Algo se esconde en las selvas de Sudamérica. Un lugar de ciencia y de riqueza. De infinitas posibilidades. Y también de aterradoras realidades que amenazan la vida de un prisionero evadido de dicha ciudad y perseguido por una extraña criatura, nada menos que el explorador y arqueólogo William Litlejohn, más conocido por ser uno de los asociados de Doc Savage. Los ecos de tan extraños acontecimientos llegan poco a poco a la civilización, y más concretamente a la ciudad de Central City, que vive una suerte de Edad Dorada para los criminales y los justicieros enmascarados, en una época indeterminada de posguerra a mediados de siglo XX. Dos organizaciones parecen mover los hilos de los acontecimientos. En las altas esferas el Árbol Dorado, una organización que promueve el desarrollo científico y la creación de una utopía en Hidalgo, un país sudamericano. Sobre el terreno es la Mano Derecha Roja la que parece estar haciendo los movimientos más osados acosando a las tribus del lugar y extendiendo sus actividades hasta Nueva York. Nada de ello escapará a los ojos de aquellos que defienden la justicia y el bien.
Doc Savage, filántropo, explorador, aventurero y científico de fama internacional intenta superar la pena provocada por la pérdida de su padre mientras su equipo le apoya incondicionalmente. Dolido por no haber podido atender su funeral, decide investigar las causas de su muerte, para encontrar un ataud repleto de bolsas de polvo de oro. Mientras en Nueva York su equipo busca la ayuda de Benson, el Vengador, para averiguar la identidad de los asesinos, Doc Savage sigue una pista que le conducirá a Central City, donde el vigilante enmascarado Spirit lucha contra el crimen ayudado por la sensual Ebony y respaldado a medias por Dolan, un comisario con una curiosa idea de lo que es justo... para sí mismo. Siguiendo un soplo, Spirit se topa con una peculiar entrega que deben realizar los Blackhawk, un equipo de mercenarios aéreos liderados a distancia por Janosz Prohaska, profesionales duros y férreos a la hora de cumplir un contrato.
Las piezas se disponen sobre el tablero. Nueva York, Central City, y Gotham. Allí desarrolla sus operaciones el Batman, un letal luchador contra el crimen que no duda en emplear cualquier medio a su alcance para luchar contra el crimen a todos los niveles, ya sea en los callejones más oscuros o en los casinos más lujosos. A la ciudad llega Anton Colossi, uno de los hombres más ricos del mundo, en representación de la sociedad El arbol dorado, en busca de inversores para el proyecto de Neolantis, una sociedad utópica ubicada en el país de Hidalgo. Bruce Wayne, alter ego de Batman, será tentado en colaborar en dicho proyecto, un proyecto que parece estar en el centro de todos los hilos que se han manejado en la selva, en Central City y en Nueva York, y en el que Doc Savage, Batman, Spirit, los Blackhawk -con la inestimable ayuda de Rima, la chica de la jungla- se las tendrán que ver con una amenaza de proporciones apocalípticas.
First Wave es una serie limitada de seis números, pero también es el nombre con el que se conoció el proyecto editorial que narraría los sucesos de uno de los 52 mundos alternativos del Universo DC. En él no hay super-hombres, sólo justicieros enmascarados, vigilantes que luchan contra el crimen haciendo uso de sus habilidades. Recuperando el concepto de Doc Savage, remozando por completo el de Spirit -dándole un toque "adulto" que resulta un tanto excesivo en mi opinión- y empleando dos personajes clásicos de la casa Benson -Justice Inc.- y un Batman cercano al de sus orígenes primigenios, más violento y capaz de emplear armas de fuego y métodos letales contra sus enemigos, ese universo podría entenderse como un contenedor de series e ideas con una ambientación a medio camino entre la trama negra desarrollada en Nueva York y Central City y las aventuras de serial de inspiración pulp protagonizadas por Doc Savage o Batman.
Pero First Wave, además de ser un concepto editorial y un mundo alternativo es esta serie limitada de seis números escrita por Brian Azzarello y dibujada por Rags Morales. El primero no necesita presentación. Guionista todo terreno con especial habilidad para las series de género criminal -100 balas, Batman- no ha hecho ascos a incursiones en el género de horror -Hellblazer- o el de superhéroes -Superman-. Por su parte, Rags Morales es uno de los dibujantes más sólidos y fluidos a nivel narrativo hoy en día, algo que ha demostrado con creces en sus trabajos en JSA, Crisis de Identidad o Hawkman, y que en esta serie limitada ofrece una visión de un mundo alternativo en sus años cincuenta, con nuevas versiones de personajes ya conocidos y viajando desde los callejones urbanos a la selva sudamericana o a las fantásticas instalaciones de Neolantis.
A priori este era uno de esos proyectos sumamente interesantes, respaldados por un gran guionista y un buen dibujante, al tiempo que la punta de lanza de una nueva linea editorial que podría haber ofrecido buenos tebeos y mejores historias. Leída la serie limitada a uno le queda una sensación extraña. Algunos personajes están bien retratados, caso de Savage o del Vengador y sus monólogos sobre la decadencia moral urbana, y consiguen un tono muy de aventurero a su pesar para Spirit, pero la conjunción de tantas ideas juntas en un espacio tan limitado acaban por embarullar la historia con continuos saltos de escenario y protagonismo coral hasta el punto de que uno no llega a tener clara la historia prácticamente hasta antes mismo del final. A lo entretenido de la lectura contribuye muy mucho un Rags Morales que se casca lo que le echen sin torcer el trazo, perder detalle o convertir en farragosa la narración: tanto da que dibuje un funeral bajo la lluvia en Nueva York, una pelea de matones en Central City o una escena de acción con fuga aérea incluida, leer First Wave es como ver uno de los antiguos seriales de la Republic, en los que siempre están pasando cosas y los cliffhangers son de escándalo. Por lo que se refiere a la línea editorial, las buenas intenciones de la editorial con la creación de las series Doc Savage (14 números, con equipos rotatorios y la participación de Brian Azzarello o Howard Porter entre otros) y Spirit (tercer intento reciente de continuar las aventuras del personaje que llegó a los 17 números y que contó con la participación de Mark Schultz y David Hine en los guiones y de Moritat en el dibujo) acabaron sucumbiendo, no sé si a unas ventas deficientes o a ese apocalipsis comiquero que ha sido Flashpoint y del que espero hablarles en breve dedicándole unas cuantas entradas. Porque al fin de una época hay que dedicarle todo el espacio que se merece.
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