martes, noviembre 04, 2025

Galería de originales 74: Gene Colan

     De vez en cuando apetece detenerse un momento y rendir tributo a esos dibujantes que, sin necesidad de gritar su talento a los cuatro vientos, acabaron dejando una huella imborrable en el imaginario visual del cómic norteamericano. Gene Colan fue uno de ellos. Un artista cuya línea parecía respirar, cuyas figuras se movían dentro de la viñeta como si el papel fuera incapaz de contenerlas. Su nombre, asociado habitualmente a títulos como Daredevil, Iron Man o Tomb of Dracula, no siempre recibe el reconocimiento que merece por su trabajo en DC, y más concretamente, por su profunda, casi hipnótica interpretación del universo de Batman.

    Colan llegó a DC a finales de los setenta, tras una larga etapa en Marvel donde había definido buena parte del tono visual del cómic superheroico más sombrío. En Detective Comics y Batman (números que abarcan buena parte de 1980 a 1985, principalmente junto al guionista Doug Moench), su estilo encajó con una naturalidad pasmosa: aquel trazo quebrado, lleno de sombras vivas, de rostros deshechos por la luz y la duda, resultaba el vehículo perfecto para un personaje que ya se debatía entre la épica y la neurosis. Frente a la limpieza académica de Neal Adams o la arquitectura milimétrica de Marshall Rogers, el Batman de Gene Colan era casi líquido: se deslizaba por las viñetas envuelto en niebla, con un manto que parecía fluir más que ondear. Sus páginas de esa época poseen algo que hoy se echa de menos: movimiento interior, una sensación de inmediatez y dramatismo cinematográfico que no dependía del exceso de detalle, sino del uso del claroscuro y de la composición. Colan venía del lápiz a carboncillo y del dominio de la luz en su estado más orgánico, y eso se nota. Gotham, bajo su trazo, no era solo un escenario: era un estado mental, un lugar donde las sombras parecían tener voluntad propia. Su Bruce Wayne tenía mirada cansada, su Joker era un espectro de dientes afilados, y sus damas —Silver St. Cloud, Vicki Vale— parecían salidas de una película de los años cincuenta, con esa mezcla de elegancia y melancolía tan propia del cine que Colan amaba. No puede decirse que fuera una etapa especialmente recordada por el gran público, algo a lo que contribuyó el Batman post Crisis de Miller y Mazzuchelli y el relanzamiento del personaje inmediatamente posteriores, pero sí una de las más personales. Gene Colan llevó consigo la herencia de la narrativa clásica y la dotó de nervio contemporáneo. Hay que decir que también fue el responsable de dar vida, junto a Marv Wolfman, a uno de los experimentos más curiosos de DC en aquellos años: Night Force, donde su arte brumoso y etéreo encontró un terreno aún más natural en el terror gótico. Esa serie ya fue glosada en una entrada de este blog que recuperaré próximamente con vistas a la próxima edición por parte de Panini, que merecerá sin duda la pena. Otros proyectos donde dejó su huella indeleble fueron Wonder Woman o The Spectre, con su toque inconfundible: figuras recortadas por la luz, trazos que sugerían más que describían, composiciones que respiraban atmósfera pura...


    En esta sección hace años apareció otro original de Colan para la colección Superman y la Zona Fantasma, adquirido a más que razonable precio y vendido lustros ha a un coleccionista yanqui. Con el paso de los años la morriña y porqué no decirlo, la estabilidad laboral, me han ido induciendo poco a poco a rehacer la colección recuperando si no las páginas, sí  a los autores que una vez poblaron mis carpetas y que volaron a otras partes de Europa o USA. La verdad es que da cierto vértigo comprobar como las páginas han triplicado o cuadruplicado su precio, y que el material vuela. Estuve dándole vueltas a varias páginas de Night Force (todas rondando los 450-500) pero fueron volando poco a poco de la web donde se hallaban. Finalmente, a través de una subasta de Comiclink, que se ha vuelto mi sitio favorito para encontrar páginas de rango medio a precios asequibles o relativamente asequibles, más bien, conseguí sin querer -puse un precio máximo inferior a la media de páginas similares y se quedó justo ahí- esta página de Detective Comics con Batman en traje, el estilo de Colan perfectamente distinguible y una buena muestra tanto del dibujante como del personaje con la que recuperar parte de la colección. La firma del maestro pone la guinda a un pastel que por muchos años que pasen, un servidor sigue disfrutando con gran deleite.

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