Resulta muy curioso cómo un coleccionista puede pasar años buscando una pieza determinada o simplemente una muestra del trabajo de un autor concreto -independientemente de la colección o del personaje- sin conseguirlo, y cómo de repente, cuando ya se ha dado por vencido o no se percata de ello, aparecen en el mercado varios originales de golpe que le dejan fuera de juego. Sabrán los habituales de mi devoción por Óscar Jiménez, dibujante español de excepcional talento y gran cultura popular -por decir suavemente friki como nosotros- con el que coincidimos en aquel primer Salón del Comic de Barcelona del año 2000 y que fue una de las experiencias seminales que forjó nuestro cariño por el mundillo y nuestra devoción a él hasta que por causas de fuerza mayor -económica, mayormente- nos hemos visto obligados a abandonar temporalmente. El caso es que con los años hemos conseguido unos cuantos dibujos de Óscar, que tanto por calidad como por el rato pasado a su lado charlando con él y viéndole en faena han supuesto un verdadero lujo para nosotros, por no mencionar la commission que supuso nuestra invitación de boda y que realizó con la perfección digna de un artista de su talla. Pero en cuanto a originales, nada de nada. Ni tratantes, ni subastas en ebay, ni coleccionistas particulares. Lo más cerca que estuve fue un par de páginas que el insigne coleccionista mallorquín Jaume Vaquer puso a la venta pero que se me escaparon en mis narices. Y en aquel caso estábamos hablando no sólo de un artista que admiraba profundamente sino de una colección -Flash- y una etapa -la de Mark Waid- que considero como fundamental para todo aquel que se precie de ser un buen lector de comics. El caso es que a mi buen amigo Óscar L. le llegó la posibilidad de conseguir varias páginas directamente de Óscar, las pocas que aún conservaba de una época verdaderamente gloriosa, entre las que se encontraba esta de Flash y la que hoy nos ocupa, una página a lápiz no publicada que Óscar Jiménez realizó en su momento como prueba para encargarse de las aventuras de Impulso o como número de la colección, cuya publicación fue finalmente descartada. El caso es que ese caracter de unpublished disminuye considerablemente el valor del arte original, que no su calidad, y aquí nos encontramos con otra excelente muestra de cómo Óscar llena de detalles y volumen cada escenario, cómo maneja a sus personajes en el espacio y cómo narra. Al conseguirla directamente del dibujante, Óscar pudo lograr que nos la dedicara. Quién nos iba a decir que dos añitos después Óscar Jiménez firmaría otro dibujo tan diferente como el de Sparks y Plissken...
2 comentarios:
¡Qué suerte has tenido, Pedro! Resulta que uno también anda buscando algún original de Oscar Jiménez, pero es muy difícil conseguirlos y más de su primera época. También fue el primer autor que me hizo un dibujo en el primer Salón del Comic al que asistí, pero en 1994.
Un saludo
Me llevas unos cuantos años de ventaja, Carlos :D Créeme que pasé años buscando y al fin llegó la oportunidad. Pero ya te digo, desde entonces sí que ha aparecido algo más al mercado, pero con cuentagotas. Un saludo y felices fiestas!!!
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