Llego a esa semana que siempre me ha dado tanto miedo, la última antes de unas vacaciones, de un fin de año, de un evento importante, con la misma sensación de siempre. La de funcionar a base de la energía de reserva, con menos fuerza que un motor de curvatura que tiene todos sus cristales de dilitio fundidos, y la de tener la sensación de estar a punto de ahogarme justo cuando la orilla está ahí enfrente, a la vista, al alcance de las yemas de mis dedos... Es un último empujón que daré como pueda y a partir del próximo viernes me esperarán cuatro semanitas de descanso por delante que, crisis y recortes mediante, las pasaré en la tranquila seguridad de mi casita, a la sombra si puede ser y dejándome achuchar por los mininos mientras devoro el final de Danza de dragones -este es mi segundo verano Martin consecutivo, alcanzando por fin lo editado hasta el momento y convirtiéndome en amenaza de spoiler en lugar de carne del mismo-, repaso la masacre zombi del Dead Nation para ponerme en situación ante el estreno de Guerra Mundial Z y sobrevivo a los infectados de Last of Us como buenamente pueda. Y lo de buenamente, dada la curva de dificultad de ese juego, es un auténtico eufemismo. Esta semana creo que ya regularé definitivamente el ritmo de publicación a las 3-4 entradas semanales que creo que puedo producir sin caer en desganas o en urgencias, y dejaré que sea la improvisación la que guíe los contenidos a compartir, dejando ya para la que viene una semana dedicada por entero a la creación literaria de Max Brooks y a los zombis que infestarán las pantallas españolas a partir del próximo viernes pero a los que creo que no podré inyectar el diente hasta unos días después.
Y en esta época del año, una canción sobre el verano, aunque más concretamente el del amor, en una versión un tanto especial y muy diferente de la de los Zombies originales, a cargo del grupo Big Blue Missile con Scott Weiland, vocalista de los Stone Temple Pilots, haciendo lo propio en un tema que fue incluido en la banda sonora de La espía que me achuchó, el delirio psicodélico-cómico que nos regalaron Mike Myers y Florentino Fernández en una combinación irrepetible de actuación y doblaje internacional que personalmente sigo disfrutando enormemente a pesar de los años pasados. Les dejo con la canción, y con los calores, y con el estrés previo a los desplazamientos vacacionales, y con el sol inmisericorde, y con las aglomeraciones playeras... ¿Cuándo dicen que llegan los zombis?
The time of the season
Big Blue Missile ft. Scott Weiland
It's the time of the season
When the love runs high
In this time, give it to me easy
And let me try
With pleasured hands
To take you and the sun to
Promised lands
To show you every one
It's the time of the season for loving
What's your name?
(What's your name?)
Who's your daddy?
(Who's your daddy? He rich?)
Is he rich like me?
Has he taken
(Has he taken)
Any time
(Any time to show)
To show you what you need to live?
Tell it to me slowly
Tell you what?
I really want to know
It's the time of the season for loving
What's your name?
(What's your name?)
Who's your daddy?
(Who's your daddy? He rich?)
Is he rich like me?
Has he taken
(Has he taken)
Any time
(Any time to show)
To show you what you need to live?
Tell it to me slowly
Tell you what?
I really want to know
It's the time of the season for loving
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