Hay autores que no necesitan grandes alharacas para hacerse notar, que no buscan el impacto a golpe de splash-page ni la espectacularidad impostada del efectismo digital. Autores que simplemente dibujan bien, narran mejor y, sin hacer ruido, acaban dejando su huella entre los grandes. Alejandro Germánico, más conocido como Xermánico, pertenece a esa rara especie. No llegó al cómic por accidente ni por marketing, sino por el camino más difícil: el del trabajo constante, la mejora diaria y el respeto absoluto por la narración visual. De esos autores que se ganaron el sitio a base de páginas bien construidas y plazos cumplidos. Su carrera empezó de manera discreta, con encargos y colaboraciones para editoriales menores, pero pronto su trazo claro y su sentido del ritmo narrativo llamaron la atención más allá del Atlántico. DC Comics se fijó en él, y desde entonces su firma ha aparecido en títulos tan reconocibles como Injustice: Gods Among Us, Green Lantern, Justice League o Wonder Woman. También ha pasado por IDW, ha firmado portadas con músculo y dinamismo, y ha demostrado ser uno de esos dibujantes que entienden el cómic como un lenguaje, no como un escaparate. Lo mejor de Xermánico es su claridad narrativa. No hay confusión posible en sus páginas: la acción fluye, las figuras respiran, y cada viñeta tiene un propósito. Su trazo, firme y contenido, evita el artificio, pero nunca resulta frío. En su dibujo hay cinematografía y elegancia, un sentido del espacio que recuerda más al buen storyboard de una superproducción que al caos que a veces asola el cómic de superhéroes moderno. Y cuando toca subir el volumen, sus composiciones responden con contundencia: héroes musculados, anatomías sólidas y un uso magistral del negro y del contraste.
Coincidimos con él en el último Salón del Comic de Barcelona al que acudimos, antes de que el maligno apareciera en nuestras vidas e impusiera un hiato en las labores de friquerío y sketch-busterismo. Participaba en el Artist Alley que le editorial ECC habilitó durante varios años para que los dibujantes españoles que trabajaban para la editorial DC pudieran aceptar commissions del público español. Todo muy al estilo americano que ya se ha impuesto en nuestro país y muy alejado de aquella gloriosa época en que los autores hacían auténticos regalos al aficionado español con su arte. Como el Saló suele coincidir con el mes de mayo, que es cuando miss Sparks y yo celebramos nuestro aniversario, algunos años habíamos pedido dibujos "conmemorativos" (como este o este). Aquel año la celebración la inmortalizamos con esta commission en acuarela que el dibujante Xermánico tuvo a bien aceptar, con dos de los personajes de los que hemos estado hablando estas semanas, en una pose realmente entrañable y espectacular. Tengo que decir que es uno de los dibujos que pasó a formar parte de la exposición permanente que existe en chez Sparks Plissken.
No hay comentarios:
Publicar un comentario