Linterna Verde es uno de mis personajes favoritos, otro más que sumar a una lista en la que Batman, Flash, Spiderman y Superman vuelan muy alto por la cantidad de buenos ratos, mejores tebeos y momentos de inspiración me han brindado a lo largo de mi vida. No es por tanto de extrañar que a lo largo de los años le haya dedicado al personaje varias entradas, que miren ustedes por donde, quedan, ordenadadas, como un somero repaso a la trayectoria editorial del personaje y dan cuenta de los vaivenes argumentales y editoriales que han regido su destino hasta la llegada de Geoff Johns. Como ya hiciera el año pasado con Adam Strange, estas fechas son el mejor momento para reordenar esas entradas y dejarlas como repaso a la carrera de uno de los mayores héroes que la editorial DC ha conseguido crear, mantener, destruir, recuperar y relanzar hasta la grandeza. Y si las fiestas lo permiten, en un par de días, la reseña de la peli. Pero no se apuren, ya les avanzo la polémica conclusión. ¡PAMMHG!
Origen Secreto
Hal Jordan es un muchacho que admira a su padre por encima de todas las cosas. Destacado piloto del ejército y arriesgado encargado de probar prototipos para la empresa Ferris Aircraft, Martin Jordan sufrirá un accidente mortal durante un vuelo de prueba. Hal será testigo del trágico suceso y su vida quedará marcada para siempre por la valentía de su padre al evitar una tragedia mayor. El sueño de seguir los pasos de Martin entrará en conflicto con su familia, que no quiere vivir de nuevo un drama parecido, y así, Hal pasará su adolescencia intentando acercarse a toda costa al cumplimiento de su sueño sin romper todavía más el ya frágil y cansado corazón de su madre. La comprensión de su hermano menor Jim choca con la intransigencia y el dolor de Jack, que le achaca gran parte de la desgracia acaecida sobre la familia. Hal no aguanta más la presión y el día de su dieciocho cumpleaños se alista en el ejército siguiendo los pasos de su padre.
Como piloto, Hal es excepcional, pero excesivamente arriesgado para los estándares militares y del más elemental sentido común, llegando a arriesgar su propia vida y a destrozar material del ejército valorado en decenas de millones de dólares sólo para descubrir el límite del avión y de sí mismo como piloto. Las tragedias familiares van a seguir marcando a fuego la vida y el futuro de Hal, y así, ante la noticia del repentino empeoramiento de salud de su madre, Hal abandona el cuerpo del ejército del aire por la vía rápida, intentando aliviar ese peso del corazón de su madre. Todo es inútil, separado de sus hermanos, huérfano y sin posibilidad de regresar al ejército la vida de Hal Jordan parece condenada al fracaso. Pero...
En el espacio exterior, Abin Sur, miembro del Cuerpo de Linternas Verde viaja a la Tierra con una misión de suma importancia. Una profecía con miles de años de antigüedad vaticina que en el planeta Tierra tendrá origen la Noche más oscura, un suceso que sumirá al universo entero en la muerte y en la destrucción. Algo se tuerce en el camino y Abin Sur, herido de muerte, debe encontrar un reemplazo digno para ocupar su puesto en el Cuerpo y manejar una de las armas más poderosas del universo, el Anillo de Poder de los Linternas Verde. El elegido será, por proximidad, Hal Jordan.
Lejos de suponer la solución para sus problemas, Hal vivirá una compleja serie de acontecimientos que le llevarán a poner en peligro su nuevo trabajo en Ferris Aircraft y a perder la confianza de su jefa Carol Ferris. Transportado hasta el otro extremo del universo el joven vivirá un intenso programa de entrenamiento como Linterna Verde en Oa, hogar de los Guardianes del Universo, conocerá a muchos compañeros que acabarán resultando significativos en su vida (Salaak, Tomar Re, Kilowogg), tendrá que convencer al pupilo de Abin, el mejor Linterna Verde de todos, Siniestro, de su capacidad como miembro del cuerpo y todo ello manteniendo la vida y la cordura intactos e intentando causar el menor impacto posible a aquellos que le conocen. Ha nacido un héroe, y sólo hay sombras de negrura en su futuro, una oscuridad que acaso consuma todo el universo...
La historia es la misma de siempre, y a la vez no lo es. El origen de Hal Jordan ha sido uno de los menos vapuleados por los guionistas a lo largo de los años, no así la
trayectoria del personaje, de la que ya hablé hace unos años con motivo de la historia
Linterna Verde: Renacimiento. El último origen canónico del personaje se narró en la saga
Green Lantern: Emerald Dawn, y sus autores fueron los guionistas Keith Giffen, Gerard Jones y Jim Owsley y el dibujante M. D. Bright. La historia era muy similar a nivel personal, añadiendo un toque de alcoholismo a los problemas de Hal, y enfrentándolo a una suerte de gladiador estelar amarillo, Legion, al que sólo lograría derrotar conectándose directamente a la batería de poder. La historia nos volvía a mostrar los duros comienzos del que ha sido uno de los héroes más valientes e íntegros de DC, aunque se centraba principalmente en Jordan y el Cuerpo, y presentando de manera tangencial a otros personajes del ambito de Jordan. Pero en este mundillo nada dura para siempre, y era hasta lógico que el actual demiurgo de la colección quisiera hacer tábula rasa y plantar desde el origen de la historia las semillas argumentales de su gran obra.
Me refiero, claro a Geoff Johns, el verdadero motor creativo que se esconde tras las mejores colecciones de DC en los últimos años (JSA, Linterna Verde) y que parece estar llevando a Superman por el buen camino contando historias emotivas y muy bien narradas. Desde que se hiciera cargo del personaje, nada menos que resucitando a Hal Jordan y explicando sus actos de locura y destrucción en la serie GL: Renacimiento, Johns ha ido desarrollando una misma historia de fondo, de forma lenta pero segura, que ha tomado la forma de diferentes sagas. En España sólo ha aparecido la primera de ellas, La Guerra de los Siniestro Corps y la aparición de los anillos amarillos, pero seguirán pronto historias en las que aparezcan los Linternas Roja, Naranja, y todo ello avanzando un futuro macro evento que será La Noche más Oscura y en la que los Linterna Negra (personajes ya difuntos con anillos negros de poder ¡¿?!) serán el enemigo a batir. Geoff Johns es mi escritor pijamero ideal, en tanto que conoce el pasado de un personaje, hurga en su continuidad encontrando nuevos modos de aprovechar el universo de cada héroe y plantea historias que, lejos de quemar el pasado y el presente de la editorial, permiten desarrollar historias futuras que no limiten las posibilidades editoriales de los personajes.
Así, en GL: Origen Secreto encontramos todas las claves que hacen reconocible a Hal Jordan, narradas con un tono entre introspectivo y épico que resulta sumamente atractivo tanto para el lector de largo recorrido como para aquel que quiera iniciarse en el universo de los Green Lantern. La mitología del Cuerpo, la desgracia de Abin Sur, la relación con Carol Ferris, el origen de Hector Hammond o de Mano Negra, el primer encuentro con Siniestro, el entrenamiento en Oa, todo aparece narrado y mostrado con un sentido de la maravilla que parte del convencimiento del propio autor en aquello que nos está contando. Lejos de querer convertirse en la estrella de la historia, el guionista maneja elementos que ya estaban ahí, les proporciona un nuevo telón de fondo, les otorga una nueva profundidad y realmente lo que hace es contribuir a aumentar la mítica de un ya de por sí gran personaje.
Secundando los guiones de Johns encontramos al que ha sido su compañero de viaje en la colección casi desde el primer momento, el inconmensurable Ivan Reis, un dibujante que de haber hecho dos números para Marvel sería considerado un hot artist pero que prefiere mantenerse como uno de los más sólidos y eficaces narradores con los que cuenta DC en su plantilla. A su trabajo anterior en series como Superman o los primeros números de Linterna Verde, ya de por sí espectaculares, Ivan ha añadido la lógica experiencia que dan los años de trabajo, y la confianza que tiene en su habilidad como narrador se aprecia en el tempo de la historia, en la planificación de cada página, en la manera de trabajar con personajes expresivos y composiciones dinámicas. Lo mismo da que estemos ante una conversación entre Carol y Hal, contemplando un vuelo de prueba, viendo una panorámica de Oa o asistiendo a un combate cósmico con un alienígena feísimo. Reis lo dibuja todo de manera fluida, punteando el relato con dobles páginas necesarias que resaltan la grandeza de determinados momentos (la entrega del anillo, la primera llegada a Oa) o con splash-pages que presentan a personajes vitales para la trama (Siniestro, Hammond).
Seguidor del personaje desde hace ya un par de décadas, he disfrutado como un enano de Origen Secreto, del mismo modo que hace tres lustros me emocionó Amanecer Esmeralda. La integridad de Hal, su capacidad de sobreponerse a tragedias devastadoras, su genuina preocupación por aquellos que ama son elementos que ayudan a convertir a un personaje en leyenda, y aunque John Stewart, Guy Gardner o Kyle Rayner también me gustan, debo reconocer que, al igual que muchos, considero que Hal Jordan es el genuino y mejor Linterna Verde de todos los que han formado parte del cuerpo. Ya veremos qué le depara el futuro. Yo, desde luego, pienso estar ahí para leerlo.
Crepúsculo y caída de un Linterna Verde
Hal Jordan apareció por primera vez en el Showcase 22 con fecha de portada octubre de 1959. Punta de lanza de lo que se consideraría después la Edad de Plata en el Universo DC -y que tan espléndidamente reflejó Darwin Cooke en La Última Frontera-, la renovación de iconos de la casa como Green Lantern o Flash fue un soplo de aire fresco para la editorial. Desde ese momento aparecieron los Guardianes de Oa, el Cuerpo de Linternas Verde, Ciudad Costera y toda una serie de personajes secundarios (Carol Ferris, Tom Kalmaku) que se mantuvieron en acción hasta 1994. Todo cambiaría bruscamente de la mano del guionista Ron Marz, quien, de un plumazo, y como una de las secuelas más duraderas -y nefasta para muchos- de las sagas La muerte de Superman y El reinado de los Superhombres, decidió renovar a Linterna Verde y todo lo que a él concernía. En la segunda de esas sagas se inicia Crepúsculo esmeralda, historia que culminaría en el número 50 USA de Green Lantern. Asistimos en ella a la llegada del villano cósmico Mongul y al exterminio de Coast City de un plumazo. Todo el mundo de Hal Jordan volaba por los aires, dejando al hombre al borde de la locura y la desesperación y al héroe sumido en un dilema moral cada vez más pronunciado. ¿Debía emplear su poder, sometido tan sólo a los límites impuestos por su fuerza de voluntad, para tratar de repara o incluso evitar la catástrofe? El miedo a la soledad y la pérdida de los seres queridos le conducen a la locura y a recrear la ciudad con el poder de su anillo. Al usar el poder en su propio beneficio es reclamado a Oa para ser sometido a juicio por tal abuso. Cada vez más alienado Hal decide ir contra sus antiguos jefes, los Guardianes del Universo. Para frenar a un Hal Jordan salvaje y enajenado los Guardianes no dudan en mandar contra él a todo el Cuerpo, que es aniquilado sin compasión.
(Póster promocional del momento, donde queda claro que los 90 fueron una época muy dura para los héroes en general. Matamos a Superman, rompimos a Batman... ¡Linterna Verde es el siguiente!)
Uno de los momentos más duros de la saga Crepúsculo Esmeralda es cuando Hal se enfrenta con Kilowogg, al cual desintegra sin dudar un sólo momento. Para muchos ese momento marcó el fin del mito de Hal Jordan como ÉL Linterna Verde, aunque también marcó el comienzo de un desencanto por unos editores y guionistas que no sabían qué hacer con sus personajes. La desesperada situación obligó a los oanos a liberar a Siniestro, el Linterna Verde renegado, para que luchara contra Hal, pero nada podía frenar a éste. Jordan partía el cuello de Siniestro como si de una ramita se tratara, y el desencanto rallaba ya en incredulidad. Hal entraba en la batería de poder y él mismo se convertía en el receptáculo viviente de la energía verde de la batería, renunciando a la herencia del Cuerpo y adoptando la identidad de Parallax. De un plumazo desaparecía el Cuerpo, los Guardianes, Siniestro y Hal Jordan como héroe... Eran los 90, el dark and gritty triunfaba por doquier y parecía que no era el momento de héroes totalmente positivos y sin máculas. Adiós a los iconos, hola a los ídolos con pies de barro y a las medidas extremas.
El descenso a los infiernos -literalmente- de Hal no acabaría ahí, sino que se ahondaría en tres crossovers. En Hora Zero, las crisis que Dan Jurgens se sacó de la manga para solucionar las incongruencias surgidas con los años tras Crisis en tierras infinitas, fueron un follón de viajes temporales en el que un Parallax desbocado pretendía reescribir el tiempo desde su mismo inicio para así evitar la masacre de Ciudad Costera y todos los eventos posteriores. Sería la flecha de su mejor amigo la que acabaría con sus planes momentáneamente.
En La noche final, un crossover muy digno que aquí sólo pudimos leer en la edición de VID con guión de Karl Kesel y dibujos de Stuart Immonen, una fuerza conocida como el Devorador de soles intenta acabar con la estrella del sistema solar. El sacrificio in extremis de Parallax en el corazón del sol devuelve la esperanza a la tierra y un asomo de redención para el personaje, aunque para muchos ese sacrificio no lavaba la sangre que manchaba las manos de Jordan.
(Un crossover digno y épico, que pasó injustamente desapercibido en nuestro país durante el vacío VID.)
Y llegamos a El día del Juicio, saga que convertía a Hal Jordan en receptor del Espectro, el espíritu de la Venganza condenado a castigar a aquellos que lo merecieran con penas tan crueles como los crímenes que hubiesen cometido.
(El Espectro Jordan con el simbolito de la linterna en el pecho. Ni muerto dejaron descansar al pobre Hal.)
El clamor entre el fandom fue impresionante desde el primer momento, llegando a crearse asociaciones cuyo único fin era que se restaurase a Jordan como el auténtico Linterna Verde y desaparecieran los "imitadores" (sic). El caso es que Kyle Rainer, personaje más que simpático y con grandes posibilidades (como demostraron guionistas como Morrison o Winick) no merecía ese sambenito. En mi opinión, para intentar hacerle grande a él no hacía falta destruir de ese modo treinta y tantos años de historia. Hace unos meses dejé por aquí el intento junto con Pep de volver a traer a Hal Jordan al lugar que nunca debía haber abandonado, y al parecer no éramos los únicos en pensar así. Sería otro el encargado de hacerlo condenadamente bien.
Renacimiento
Kyle Rayner se estrella en el desierto a bordo de una nave espacial. Pese a estar herido y a que transporta en un cofre algo aparentemente valioso, rechaza utilizar su anillo de poder. A partir de ese momento somos testigos de una serie de acontecimientos que se producen en paralelo y que afectan de una u otra manera a todos los relacionados con la herencia de Hal Jordan y el Green Lantern Corps. Por un lado asistimos a las dudas que están consumiendo a Hal Jordan como Espectro, incapaz de seguir castigando inmisericordemente a los culpables sin sentir remordimientos. Esa desazón le lleva a hablar con Flecha Verde, John Stewart o Guy Gardner. Por otro lado Guerrero (la identidad de Gardner tras perder su anillo) sufre una reacción metabólica salvaje que cubre su cuerpo de tumores y lo acerca a una masa crítica que amenaza con explotar. La desaparecida Coast City reaparece de la nada a la vez que John Stewart se vuelve loco y ataca a sus compañeros en la Atalaya, y en el desierto un enajenado Kilowog lucha con Rayner para que emplee su anillo, un anillo que anuncia la llegada de… ¡Parallax! Sólo la aparición de Ganthet comenzará a aclarar algo el complejo tapiz que hasta el momento los acontecimientos han venido tejiendo.
Y aquí, contra mi habitual prudencia, sí destripo argumento, así que los que no hayan leído GL: Renacimiento y vayan a hacerlo en un futuro, que se salten este párrafo. Lo que Ganthet y Rayner desvelan es la existencia de una impureza en el anillo conocida como Parallax, una entidad primigenia que se alimentaba de miedo y que tras ser derrotada por los Guardianes de Oa fue confinada en la cárcel más segura que aquellos pudieron concebir: la batería de poder verde. Así, la famosa impureza de los anillos no era en sí el color amarillo, sino lo que simbolizaba dicho color, el miedo irracional y primordial aprisionado en la fuente de poder de los anillos. Esa fuerza corrompió a Jordan aprovechando el miedo de éste a la soledad y la pérdida de los suyos tras la desaparición de Coast City. Ya empujado por la entidad Parallax, Jordan luchó contra sus propios compañeros y contra Siniestro, al que mató… aparentemente. Porque esa fue la pantomima final que Siniestro y Parallax, confinados ambos en la misma prisión, habían urdido para obtener la libertad y la cumplida venganza contra sus enemigos. Sería un Jordan poseído por Parallax el que impulsara la Hora Zero, y el mismo que se sacrificara para volver a dar vida al sol moribundo en La noche final… Sólo que el cuerpo de Hal quedó protegido en el sol por la energía verde mientras que su alma acabaría convertida en el Espectro. Es su cuerpo lo que Rayner ha traído de vuelta a la tierra, y es el miedo a la impureza lo que le obliga a no usar su anillo.
Lo que queda es un Hal Jordan completamente rehabilitado de todos los actos de maldad cometidos en el pasado, ya que en realidad fueron realizados por Parallax, ocupando su cuerpo. Junto a John Stewart, Kyle Rayner, un Guy Gardner de nuevo con anillo, Kilowog, Sentinel, Jade, y toda la Liga de la Justicia, Hal Jordan deberá afrontar la amenaza desatada de un Parallax liberado de toda atadura y de su compinche Siniestro, haciendo honor a su nombre como nunca.
Serie limitada de seis números frenética en su desarrollo, repleta de momentos épicos que se alternan con las conversaciones intimistas entre antiguos amigos que rememoran con nostalgia una época de inocencia ya pasada para siempre. Me gustaría resaltar la conversación mantenida con Carol Ferris o con Oliver Queen, que caracterizan al personaje tan bien como los momentos de grandeza heroica. Geoff Johns es el encargado de orquestar esta sinfonía épica con mano maestra, y encaja las piezas del universo esmeralda de los últimos quince años en una de esas historias retroactivas que de estar bien documentadas, argumentadas y desarrolladas pueden arreglar un desaguisado mayúsculo –como es este caso- pero que tantas otras veces fracasan en el intento de arreglar un personaje o dar un nuevo giro a una colección. Afortunadamente Geoff Johns ya llevaba varios años dejando muestra de su buen hacer en títulos de la casa como Stars and S.T.R.I.P.E, Flash, JSA, Teen Titans o Hawkman. Una de sus virtudes fundamentales es la de conocer a la perfección el material con el que trabaja, en este caso la historia del Universo DC, y ha sido capaz en más de una ocasión de lograr una mirada unificadora e integradora de diversos elementos dispersos a lo largo de los años y que habían degenerado en una serie de reboots a la moda de cada época. El mejor ejemplo lo tenemos con el modo en que integró las diferentes encarnaciones de Hawkman en la renacida JSA y del modo en que devolvió a la continuidad DC al personaje, de cuya colección también se ocupó en su primera etapa en solitario. Conocedor del Universo DC, devoto del concepto de herencia, de familia, de respeto a una tradición heroica, nadie mejor que Johns para devolver a Hal Jordan a la grandeza que nunca debiera haber abandonado.
Para ilustrar la historia se contó con Ethan Van Sciver, ilustrador minucioso y detallista en el trazo que ya había hecho el especial Flash: Iron Heights para la casa y cuyo estilo, algo rígido y repleto de líneas me recuerda un tanto a Brian Bolland. A destacar de este dibujante sus números para New X-Men y el arco argumental que recientemente ha elaborado para Superman/Batman.
Para acabar, la valoración final de la historia es netamente positiva –siempre desde la óptica de un servidor- ya que cumple con su doble objetivo: por un lado, el de ofrecer una historia épica, entretenida, emotiva y divertida; y por otro, el de devolver a Hal Jordan a su sitio, y al tiempo reintegrar otros elementos que también habían sido maltratados por los devenires editoriales a lo largo de los años. Es el caso de Guy Gardner, un personaje de lo más cool en los ochenta que convirtieron en un payaso en los 90 a base de repetir siempre el mismo chiste y de descolocarlo una y otra vez, primero con el nefasto uniforme azul en su colección regular (ilustrada por un Joe Staton en clara decadencia) y posteriormente transformándolo en un Warrior cuya única intervención destacable en la última década fue la conversación mantenida con Parallax en La noche final. Se avecinan buenos tiempos para el renacido Cuerpo de Linternas Verde. ¡Que la batería de poder de Oa les sea propicia y venturoso su futuro!
No hay comentarios:
Publicar un comentario