Willard: Todo el mundo consigue lo que desea. Yo quería una misión, y por mis pecados me dieron una. Traída hasta mí como Servicio de Habitaciones. Fue una misión elegida, y cuando acabó, nunca quise otra.
Iba a ir al peor lugar de la tierra y ni siquiera lo sabía entonces. A semanas de distancia y cientos de millas por un ríoque serpenteaba a través de la guerra como el cable de un circuito principal, conectado directamente a Kurtz. No fue un accidente que fuera yo el guardián de la memoria del Coronel Walter E. Kurtz, como tampoco fue un accidente mi regreso a Saigon. No hay forma de contar su historia sin contar la mía propia. Y si su historia es realmente una confesión, la mía igualmente lo es.
Kilgore: Me encanta el olor del Napalm por la mañana. Sabes, una vez bombardeamos una colina durante 12 horas. Cuando todo acabó me di una vuelta por allí. No encontramos ni uno de ellos, ni un apestoso cuerpo amarillo. El olor, conoces ese olor a gasolina... La colina entera olía a... victoria. Algún día esta guerra terminará...
Kurtz: He visto cosas horribles, horrores que tú has visto. Pero no tienes derecho a llamarme asesino. Tienes derecho a matarme. Tienes el derecho de hacer eso... pero no el derecho de juzgarme. Es imposible describirlo con palabras a quienes no conocen el significado del horror. El horror... El horror tiene cara, y tú debes hacerte amigo del horror. El horror y el terror moral son tus amigos. Si no lo son, entonces se convierten en enemigos temibles. Verdaderos antagonistas. Recuerdo cuando estaba en las Fuerzas Especiales. Parece que han pasado mil siglos de eso. Fuimos a un campamento para vacunar a los niños. Nos fuimos de allí cuando vacunamos a los niños contra la Polio, y aquél viejo vino corriendo tras nosotros y estaba llorando. No podía ver. Regresamos allí y ellos habían venido y cercenado cada brazo vacunado. Estaban amontonados. Una pila de pequeñas brazos. Y recuerdo que... lloré. Lloré como una abuela. Quería arrancarme los dientes. No sabía qué quería hacer. Yo quiero recordarlo. No quiero olvidarlo nunca. Y entonces me di cuenta... como si me hubiesen disparado con un diamante, una bala de diamante a través de mi frente. Y pensé: Dios mío... la genialidad de aquello. El genio. La voluntad de hacer aquello. Perfecta, genuina, completa, cristalina, pura. Entonces me di cuenta de que eran más fuertes que nosotros. Porque ellos podían aguantar que esos no eran monstruos. Eran hombres... pelotones entrenados. Hombres que luchaban de corazón, que tenían familias, que tenían niños a los que querían... pero tenían la fuerza... la fuerza... para hacer aquello.. Si yo tuviese diez divisiones de aquellos hombres nuestros problemas aquí habrían acabado rápidamente. Tienes que tener hombres que sean morales... y al mismo tiempo que sean capaces de usar sus instintos primordiales para matar sin sentimientos... sin pasión... sin juicio... sin juicio. Porque es el juzgarnos lo que nos derrota.
He visto un caracol deslizarse por el filo de una navaja. Ese es mi sueño, Esa es mi pesadilla. Arrastrarme, deslizarme por todo el filo de una navaja... afilada... y sobrevivir.
El horror... El horror...
4 comentarios:
Estamos ante la mejor película bélica de todos los tiempos.
Claro esta que el marco de la guerra del Vietman es solo un pretexto para que Coppola nos cuente lo que de verdad quiere contarnos, que es la bajada a los infiernos del ser humano.
Me encanta la frase de Willard que has elegido, aunque creo que yo tengo opinion particular de a que se refiere... digamos más femenina jajajaja.
Será que soy una xica???!!!
Besitos desde la montañaaa
Jon, completamente de acuerdo con usted, pero yo quitaría el adjetivo. Partiendo de algo concreto y adscrito a un género codificado Coppola realiza la adaptación definitiva del Corazón de las Tinieblas y a la vez elabora un auténtico tratado sobre la infinita capacidad del hombre para provocar dolor a sus semejantes y abrazar la locura. En cada uno de nosotros yace un Kurtz profundamente enterrado. La versión Redux, además, resulta imprescindible, en tanto que los pasajes de las Plamates y la plantación francesa -eliminados del montaje final- terminan de matizar un mensaje ya de por sí rotundo.
Me parece un tanto curiosa la contraposición este Él dijo... Ella dijo respecto del anterior dedicado a Blade Runner. Mientras que los Nexus anhelaban abrazar una humanidad que les era negada por su condición y Roy Batty rememora antes de su muerte los momentos maravillosos que atesora en su memoria, Kurtz ha visto el horror absoluto -el famoso horror- y lo ha abrazado. La negación del bien y de la vida que le llevaran a orquestar esa especie de sacrificio ritual en el que él mismo es la ofrenda y Willard será el sacerdote.
El calificativo de Obra Maestra no abarca a esta película.
Mirims, no creo que Willard esté indispuesto, jejeje. Claro que esa misión se parece un poco a tu incursión por tierras alicantinas de la semana pasada -incursión a la que por cierto Leti Sparks y yo lamentamos un montón no asistir, de corazón-.
Por lo demás, suerte que estas en la montaña, porque con la que esta cayendo ultimamente vamos a acabar teniendo que venir en lancha al trabajo ;D
Publicar un comentario