sábado, enero 26, 2013

Galería de originales LXX: Ron Lim (III-VIII)

Recientemente, y por fin, he conseguido escanear todos los originales que había dejado para el final del proceso, casi olvidados en el fondo de una carpeta. Algunos de ellos ya habían ido apareciendo de forma parcial por aquí, como es el caso del dibujante que hoy nos ocupa, Ron Lim, del que ya habíamos dejado muestra de su trabajo en Sovereign Seven o de su participación en el Nuevo Universo con una página de Psi Force. El caso es que, al tratarse en muchas ocasiones de páginas adquiridas como lote, ni yo mismo me había tomado la molestia de clasificarlas de manera adecuada, con lo que me he encontrado que el trabajo de un debutante Ron Lim en el mundillo, aún lejos de alcanzar sus mayores cotas de popularidad con las aventuras cósmicas del Universo Marvel tenía un peso predominante en uno de esos lotes. Como lo que me interesa es dejar ya cubierto el expediente con unos originales que, reconozcámoslo, son de una calidad media, he decidido ir agrupándolos como, nunca mejor dicho, lotes, y ofrecerles, de un plumazo, todo el arte que de determinados dibujantes se escondía en mis carpetas. A continuación encontrarán trabajos tan heterogéneos como dos páginas pertenecientes al Universo Marvel del año 2099 (X-Men 2099 y Spiderman 2099, con el escaneo del arte y del papel superpuesto que incluye tramas con las que simular fondos de energía), un original de la serie independiente Hero Alliance que narraba las andanzas de un grupo con cierto parecido a la JLA (hay un sosias de Superman prácticamente clavadito), otro de la serie Badger, que aquí sólo hemos llegado a conocer por su efímera pero alocada y gloriosa participación en el arranque de Nexus, y dos páginas pertenecientes a proyectos relacionados con la adaptación de una película (Dragonheart) y de una serie de televisión (Xena & the Olimpics). La verdad es que les dejo material para que se entretengan un ratillo viendo cómo empezó -o como se abrió camino en el mundillo- el dibujante que luego realizaría trabajos más que meritorios en series como Estela Plateada o las Infinitas (Cruzada, Guantelete, Guerra...).








domingo, enero 20, 2013

Un amor entre dos mundos: La gravedad contra el amor verdadero

En este vasto universo en el que vivimos existen dos planetas gemelos que orbitan alrededor del mismo solo y que se encuentran casi situados a tiro de piedra. Ambos presentan una particularidad única, pues sus gravedades son inversas, y regidas por tres leyes muy concretas que permiten la supervivencia de los dos planetas: la materia es atraída por la fuerza de la gravedad del mundo del que proviene, y no por la de su gemelo; el peso de un objeto puede ser anulado por materia del mundo opuesto (también llamada materia inversa); y finalmente, después de un tiempo de exposición en el mundo gemelo, la materia inversa entrará en combustión. Tan particulares leyes de la física han dividido a los dos planetas en un sistema social en el que el planeta de arriba acapara las riquezas y los medios de producción avanzados, mientras que el planeta inferior, aparentemente devastado, sobrevive a malas penas trapicheando con la materia inversa que cae del cielo y provee de mano de obra barata al mundo de arriba. Esa mano de obra acude diariamente a sus lugares de trabajo en una inmensa torre propiedad de la compañía TransWorld, edificio que conecta los dos planetas y que, en la Planta Cero, hace coincidir a personas de ambos mundos que desarrollan su labor en el techo y suelo -convenientemente separados- de dicha planta.


Dos mundos tan cercanos y separados al tiempo presentan rígidas directrices para evitar el contacto entre sus habitantes, algo que podría alterar el equilibrio gravitacional o simplemente suponer un riesgo para el status quo socioeconómico. El azar, la curiosidad y la inocencia de la juventud hará que dos niños coincidan en la cima de montañas opuestas. Adam (Jim Sturgess), de Abajo, busca polen de abejas rosas para su tía, mientras que Eden (Kirsten Dunst), de Arriba, disfruta de la naturaleza y la soledad. Los muchachos entablan una sólida relación de amistad que, con los años, fructifica en un amor puro y sincero que los jóvenes materializan de las formas más ingeniosas posibles, aunque durante uno de sus encuentros en la cima de sus respectivos mundos una partida de vigilancia los descubre y acosa, provocando que Eden sufra un accidente casi fatal y que Adam sea perseguido y castigado severamente.


Los años pasan y la vida de Adam está sumida en el tedio y la falta de salidas común al mundo de Abajo. El recuerdo de Eden le acompaña en todo momento, así que resulta una verdadera conmoción para él descubrirla en los medios como miembro del equipo de Transworld. Decidido a cambiar su suerte Adam acude a la torre para buscar trabajo como ingeniero, gracias a su habilidad y a sus prodigiosos diseños cosméticos que emplean materia inversa con fines estéticos. En su periplo por la Planta Zero se encontrará con la gélida presencia del gestor Lagavullan (James Kidnie), ejemplo de tecnócrata opresor, y con el contacto con otros compañeros de Arriba, como el afable y extrovertido Bob (Timothy Spall), con el que entablará una peculiar relación de amistad. La búsqueda de Eden por la Torre exprimirá el ingenio de Adam al máximo, que deberá vencer a las secuelas del fatal accidente, a las fuerzas de seguridad de TransWorld y a la mismísima gravedad de dos planetas si quiere hacer prevalecer su amor por encima de todo aquello que amenaza con negárselo para siempre.


Upside Down, título original más sutil y sugerente que ese Un amor entre dos mundo con que la película será conocida en nuestro país cuando llegue a estrenarse, es una producción franco-canadiense de la que se llevaba hablando hace algún tiempo y que finalmente pudo materializarse el pasado año. El director del invento es el argentino Juan Diego Solanas, hijo del director Fernando Solanas que se exilió del país a raíz del golpe de los militares y que se afincó en Francia. Allí Juan Diego Solanas pudo estudiar y desarrollar su pasión por el cine, materializada en la producción argentino-hispano-franco-belga Nordeste, protagonizada por dos actrices de peso como Carole Bouquet y Mercedes Sampietro. Siete años han pasado entre los dos proyectos del director para la pantalla grande, aunque entre medias realizó un par de documentales. Como les decía este era un proyecto del que se venía hablando desde hacía tiempo y que estaba repleto de elementos sugerentes para un cinéfago del género fantástico como el que les habla. Iba a decir por desgracia, pero alteraré la formulación de la proposición por sin embargo... Sin embargo, el carácter del proyecto dista mucho de lo que avanzaban aquellas noticias.


Ante una sinopsis como la que les he detallado, uno pensaría que estamos ante un film de ciencia ficción con puntos de contacto con cintas contemporáneas como Matrix o Franklyn, con un interesante escenario para desarrollar una completa historia que podría tirar por la revolución social, la acción, el suspense... Los intereses de Juan Diego Solana eran, sin embargo, otros. Nos encontramos en Upside Down con una fábula romántica ambientada en un mundo fantástico, con un cuento que podría empezar perfectamente con "Érase una vez" y finalizar con cualquier fórmula equivalente, desarrollada en una ambientación arrebatadora y hermosamente fantástica, repleta de localizaciones maravillosas -como el Café de los Mundos, donde baila la Dunst el tango como si ella misma hubiese nacido en Buenos Aires, las cimas de los mundos o los momentos de contemplación estelar, que casi parecen pinturas en movimiento de una belleza plástica impresionante- y de personajes monolíticos de buen o mal corazón que acompañan a los protagonistas en su azaroso camino de conocimiento, separación, reencuentro, reconocimiento y búsqueda final de la felicidad.


Curiosamente, y desde el momento en que la voz en off de Jim Sturgess va desgranando la historia como si precisamente de eso, de un cuento se tratara, la película no sólo no me echó fuera de la misma sino que me atrapó irremediablemente. La inocencia y determinación de Adam, la bondad y la belleza cándida de Eden, la honestidad y la campechanería de Bob que le hacen tomar las desgracias como vienen, la inteligencia con que se nos van mostrando las diferentes maneras de vencer la gravedad (los besos en la montaña o la forma de sujetar los objetos en la Planta Cero, por poner dos ejemplos) o de emplear la materia inversa (como globos o combustible para calefacción, sin ir más lejos), y la plasticidad antes mencionada de algunos de los escenarios y localizaciones del film, enfrentados a la anodina decoración grisácea del mundo corporativo de TransWorld me fueron cautivando cada vez más y más. A la espera de un próximo estreno en España, les recomiendo que se dejen atrapar por este cuento, sobretodo en una de esas tardes tontas en las que a uno le gustaría que todas las historias difíciles tuvieran un final feliz y que todas las historias de amor fueran tan puras, inocentes y hermosas como la que Sturgess, Dunst y Solanas nos plantean en esta película.

jueves, enero 17, 2013

Sketch-busters CCXVI: Víctor Santos (III)

El dibujo que acompaña a estas líneas fue un auténtico regalo para un servidor, un verdadero lujo, y les avanzo desde ya que es uno de mis preferidos entre los casi 300 que miss Sparks y yo atesoramos en nuestras carpetas de saloneo. El autor del mismo es un viejo conocido de estos lares,  nada menos que el dibujante valenciano Víctor Santos, que ya lleva cerca de tres lustros dando muestras de su buen hacer en el mundillo y dejando a los aficionados boquiabiertos tanto por la calidad de un dibujante versátil y todoterreno como por la calidez humana de una persona que trata a todos los aficionados como si de viejos conocidos se tratasen y procura dejar un trocito de sí mismo en cada uno de los dibujos que para sus seguidores realiza en salones o jornadas. Autor todoterreno, es capaz de realizar con solvencia proyectos englobados dentro de los géneros de fantasía -Los reyes elfos, The Mice Templar-, terror -Zombee-, serie negra -Pulp Heroes, Filthy rich, del que próximamente dejaré una pequeña reseña-, o super-héroes -Protector-. Dejo para un próximo post la biografía pormenorizada de este autor, y paso a centrarme en esta entrada en las circunstancias que permitieron a miss Sparks y a un servidor disfrutar de dos verdaderas joyitas que tengo la firma intención de colocar en su lugar merecido, que no es otro que un marco en la pared. El momento fue en abril de 2011, durante la celebración de la Mostra del Comic de Valencia, evento comiquero imbricado dentro de otro mayor y con más tradición en la Capital del Turia, la Mostra de Cine. Escrito esto hoy, a apenas dos años vista, produce una sensación de pena enorme el comprobar cómo estos eventos culturales que tanta vida aportan a la ciudad han sido tristemente víctimas de los recortes que la crisis económica ha propiciado en cientos de ayuntamientos y organismos oficiales. Ya se sabe que la cultura es lo primero en caer en estos caso. El caso es que en esa ocasión tuvimos la oportunidad de coincidir una vez más con Víctor, dibujante con el que ya habíamos podido charlar en ocasiones anteriores en Avilés (con el equipo Bulldamm al completo) o en Expocomic. En aquella ocasión le había pedido una mujer fatal, así, en genérico, y este hombre no tuvo problema alguno en sacarse de los lápices y rotuladores esta sensual femme fatale de armas tomar. El caso es que yo recordaba haber visto un par de dibujos suyos con la Nancy de Sin City como protagoniste absoluta, y le pregunté si le importaría hacer otra. El caso es que empezó con los lápices, los rotuladores, las sombras y las filigranas y cuando dio la vuelta a la hoja, la cabeza me dio literalmente vueltas. De veras que esto acabará colgado de la pared de mi estudio antes o después, ya que cualquier otro lugar me parecería indigno para esta Nancy...


lunes, enero 14, 2013

Resurgiendo de las cenizas de un lunes

Cual Ave Fénix cochambrosa y maltrecha he conseguido reunir fuerzas y hurtar un ratillo al sofá y a la manta para dejarles unas breves líneas con las que dar la bienvenida a otra semana y constatar un par de cosas. La primera es que este año, haciendo honor a su numeración y a mi carácter supersticioso, está siendo todo lo que se esperaba de él, multiplicando por dos mil la potencia agorera y negativa del 13, que ayer mismo rubricaba su primera aparición mensual en el calendario por todo lo alto. La segunda es que servidor, aunque ha estado alejado de los teclados durante cerca de una semana larga, sigue y seguirá al pie del cañón, y más aún con inyecciones de moral como la recibida en la última reseña dedicada a La ciudad vestida de negro, que contó con las interesantes aportaciones de dos de los autores de dicho libro -David G. Panadero y Fernando Cámara, a los que agradezco enormemente sus amables palabras- en los comentarios. Algo tan trivial y sencillo como proyectar lo que uno escribe aquí, desde el corazón y sin más ánimo que el de compartir sus aficiones y opiniones con otros compañeros internautas es lo que mantiene el hálito vital del blog e insufla una bocanada de aire fresco en sus, porqué no decirlo, algo cansados pulmones. Esta semana Plissken propone y sólo la realidad sabrá lo que dispone, pero en principio hay un par de contenidos que me gustaría redactar y compartir con ustedes, como un nuevo sketch de colección, una crítica a una fábula cinematográfica recientemente disfrutada y quizá, por aquello de complementar y dar un poco para todos los paladares, una nueva galería de commissions. Y para empezar la semanita un poco de autoayuda, autodefensa, autoloquesea y otra constatación. La de que para mí la presencia y la voz de Shirley Manson siguen siendo un verdadero bálsamo para mi fatigado ánimo, y de que al final, por muy fastidiadas que estén las cosas y difícil se presente el panorama, el truco para seguir adelante es tan sencillo como seguir respirando...



The trick is to keep breathing
Garbage


She's not the kind of girl
Who likes to tell the world
About the way she feels about herself
She takes a little time in making up her mind
She doesn't want to fight against the tide

And lately I'm not the only one
I say never trust anyone

Always the one who has to drag her down
Maybe you'll get what you want this time around

Can't bear to face the truth
So sick he cannot move
And when it hurts he takes it out on you

And lately I'm not the only one
I say never trust anyone

Always the one who has to drag her down
Maybe you'll get what you want this time around

The trick is to keep breathing [x2]

She knows the human heart
And how to read the stars
Now everything's about to fall apart
I won't be the one who's going to let you down
Maybe you'll get what you want this time around
I won't be the one who's going to let you down
Maybe you'll get what you want this time around

The trick is to keep breathing
The trick is to keep breathing
The trick is to keep breathing
The trick is to keep breathing
The trick is to keep breathing
The trick is to keep breathing
The trick is to keep breathing


sábado, enero 05, 2013

La ciudad vestida de negro: Pesadillas urbanas para lectores cosmopolitas

¿Quién no se ha encontrado perdido en mitad de la noche en una gran ciudad, la suya o cualquier otra, y mientras vagabundeaba cada vez con menos esperanza de alcanzar el rumbo correcto comenzaba a imaginar los mil y un horrores que podrían acechar tras cada esquina o puerta cerrada? ¿O quién no se ha cruzado a lo largo de los cientos de horas en que nos encontramos pateando las calles de nuestras ciudades con encuentros fortuitos con la desgracia, la miseria, o directamente lo extraño e irracional? En el fondo del corazón de aquellos que amamos el entorno urbano y nos sentimos fuera de lugar en cualquier sitio con más vegetación que cemento y menos población que cantidad de oxígeno puro por centímetro cúbico de aire, se esconde una certeza absoluta, y es la de que ese amor se puede convertir en odio o desengaño en un abrir o cerrar de ojos. La soledad inherente a la vida en las grandes ciudades, la miseria moral escondida en los corazones de sus habitantes, las mil y una historia de necesidades insatisfechas y anhelos oscuros que alimentan sus ciudadanos, ya sean los del arrabal más lejano o los del vecino de la puerta de al lado, amenazan en cualquier momento por convertirse en los catalizadores de aterradores dramas que nos golpeen en nuestras confortables existencias y hagan saltar por los aires la comodidad y la rutina de nuestras cosmopolitas vidas.


El escritor y periodista David G. Panadero, especialista en cine y autor de certeras reflexiones sobre el fantastique actual con una meritoria vocación por el género negro ha rebuscado entre la producción literaria breve de veinte escritores españoles y ha logrado reunir para la antología La ciudad vestida de negro veinte trallazos sobre el papel dirigidos al plexo solar del lector que seguramente disfrutará de la lectura con un gesto incómodo en el rostro mientras mira por encima del hombro a sus acompañantes de vagón de metro o a sus vecinos de rellano. Con una ambientación en la mayoría de los casos negra, muchas veces opresiva, dejando espacio para el humor negro o el cinismo que impidan la asfixia total, se esconde en el fondo de alguna de estas historias cortas un hálito de pesadilla que va colándose en el mundo real por los intersticios más insospechados y banales -un falso perfil de facebook, un fortuito accidente de bicicleta, un cruce casual- y plantean situaciones que podrían poner en jaque la cordura del más pintado. Como suele suceder en las antologías de estas características, no todos los relatos tienen el mismo nivel, ni dejan la misma sensación en el lector, pero es cierto que todos mantienen un nivel de calidad literaria que contribuye a su legibilidad y a escuchar las voces de gente tan diversa como un oficinista separado, un periodista en apuros o un padre desesperado en busca de venganza.


Sin citar el nombre de cada relato, por no hacer farragoso el repaso somero a aquellos cuentos que más he disfrutado, pero sí citando al autor de cada uno de ellos, déjenme que les de un breve apunto de algunas de las pesadillas que podrán encontrar en La ciudad vestida de negro. Andreu Martín dirige una carta desesperada solicitando comprensión y piedad a un capo de la mafia turca que ha "malinterpretado" no pocas situaciones, la mayoría de ellas propiciadas por una pantera de melena rubia y gustos caros. Manuel Nonídez acompaña a un padre en la búsqueda paciente, planificada e inflexible de venganza sobre el asesino de su hijita, cuya resolución distará mucho de sus expectativas. Juan Madrid nos pasea por los callejones de Madrid en un retrato de perdedores, pringados, supervivientes y traidores, que además se parece a algo que tenía en mente desde hace años -algo que habría llamado La condición del perdedor y que, demonios, es casi idéntico a esto salvo en la resolución-. Con Carlos Aguilar de nuevo nos encontramos con la venganza, con el crimen contra un niño, con el asesino vocacional que busca dotar de estilo y escenografía a la consumación de la revancha moral contra el criminal. Estebán Gutiérrez inaugura el tema de los cruces fortuitos, el de los pasajeros cotidianos que diariamente establecen una suerte de conexión fugaz y como lo insólito, lo perturbados puede alterar algo tan común como un viaje en metro. David Roas, que encabeza su relato con una cita de mis adorados Pixies, plantea una de las pesadillas más comunes para los viajeros, la de encontrarse perdido en la noche de una capital extranjera y caer cada vez más en una espiral de solitaria nocturnidad urbanita de la que poco a poco parecerá imposible escapar.


Fernando Cámara plantea de forma inexorable -adjetivo que se podría aplicar a todos los relatos en mayor o menor medida pero que aparecerá únicamente en este relato y en otro posterior, dos de mis favoritos junto con el anterior- el descenso a los infiernos de una familia que sufre un fortuito accidente a la salida del colegio. Agobiante, mezclando el horror psicológico con el drama familiar y la investigación detectivesca, daremos un paseo por el carril bici directos al infierno. David Jasso vuelve a los encuentros fortuitos, a los extraños en la noche. Una prostituta, un oficinista y un aspirante a pandillero cruzarán sus caminos en una noche de la que ya no escaparán jamás y que ejemplifica de manera perfecta lo fácil que es tirar la vida ajena y la propia por la borda cuando las circunstancias escapan a nuestro control. No sé si de forma consciente por parte del antólogo o de los propios escritores, pero hay una coincidencia que podría conectar ambos cuentos, con la presencia de un ciclista en bici amarilla que tienen la rodilla pelada. Anita Haas nos da una de cal y una de arena. Por un lado plantea el retrato minucioso de la descomposición de una pareja y los coqueteos con la locura y la paranoia de una escritora que juega a crear una identidad falsa en facebook que poco a poco se va tornando aterradoramente real. Acertado retrato de la deshumanización impersonal de las relaciones sociales en los tiempos digitales, en su recta final no se decide a ofrecer una explicación satisfactoria, que queda a la imaginación del lector.


Santiago Eximeno retrata otro breve cruce de caminos entre un oficinista y un anciano. En medio de la soledad y desgracias propias, entablan una breve conversación y un mínimo acercamiento cortés. Dos manzanas después lo que el lector ha estado temiendo de forma ambigua se va materializando de manera inexorable sobre el papel, dejando un poso de terror y angustia sobre la situación narrada y sobre todo, sobre la reacción del protagonista, acaso la única posible para mantener la cordura. No se puede decir más con menos. Francis P. Hernández nos sumerge en la paranoia y la incertidumbre de un trabajador acosado y perseguido por no se sabe quién o qué, pero con la certeza que el departamento de RR.HH. sabe más de lo que debería sobre todo lo que le está  sucediendo. Real como la vida misma.  Javier Quevedo Puchal inicia su relato con otra de las mujeres fatales de la antología, que conduce a la ruina y al odio a su antaño adorado mantenedor, que de forma fortuita emprende una peculiar búsqueda de venganza y de oro que le llevará por territorios extraños.


 Personalmente soy un tipo profundamente urbanita, ya se lo he comentado al principio de la reseña. Me encanta callejear, andar con nocturnidad y alevosía por calles vacías sumidas en la penumbra y el silencio. Y es por ello que ese constante pateo con el paso de los años me ha hecho cruzarme en ocasiones con situaciones dramáticas o extrañas, como el anciano al que mi abuelo y un servidor impedimos tirarse por el puente,  cuando ya levantaba una pierna para saltar, o ese otro anciano con el que me crucé en otro puente años después, y tras mirarle a los ojos me pareció observar un extraño gesto de desesperación y determinación, sólo para constatar a los pocos minutos, que alguien acababa de saltar... Y siempre sospeché que se trataba del hombre con el que acababa de cruzarme. Y otro cruce,  nocturno y solitario. Un muchacho rechoncho que va al centro a tomar unas copas y un tipo vestido con ropajes militares de camuflaje, gesto adusto y un saco en el que se  movía algo y del que escapaba una ordalía de maullidos quejicosos y lastimeros. Como decía la Orquesta Mondragón en tiempos, la ciudad junta a dios y al diablo, al funcionario y al travestí, la ciudad donde vivo es un niño limpiando un fusil, [...] es el templo del bien y del mal. Mucho de lo negativo encontrarán en La ciudad vestida de negro, pero nunca está de más ir preparado por lo que pueda cruzarse con nosotros en el metro, el bus, o el rellano de nuestra propia escalera.

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...