domingo, abril 17, 2011

Planetary: Arqueólogos de lo extraño y lo imposible

Elijah Snow pasa los días en un café mugriento en medio del desierto sin otra ocupación que discutir con la camarera sobre la discutible calidad del café y ver las tormentas de arena erosionar el tedio que reina en su vida. La visita de Jakita Wagner y una oferta de trabajo que Snow no podrá rechazar cambiarán su vida para siempre. Jakita representa a Planetary, una organización filantrópica que opera a nivel mundial en busca de lo extraño y lo bizarro para neutralizar cualquier posible amenaza para la humanidad y buscando aprovechar cualquier posible hallazgo en beneficio de la ciencia. La organización, fundada por el misterioso Cuarto Hombre, figura casi mitológica que permanece en la sombra del secreto oculto en el mito, opera en todo el mundo con un equipo de campo formado por tres personas. Tras la pérdida durante una misión de uno de los componentes del equipo, Ambrose Chase, Jakita decide recurrir a Snow, una leyenda dentro de Planetary, para que la acompañe a ella y al Batería a lo largo y ancho del mundo.


Cada una de esas misiones requerirá el máximo del equipo, que cuenta con el poder de Elijah Snow sobre la temperatura, con la fuerza y velocidad de Jakita y con la habilidad del Batería para procesar toda clase de información y comunicarse con máquinas de todo tipo para superar cualquier amenaza, situación extraña o evento imposible que se cruce en su camino. Durante esas misiones pronto se hará evidente la presencia de una mano oculta en el mundo que intenta algo completamente opuesto a los intereses de Planetary, y es el mantener al mundo tal y como está para aprovechar y exprimir todos sus recursos. Los Cuatro son el gobierno secreto y oculto que rige el destino del mundo, y no lo hace precisamente para su bien. Si Snow, Wagner, Batería y sus aliados no descubren pronto el secreto del Cuarto Hombre y frenan el avance de los Cuatro, nada podrá salvar al planeta Tierra de la condenación.


Planetary es una serie cerrada de 27 números escrita por el guionista británico Warren Ellis y dibujada magistralmente por John Cassaday. Para desgracia de los aficionados la serie contó con un ritmo de publicación más que irregular, lo que provocó parones en su edición de años y que se prolongara durante más de una década. Una vez completada la obra, y leída de tirón podemos decir que cada minuto de espera ha merecido la pena, y es que Planetary se constituye como una de las mejores obras parida por la mente inquieta de Warren Ellis y como un homenaje a la cultura popular del siglo XX en todas sus manifestaciones: literatura de aventuras, tebeos de diversos géneros, cine... Cada uno de los números remite a una película, personaje ficticio o género reconocibles, y sin ánimo de ser exhaustivo, y sabiendo que me dejaré más de una referencia por el cámino, déjenme decirles algunas de las cosas extrañas que podrán encontrar en Planetary.


Una liga de aventureros formada por las versiones de Fu Manchu, Tarzán, Doc Savage, La Sombra o Flash Gordon; una isla en Japón habitada por las criaturas que la radiación creó convirtiendo a las kaiju eiga en una aterradora realidad; la venganza de un policía fantasma armado con dos pistolas en Hong Kong que habría hecho las delicias de John Woo; un detective transformado en una suerte de Capitán Marvel (el de la DC) transdimensional; la rememoranza de una vida llena de aventuras con extractos de las hazañas de Doc Brass en forma de literatura pulp ilustrada; la génesis de unos Cuatro no tan fantásticos transformados por la locura que han empleado sus poderes no ya en beneficio propio, sino manteniendo a la humanidad en un estado de estancamiento científico; un paseo por los mundos mágicos y oníricos de la mano de un peculiar John Constantine que se verá transfigurado por obra y gracia de Ellis en una versión de Spider Jerusalem, o cómo sintetizar la línea Vertigo en 24 páginas con mucha sorna y bastante mala baba; un paseo por la Ciudad Zero donde el gobierno estadounidense lidió con las hormigas de Them!, mató a La mujer de cincuenta pies y experimentó con la rubia más famosa de la historia; que habría sucedido en un mundo aterradoramente real y corrupto ante la llegada de tres de los héroes más famosos del UDC, o cómo Superman, Wonder Woman y Green Lantern no habrían recibido el trato que merecían; las sicodélicas aventuras del superagente de STORM, Stone, o de cómo Steranko, Nick Furia y Shield tienen cabida en el mundo de Planetary; otra peculiar Liga de personajes ficticios formada por Sherlock Holmes, Dracula, Frankenstein o el Hombre Invisible...


Aunque puedan haberse sentido abrumados por esta enumeración, lo cierto es que sólo alcanza hasta el número 13 de Planetary, momento en el que la historia propiamente dicha comienza a desarrollarse y cada una de esas piezas comienza a encajar en un puzzle fascinante que se irá desgranando número a número hasta un final explosivo y uno de los epílogos más maravillosos y emotivos que he leído en bastante tiempo. Warren Ellis realiza un verdadero tour de force en el que aúna por un lado el sentido de la maravilla en cada uno de los mundos que nos presenta y por otro unas caracterizaciones que comienzan siendo esquemáticas y que van profundizando en cada uno de los personajes a medida que la historia se va desarrollando y que las historias secretas de cada uno de ellos se nos dan a conocer. Al igual que ellos van destapando poco a poco el plan secreto que rige los destinos del mundo, su historia, motivaciones y relaciones se nos van mostrando con un sentido del ritmo y la dosificación poco menos que magistrales, hasta el punto en que, cuando conocemos finalmente las historias de Snow, Wagner y Batería no podemos hacer otra cosa más que apreciar profundamente a los personajes y sentirnos implicados con sus desventuras y problemas. Por si fuera poco, a la complejidad de la trama y la riqueza de las caracterizaciones, Ellis añade otro de sus puntos fuertes, que es la construcción de unos diálogos contundentes, mordaces, cínicos, rápidos, que enganchan y además contribuyen a reforzar los dos aspectos previamente mencionados -dan información y reflejan el carácter de cada personaje-.

Si en el aspecto literario contamos con un Ellis soberbio, no podemos quejarnos en absoluto del apartado artístico, que cuenta con un igualmente espectacular John Cassaday, que juega con el estilo de cada número y lo adecua al sujeto de la historia sin problema alguno. Además, el largo lapso temporal que abarca la serie nos permite contemplar no la evolución de su estilo, que en esencia ha permanecido, sino la depuración y la estilización del mismo, mostrando ya en los compases finales de la historia un dominio de la narrativa y de la caracterización de personajes que provoca la inmersión completa y absoluta del lector en el mundo de Planetary. No hay nada con lo que Cassaday no se atreva en esta serie, y no hay nada que dibuje mal: monstruos, alienígenas, fantasmas, personajes famosos, ciudades mitológicas, mundos desconocidos, universos alternativos... Todo se muestra sobre el papel con una grandeza y una sobriedad que no puedo calificar más que de maravillosas. Y a la hora de acercarnos a los personajes, pocos como Cassaday pueden transmitir esa socarronería a las sonrisas de Snow, ese desdén a los comentarios de Wagner o esa tenue frontera entre la genialidad y la locura que traslucen los comentarios del Batería. La maldad de los Cuatro, la candidez de Wilder, la ambigüedad moral de Stone, la serenidad de Brass, todo aparece reflejado en su gestualidad con una expresividad casi fotográfica.


Aprovechando la reciente edición en tomo de Planetary por parte de Norma he releído la serie de tirón -siendo la tercera o cuarta vez que leía los primeros doce números, sin duda uno de mis tebeos de cabecera de los últimos años y mi segunda obra favorita de Ellis junto a Transmetropolitan-, con lo que he podido disfrutar de la historia en toda su complejidad y plenitud, llegando a una resolución llena de sentido de la maravilla, positiva y humanista, algo que muy pocos habrían pensado dado el tono de la historia y el carácter de los personajes durante buena parte de la misma y que en su tramo final adopta unos tintes de carácter humano brutales y que pone los sentimientos en primer término a un nivel de intensidad y calidad como no recordaba desde los tiempos de Starman. Si no han leído ustedes Planetary, deberían solucionarlo lo antes posible porque se van a enfrentar a un tebeo realmente espectacular repleto de imaginación, fantasía, acción, magistralmente escrito y soberbiamente dibujado. Parafraseando a Snow, se trata de una serie extraña y maravillosa. Disfrutémosla así...

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ROndi

Mis felicitaciones por este genial post, no solo has logrado que me interese por tu blog, se ve que esto te encanta y lo transmites, lo cual, no todos logran. Pero sobre todo, repentinamente tengo un hambre gigantesco de Planetary, en cuanto pueda, será ingerido. Muchas gracias por la información y sigue así o incluso mejor. Y ¡Feliz Semana Santa, disfrutala!

JON OSTERMAN dijo...

Después de más de 30 años leyendo tebeos, y dejando al márgen aquellos que marcarón mi infancia,los cuales sigo recordando con cariño, Planetary se ha convertido para mí en un imprescindible, y el mejor cómic publicado en la última década.
Aún diría más, en mi top personal, solo queda superado por el que todos sabeís, por lo que no lo voy a nombrar aquí.
Saludos, amigo Plisken.

Plissken dijo...

Rondi, muchas gracias por tus amables palabras. Sólo por eso ya merece la pena el esfuerzo, y si Planetary ganara un solo lector gracias a mi post ya sería un bloguero feliz. La verdad es que me he dejado llevar por lo mucho que me gusta esta serie que, por cierto, oculta muchísimas más sorpresas en su interior dentro de una historia que funciona como un engranaje de relojería. Qué tipo, este Warren Ellis. ¡¡Un saludo y espero que nos sigamos leyendo por aquí!!

Plissken dijo...

Jon, si alguien no sabe cuál es ese otro comic de cabecera... ¡lo desterramos!

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