Sketch-busters CCXIII: David Lloyd (III)

Y campana y se acabó, porque con este dibujo el bueno de David Lloyd desaparecerá temporalmente de este blog hasta que encuentre la manera de dedicarle una entrada dedicada a su arte o lea finalmente Kickback, obra de ambientación noir de la que solo he oído cosas buenas pero a la que todavía no he podido hincarle el ojo. Para despedirlo, uno de esos dibujillos que son la alegría del fan y que demuestran que cuando un dibujante está en consonancia con su público y disfruta de lo que hace no le valen ni cortapisas ni imposiciones. Ya les comenté en la anterior entrada la constrictiva sesión de firmas que habían organizado en el stand donde firmaba Lloyd, y lo pronto que el autor británico decidió saltarse a la torera esas normas. Que haya sido el dibujante de una obra que hace apología de la anarquía y que en cada sesión de firmas le acompañase una botellita de vino Sangre de toro pueden ser dos indicadores de que al amigo David Lloyd le apetece estar agusto en esos trances y en sintonía con sus seguidores. Para muestra, uno de los primeros dibujos que realizó para un amigo de este blog, donde realizó una detallada recreación a lápiz del sacerdote-bomba loco de la historia de Hellblazer de la que ya les hablé anteriormente. El caso es que miss Sparks decidió acercarse por la tarde, llevando un par de números de la edición Zinco de V de Vendetta -se ven pocos de esos en las sesiones de firmas, niños y niñas, ¿es que todo el mundo tiene la edición absolute?-, y dado que Constantine y V estaban cubiertos, pues decidimos pedir una Evey para completar el cupo de personajes emblemáticos del autor. Evey, que en el tebeo es un personaje complejo más allá de la rapada de cabeza y del disfraz de colegiala -por otro lado, ¡¡qué disfraz!!-, lleno de matices y con un particular vía crucis de sufrimiento que acaba fraguando en su transfiguración final. El caso es que por osmósis o fotosíntesis Leti Sparks pareció leerme la mente, algo que por otro lado en este caso tampoco resulta excesivamente difícil, y pidió amablemente a Lloyd que dibujara a Evey en el desempeño de sus labores subversivas de terrorista contra el opresor gobierno británico de ese futuro distópico que cada vez tenemos más al alcance de la mano. Y aquí tienen el resultado. No he podido resistirme a la comparativa con la traslación del momento a imagen real, y es que cualquier excusa es buena para que la musa definitiva de este blog y de este bloguero, Natalie Portman, se deje caer por aquí. ¡Subversivos saludos, ciberespacio!