Batman irrumpe en el asilo Arkham para frenar un súbito estallido violento entre los presos, contando con un inusual aliado para sofocar el motín, el Príncipe Payaso del Crimen. Tras eso, y apenas con el tiempo justo para cambiarse de traje, Bruce Wayne atiende junto a sus pupilos una cena de gala para presentar un proyecto de renovación urbanística que modernizará Gotham aún más y la ayudará a progresar, proyecto que despierta el interés de Lincoln March, joven millonario como Wayne y candidato en firme a la alcaldía de la ciudad. La ciudad no para de vomitar su oscura bilis criminal, y un asesinato en los barrios bajos con unos cuchillo particulares -antiguos y marcados con el símbolo de un búho- ofrece dos pistas desconcertantes para Batman: una amenaza de muerte contra Bruce Wayne y la posible identidad del asesino, nada menos que Dick Grayson.
La espiral de acontecimientos van provocando en Bruce Wayne una extraña sensación. La de que algo oculto durante muchas décadas en las sombras más profundas de la ciudad está surgiendo finalmente a luz, algo aterrador, letal, a lo que ni él mismo podría ser capaz de enfrentarse. Una antigua canción infantil no deja de resonar en su cabeza mientras se suceden los hechos y avanza la investigación: Cuidado con el tribunal de los búhos, que vigila todo el tiempo, controlando Gotham desde las sombras. Detrás de la piedra y la cal, te vigilan en tu hogar, te vigilan en tu cama, no hables de ellos o clavarán su garra en tu cabeza. Poco a poco la vieja leyenda urbana de una cábala de dirigentes en la sombra que gobiernan el destino de la ciudad y castigan a voluntad a aquellos que no siguen sus designios va cobrando forma.
La aparición del brazo armado de esa sociedad, conocida como el Tribunal de los Búhos irá a por el Hombre Murciélago, entablándose una lucha letal entre los dos depredadores nocturnos que les conducirá por rincones de Gotham que Batman jamás llegó a conocer y que Bruce Wayne nunca pudo llegar a localizar cuando, de niño, buscó de forma infructuosa esa quimera como manera de explicar la muerte de sus padres. Una arquitectura secreta existente en algunos de los más insignes edificios de la ciudad y un aterrador y sofisticado laberinto subterráneo esconderán todas las claves de una asociación que hará lo posible para mantener su existencia en el anonimato y acabar con la vida de aquellos que amenazan no sólo con difundir su existencia, sino con terminar con su reinado de terror y su gobierno paralelo.
El Tribunal de los Búhos y La Noche de los Búhos son las dos primeras sagas con las que se ha estrenado la nueva andadura de Batman en el remozado Universo DC. La primera comprende los números 1 a 7 de Batman, mientras que la segunda se desarrolla en los números 8 y 9 de la citada colección, más el anual de la misma, contando con cruces con el resto de colecciones relacionadas con el Hombre Murciélago, mostrando el ataque de los Talons o Garras a todos los aliados de Batman. La épica conclusión de la historia, cerrado el paréntesis del crossover, se desarrolla en los números 10 y 11. Escribiendo esta aventura llena de acción, horror y revelaciones nos encontramos al guionista Scott Snyder, que ha confirmado con el éxito de la colección y las buenas críticas recibidas una trayectoria ascendente que ya venía avalada por su más que competente trabajo en series como Severed o American Vampire, y que mes a mes viene refrendando no sólo con su trabajo en Batman, sino en otra de las series que elevan el nivel de los New 52, Swamp Thing. La parte artística corresponde a Greg Capullo, un viejo pupilo de McFarlanne que, para su fortuna y la nuestra, ha sabido encontrar un estilo propio, suavizado en lo barroco y excesivo pero capaz de ofrecer espectaculares paisajes de gótico urbano, lidiar con escenas de transición que maneja de forma ágil y presentar piezas de acción repletas de movimiento con una narrativa fácil de seguir y de la que cuesta despegarse una vez comenzada la lectura.
¿Qué nos encontramos con esta nueva incorporación a la leyenda del Murciélago? Pues con una historia que añade elementos de manera retroactiva al pasado de Bruce Wayne y de la propia ciudad de Gotham, pero de una forma respetuosa y bastante creíble que no chirría como, por ejemplo, Silencio de Loeb y Lee, donde aparecía una némesis del pasado en una historia confusa, difícil de seguir y resuelta de manera ramplona. Aquí, por el contrario nos encontramos con una historia que va destapando sus cartas de manera muy progresiva, presentando a los nuevos personajes de forma paulatina y no forzando la acción. De hecho, en los tres primeros números se opta por presentar de forma muy atmosférica todas las amenazas que acechan en la sombra, y se nos presenta ese misterioso y ominoso Tribunal de Búhos que gobierna la ciudad en secreto desde tiempos inmemoriales. Los indicios, la presencia casi omnisciente de la cancioncilla infantil que acompaña a Batman, el flashback donde Bruce recuerda su búsqueda infructuosa de niño, la mezcla de mito urbano con realidad aterradora que Snyder y Capullo van presentando poco a poco al lector provoca que este quede atrapado ya desde los compases iniciales de la historia.
Para cuando los autores deciden apretar el acelerador y encender la montaña rusa, un lector de Batman con tres décadas a sus espaldas ya no podía parar de leer, porque por vez primera en mucho tiempo, me estaba fascinando todo aquello que de novedoso me estaban contando. Es cierto que se peca en cierto momento de predecible, y la identidad del villano -muy en el estilo Silencio- es bastante evidente desde el principio, pero todo lo relativo a la arquitectura secreta de Gotham y al laberinto subyacente son de una eficacia brutal, y generan momentos de gran tensión en el tebeo. De hecho, no dejaba de venirme a la cabeza ecos de la película Inferno -de Dario Argento- y su arquitectura malévolamente oculta cada vez que Batman visitaba una guarida de las Garras o que intentaba hallar desesperadamente una salida de las catacumbas.
El tramo final de la saga es quizá el menos satisfactorio, en tanto que la resolución final de la historia de los Búhos parece demasiado abrupta, casi un anti clímax, aunque no dudo que antes o después será un concepto recuperado en justicia, porque ofrece múltiples posibilidades para un escritor sin miedo a menear un poco el universo de Batman. Igualmente, y dado que entramos en terreno de cruce de colecciones, quizá se diluye un poco la intensidad de los compases previos, donde Batman llegaba a afrontar una de esas situaciones imposibles de las que parece improbable escapar. La añadidura al cruce del anual de la colección resulta todavía más anecdótica, en tanto en cuanto se centra más en la figura de Mr. Frío -muy al estilo de los números de Johns en Flash centrados en los Villanos- que en el enfrentamiento con los Búhos.
Son muchos los factores que hacen esta historia altamente recomendable. El primero de ellos es que, pese al confuso reinicio del nuevo UDC se mantiene una suerte de continuidad con la anterior etapa de la colección, dejándose de los rupturismos radicales vistos en la mayoría de series. Por otro lado se opta, partiendo de la retrocontinuidad, por presentar unos personajes nuevos y unos dignos adversarios, jugando con el carácter animal del héroe y enfrentándolo a sus depredadores natos. En tercer lugar, la historia es visualmente asombrosa, con un Capullo espectacular que dibuja Gotham en todo su esplendor de decadencia urbana y edificios góticos, y que nos ofrece unas escenas de acción de las que quitan el hipo a cualquiera. Finalmente, mantener que por una vez un guionista que juega a sorprender consigue hacerlo de manera honesta, haciendo encajar a un personaje como Batman, con sus peculiaridades -preparación física, buen luchador, le vemos haciendo trabajo detectivesco, entregado en su lucha contra el crimen y en su devoción por el bien de la ciudad- en una historia que lo lleva a plantearse la esencia misma de su origen y de su identificación con una urbe que escondía muchos más secretos de los que él creía conocer en su seno.
3 comentarios:
A mi también me ha encantado. Un toque de aire fresco en esta longeva serie. Y los dibujos de Capullo también me han parecido muy buenos.
No esta mal la saga. Aunque prefiero la lectura de Catwoman es amena, rapida y entretiene sin más.
Pablo, me daba mucho miedo Snyder después de haber disfrutado la etapa Morrison, pero por ahora estoy más que contento. A ver si sabe manejar al Joker y las muertes en la familia con la misma habilidad :D
Taradete -y lo digo sin maldad :D- no he leído nada de la nueva Catwoman, pero si me la refiere tan decente, habrá que echarle un ojo. Que yo soy muy de gatos!
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