Plissken 5.0: El principio del fin

Hoy se cumplen ocho añitos de nada desde que apareciera publicada aquí la primera entrada de un blog que nació para publicar por un lado todos aquellos dibujos que se iban amontonando en mis carpetas tras un lustro de asistir a salones y jornadas varios, y ya de paso sumar mi pequeño granito de arena al que a la postre parece haber sido el canto del cisne de los blogs amateurs dedicados a una afición concreta. Hace ocho años blogs como La cárcel de papel o Un tebeo con otro nombre eran referencias clave a la hora de darle una oportunidad a tal o cual tebeo, y con ellos compartía muchas filias y no pocas fobias. A la sombra de esos blogs de referencia nacieron decenas de ellos, y por un tiempo se generó una plural y bastante diversa blogosfera comiquera que por un lado tendió a la profesionalización (como podría ser el caso de Zona Negativa, por ejemplo, o de la misma Cárcel de papel) y por otro al cansancio paulatino de muchos blogueros que intentaron la aventura y se fueron quedando por el camino, más interesados en otros menesteres. A ese declive tenemos que añadir la consolidación de los podcasts -ah, qué descubrimiento tan tardío el mío...- como forma de comunicación ágil y directa que puede ser más amena para el destinatario, convertido de esforzado lector en oyente atento con la facilidad extra de las suscripciones vía páginas concretas y la posibilidad de llevar donde quiera un archivo de audio. No tengo más que mirar la barra de enlaces de los sospechosos habituales para comprobar que eso es dolorosamente cierto en muchos de los blogs hermanos que surgieron a la sombra de las sucesivas jornadas a las que acudíamos y en los que compartíamos muchas experiencias comunes. Este mismo año la cosa ha estado al filo del abismo para un blog que, si bien siempre me había dado lo que necesitaba -ni más ni menos que la condición de diario personal in progress donde dejar un poco de huella virtual y compartir muchas de las tontás que se me pasaban por la cabeza-, había llegado al punto de perder garra y pegada en relación a otras aficiones o entretenimientos más gratificantes en el momento. Ya les comenté en su momento que fue esa larga ausencia de dos meses la que me hizo comprender lo mucho que echaba de menos el asunto, aun cuando ya fuera evidente que ni de lejos tenía la pasión y la disposición de los tres primeros años, por ejemplo. Tanto es así que aún no me explico cómo pude en el año 2007 publicar más de 300 entradas, cuando es probable que este año no supere la centena. ¿Tanto tenía que decir entonces y tan poco ahora? En absoluto. Creo que más bien se trata del empuje y la pasión con la que arranqué el proyecto, y el ímpetu de una relativa juventud que hoy queda mucho más atrás, situación que siempre me recuerda al para mí famoso discurso de Robert Duvall a Sean Penn en Colors.

¿Adónde nos lleva todo esto? Pues a un punto y seguido sereno, con la intención de seguir en la brecha por lo menos durante el periodo de vida habitual de cada nuevo lavado de cara de aniversario, el quinto en la vida del blog, aunque como podrán comprobar en el repaso histórico a los aspectos y cabeceras de Llámame Plissken desde el año 2005 hasta la actualidad, el más continuista y el que más presencia otorga al personaje inspirador de este espacio. Siempre me han gustado los números redondos, y creo que dentro de dos añitos -sí, sí, ya sé, largo me lo fiáis, Don Pedro...-, cuando el blog alcance los diez años de vida en el 2015, será el momento justo y adecuado para bajar una cortina virtual, dejar un post final y pasar a hacer otras cosas. Pero hasta entonces, señores, por aquí me tendrán dándoles la chapa con mis repasos a las películas que me gusten, mis comentarios a los tebeos que me lleguen, mis galerías de dibujos que jamás tendré, y cómo no, la publicación de los muchos dibujos que todavía aguardan su turno en las carpetas para salir a la luz. Y con esto, les dejo con Llámame Plissken 5.0...