Me decía esta mañana un compañero de trabajo que me gusta mucho el crimen, que a pesar de saber algo con certeza y apreciar su carácter de manera intrínseca era capaz de empeñarme en debatir sobre ello aunque llevara las de perder. Y no le falta razón. Tanto es así que llevo toda la semana en un acalorado pulso interno sobre si hablar o no hablar del último tebeo de Frank Miller publicado en España -y fuera de ella también, claro-, la novela gráfica en formato apaisado a imagen y semejanza de 300 conocida como Holy Terror. La existencia de esta entrada confirma que he perdido contra mí mismo y que pese a mi acendrada costumbre de no dedicar tiempo a hablar mal de aquellos tebeos o pelis o libros que no me han gustado he decidido volver a hacer pupita a Frank Miller -aún no me he recuperado de la lectura del espantoso All Star Batman & Robin- y dedicarle unos cuantos párrafos llenos de asombro e indignación al que antaño fuera uno de mis autores preferidos, el tipo cuyos tebeos más veces habrá releído en conjunto, el hombre que de niño me hizo saltar en la cama contándome la aventura crepuscular de un caballero oscuro... Al final va a ser que sí, que me gusta el crimen.
Sobre los tejados de Empire City huye Natalie Stack, una ladrona con disfraz de cuero e inspiración vagamente felina, tras su última fechoría, el robo de unos diamantes. Tras ella, saltando de tejado en tejado y en medio de la oscuridad un héroe la persigue sin descanso. Es el Cruzado Enmascarado, el Guardián Oscuro de Empire City, es... El arreglador -The Fixer-. Saltando entre edificios bajo el azote de una intensa lluvia perseguidora y perseguido coreografían un muy particular ballet que escenifica una escena en la que diluyen los papeles de gata y ratón, salvador y víctima o criminal y justiciero. Tan peculiar baile finaliza abruptamente cuando una explosión rasga la noche de la ciudad y la lluvia se ve reforzada por una letal tormenta de fuego y metralla.
La ciudad ha sufrido un atentado suicida y todo parece indicar que será el primero de muchos. Puesto en contacto con el Comisario, El Arreglador es informado de que hay una cédula terrorista de inspiración islámica en Empire City que planea llevar a cabo una serie de atentados. La amenaza yihadista hará que la Gata Ladrona y el Arreglador unan sus fuerzas contra ese enemigo hostil que planea llevar la muerte y la destrucción a territorio estadounidense, sembrando de muertes civiles, horror y destrucción las calles de su odiado enemigo, el Gran Satán.
Allá a principios de milenio, y tras los terribles acontecimientos del 11-S, Frank Miller anunció que desarrollaría un proyecto en el que Batman se enfrentaría al grupo terrorista Al-Qaeda actuando en Gotham City. En el año 2006 -justo en medio de la azarosa trayectoria editorial del antes mencionado All Star Batman & Robin, que tardó tres años en publicar su primer arco argumental de 6 números- Miller anunciaba que el proyecto seguía adelante pero desligado del Hombre Murciélago y protagonizado por un nuevo "héroe", The Fixer. Aunque no hay noticias ciertas sí existen ciertas declaraciones de Grant Morrison denostando el planteamiento original de la idea y planteando un cierto alejamiento del personaje que tan magistralmente ha manejado a lo largo de los últimos años respecto de las tesis millerianas. Frank Miller, por su parte, quiso dejar bien claro desde el primer momento que estaba realizando un tebeo fuertemente ideologizado y con una intención claramente propagandística, y lo cierto es que en este aspecto, el bueno de Frank no nos ha tomado el pelo.
Holy terror comienza con una cita de Mahoma que dice "Si te encuentras al infiel, asesina al infiel". A partir de ahí una historia sin tonos de gris -sólo algunos toques de rojo o azul para resaltar ciertos elementos de la misma- en la que unos malvados hasta la extenuación terroristas islámicos llevan la muerte y la desolación a los EEUU y en la que los héroes a su pesar se ven "obligados" a ser tan malos como aquellos con tal de desbaratar sus aviesas intenciones. Así se entiende que The Fixer y Natalie torturen o maten en su camino hacia la mezquita del mal, dando su merecido a los yihadistas. Ya les digo, parece que Miller perdiera tiempo ha el sentido de lo gris en el mundo actual. Las caracterizaciones de los personajes son tan planas que apenas existen más allá de su correspondencia obvia con Batman, Catwoman o el comisario Gordon, y en el caso de los antagonistas, directamente ni existe. Son carne de cañón criminalizada y sin asomo de dignificación o comprensión cuya única función tras hacer explotar las bombas es ser golpeados, zarandeados, torturados, disparados, acuchillados o decapitados por los protagonistas de la función.
Si el guión cae en la reiteración burda de un discurso tan sencillo como grotesco, lo hace de la peor manera posible, repitiendo diálogos breves en unos momentos, recurriendo a los tópicos millerianos que Batman o Daredevil ya recitaran décadas atrás con mayor acierto -la noche ruge, blablabla, yo grito con ella, blablabla- hay un par elementos donde ya el tebeo se torna tan absurdo como delirante. Por un lado está la aparición de un personaje llamado David, un héroe israelí con una estrella de David azul ¿pintada? ¿tatuada? en la cara y sus secuaces ninja -dos gemelas de toma pan y muere por sus katanas- que les proporciona información vital para hallar a los culpables... Y por otro está esa localización, una mezquita decorada por estatuas de demonios y dinosaurios y poblada por árabes de opereta, uno de ellos casi una nueva versión del Jerjes de 300. Ni los perpetradores de 24 en sus momentos más patriotero-propagandísticos llegaron tan bajo a la hora de retratar a las amenazas mostradas en la serie.
Si uno puede abstraerse a todo lo anteriormente mencionado, aún tiene que obviar otro factor que se repite en varios momentos a lo largo de la novela gráfica, y es el empleo de técnicas de montaje eisensteinianas para partiendo de la contraposición de diferentes elementos plantear unas particulares tesis que tampoco es que terminen de estar necesariamente claras, como la contraposición entre un cine repleto de adolescentes jaleando Transformers y la escena de una lapidación o la representación de diferentes líderes mundiales. Quitando todo ello, pues tienen las maravillosas y típicas escenas que Miller ha sabido hacer tan bien a lo largo de los años, con sus personajes silueteados contra la lluvia o la noche, bailando por los tejados de la ciudad, congelados en saltos y poses imposibles pero estéticamente deslumbrantes y con una plasmación de espacios y fondos esquemática pero absolutamente eficaz a la hora de encuadrar a los personajes y a sus acciones en ellas. Lástima que a ese nivel estético no le acompañe un guión a la altura.
4 comentarios:
Caballero, después del All Star Batman y Robin me quedé traumado con el señor Miller. No pensaba darle una oportunidad a este tebeo y después de tu reseña menos aún, prefiero releer su etapa en Daredevil.
Un saludo.
Malo es poco, Jaime. Las benditas copias de seguridad nos están permitiendo ahorrar dinero y evitar disgustos :D Esa relectura del Cuernecitos me está apeteciendo también a mí. Un abrazo, caballero!!
Si carecía de esperanzas, con esta reseña se han desvanecido por completo. Miller está muy muy perdido en la vida. Ha sido poseído por algún ser extraño carente de lógica y buen gusto.
Esa étapa de DD es una obra maestra en toda su extensión. "BORN AGAIN" forever.
Aprovecho, para presentarme:
Me llamo Alberto. Hace poco creé un blog que está en proceso de crecimiento y deseo compartirlo con aquellos autores cuyos blogs sigo desde hace tiempo, como es tu caso:
http://camavinetasyrocknroll.blogspot.com.es/
Si tienes tiempo y gustas, eres bienvenido.
Muchas gracias.
Alberto.R.C.
Hola Alberto! Habrás visto que he incluido tu blog en la lista de sospechosos habituales! Comics, rock y frikerío te garantizan un puesto en ella :D La verdad es que no era mi ánimo desanimar a la lectura de ese tebeo pero SÍ a su compra. Es verdaderamente lamentable que el antaño genial Frank haya perdido el norte de esa manera. Lo cierto es que repasar alguna de sus obras maestras puede aliviar el mal sabor de boca dejado por este terror sagrado. Un saludo!
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