in motion
For those who come to San Francisco
Be sure to wear some flowers in your hair
If you come to San Francisco
Summertime will be a love-in there
If you come to San Francisco
Summertime will be a love-in there
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