sábado, febrero 12, 2011

La trampa del Diablo: La primera Cronica Nocturna de M. Night Shyamalan

Amanece un día gris en el centro de negocios de Philadelphia y comienza un día de perros para el detective Bowden (Chris Messina), un torturado policía con problemas con el alcohol provocados por el atropello mortal de su familia a manos de un conductor que se dio a la fuga. Bowden recibe un aviso de suicidio que le conducirá hasta un impresionante edificio de oficinas. Allí se ha producido el suceso que desencadena los aciagos acontecimientos del día: un hombre ha saltado sin motivo aparente desde una ventana de los pisos superiores...


De forma paralela a la investigación, cinco desconocidos se encaminan a sus destinos en el edificio de oficinas, ocupando de forma fortuita un mismo ascensor. El ascensor, sin motivo aparente se detiene entre dos plantas, las luces comienzan a fluctuar y el nerviosismo y la desconfianza comienzan a surgir entre los cinco ocupantes, personas diametralmente opuestas que no tienen nada en común. Los protagonistas del peculiar y clautrofóbico encierro son un trabajador temporal de seguridad del edificio (Ben Larson), un vendedor de colchones algo carota y ligero de manos (Geoffrey Arend), una anciana de carácter seco y cortante (Jenny O'Hara), una mujer de negocios con un carácter tan duro como los diamantes (Bojana Novakovic) y un tipo de pocas palabras y bastantes recursos (Logan Marshall-Green). El agobio por lo reducido del encierro, el miedo a lo desconocido que supone el estar atrapado con personas cuyas reacciones pueden ser imprevisibles y la falta de ayuda van enrareciendo el ya de por si tenso ambiente dentro del ascensor.


En el exterior, los esfuerzos de Bowden por hallar un sentido al suicidio ocurrido horas antes transcurren de forma paralela a los del equipo de seguridad del edificio por rescatar lo antes posible a los ocupantes del ascensor. El jefe se seguridad (Matt Craven) y su ayudante (Jacob Vargas) contemplan las imágenes de la cámara de vigilancia -siendo testigos de los flashes inexplicables y de unas situaciones cada vez más bizarras y preocupantes, al tiempo que el encargado de mantenimiento (Joe Cobden) hace todo lo posible por mover el ascensor. Finalmente, todo confluirá en una carrera contra reloj para salvar las vidas de las personas atrapadas en el ascensor y mantener la mayor cantidad posible de cordura frente a unos acontecimientos que sólo uno de ellos se verá capaz de explicar...


Devil supone el primer proyecto englobado dentro de las llamadas Crónicas Nocturnas, una trilogía de películas fantásticas de bajo presupuesto -lo que hemos llamado serie B de toda la vida- amparadas por M. Night Shyamalan, que parte como productor del proyecto y creador del argumento sobre el que se desarrolla la película. El encargado de orquestar este primer esfuerzo ha sido John Erick Dowdle, un director con sólidas raíces en el cine de terror al que se deben dos proyectos interesantes, el remake americano -plano por plano, oigan, que ya tiene su mérito- de REC, Quarantine, y el mockumentary sobre los crímenes de un asesino ficticio, The Poughkeepsie Tapes. Mientras que Quarantine si la vi en su momento y lo pasé tan mal como su modelo español aunque sin capacidad de sorpresa alguna, pues seguía la historia conocida al pie de la letra, la segunda película no he sido capaz de verla, primero por su estructura de falso documental y segundo porque todo lo que he leído sobre ella transmite una sordidez y un mal rollo que no me apetece experimentar en primera persona.


Si el que maneja el timón sabe desenvolverse a la perfección dentro del género fantástico manejando un presupuesto escaso y un reparto de autores casi desconocidos, el navegante de este barco diabólico, el guionista Brian Nelson, también tiene una amplia experiencia en la ciencia ficción televisiva (Lois & Clarck, Earth: Final Conflict). En cine, sus colaboraciones con el director David Slade -antes de volverse un poco gilipichi y venderse a los aviesos productores de la saga Eclipse- han dejado dos pequeñas joyas del thriller y el terror contemporáneos: la incómoda Hard Candy y la visceral 30 days of night. Veremos si Slade se recupera y nos da sangre, sudor y gasolina en su remake de Christine de John Carpenter. Así pues, con tres bestias pardas del género a bordo, uno espera un viaje infernal, y pese a que la premisa inicial no lo sugiere, a fe mía que consiguen que vivamos un carrusel de emociones sin apenas salir de las cuatro paredes de un ascensor.


La película se estructura en torno al tradicional whodunit, partiendo de una situación concreta y claustrofóbica (cinco personas atrapadas en un pequeño espacio cerrado) que irá deteriorándose progresivamente, exigiendo que tanto los de dentro como los de fuera (desde la oficina de seguridad) intenten determinar con exactitud qué está ocurriendo y quién es el responsable. Podemos encontrarnos perfectamente ante una versión condensada y reducida de la historia clásica de Agatha Christie, que podríamos llamar Cinco Negritos En Mi Ascensor. Lo que en otras producciones habría derivado en un exceso de diálogos y en una reiteración de situaciones aquí se logra soslayar ampliando el plano de la historia (hay un dentro y un fuera en el que siempre están pasando cosas) y caracterizando de forma soberbia a cada personaje con unas pinceladas (tanto propias por lo que hacen en cada momento como por el background que la investigación policial da sobre cada uno de ellos). La premisa de la situación, el meollo de la historia, además, es oportunamente expuesto por uno de los personajes que parece conocer el dedillo lo que está pasando y, lo que es mucho peor, hacia lo que conduce toda la situación -lo que supone quizá el mayor punto flaco del guión-, previniendo al espectador con antelación del giro que dará la historia y sentando las bases de un tramo final que pasa del thriller al terror de forma natural y satisfactoria y ofreciendo por el camino un par de sustos de esos que le dejan a uno clavado en la butaca.


Las Crónicas Nocturnas no podrían haber empezado mejor, con una sólida peliculita que ofrece al espectador lo que promete: 80 minutos de tensión en los que no hay un sólo tiempo muerto, un par de giros de guión relativamente coherentes con lo anterior, tres o cuatro sustos bien dados -y lo que es mejor y más difícil, magistralmente dosificados- y una historia que no te deja con la sensación de haber sido tomado por imbécil. La mano de Shyamalan en el proyecto se nota, y mucho, en el contenido de la historia, con la ambientación en su querida Philadelphia, la carga de traumas personales que arrastran los protagonistas y la evolución psicológica de estos. A nivel formal, la película se aparta bastante de lo que ha sido el cine de Shyamalan hasta el momento, huyendo de los largos silencios, la acción pausada, el tempo largo para narrar una secuencia. Tan sólo el empleo del color con intención simbólica se mantiene, y el rojo será un elemento común para los protagonistas de esta Trampa del Diablo de la que resulta tan difícil escapar una vez se ha entrado en ella.

4 comentarios:

Osukaru dijo...

Me hubiera gustado que la película hubiera sido mucho más contenida en el elemento sobrenatural, de hecho creía que la peli se mantendría más en la constante de la misteriosa investigación del policia y de los hechos... No me dejó tampoco satisfecho el último golpe de efecto con la aparición tramposa del "anfitrión" de todo el entuerto.

De todas maneras esperaré una nueva historia de estas Crónicas Nocturnas, por que este formato se me antoja realmente apetecible sobre todo si la duración de estos filmes se mantiene (80 minutillos), creo que es la duración ideal.

Por último si que me gustaría destacar los títulos de créditos iniciales con esas vistas aéreas invertidas con la música de Fernando Velázquez.

Un abrazo!.

Francisco J. Ortiz dijo...

Totalmente de acuerdo con Osukaru, el soundtrack del español y los créditos iniciales, de lo mejor del film.

Y efectivamente, lo de "sólida peliculita" es una muy buena definición: es sólida porque funciona a la perfección... y una peliculita porque una vez disfrutada tampoco deja demasiado poso.

Aquí, lo que dije en su día de ella:

http://abandonadtodaesperanza.blogspot.com/2010/12/las-cronicas-de-shyamalan-y-cia.html

(Eso sí, y pese a las carencias que tenga y a que servidor adora a Shyamalan, la disfruté mucho más que "Airbender" y, si me apuran, "La joven del agua". Pero quiero reivindicar la estupenda -y a mi parecer injustamente vilipendiada- "El incidente". De las anteriores del indio no digo na, porque me parecen todas ellas perfectas por lo general y geniales como poco).

Un abrazo, compañero.

Osukaru dijo...

A mi El Incidente también me pareció que fue vilipendiada, como usted dice.

Plissken dijo...

Los créditos con la ciudad invertida son estupendos, coincido con ambos dos. Parto de que al ser una película realizada con mínimo presupuesto, que ha recuperado con creces, y dentro del espíritu de cine de género sin pretensiones pero hecho con talento, me parece una película plenamente satisfactoria, y el mejor proyecto en el que ha estado implicado Shyamalan en años. Yo salvo más La joven del agua que El incidente, que me parece una idea fantástica -de cojonuda- que se va al traste con algunos de los momentos más ridículos del cine reciente: la conversación con la planta en el despacho, el clímax contra el campo de cebada... Nefasta no termina de ser, pero un repaso al guión no le habría venido nada mal. De todos modos ahí queda su tetralogía de obras maestras, lo mejor del cine comercial de los años 90 y primeros 2000. Me encantan estos debates ;D

Por cierto que a mí el sustaco final me lo pegó, y bien dado, oigan. Menudo susto se llevaron mis gatos con el bote que dí. ¡¡Un abrazo a ambos dos!!

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