Clara (Leticia Dolera) y Koldo (Diego Martín) van a vivir el día más importante de sus vidas, celebrando su boda en compañía de familiares y amigos. Después de una emotiva celebración religiosa con sorpresa musical incluida los invitados se desplazan a un complejo en las afueras de Barcelona dedicado a la organización de banquetes nupciales. En ese entorno incomparable los amigos de los novios celebran entre risas y bromas la ocasión, preparan alguna trastada, allanan el camino para algún posible ligoteo y se preparan para la opípara cena, todo ello bajo la mirada de decenas de cámaras entre las que destacan las del primo de Koldo, Adrián (Alex Monner) y la de Atún (Borla González Santaolalla), cineasta aficionado con ínfulas contratado para la ocasión).
Todo parece desarrollarse con normalidad, excepto por las náuseas y el comportamiento errático de uno de los invitados y la presencia de unos extraños fumigadores con trajes de contención que deambulan por los alrededores del lugar. La alegría se torna en estupor cuando Víctor, el invitado con náuseas y una mordedura de perro en la mano, sufre un accidente del que se recupera pegando bocados a diestro y siniestro y vomitando sangre. La histeria y el terror se apoderan del recinto y Koldo y Clara se verán separados en la ordalía subsiguiente, cada uno de ellos en extremos opuestos del lugar y acompañados de grupos reducidos de supervivientes a lo que parece un estallido de locura salvaje contagiosa.
Haciendo gala de una devoción absoluta por su media naranja, de un valor demente y un desprecio por la vida propia casi absolutos, Clara y Koldo emprenderán una búsqueda desesperada para reunirse eludiendo a las decenas de invitados infectados y luchando cada segundo por mantener la vida y la cordura en el que habría debido ser el día más feliz de su vida.
[REC]3: Génesis es la tercera entrega cinematográfica de la saga de terror que Jaume Balagueró y Paco Plaza crearon en el año 2007 con la ayuda del guionista Luis Berdejo, y que hizo de la claustrofobia, la inmediatez del horror y la experiencia en primera persona del mismo sus marcas características. Tras la fundacional [REC] se expandió la historia con [REC]2, introduciendo nuevos personajes y ahondando en las explicaciones argumentales de la primera parte para ofrecer un espectáculo no tan agobiante y con mayores dosis de acción. En esta ocasión, se introducen dos cambios significativos que diferencian esta película de las anteriores. Por un lado el tándem de directores se separa para afrontar dos proyectos diferentes dentro del mismo universo, y por otro se altera el formato visual de la saga, rompiendo el punto de vista en primera persona y el formato de cámara en mano para ofrecer una experiencia cinematográfica más convencional, aunque no rehuya el guiño a las primeras entregas en el primer cuarto de la película o el empleo de diferentes formatos de imagen a lo largo de su metraje.
Dejando de lado los aspectos meramente técnicos o formales de la película, hay otra diferencia fundamental entre [REC]3 y sus predecesoras, y es el tono de la misma. Si en la segunda entrega hablábamos de un giro hacia la acción aquí tenemos un sano sentido del espectáculo lúdico que juega con las convenciones del género de terror en su vertiente de zombis/infectados, que hace un uso muy efectivo del humor negro aliviando en muchas ocasiones la crudeza de ciertas situaciones y lo adereza todo con un romanticismo salvaje, del que hacen gala Clara y Koldo con sus presentimientos y con la necesidad de reunirse con su media naranja, convirtiendo buena parte de la película en una historia de amour fou en la que aquellos que lo sienten ponen sus sentimientos por encima de todo. Es esa locura de amor la que convierte a momentos de humor absurdo y localista como el de la armadura de San Jorge en gestos casi divinos que vuelcan la simpatía del espectador en unos personajes a los que no se les resta cierta dosis de patetismo.
Si bien Martín y Dolera llevan el peso de la historia de forma admirable, y en todo momento creíble, no es menos cierto que la abundancia de personajes secundarios con enjundia dan color a muchos momentos de [REC]3, teniendo cada uno de ellos su particular momento de gloria. La presencia de Johnny Sponja y Canon son dos bofetadas a la política recaudatoria de la SGAE, la primera por evidenciar las formas de soslayar sus restricciones y la segunda por la evidente miseria de algunos de sus métodos. Atún tiene un particular momento de gloria en la cocina con uno de esos planos entre patéticos y épicos que despiden al personaje. El amigo crápula y la amiga francesa exploran el particular microcosmos que se suele dar entre los invitados a una boda. Especial mención, sobre todo por su papel determinante en la película y porque es el personaje que mayor conexión tiene con la historia central de la saga, para el sacerdote, que reconoce en los infectados la presencia de la niña Medeiros de una forma bastante original y apunta algunas nuevas ideas que estoy deseando ver desarrolladas por Balagueró en la próxima entrega de esta historia, [REC] Apocalipsis.
Habiendo sufrido horrores con las dos primeras entregas, sin exagerar dos de las películas que mayor agobio me ha producido visionar por lo imprevisible, acelerado y claustrofóbico de su forma de entender el horror y transmitirlo al espectador casi como si él fuera otro protagonista más del mismo, debo decir que [REC]3 fue una experiencia mucho más placentera, más lúdica en general y divertida en ocasiones que no evita momentos de susto o de gore desatado en su tercio final que resultan de lo más agradecido para los aficionados al fantástico. El toque de romanticismo exacerbado me cautivó desde el primer momento y solo pude sentir simpatía por Koldo y Clara. Y encima, si a eso le añadimos que hace apenas unos meses nos tocó pasar por el suplicio que supone gestionar ese tipo de eventos que luego pasan apenas en un suspiro y de los que muchas veces los protagonistas no terminan de ser conscientes de los mismos por los nervios o el jaleo, pues entenderán lo mucho que disfruté el divertimento orquestado por Paco Plaza a mayor gloria de los novios y de esa invitada de excepción, la niña Medeiros, a la que seguiremos viendo y padeciendo en nuestras pesadillas cinematográficas nacionales favoritas.
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