Hoy se inauguraba la edición de este año del Salón del Comic de Barcelona, cita a la que le tengo un gran cariño y a la que las circunstancias coyunturales adversas me han impedido acudir este año. Lo cierto es que muchos de los sospechosos habituales de este espacio estarán ahora mismo inmersos en la vorágine que el Salón conlleva cada año, entre visitas a los stands, las exposiciones, y con un ojo siempre puesto en las sesiones de firmas de turno que, en un evento de la magnitud de Ficomic, se multiplican y se diversifican para que lectores de toda clase y condición encuentren en todo momento a un autor afín a sus gustos firmando en tal o cual editorial, desde el más animoso fanzinero que busca abrirse camino en el mundillo, pasando por autores españoles consagrados en el mercado internacional o leyendas del comic independiente que repiten visita a la ciudad condal. Reitero mi aprecio al evento, y más con la asistencia el pasado año al mismo tras tiempo sin acudir y las buenísimas vibraciones que acompañaron a aquellos intensos tres días. Como el que no se consuela es porque no quiere, y servidor se conforma con poco, pues qué menos que recuperar uno de los dibujillos conseguidos durante el transcurso de la pasada edición -de la que les dejé un cumplido y sentido repaso en esta entrada del año pasado-, obra de un joven autor español que repite como invitado en la nueva edición de Ficomic, prueba de su excelente trabajo allende los mares y de la consolidación de una más que prometedora carrera. El dibujante en cuestión no es otro que Mikel Janin, arquitecto pamplonés que dejó el diseño de edificios para pasar a ilustrar historias como el álbum francés Les aventures d'Antonin Phylifrandre: La couronne de Ptah o la obra coyuntural El año que fuimos campeones del mundo, aprovechando el triunfo de la selección española y continuando el tebeo A por ellos! como adaptación de las aventuras del combindo nacional, pero con un tono más realista y cronístico. A partir de ahí, el trabajo de Janin llamó la atención de los editores de DC que confiaron en él para participar en el monumental desastre argumental que fue Flashpoint, donde el dibujante español ilustró un número de Deadman and the Flying Graysons. Ya dentro de los New 52, fue el encargado junto a Peter Milligan de relanzar el apartado mágico y oscuro de DC con la serie Justice League Dark, una de las pocas que mantiene un nivel de calidad digno y un cierto respeto por los personajes y material que aborda. Fue su trabajo en esa serie lo que nos animó a abordar a Mikel en una de las multitudinarias sesiones de firmas numeradas de ECC -que supongo repetirán este año- y solicitarle una Madame Xanadu, que es la que acompaña estas líneas. Quién pudiera estar repitiendo ahora mismo por aquellos lares...
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