lunes, septiembre 30, 2013

Rompiendo de mala manera un lunes vigilante

Como la semana pasada les tuve in albis el lunes, pues se me ha amontonado la faena, y me toca ajustar hoy cuentas con la actualidad por partida doble. En primer lugar, y tranquilitos que Spoiler Man se va a cuidar muy mucho de volver a las andadas, acabo de ver hace apenas veinte minutos el final de Breaking Bad, y aún ando con los nervios a flor de piel después de cincuenta y cinco minutos de una intensidad y una emotividad salvajes. Espero poder dedicar esta semana unas líneas a la penúltima de las grandes series que aún estaba en curso -con permiso de Mad Men-, y que ayer emitía en la televisión estadounidense su último capítulo. Miss Sparks y yo habíamos preparado el calendario cuidadosamente para visionar un capítulo diario durante la segunda quincena de septiembre para alcanzar el final en el momento justo, y así ha sido. Los que lo hayan visto o estén a punto de verlo sabrán exactamente la suerte de la que están disfrutando hoy, la de contemplar el final de una serie de televisión que ya ha pasado al Olimpo de la cultura popular contemporánea por múltiples razones y que en mi humilde opinión ha alcanzado el final perfecto. Pero ya volveremos a ella, y repito, que sin ningún tipo de detalle argumental que vaya más allá de lo planteado en los primeros compases de la primera temporada. Aquí lo que se trata es que más personas se suban al carro de Walter White y Jesse Pinkman...


Me tienen a sus pies figurada, literal, virtualmente...

La segunda cosa que me quedó en el tintero fue comentar mi intención de dedicar tres entradas a Before Watchmen, el proyecto editorial sacapasta montado por DiDio y Lee a costa de la obra de Alan Moore y de Dave Gibbons, que acabé de leer hace unos días. Finalmente la cosa se ha disparado a cuatro entradas, con un previo a modo de introducción, dos posts dedicados a repasar cada una de las series -que pretendía fueran más cortos, pero así es un servidor- y uno final para aclarar impresiones y poner de manifiesto un par de errores de bulto que para mí reventaron el proyecto desde dentro merced a una poco cuidadosa planificación editorial, cuanto menos en lo referido a ese par de detalles.

Poco más tengo que decirles, porque tengo una melodía del año 74 perteneciente al grupo Badfinger metida en la cabeza, resonando una y otra y otra vez, y las imágenes de cierto profesor de química, y la solitaria belleza del desierto de Nuevo México, y la tabla periódica y el cristal azul y... 

Baby blue
Badfinger

Guess I got what I deserved
Kept you waiting there too long, my love
All that time without a word
Didn't know you'd think that I'd forget or I'd regret
The special love I had for you, my baby blue.

All the days became so long
Did you really think, I'd do you wrong?
Dixie, when I let you go
Thought you'd realize that I would know
I would show the special love I have for you, my baby blue.

What can I do, what can I say
Except I want you by my side
How can I show you, show me the way
Don't you know the times I've tried?

Guess that's all I have to say
Except the feeling just grows stronger every day
Just one thing before I go
Take good care, baby, let me know, let it grow
The special love you have for me, my Dixie, dear.

 

domingo, septiembre 29, 2013

Antes de Watchmen (II): Vigilantes en serie (I)

Vamos a repasar de manera somera y rápida las series de las que ha constado Antes de Watchmen, reseñando sus equipos creativos, la historia que nos narra en líneas generales y un breve apunto sobre cada una de ellas. A la hora de realizar el repaso he preferido seguir un orden más o menos cronológico de las mismas, aunque el criterio de ordenarlas por sus equipos creativos también habría servido.

Minutemen

La historia: En los años 60 un maduro y retirado Hollis Mason, ex policía y antiguo vigilante enmascarado bajo la identidad de Búho Nocturno, prepara unas memorias que recopilan todos los acontecimientos que condujeron a su carrera heroica y su participación como miembro del grupo de enmascarados conocidos como los Minutemen. Sus dudas sobre el material escrito las comparte con todos sus antiguos compañeros, que se muestran cuando menos reticentes a que muchos de los hechos narrados por Hollis salgan a la luz. Bajo la brillante y colorista imagen de aquel grupo que en los años 40 luchó contra quintacolumnistas y criminales se esconde una realidad vulgar y unos hechos oscuros y aterradores cuya revelación podría destruir la reputación de varias personas. La verdad sobre el Comediante, Espectro de Seda, Silueta, Polilla, Justicia Encapuchada, el Capitán Metrópolis, Dolar Bill o el propio Búho Nocturno puede ser mucho más de lo que el pueblo americano está preparado para asimilar.


El autor: Nadie parecía sobre el papel una mejor elección para realizar esta serie limitada de seis números que Darwin Cooke. Su magistral The New Frontier, todo lo cerca que estarán los personajes de la Edad de Plata de DC de tener su propio Watchmen le convertía en el candidato ideal, y en líneas generales realiza un buen trabajo de contextualización histórica, aportando al relato una gran dosis de melancolía y poniendo en imágenes y hechos la génesis de los Minutemen, a quienes nunca se vio en acción en la serie original. Con su habitual estilo cartoon, su habilidad para la escritura de diálogos fluidos y su excepcional narrativa, nos encontramos con un tebeo que busca un aspecto retro para reflejar una historia llena de matices y de claroscuros. Mención especial para el apartado del color, realizado por Phil Noto que maneja una paleta de colores primarios reflejando la aparente simplicidad del momento y los tebeos de la época.

El resultado: Para mi gusto el revisionismo en el que cae Cooke es excesivo, sobre todo en lo relacionado con el personaje de Justicia Encapuchada, con el que evita todo misterio o ambigüedad posible y, siempre desde mi punto de vista, acaba realizando uno de los cambios más injustos de todo el proyecto. La idea de hacer que Hollis Mason sea el hilo conductor mantiene el esquema argumental del arranque de Watchmen, con las visitas de Rorschach a todos los vigilantes en busca de respuestas. Reitero que quizá Darwin Cooke fuerza las cosas para que todo resulte interesado, egoísta, grotesco y cruel, aunque por lo menos hay que reconocerle el esfuerzo de ser más o menos fiel a un material previo sobre el que se explaya bien a gusto. 6/10

Dolar Bill

La historia: El joven Bill Brady, estrella del fútbol, vio truncado su futuro por una lesión inoportuna. Ante un futuro incierto y con pocas posibilidades, Brady acabó como mascota corporativa de un gran banco, interpretando al luchador contra el crimen Dolar Bill, cuya carrera acabaría cruzando los límites entre fantasía, trabajo y realidad de una manera que el propio Brady jamás habría supuesto.


Los autores: Len Wein escribe de forma correcta y funcional este número único dedicado a uno de los personajes más olvidados de los Minutemen, haciendo una suerte de biografía de Brady sin más florituras. Steve Rude, más clásico que nunca, mantiene su estilo personal al servicio de una historia sin mucha más historia.

El resultado: Quizá el más superfluo aporte del proyecto, un vistazo a una época y a un personaje que en realidad no aportan demasiado al cuadro general, con un estilo completamente neutro en lo argumental que mantiene el tipo gracias al buen hacer visual de Rude. 5/10

El Comediante

La historia: Eddie Blake, el vigilante conocido como El Comediante se cobijó bajo el ala protectora del gobierno al poco de ser expulsado de los Minutemen tras su "incidente" con Sally Jupiter. Encargado de realizar operaciones encubiertas y eliminaciones de carácter político tanto dentro como fuera del país, Blake llega a desarrollar una profunda amistad con el clan de los Kennedy, que le tratan como a alguien de la familia. Con los primeros escarceos de enfrentamiento militar en la antigua Indochina, el entramado industrial-militar estadounidense moviendo sus propios hilos para manejar la política interior de acuerdo a sus propios intereses y la corriente de renovación y cambio impulsada por los Kennedy entran en conflicto pleno. Las acciones llevadas a cabo por Blake le acabarán poniendo entre la espada y la pared y cierta isla desaparecida de los mapas que jamás debiera haber sobrevolado...


Los autores: Otra elección que parecía obvia para escribir esta serie limitada -6 números- era la de Brian Azzarello, guionista conocido por saber reflejar la psicología de personajes difíciles y por manejar argumentos complicados. La historia bascula entre los acontecimientos históricos de los 60 y 70 como si una suerte de Forrest Gump cínico y asesino pasara sobre el ascenso y caída de los Kennedy, los disturbios raciales o el inicio de la guerra de Vietnam. Para ilustrar ese descenso a los infiernos se optó por el dibujante J.G. Jones, con un estilo muy realista y la narrativa limpia que suele aplicar a sus trabajos.

El resultado: En este caso Azzarello se mea directamente en la obra madre, traicionando algo que estaba explicitado en la misma sólo para poder ajustar su propia historia y plantear una tesis que de partida resulta harto improbable, que un asesino despiadado y descreído como Blake fuera el mejor amigo del golfo, conectado con mafiosos irlandeses y la postre fallido presidente John Fitgerald Kennedy. Una gran oportunidad perdida, en tanto que este es el gran personaje de Watchmen, el que más matices podía haber permitido, y el convidado de piedra que más podía haberse desarrollado. Mañana me extenderé más sobre esta traición argumental que condena de partida una serie que podría haber sido mucho más digna. 4/10

Ozymandias

La historia: Adrian Veidt, rico heredero y niño superdotado, conoce desde bien pronto lo que es ser el más listo entre sus semejantes, despertando envidias de compañeros y suspicacias de sus maestros. Huérfano a los 16 años, decide desprenderse de su fortuna familiar y emprender un viaje de autodescubrimiento por Asia siguiendo los pasos de Alejandro Magno, su modelo e inspiración. La formación en artes marciales, su devoción por la cultura de los faraones y una coyuntura en la que resurgen los vigilantes enmascarados le llevarán a adoptar la identidad de Ozymandias y luchar contra el crimen. ¿Pero qué hará el hombre más inteligente y rico del mundo cuando le cuenten un chiste sobre la inevitable destrucción del mundo?


Los autores: Volvemos a encontrarnos con un Len Wein que en este caso urde los mimbres secretos que manejaban los hilos de la historia oculta de Watchmen para ofrecernos la historia pormenorizada de cómo Adrian Veidt llegó a ser el hombre que fue, y lo hace rellenando los huecos sin poner demasiado más que aquello que podría haber añadido el propio Alan Moore. Sin florituras ni poesía pero con el oficio que le dan sus años de experiencia, Wein cumple con creces. En el apartado gráfico nos encontramos a un excepcional Jae Lee, que parte de su estilo habitual y ofrece en los primeros números unas estampas americanas dignas de Norman Rockwell, y más adelante unas imágenes de gran belleza con la Antártida o Bubastis como protagonistas.

El resultado: La gran sorpresa del proyecto, la que debería haber sido más ardua y superflua lectura se torna en un fluido y entretenido relato que no inventa, sino que completa lo narrado o sugerido por Moore en el original de forma ágil y atractiva, ofreciendo momentos tan divertidos como los cruces dialécticos entre Veidt o su asistente. 7/10

Moloch

La historia: Condenado por un aspecto monstruoso a una vida de burla y aislamiento, el joven Edgar William Jacobi vuelca su frustración en el mundo de la magia. Su odio y resentimiento le abocará a una vida de crimen y disolución y a continuos enfrentamientos con los Minutemen y sus herederos espirituales. Tras uno de sus pasos por prisión,  una sorprendente oportunidad de redención se presentará ante Moloch...


Los autores: J. Michael Straczynski se enfunda las orejas del repudiado social y criminal Moloch y nos ofrece un retrato muy humano con un personaje con el que resulta muy fácil empatizar, y que no deja de ser otro de los grandes perdedores del fresco de Watchmen, con un destino condenado a repetir una y otra vez el ciclo de renacimiento y fracaso que acaba con sus huesos en la cárcel o con su destino en manos de terceros que lo utilizarán como un medio para sus aterradores fines. En la parte gráfica el argentino Eduardo Risso cumple con creces a la hora de reflejar la sordidez del mundillo criminal de Jacobi, y ofrece un retrato vivido de la redención monótona y a la postre cruel que vivirá el personaje.

El resultado: Digna aportación que permite conocer mejor a aquel pobre pringado que en la obra original no hacía más que recibir visitas inoportunas en su casa -hasta tres vigilantes se dejaban caer por la misma- y del que poco más resultaba conocido, lectura amena, con detalles que ayudan a empatizar todavía más con otro gran pequeño personaje de ese tapiz inmensamente rico y lleno de detalles que es Watchmen. 6/10


sábado, septiembre 28, 2013

Antes de Watchmen (I): Consideraciones previas y antiguas batallitas

He esperado a poder leer de un tirón este proyecto editorial de DC que recuperaba los personajes de la inolvidable e imperecedera obra maestra que Alan Moore y Dave Gibbons crearon en 1986 antes de escribir sobre la misma. Lo cierto es que mi opinión viene claramente mediatizada por mi AMOR en mayúsculas por esa serie limitada de doce números que leí primero de forma fragmentaria, comprando los números 4, 11, 9 y 12 en una desesperada búsqueda por los quioscos de Santa Pola, la ciudad donde veraneaba en aquellos últimos años 80, percibiendo los fragmentos de un gran todo que aún tarde unos años en poder completar y apreciar en toda su magnitud, pero ya quedando marcado por dos elementos claros. Por un lado la prosa poderosa de Alan Moore, potente en sus afirmaciones, fascinante en su desarrollo argumental, hipnótica en sus diálogos y poética en unas descripciones que han quedado marcadas a fuego en mi memoria y que recuerdo casi al pie de la letra cada vez que me sumerjo en su lectura, algo que he hecho una buena docena de veces y que a buen seguro seguiré haciendo con el paso de los años, en tanto que este es un tebeo que no me canso de leer. El segundo elemento que volvió literalmente loco a aquel chaval de catorce años que se pateó la ciudad entera rebuscando entre las estanterías y lejas de los cinco o seis quioscos de la ciudad fue el aspecto visual de la historia, aquella estructura narrativa que alternaba secuencias plenamente silenciosas en la que los personajes desarrollaban su actividad o sus peleas con un aspecto casi cinematográfico con la belleza de otros pasajes en la que se colaba la melancolía y la tristeza de aquello que acontecía en el tebeo, de ahí que los fragmentos de Manhattan en Marte o de Ozymandias en la Antártida están grabados a fuego en la retina de un servidor.



Hoy en día las cosas han cambiado considerablemente. Watchmen está considerada con justicia una obra maestra del arte secuencial y a disposición de cualquier lector en formato de novela gráfica en todas las variedades posibles y editada por todas las editoriales que han poseído los derechos de edición de DC en España, desde los retapados de ediciones Zinco que recogían en dos tomos los doce números de la edición original de la colección, pasando por el tomo en tapa dura de Norma editorial o la edición mastodóntica y absoluta de Planeta hasta llegar a la última reedición realizada por la editorial ECC que opta por el tradicional formato recopilatorio americano, más económico, del tomo en tapa blanda o paperback. Afortunadamente cualquier lector que quiera acercarse a esta obra la encontrará a su disposición de manera íntegra y adecuada a sus necesidades o posibilidades económicas. Por si fuera poco la aparición de la película homónima dirigida el año 2009 por Zack Snyder ayudó a difundir todavía más la existencia de la obra de cómic entre el gran público, y si bien no tuvo el efecto llamada de obras como 300 o V de Vendetta, no fueron pocos los que se acercaron hasta librerías especializadas en busca del tebeo del que había partido la película. La fiebre llegó hasta el extremo de la aparición de videojuegos o de una serie de muñecos articulados, algo que Alan Moore había plasmado en los anexos dedicados al personaje de Adrian Veidt como otra forma de explotación comercial del fenómeno de los vigilantes.


De todos es sabido que el proyecto inicial de Watchmen se basaba en los héroes de la Charlton cuyos derechos había adquirido recientemente DC Comics, y que el proyecto cayó en manos de un Alan Moore con unos planteamientos tan arriesgados que se optó por crear un universo independiente con reminiscencias de aquel y nuevos personajes basados en aquellos con los que Moore y Gibbons podrían trabajar con total libertad. Por si a alguien le interesa, aunque la mayoría de aquellos que lean estas lineas lo sabrán de sobra, la correspondencia sería la siguiente: Búho Nocturno/Blue Beetle, Rorschach/Question, Espectro de Seda/Nightshade, Dr. Manhattan/Capitán Atom, Ozymandias/Thunderbolt y Comediante/Pacificador. Todos esos personajes fueron introducidos en el universo DC con irregulares resultados, y salvo la meritoria serie de 36 números dedicada a The Question obra de Denny O'neill y Dennys Cowan todos ellos acabaron protagonizando efímeras series o perdidos en colecciones grupales como JLA, JLI, Escuadrón Suicida o Checkmate. Hoy en día Watchmen habría sido editada por un subsello de la casa madre que garantizara el control de los derechos por parte de sus autores, algo que en aquellos tiempos solo el sello Epic de Marvel garantizaba a los artistas. Nos encontramos aquí con que un equipo creativo realiza una obra capital del arte secuencial, una obra maestra que ha marcado a varias generaciones de lectores pero cuya propiedad intelectual y derechos pertenecen plenamente a una editorial que puede hacer con ellos lo que quiera. La misma vieja historia del mundillo prácticamente desde su génesis.


Ya desde el momento mismo de aparición de la serie original se especuló con la posibilidad de varios proyectos, como una serie limitada centrada en las andanzas de los Minutemen en los años 40, un repaso a la etapa del Comediante en Vietnam -siguiendo la estela del éxito de una colección como The Nam- o una serie centrada en el equipo formado por Rorschach y Búho Nocturno, pero la cosa no llegó a buen puerto, mostrando Moore un claro desacuerdo a que otros autores trabajaran en el universo Watchmen. Años más tarde DC seguía dándole vueltas al proyecto y llegó al extremo, según declaraciones del propio Moore, de ofrecerle los derechos de la historia a cambio de una precuela y secuela en la que el bardo de Northampton no estaba nada interesado. El proverbial respeto a una obra maestra y el temor a que los fans de la historia original dieran la espalda a un proyecto que no contase con el beneplácito de sus creadores originales iban dejando paso progresivamente a una nueva idea, a la de aprovechar comercialmente unos personajes y un marco argumental lleno de posibilidades. El cambio generacional de lectores ayudaba en mi opinión a que esa idea cobrara fuerza, en una jugada muy similar a la planteada con George Lucas con la precuela de La guerra de las galaxias. ¿Porqué desperdiciar la oportunidad de llegar a una nueva masa de lectores con historias decentes dentro del panorama actual por temor a despertar las iras de los viejos lectores y fans irredentos de la obra primigenia? Y finalmente pasó lo que tenía que pasar...


En febrero de 2012 saltaba la bomba en el Previews. Nada menos que siete series limitadas realizadas por algunos de los mejores guionistas y dibujantes de la actualidad centradas en los personajes de Watchmen. El carácter de precuela de las historias venía claramente anunciado en el título del proyecto editorial que englobaba las series: Antes de Watchmen. Dave Gibbons, que siempre ha sido un tipo mucho más afable y conciliador que Alan Moore, y que no ha dudado en poner el cazo que legítimamente le correspondía -como ya sucediera en el caso de la adaptación cinematográfica-, reconocía el esfuerzo de DC como un tributo al trabajo realizado por ellos casi tres décadas atrás y le deseaba la mejor de las suertes. El barbudo guionista inglés, más agrio en el particular y con una clara antipatía hacia una editorial con la que ha acabado en unos términos muy malos, daba opiniones que iban desde el exabrupto -"completa desvergüenza"- hasta la opinión elaborada de que ese proyecto restaría excepcionalidad e importancia a la serie original y que se basaba en una auténtica necesidad económica. Lo cierto es que en este particular un servidor siempre ha estado de parte de Alan Moore, y a lectura pasada no me cabe menos que darle por un lado la razón y por otro resaltar la altísima calidad de un material original explotado dignamente -pero explotado- en una serie de precuelas que aportan poco al original. Pero no quiero avanzar acontecimientos. Les debo dos entradas más con un repaso somero a las series, reseñando equipos creativos, historia y sensaciones, y un post final en el que se desmontarán dos de las mayores falacias de la serie y se rajará sobre una tercera, dejando unos apuntos finales que reflejarán el regusto agridulce que la lectura de esos tebeos ha dejado en un servidor.


jueves, septiembre 26, 2013

Sketch-busters CCXXVII: Vicente Cifuentes (II)

Compruebo con bastante sorpresa que tenía pendiente desde hace nada, apenas tres años, el acompañar a este dibujo de Supergirl con su correspondiente parejita, conseguida en la misma jornada de Expocomic del año 2009, tras una intentona frustrada el día previo en la que nos quedamos en puertas y una sesión de firmas doble en la que Vicente Cifuentes como guionista y Antonio Casquero como dibujante de un album de vampiros compartieron rato y atención para con los aficionados. Si yo me decanté por uno de esos fetiches que me ha acompañado prácticamente toda mi vida, miss Sparks optó por otro de los suyos, de sobra conocido por todos los seguidores habituales del blog y por aquellos que habéis compartido charlas con ella. Vicente preguntó además por la versión preferida de Leti, y se decantó por esta versión un tanto particular en la que Selina Kyle muestra sus garras en un look y pose muy similares a la Julie Newmar del show televisivo de Batman o al de la sorprendente Anne Hathaway en la última entrega de la cinematográfica trilogía del murciélago que Cristopher Nolen finalizara soberbiamente hace ya un par de años. Con esto dejo limpio el histórico pendiente de uno de los dibujantes españoles que con mayor simpatía, mimo y cariño trata a sus seguidores, y a quien los años de trabajo y experiencia y el reconocimiento cada vez mayor de que goza su trabajo allende los mares no han cambiado un ápice.


domingo, septiembre 22, 2013

Commissionando CLX: Lee Bermejo

Como he hecho en otras ocasiones, aprovecho la sección para repasar el trabajo en el campo de los dibujos por encargo de un autor que recientemente ha visitado nuestro país, y dado que el ilustrador y dibujante Lee Bermejo fue una de las figuras más importantes de las pasadas Jornadas del Comic de Avilés, pues he decidido dedicarle estas breves líneas acompañadas de una variada muestra de su trabajo. Nos encontramos ante un joven artista que comenzó su carrera a mediados de los años 90, principalmente como ilustrador de portadas. Algunos de sus trabajos en este campo han podido disfrutarse en colecciones como Hellblazer, The Stand (la adaptación al cómic de la novela de Stephen King), Daredevil o Checkmate. Ya como dibujante realizó algunos números de series como Action Comics, Hellblazer, Global Frequency o Superman/Gen 13. En los últimos años Bermejo ha desarrollado una suerte de equipo creativo de lujo junto al guionista Brian Azzarello, con el que ha realizado proyectos tan destacados por su calidad como Lex Luthor: Man of Steel, Joker o Batman/Deathblow, lo cual no le ha impedido, además, desarrollar proyectos como autor completo como la novela gráfica con ambientación navideña Batman: Noel. El estilo detallista y oscuro del ilustrador es obra de un dibujante autodidacta, con poca o ninguna formación artística a nivel académico, y que ha logrado convertirse en uno de los más reconocibles del panorama actual norteamericano. Podéis echar un vistazo a algunos de sus trabajos en el blog personal del autor, o visitar la página de su representante, en la que encontraréis una nutrida selección del arte original de Lee Bermejo a la venta. Además, su representante establece los precios que cargará el dibujante en la próxima convención que se celebrará en Nueva York a menos de dos semanas vista, en la que caso de poder aceptar encargos, estos serán pocos y con un precio establecido de unos 1500 dólares por un sólo personaje entintado con aguadas y especificando que no llegará a la calidad de una cubierta como sí lo hacen varias de las ilustraciones que acompañan a estas líneas. Tanto vértigo me da esa cifra como la calidad de su trabajo, que espero disfruten en la tranquilidad y sosiego de esta tarde dominical.






sábado, septiembre 21, 2013

Elysium: Las fronteras de mañana, hoy

En el año 2154 la división económica y social ha llegado a un abismo extremo de separación entre aquellos que no poseen más que un mugriento cuchitril donde caerse muertos y aquellos que habitan en un entorno de lujo y privilegio. Los primeros se amontonan en arrabales polvorientos repletos de basura, a lo largo y ancho del planeta Tierra, obligados a sobrevivir en empleos mal pagados y a menudo lesivos para la propia salud, controlados en todo momento por una fuerza de seguridad policial robotizada que atiende a pocas bromas y rompe huesos con la misma facilidad con que obvia críticas o quejas del rebaño que vigila. Por contra, la clase económicamente pudiente -muy pudiente, aquí el concepto de clase media desapareció aproximadamente hace un par de años con cierta crisis de cuyo nombre no quiero acordarme- ha logrado establecer un paraíso orbital conocido como Elysium, una gigantesca estación espacial en cuyo anillo se alojan cientos de mansiones rodeadas de amplios parques, cuyos habitantes solo deben preocuparse de cómo socializar entre ellos y ocupar su valioso tiempo, un tiempo prolongado y mejorado gracias a unas cabinas médicas que curan a nivel molecular cualquier problema de salud que los habitantes de Elysium puedan sufrir.


Abajo en el lodazal malvive Max Da Costa (Matt Damon), un huérfano de vida difícil desde sus comienzos, con un pasado delictivo en el campo del robo de vehículos que trabaja duros turnos en la empresa Armadyne, la constructora de Elysium. Haciendo oídos sordos a las ofertas que su mejor amigo Julio (Diego Luna) le hace para retomar su carrera criminal, y tras un choque fortuito con los robots de seguridad, Max se reencuentra con una vieja relación, Frey (Alice Braga). La vida de Max está a punto de complicarse todavía más cuando un accidente laboral acaba con todas sus esperanzas y le condena a una agonía rápida y una muerte segura, a menos que decida emprender una misión casi suicida para el líder de una banda dedicada a introducir de forma ilegal personas en Elysium, el visionario contrabandista Spider (Wagner Moura).


En una carrera desesperada contra el reloj, la enfermedad, y la sombra de la muerte, Max afrontará con entereza y valor un destino que le enfrentará a las fuerzas de seguridad del Presidente de Armadyne, John Carlyle (William Fichtner), y a sus aliados en Elysium, encabezados por la Secretaria de Defensa Delacourt (Jodie Foster), una decidida, dura hasta el extremo y ambiciosa funcionaria capaz de todo para preservar el edén celestial que se le ha encomendado proteger. Carlyle y Delacourt, ejemplos del poder económico y político alejado de la gente y de cualquier clase de ética o moral mínimamente humanas contarán con un brazo ejecutor temible y aterrador, un mercenario exiliado conocido como Krueger (Sharlto Copley) que recibirá una única directiva. Detener a Max Da Costa a cualquier precio. El premio, lo que todos quieren. Una vida en el cielo, larga y libre de dolor, una vida en Elysium...


Con Elysium nos hallamos ante el segundo largometraje dirigido por el sudafricano Neill Blomkamp, quien hace cuatro años nos ofreciera la muy apreciable y recomendable Distrito 9. Nos encontramos, al igual que en su debut como director de largos, con una película encuadrada en el género de la ciencia ficción, con una sólida ambientación, personajes humanos, grandes escenas de acción, y todo ello enmarcado en un escenario con un contundente mensaje social y económico que acerca la película a un film de denuncia todo lo que permiten las estrictas y no escritas reglas del business hollywoodiense. Si en Distrito 9 las lecturas eran muy claras acerca de las políticas segregacionistas llevadas a cabo en Sudáfrica durante décadas y plasmadas en el conocido Apartheid, transmutándolo todo en el relato de autoconocimiento y redención de un funcionario de inmigración que acababa empatizando con aquellos que tenía que mantener bajo control -y asimilado a los mismos-, en Elysium lo cierto es que tanto el mensaje como el resultado final se dulcifican un poco al tratarse de una gran producción destinada al consumo del gran público. Veamos el porqué.


El proyecto de la película comenzó a ponerse en marcha el año 2011, mostrando una serie de diseños y arte conceptual a diversos estudios, con la intención de vender la idea y conseguir financiación. Dadas las buenas críticas y aceptación de Distrito 9 Sony Pictures decidió quedarse con la película e invertir los 115 millones de presupuesto de la misma, tan solo un presupuesto cuatro veces mayor que el de la primera película de Blomkamp. El proceso de casting también fue duro, y se consideró a los raperos Ninja y Eminem como posibles protagonistas, aunque ambos declinaron el ofrecimiento, momento en que Matt Damon se hizo carne y tomó la forma de Max Da Costa, ofreciendo al personaje su habitual humanidad, buen rollismo, sonrisa característica, y una preparación física ya importante gracias a sus antecedentes como Bourne que aquí completó con un nuevo programa de entrenamiento.


El reparto lo completaron en sus principales papeles un Diego Luna que repite casi exactamente el papel de La terminal u Open Range -ese amigo chicano siempre sonriente-, una bellísima, gélida y dura Jodie Foster a la que la iluminación le juega en una escena una mala pasada y la convierte en Christine Lagarde -la presidenta del FMI y todo lo cerca que puede estar hoy día a un personaje de villana al servicio del sistema como el mostrado en la película-, y Sharlto Copley, el protagonista de Distrito 9 que aquí compone un personaje totalmente opuesto a aquel funcionario apocado y cobarde y nos presenta a un demencial y salvaje mercenario capaz de los actos de brutalidad más descarnados. Los actores brasileños Wagner Moura y Alice Braga ofrecen el contrapunto humano que impulsa a Max a seguir adelante, el primero al forzarle poco menos que a convertirse en un libertador a su pesar, y la segunda al recordarle tanto su infancia como aquello que debería impulsarnos a seguir en la lucha del día a día pese a todas las adversidades que se nos presentan.


Tenemos un sólido equipo técnico, un competente cuerpo de actores... ¿Cómo vamos de historia? El punto de partida desde luego resulta aterrador, en tanto que aunque nos habla de un momento futuro las imágenes que nos muestra resultan de una actualidad aterradora. Aún más terrible resulta el hecho de que los arrabales de la Tierra y parte de las imágenes de Elysium provienen de las localizaciones en un mismo país: el área de infraviviendas de Iztapalapa y la zona de viviendas de lujo de Huixquilucan-Interlomas, ambas en las inmediaciones de ciudad de México. Las imágenes de las extensiones de chabolas polvorientas, de gente malviviendo en los arrabales, de cientos de personas revolviendo en la inmundicia de inmensos basureros, mientras a apenas unos kilómetros unos pocos privilegiados viven en mansiones rodeadas de inmensos jardines protegidas por feroces cuerpos de seguridad es una realidad que a día de hoy se vive y se ve en cualquier gran urbe del mundo, con casos paradigmáticos como la mencionada México, Rio de Janerio o Madrid, si no queremos irnos muy lejos. El propio director afirma ante el escenario planteado en su película lo siguiente: Todo el mundo me pregunta últimamente por mis predicciones sobre el futuro. No, no, no. Esto no es ciencia ficción. No es el futuro. Es ahora.



Planteado el escenario de desigualdad e injusticia social, de explotación laboral y de deshumanización de las estructuras burocráticas y de atención sanitaria, todas ellas en manos de gestión privada -como todo el mundo sabe la idónea y óptima para el mundo contemporáneo, de ahí que nuestros gerifaltes se estén apresurando en implantar esos modelos a lo largo y ancho del planeta-, cabe buscar el conflicto personal y humano que propicie el progreso de la acción y de la historia, y ahí Blomkamp juega con cartas marcadas. Los primigenios motivos de Max no son otros que el interés propio, el egoísmo primordial de todo ser humano de salvar el pellejo a toda costa, pero como nos encontramos en una película destinada al gran público, tenemos que ofrecer ese pequeño motivo personal que nos convierte en buenas personas y ese gran ideal que nos transforma en héroes, aunque sea a nuestro pesar. A mí esas cosas no me molestan a nivel argumental porque no invalidan en modo alguno el planteamiento original ni endulzan las imágenes del primer tercio de la película ni justifican en modo alguno una división socioeconómica que se nos presenta como deleznable, miserable y tristemente real ya hoy en día.



Y llegamos ya a la parte final de la película, un último tercio que al igual que ocurría en Distrito 9 se convierte en un festival pirotécnico repleto de escenas de acción tremebundas, violencia desaforada y gráfica -extremadamente gráfica diría yo para ser una película de Hollywood, con abundantes planos repletos de delicias cárnicas sanguinolentas para los amantes del gore- y enfrentamientos a cara de perro que convierten los últimos 30 minutos de Elysium en una auténtica montaña rusa de destrucción, golpes, tiroteos y explosiones. De nuevo, no me molesta, no me distrae del mensaje que subyace en el fonde de la película y no me hace olvidar que los que tienen nunca abrirán la mano para que aquellos que lo necesitan compartan sus riquezas y su bienestar. Para salvar el abismo alguien al final tendrá que saltarlo, y para que las puertas del edén acaben dejando pasar a todo el mundo tendrán, tendremos, que ponernos ropajes para la lucha y acabar con los perros de los amos. ¿Cuándo acabará por convertirse esta fábula en una aterradoramente completa realidad? Sólo el tiempo lo dirá, pero al paso que vamos, dudo mucho que transcurran los 140 años que nos separan de ese aparentemente lejano 2154, el mismo año, lo que son las cosas, en que Cameron ambientó su Avatar, la película más taquillera de la historia y con un ropaje mucho más confortable de ecologismo new age... Disfruté mucho mucho con Distrito 9 y bastante con esta Elysium, que mantiene a Blomkamp como uno de mis nuevos directores favoritos y como uno de esos nombres que haga lo que haga en su próximo proyecto me arrastrará a las salas de cine para verlo. Siempre y cuando pueda permitirme pagar la entrada, claro...

miércoles, septiembre 18, 2013

Mundo Putrefacto (III): Galería de portadas

A continuación podréis encontrar las portadas pertenecientes a la saga Mundo Putrefacto, divididas entre las tres colecciones que participan en dicho evento (Swamp Thing, Animal Man y Frankenstein. Agent of S.H.A.D.E.) y obra de los dibujantes Yanick Paquette, Steve Pugh y Alberto Ponticelli. Se da el caso de que las portadas del prólogo y del desenlace de la saga, pertenecientes a los números 12 y 17 de las dos primeras colecciones forman un díptico, con cada una de las partes a cargo del dibujante regular de la serie y formando una única y espectacular escena de lucha en la que Swampy y Buddy se las ven espalda con espalda y codo con codo contra hordas de seres pesadillescos y monstruos putrefactos. El orden podría haber sido otro distinto al estrictamente cronológico, que es el que he seguido, con las partes centrales agrupadas en los tres bloques de la historia (Reino Rojo, Reino Verde y Secretos de los Muertos), pero finalmente he optado por la mencionada opción que se asemeja al orden de lectura más tradicional. También me gustaría destacar la portada del número 15 de Frankenstein, en la que se muestra a la criatura al frente de una carga que remite directamente a referentes tan gloriosos para mí como la cabalgada de los Rohirrim o la carga de la Brigada Ligera, y que hace gala de un momento de grandeza épica que no esperaba leer en una saga más centrada en los aspectos terroríficos de la acción. Un buen catálogo de deformidades horrendas y criaturas extrañas que harán las delicias de los que, como un servidor, disfrutan de este mezclujo de aventura, acción, horror, suspense psicológico y fantasía servido en el mejor envoltorio artístico del que, por lo menos a día de hoy, la editorial DC es capaz de ofrecer a sus lectores.



















lunes, septiembre 16, 2013

Empecemos a patear lunes

Afrontamos ya un nuevo curso con la universidad repleta de estudiantes en contraste con la tranquilidad estival de un campus silencioso y tranquilo, comenzamos ya con la jornada completa sin reducciones y afrontamos como buenamente se pueda el último tercio del año, que es un momento especialmente duro de superar por parte de un servidor, que suele entrar en caída libre y llegar con lo puesto al final del año, pidiendo la hora y temiendo ahogarse en la orilla. El volver definitivamente a la normalidad no ha tenido el paliativo de otros años con la escapada a tierras asturianos que tanto añoramos -ahora no es mayestático sino alusivo a miss Sparks- y que tantos buenos y especiales momentos nos ha permitido disfrutar. Por fortuna las redes sociales nos han hecho poder seguir siquiera en la distancia y de forma indirecta el devenir de las recién terminadas Jornadas de Avilés, a lo que sólo decir que Terminator y McCarthur compartieron el mismo pensamiento que tengo al respecto de las mismas: Volveré. No sé cuando, ¡Pero volveré!

Por lo demás, ya vieron que la semana pasada les di cuartelillo tal día como hoy y les preparé una pequeña reseña sobre el cruce de colecciones que ha implicado a dos personajes que me han acompañado durante cerca de tres décadas y que, lo que son las cosas tontas del coleccionista friki, conservo encuadernados en baldas consecutivas de mi biblioteca. Esta semana aún dedicaré una tercera entrada para recopilar las 18 portadas del cruce, además de la reseña de Elysium -en este blog se adora y se venera a Neill Bloomkamp a partes iguales- y de una entrada dedicada a las commissions realizadas por uno de los autores asistentes a las Jornadas de este año. Un poco de lo mismo de siempre, para que no se me despiste nadie.

Y para empezar a dar caña a una semana que se augura larga y pesada como las jornadas completas que me esperan cada día, pues nada mejor que un poco de rock desenfadado y aderezado con mucha laca, glamour y melenas al viento. Si Nikki Six pudo sobrevivir a una sobredosis con dos chutes de adrenalina directos al corazón un servidor puede aguantar lo que le echen esta semana sin problemas.

Kickstart my heart
Motley Crue

When I get high
I get high on speed
Top fuel funny car's
A drug for me
My heart, my heart
Kickstart my heart
Always got the cops
Coming after me
Custom built bike doing 103
My heart, my heart
Kickstart my heart

Ooh, are you ready girls?
Ooh, are you ready now?
Ooh, yeah
Kickstart my heart
Give it a start
Ooh, yeah, baby
Ooh, yeah
Kickstart my heart
Hope it never stops
Ooh, yeah, baby

Skydive naked
From an aeroplane
Or a lady with a
Body from outerspace
My heart, my heart
Kickstart my heart
Say I got trouble
Trouble in my eyes
I'm just looking for Another good time
My heart, my heart
Kickstart my heart

Yeh, are you ready girls?
Yeh, are you ready now?
Ooh, yeah
Kickstart my heart
Give it a start
Ooh, yeah, baby
Ooh, yeah
Kickstart my heart
Hope it never stops
Ooh, yeah, baby

When we started this band
All we needed, needed was a laugh
Years gone by...
I'd say we've kicked some ass
When I'm enraged
Or hittin' the stage
Adrenaline rushing
Through my veins
And I'd say we're still kickin' ass

Ooo, ahh, kickstart my heart
Hope it never stops
And to think, we did all of this...
To rock

Ooh, yeah
Kickstart my heart
Give it a start
Ooh, yeah, ba-ba-ba-ba-ba-baby
Ooh, yeah
Kickstart my heart
Hope it never stops
Ooh, yeah, baby

Ooh, yeah
Kickstart my heart
Hope it never stops
Ooh, yeah, baby

Ooh, yeah
Kickstart my heart
Give it a start
Ooh, yeah
Ok boys, lets rock the house

That's all.

 

domingo, septiembre 15, 2013

Mundo Putrefacto (II): El final de todas las cosas vivas

La naturaleza del universo preserva el equilibrio de los seres vivos y su bienestar mediante una serie de protectores del reino animal y vegetal, conocidos como el Parlamento de los Tótems y el Parlamento de los Árboles. Los primeros protegen el Reino espiritual de lo Rojo, del cual todos los seres vivos extraen sus habilidades, y cuyo protector siempre ha sido un avatar conectado a lo Rojo y a todos los animales del planeta. Por su parte, los segundos protegen el Reino de lo Verde, todo lo relativo a la vida vegetal, y su protector a lo largo de los siglos siempre ha estado vinculado con una tragedia y un ser humano dotando de su esencia a un avatar vegetal. Esta tradición de cientos de años se ha perpetuado hasta nuestros días en las figuras de Animal Man y la Cosa del Pantano. Pero hay una tercera fuerza, personificada en el color negro, conocida como la Putrefacción, que basa su poder en la corrupción y muerte de todo lo anterior, una fuerza que periódicamente asalta a los reinos opuestos y que hasta el momento ha sido frenada por los avatares.



El asedio sufrido por Buddy Baker y su familia y por Alec Holland ha llevado a que todos ellos alcancen su límite de resistencia. Perseguidos y acosados, con amigos y familiares sufriendo el ataque indiscriminado y feroz de los Tres Cazadores (avatares físicos de la Putrefacción), y con un horizonte nada halagüeño transmitido a través de sueños y premoniciones, los dos protectores de sus respectivos reinos llegan a una misma conclusión. La única solución que se les presenta posible es la de emprender una misión suicida y hacer frente a la Putrefacción en su propio terreno inmaterial, confluyendo en la fuente del reino podrido en un pantano tanto la familia Baker (Buddy, Ellen y Maxine) como la Cosa del Pantano y Abby Holland. La misión les llevará hasta un infernal mundo de pesadilla poblado por criaturas bizarras e imposibles, pero su misión fracasará antes de empezar cuando la personificación humana del Reino Putrefacto, Anton Arcane, corte su anclaje con el mundo real y les deje a su suerte en el plano inmaterial.


El regreso de Animal Man y la Cosa del Pantano a la realidad desvelará una aterradora alteración en la misma. Su breve incursión en el otro plano se ha materializado sobre la faz de la Tierra en todo un año de muerte, destrucción y dominio absoluto de la Putrefacción, que ha convertido el planeta en un lugar yermo y sin vida, poblado por criaturas abyectas a la caza de los pocos supervivientes que han logrado sobrevivir. En este punto, tanto Buddy como Alec emprenderán una búsqueda desesperada de aliados en una guerra cada vez más imposible de ganar contra la Putrefacción, llegando hasta los últimos reductos de lo Verde y lo Rojo y planteando allí las bases de la última, necesaria y condenada al fracaso resistencia de todo lo vivo frente al imparable avance de las criaturas y avatares de la Putrefacción.


El primer año de las colecciones de Animal Man y Swamp Thing conduce de forma directa a este cruce de colecciones, narrándose en el número 12 de cada una de ellas a modo de prólogo esa incursión en el mundo de lo Podrido que acabará generando una nueva realidad, aterradora y asfixiante. A partir de ese momento, Mundo Putrefacto se desarrollará en 17 comic books divididos en tres partes diferentes de la misma historia, centradas en los acontecimientos divergentes que Animal Man, la Cosa del Pantano y Frankenstein (tercero en discordia que presenta los acontecimientos que han llevado al planeta al borde de la extinción) vivirán por su cuenta, una resolución y un epílogo en cada una de las series principales. El equipo creativo aúna esfuerzos a la hora de escribir los cruces, y así Scott Snyder y Jeff Lemire guionizan a cuatro manos las series de Animal Man y Swamp Thing, mientras que Matt Kindt mantiene su control sobre la serie Frankenstein, Agente de S.H.A.D.E.


En el apartado artístico nos encontramos con varios dibujantes participando en cada una de las colecciones. Así, Alberto Ponticcelli es el encargado de ilustrar la epopeya de Frankenstein en su parte de la saga conocida como Los Secretos de los Muertos. Dentro de la colección de Animal Man, en la historia que desarrolla El Reino Rojo, encontramos a un viejo conocido del personaje, Steven Pugh -dibujante que fuera de otra memorable etapa de la colección, la desarrollada por Jamie Delano-, compartiendo trabajo con el dibujante Timothy Green II que ilustra las secuencias en el mundo real. Finalmente, dentro de la colección de la Cosa del Pantano encontramos la historia El Reino Verde, en la que Yanick Paquette prosigue con su estupendo trabajo como dibujante regular de la colección con la aportación en sendos números del dibujo de Marco Rudy y Andy Belanger. Cabe decir que todos ellos consiguen crear un mundo apocalíptico creíble, con diseños de criaturas de pesadilla realmente repugnantes y con la revisión de algunos personajes del Universo DC de acuerdo a las nuevas condiciones del planeta bastante eficaces, ya se hallan convertido en reductos de postrera resistencia o en agentes del Parlamento de la Decadencia.


Cuando DC anunció como parte de su nueva política editorial que colecciones tan arraigadas y asociadas con el sello Vertigo -que daba mayor libertad creativa a los autores y permitía un tratamiento más adulto de personajes e historias- como Animal Man y Swamp Thing volverían a integrarse en la línea super-heróica de la compañía, fuimos bastantes los que pensábamos que la cosa no pintaba nada bien. De hecho, la trayectoria de Animal Man durante los años inmediatamente anteriores sugerían la vuelta de un personaje dedicado a la aventura con ribetes de space opera. Por suerte, nada más lejos de la realidad. La visión de Lemire y Snyder para estos personajes estaba poblada de historias bizarras, de seres asquerosamente imposibles y de giros argumentales que volvían a poner patas arriba el statu quo de cada uno de ellos. Aunque no soy aficionado a tanta vuelta de tuerca y cambio en la retrocontinuidad, y asumiendo que las etapas de Alan Moore y de Grant Morrison en esas colecciones son -desde mi punto de vista- insuperables, hay que reconocer que se han introducido los elementos suficientes partiendo del material establecido como para que no exista una negación absoluta de todo lo anterior ni una repetición de temas e ideas que haga aburrida o predecible la lectura.


Mundo Putrefacto es una historia muy entretenida que hará las delicias del aficionado al comic de terror. Una sólida historia desarrollada en tres partes interconectadas ofrece momentos de todo tipo, desde el drama familiar que desarrollan los Baker a la tormentosa relación de Abby y Alec, todo ello dentro del marco general de un mundo abocado a su extinción que ofrece su último acto de resistencia desesperada con todos los elementos que los reinos animal y vegetal pueden reunir. Mención especial merece el fragmento relacionado con Frankenstein, que narra los eventos vividos en el planeta durante el ascenso de la Putrefacción, y que va adquiriendo un tono creciente de épica desesperada realmente espectacular, finalmente plasmado en una escena de esas que ponen los pelos como escarpias y que no desentonaría en absoluto en una historia de enjundia como El Señor de los Anillos. Lectura agradecida como les digo que aquí en España podrán disfrutar en tres tomos editados por ECC que reúne todos los números del evento. Si acaso, por buscar algo negativo a Rotworld, sería el hecho de indicar que un lector que quiera estar al cabo de la historia completa, entendiendo perfectamente las motivaciones y los acontecimientos vividos por todos los implicados en la saga, debe cascarse unos 37 comics además de dos anuales, lo cual para leer es un ratillo pero para el bolsillo en estos tiempos que corren es un verdadero dispendio. Eso sí, en confianza, esos tebeos son de lo mejorcito que ha publicado DC en lo que lleva de New 52, y esperemos que deje a Jeff Lemire y a Scott Snyder la suficiente manga ancha como para seguir masacrando a sus personajes como les venga en gana.

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