El escenario sugerido en Flashpoint se desarrolla plenamente en más de cincuenta tebeos, agrupados en miniseries de tres números y varios especiales centrados en diversos personajes que dan una idea global de los acontecimientos que se desarrollan de forma mucho más apresurada y condensada en la miniserie de Johns y Kubert. Las historias desarrollan una misma historia central que va saltando de número a número y de serie a serie con continuos cliffhangers y golpes de efecto, y alterna la narración en tiempo real de los hechos de Flashpoint con saltos al pasado de los respectivos personajes para ofrecer un panorama más detallado de los sucesos que han conducido al planeta a un punto sin retorno, al borde del armagedón definitivo. Sin ánimo de ser extensivo les voy a referir las mencionadas series y algunos de los especiales, mencionando entre paréntesis los equipos creativos y dando una breve pincelada sobre cada una de las mismas. Adentrémonos en el mundo del punto de colisión.
La gran foto de la historia se nos narra en tres series sobre el corazón del conflicto y la escalada de la crisis en Europa. En Emperador Aquaman (G: Tony Bedard, D: Ardian Syaf y Vicente Cifuentes) y Wonder Woman y las Furias (G: Dan Abnett y Andy Lanning, D: Scott Clark y David Beaty) conocemos los hechos que llevaron a dos civilizaciones milenarias a una guerra genocida sin cuartel y cómo sus respectivos líderes se convierten en los cabecillas de un conflicto cruel y sin aparente salida. Lois Lane y la resistencia (G: Dan Abnett y Andy Lanning, D: Eddy Nunez y Sandra Hope) nos ofrece una mirada a la desolación existente en Gran Bretaña tras la ocupación amazona y la heroica lucha de una mermada resistencia liderada por Grifter contra un enemigo muy superior. Los especiales Grodd de la Guerra (G: Sean Ryan y D: Ug Guara), Industrias Flecha Verde (G: Pornsak Pichetshote y D: Mark Castiello) y El grillo de Canterbury (G: Mike Carlin y D: Rags Morales) ofrecen tres visiones más de la situación en el mundo, con la actividad del gorila Grodd como señor de la guerra en África, la de Oliver Queen como especialista en armas que vende al mejor postor y el surgimiento de un nuevo héroe en Bretaña cuando su país más lo necesita, el Grillo de Canterbury... Señor, señor, lo que hay que escribir a veces...
En Batman, Caballero de la Veganza (G: Brian Azzarello y D: Eduardo Risso) somos testigos de la decadencia moral de Gotham City así como de los expeditivos métodos de Batman en su lucha contra su más cruel enemigo, el Joker. Deadman y los Graysons Voladores (G: JT Krul y D: Mike Janin) nos lleva de gira por Europa con un peculiar circo en el que la tragedia se cebará con sus miembros. Sólo los trapecistas Boston Brand y Dick Grayson sobrevivirán a duras penas para encontrarse perdidos y acosados por las Furias en el viejo continente. Proyecto Superman (G: Scott Snyder y Lowell Francis y D: Gene Ha) nos lleva a las entrañas de una instalación secreta gubernamental donde el gobierno experimenta con varios sujetos, algunos voluntarios y otros recogidos de sondas espaciales caídas en Kansas, para lograr las armas definitivas. Para conocer cuán diferente ha sido la trayectoria de los Linterna Verde en este mundo tenemos las series Abin Sur, Linterna Verde (G: Adam Schlagman y D: Felipe Massafera) y Hal Jordan (G: Adam Schlagman y D: Ben Oliver) donde somos testigos de cómo el encuentro entre ambos es muy diferente y el primero se mantiene como Linterna Verde de la Tierra mientras el segundo desarrolla una carrera arriesgada como piloto experimental de pruebas junto a su compañera, Zafiro, Carol Ferris.
Kid Flash perdido (G: Sterling Gates y D: Oliver Nome) nos cuenta las desventuras de un Bart Allen prisionero en el siglo 30 de Brainiac y sus desesperados esfuerzos por regresar a su tiempo, un tiempo previo a Flashpoint, para lo que contará con la inestimable ayuda de un inesperado aliado. En la tierra, en Central City nos encontramos con que Capitán Frío (G y D: Scott Kolins) es el héroe de la ciudad, de métodos expeditivos, pasado oculto y futuro incierto, al que Wally West, periodista, intentará exponer junto a su amigo el Flautista. En los mares del Atlántico Norte un buque pirata navega en busca de sus presas. Se trata de Deathstroke y la maldición del Desolación (G: Jimmy Palmiotti y D: Joe Bennet y John Dell), un buque lleno de desalmados y fuera de la ley embarcados en una misión suicida, recuperar a la hija de su capitán, Deathstroke, a cualquier precio. La Legión de la Muerte (G: Adam Glass y D: Rodeny Buchemi & Jose Marzan) nos lleva hasta las entrañas de una prisión metahumana para criminales en la que Ola de Calor prepara una venganza explosiva y mortal tanto contra sus captores como contra sus antiguos enemigos, para lo que contará con la ayuda de Plastic Man, una venganza que llevará la sangre, la desolación y la muerte allá por donde pasen.
En los márgenes del conflicto también hay actores secundarios cuyo papel resultará a la postre relevante. Nos podemos encontrar al Outsider (G: James Robinson y D: Javi Fernandez), un descastado que se hizo con el control de los bajos fondos de la India y acabó creando un imperio científico empresarial de intenciones siempre ambiguas, o a las correrías de una aprendiz de bruja intentando evitar que su padre desarrolle una solución final contra los bandos en conflicto en El mundo de Flashpoint (G: Rex Ogle y D: Paulo Siqueira). Las extrañas correrías vividas en el lado oscuro de ese particular UDC se reflejan en las series Siete Secretos (G: Peter Milligan y D: George Perez y Fernando Blanco) y Frankenstein y las Criaturas de lo Desconocido (G: Jeff Lemire y D: Ibraim Roberson). Mientras que en la primera se nos muestra la pelea a muerte dentro de una cábala de magos en la que Racc Shade y su abrigo de la locura jugarán un determinante papel, la segunda nos lleva hasta un proyecto secreto desarrollado en la II Guerra Mundial para emplear como soldados de élite a criaturas terroríficas, liderados por la mítica criatura de Frankenstein.
Digamos que historias alternativas ha habido muchas, con variantes temporales, alternando factores de la historia, eliminando personajes o cambiándolos de entorno, pero la jugada más similar a esta se encuentra a dos décadas de distancia y en la competencia, y se llamó La era de Apocalipsis, saga con la que los cruces de Flashpoint guardan más de una similitud. Ambas historias parten y se resuelven en una crisis mostrada en sus correspondientes especiales o miniseries, desarrolla su historia en una serie de series limitadas y nos muestra un universo completamente diferente al conocido, en aquel caso de las series mutantes Marvel, y vehicula la narración a través de un personaje consciente de las diferencias y cambios, Bishop en aquella ocasión. El caso es que podríamos decir que en aquellos tiempos la calidad de los autores mutantes era mediocre -Scott Lobdell, Larry Hama, Howard Mackie, Jeph Loeb- o contaba con autores que daban trabajos competentes pero lejos de su potencial -Mark Waid, Warren Ellis-, pero recuerdo aquel cruce con agrado y me dejó la sensación de haber leído una historia cuando menos entretenida que respetaba a sus personajes. Y en el apartado gráfico de aquella serie, además, pudimos disfrutar del trabajo de artistas como Madureira, Larroca, Pacheco, Adam y Andy Kubert, Bachalo, Churchill, Dodson...
Las comparaciones resultan odiosas, y en este caso la editorial DC ha intentado crear un evento de gran calado pero se ha quedado corta al tirar de un banquillo con demasiados nombres de recién llegados, tanto es así que de todas las series leídas apenas salvaría a una media docena de ellas, curiosamente las que cuentan con equipos creativos solventes y con una historia algo más cabal que contar que las barbaridades que ocurren en el mundo de Flashpoint. Destacaría la labor de Robinson en Outsider, la recreación de Batman de Risso y Azzarello -una de las pocas historias que llegó a sorprenderme verdaderamente-, los Siete Secretos de Milligan y curiosamente, la de Frankenstein y las Criaturas, desarrollada con un sano espíritu pulp en el que se mezclan en un afortunado pastiche los géneros bélico, fantástico y terrorífico. En las demás series hay algún destello aislado de calidad, algún retruécano afortunado de la historia, y alguna sorpresilla que agradece al lector el tiempo invertido en la lectura del evento.
Para terminar ya con los crossovers de la saga DC del 2011, decir que el tono general de ese universo alternativo me desagrada profundamente como lector, ofreciendo una visión ultra oscura y agresiva de personajes que actúan de forma completamente opuesta a como lo harían incluso aunque los hechos se hubieran desarrollado de forma similar en su universo tradicional, alcanzando en algunos casos unas cotas de sadismo y crueldad que, honestamente, no me gusta leer en personajes que admiro y me han acompañado durante años. Ver a Diana decapitar sin torcer el gesto a un personaje clave y guardar su casco como trofeo, a Aquaman empalar a sus enemigos sin despeinarse lo más mínimo o provocar la muerte de millones en su enfrentamiento con las amazonas es una mínima muestra de las muchas formas violentas de morir que se desgranan en cada una de las series. Lo único positivo que podría decir sobre el tinglado editorial es que a nivel de coordinación la historia salta de uno a otro título para permitir seguir el fluir de los acontecimientos de una forma comprensible. Y hasta aquí llegó la broma, amigos.
Qué será,será, whatever will be, will be...
Y una vez acabado el evento, ¿qué nos queda? Un nuevo Universo DC en el que algunos de los eventos editoriales mantienen su vigencia (Una muerte en la familia, La broma asesina, Crisis de Identidad, La noche más oscura), pero muchos otros no, algo que estará determinado en una línea temporal con la que trabajarán los autores. Y a partir de ahí, tabula rasa para hacer con muchos personajes lo que se quiera -dentro de los patrones que DiDio, Harras y Berganza, a partir de ahora Tridente Catacroquer, permitan-, alentando los cambios y defendiendo que se trata no de un reinicio sino de menear el árbol editorial y crear nuevos conceptos y personajes dentro de los mismos. Todavía no he hincado el diente a ningún número de esas nuevas series, pero las sensaciones son directamente malas, oscilando entre la pereza por volver a leer según qué cosas y la decepción por comprobar la deriva editorial de una casa que ha sido la de mis amores, y que a lo largo de 30 años, prácticamente toda mi vida lectora, me ha ofrecido cientos de horas de momentos inolvidables. Como diría Roger Murtaugh, estoy demasiado viejo para esto...
2 comentarios:
Ya me bajé del carro de la Marvel actual, y claramente adoptaré la misma política con DC.
¡Vivan los clásicos!
Pues sí, Jaime, el mismo camino he seguido... Lo malo es cuando ya se tienen muy leídos los clásicos y no hay manera de encontrar nuevo material a la altura. Un desastre. Un abrazo, caballero :D
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