Hace unos días tuvimos la suerte de poder disfrutar doblemente en Elche de dos circunstancias bastante inusuales. Por un lado que se realizara un preestreno, pero por otro y todavía mejor, que se proyectara en pantalla grande la versión de 1982 de la película La cosa, como sabrán ustedes uno de mis clásicos personales y una de mis películas favoritas de todos los tiempos. Poco se puede objetar a dicha iniciativa salvo el orden elegido para proyectar las dos películas. Y es que, pese a que cronológicamente los hechos narrados en La cosa (2011) son anteriores a los de la película de 1982 se decidió dejar el preestreno para el final a modo de plato fuerte. Con ello, ¿qué se consiguió? Pues que las similitudes miméticas de la precuela saltaran más a la vista y el salto de calidad entre una y otra se apreciara como más evidente. A buen seguro que si hubiéramos visto primero la nueva película la habríamos disfrutado con mayor indulgencia y además habrían encadenado el final de una con el comienzo de la otra de una forma casi perfecta. Y ahora, vamos con la segunda parte de nuestra sesión terrorífica...
2 comentarios:
Caballero, compartimos la veneración por el clásico carpenteriano, en mi opinión, también su obra cumbre y muy superior al original de los años 50, de los pocos casos en los que el remake supera ampliamente a su original.
¿Me aconseja usted ir al cine a ver la precuela o mejor me ahorro el dinero?, ¿qué opina usted?
Un saludo.
Mmmmmm, es que seis eurazos son seis eurazos. La película es entretenida, pero poco más. Creo que Tintin merece ahora mismo más la pena, pero bueno. Por completismo no es tan mala opción. Un abrazo, Jaime!!!!
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