jueves, abril 21, 2011

Sketch-busters CLXXIV: Steve Dillon

Aprovechamos las fechas pascuales y publicamos hoy un dibujo plenamente relacionado con el Señor, sus Angelitos, sus Enviados y sus Representantes en la Tierra. Hoy nos acompaña Jesse Custer, Predicador texano y portador humano de la entidad divina Génesis -fruto de la unión entre un ángel y una diablesa, cómo no-. Esa particular posesión ha dotado a Jesse Custer del don de La Palabra, que provoca que todo aquel que la escuche tenga que cumplir su voluntad. Acompañado de una vieja novia y de un vampiro irlandés borrachuzo y malhablado, Custer emprenderá un viaje por el lado más salvaje de los Estados Faltitos de América en busca de Dios para ajustarle las cuentas, siempre y cuando el Santo de los Asesinos o toda la plétora de perseguidores humanos que va tras él -con el inolvidable Starr a la cabeza- no lo impidan. Esta es la sucinta sinopsis de una serie que me marcó profundamente -como a muchos- durante los años 90 y que todavía no he vuelto a releer de tirón, y que fue uno de los grandes hitos de la linea Vertigo junto a Sandman y Transmetropolitan en aquellos años. Supone además uno de los trabajos más reconocidos del dibujante británico Steve Dillon, cuya carrera, como la de tantos otros compatriotas, comenzó en revistas dedicadas a la ciencia ficción como Warrior, Doctor Who Magazine o 2000AD. El salto al otro lado del charco lo dio realizando una serie de números para Animal Man, y luego se produjo una de las más felices y afortunadas uniones artísticas que el medio ha visto en las últimas décadas. Junto al guionista Garth Ennis inició una colaboración artística que fructificó en una memorable etapa de Hellblezer (19 números), la serie Predicador (66 números) y el relanzamiento de The Punisher (26 números) para Marvel, editorial para la que ha venido realizando sus últimos trabajos. La presencia de Dillon en Avilés fue una verdadera conmoción, y pronto se convirtió en uno de los autores más activos y en uno de los más solicitados, hasta el punto de que casi dimos por imposible el conseguir una dedicatoria. Por fortuna, el último día de las Jornadas se montó una improvisada sesión de firmas en la carpa en la que pudimos esperar pacientemente hasta que llegara nuestro turno y conseguir este busto de Jesse Custer, uno de los personajes más cojonudos que se han parido en los últimos años y que es, sin duda, otra de esas referencias vitales que permiten afrontar la vida con unos valores y una integridad encomiables. Aunque, claro, teniendo La Palabra como recurso último uno se garantiza muchas cosas. Que ustedes lo disfruten.

2 comentarios:

Pablo dijo...

¡Qué bueno! Un dibujo super currado. Otra joyita escondida de las suyas, ¡Enhorabuena!

Plissken dijo...

Muchas gracias, Don Pablo. Creo que es una de las veces que más suerte he tenido, y que más nervios he pasado durante una sesión de firmas, pero mereció mucho la pena. ¡¡Un abrazo, caballero!!

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