Esta semana aparecía en medios de comunicación generalistas, medios especializados y redes sociales una noticia relacionada con el mundo del comic de las que le reconcilian a uno con el mundillo. El historietista, ilustrador, animador y pintor Miguelanxo Prado era considerado merecedor del Premio Nacional de Comic 2013 por su monumental novela gráfica Ardalén -que mucho me temo no he leído-, un trabajo de 256 páginas que le ha tomado más de tres años de trabajo. He de decir que este autor ha tenido una presencia discontinua pero constante en mi vida lectora de comics, en tanto que sus trabajos para Cimoc y El Jueves, concretamente la historia serializada Trazo de tiza y su sección Quotidiania delirante, eran dos lecturas que me resultaban fascinantes y atrayentes a partes iguales, aun cuando se apartaban bastante de mis gustos más generalistas relacionados con la ciencia ficción o el humor de trazo más grueso que abundaban en cada una de las respectivas cabeceras. Cuando años más tarde confluyó el talento del ilustrador con una de las series que más he disfrutado nunca y con uno de mis personajes predilectos, en el especial Sandman: Noches eternas, con guión de Neil Gaiman, la satisfacción fue ya completa y absoluta. Y para más inri, el caso es que conforme se iban sucediendo sucesivas ediciones de las Jornadas de Comic de la Villa de Avilés, la presencia de Miguelanxo en las mismas fue constante, acudiendo como un aficionado más a asistir a las charlas, a las exposiciones y a la convivencia con otros autores y aficionados. Aún conservo por casa una tirada conmemorativa de sellos que el autor firmó para los asistentes. Durante una de aquellas Jornadas tuvimos la inmensa suerte de poder coincidir con Miguelanxo Prado en una improvisada sesión de firmas, y el autor coruñés tuvo la inmensa amabilidad de dibujar a Morfeo en todo su melancólico, solitario y atormentado esplendor. El caso es que no sé cómo demonios he tenido tanto tiempo este dibujo escondido en la carpeta de pendientes, y cuando apareció la noticia de la concesión del Premio Nacional de Comic tuve que mirar y remirar en el blog para comprobar que no estaba publicado. Así pues, corregimos ese retraso injustificado y celebramos una grandísima noticia para el mundillo -al reconocer el peso y la calidad de un gran artista en el momento de la publicación de su nueva gran obra- y para la memoria friki sentimental de un aficionado que ha quedado encandilado a lo largo de los años por la poesía y la melancolía que destilan las imágenes evocadas por la plumilla y el pincel de uno de nuestros más grandes artistas. Que Morfeo vigile sus sueños en esta tarde dominical y les acompañe sanos y cuerdos de regreso al tan a menudo ingrato y difícil mundo de la vigilia.
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