Allá por mayo dedicaba una serie de entradas al entintador Alex Lei, dibujante que suele realizar dibujos por encargo para los aficionados con bastante regularidad y consiguiendo unos resultados artísticos muy satisfactorios. En su momento colgué una commission realizada para otro coleccionista que acabó subastándose en Ebay y que un servidor no dudó en comprar por un precio ridículo, la pintura realizada con aerógrafo de la adorable Felicia Hardy, la Gata Negra. El caso es que no era ese el primer dibujo de Alex que conseguía, ya que unos meses antes, y bastante afectado por los acontecimientos de Crisis Infinita, había comprado este dibujo como forma de homenaje personal hacia un personaje que casi había visto crecer durante más de una década. Una vez más, y para evitar chafar a nadie sorpresas argumentales, me guardé las ganas y esperé a que todos hubiesen leído -o dejado de leer- el destino final de Superboy.
Impulso, Robin, Superboy y Wonder Girl fueron el esqueleto de Young Justice, pero los tres primeros irrumpieron en las respectivas colecciones de sus mentores o predecesores como auténticos terremotos en historias imborrables para los seguidores de DC. Si Tim Drake sacaba a Batman del bache emocional en que había caído tras la muerte de Jason Todd, en la saga Un lugar solitario para morir, Impulso apareció en la vida de Flash en un momento crítico para éste, en el momento álgido de la colección con guión de Waid y dibujos de Wieringo, Pacheco o Jiménez (una decena de números antes de la celebración por todo lo alto del número 100 de la colección). Superboy aparecía por primera vez como un clon adolescente de Superman (en la mítica saga El reinado de los Superhombres), un chaval audaz, alocado y con las hormonas disparadas que buscaba desesperadamente reconocimiento y aventuras. Fue primero Peter David en Young Justice (donde forjarían una amistad entre ellos a prueba de bombas) y luego Geoff Johns en Nuevos Titanes los culpables de lograr lo imposible: que unos personajes de papel evolucionasen, creciesen y madurasen ante la mirada de un lector que fue testigo de muchos de los dramáticos cambios experimentados por ellos durante más de tres lustros. Otro paso más en la madurez concreta de Superboy como personaje fue su intervención como miembro honorífico en la Legión de Superheroes.
Parece una tontería, porque son simples trazos de tinta sobre el papel, soltando diálogos estereotipados y viviendo un bucle eterno de aventuras al fin y a la postre absurdas, pero el caso es que no quise dejar pasar la ocasión de guardar un rincón de mi colección de originales para Cassie y para Connor Kent, Kon-El, una pareja natural como pocas y trágicamente rota por la intervención de Superboy Primo.
Impulso, Robin, Superboy y Wonder Girl fueron el esqueleto de Young Justice, pero los tres primeros irrumpieron en las respectivas colecciones de sus mentores o predecesores como auténticos terremotos en historias imborrables para los seguidores de DC. Si Tim Drake sacaba a Batman del bache emocional en que había caído tras la muerte de Jason Todd, en la saga Un lugar solitario para morir, Impulso apareció en la vida de Flash en un momento crítico para éste, en el momento álgido de la colección con guión de Waid y dibujos de Wieringo, Pacheco o Jiménez (una decena de números antes de la celebración por todo lo alto del número 100 de la colección). Superboy aparecía por primera vez como un clon adolescente de Superman (en la mítica saga El reinado de los Superhombres), un chaval audaz, alocado y con las hormonas disparadas que buscaba desesperadamente reconocimiento y aventuras. Fue primero Peter David en Young Justice (donde forjarían una amistad entre ellos a prueba de bombas) y luego Geoff Johns en Nuevos Titanes los culpables de lograr lo imposible: que unos personajes de papel evolucionasen, creciesen y madurasen ante la mirada de un lector que fue testigo de muchos de los dramáticos cambios experimentados por ellos durante más de tres lustros. Otro paso más en la madurez concreta de Superboy como personaje fue su intervención como miembro honorífico en la Legión de Superheroes.
Parece una tontería, porque son simples trazos de tinta sobre el papel, soltando diálogos estereotipados y viviendo un bucle eterno de aventuras al fin y a la postre absurdas, pero el caso es que no quise dejar pasar la ocasión de guardar un rincón de mi colección de originales para Cassie y para Connor Kent, Kon-El, una pareja natural como pocas y trágicamente rota por la intervención de Superboy Primo.
2 comentarios:
Y la firma? pero donde esta la firma? pero es que este tio no firma?
Pero andeeeeeeeeeee vamos a llegar? Por Dios cuan indignado estoy!!!!
Joer, pues tiene usted razón, el mío es uno de los pocos dibujos sin firmar de todos los que Alex tiene en su galería... ¡Y hay unos cuantos!
http://www.comiconart.com/AlexLei.html
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