domingo, enero 31, 2010

Sketch-busters CXXXIX: Todd Nauck

Aprovechando la tranquilidad de esta tarde de domingo en la que la mayoría aprovecha para recuperarse de los excesos del fin de semana o para prepararse ante la perspectiva de otra semanita de curro en el infierno -en mi caso hablamos de una mezcla a partes iguales entre ambos factores-, comparto con ustedes un sketch que me hace provoca una particular emoción por varios motivos. El primero es por el dibujante del mismo, Todd Nauck, un artesano de los de cumplir mensualmente con su trabajo ofreciendo un arte competente y con personalidad propia pero que nunca ha pasado de ser un dibujante de los de plantilla. Ni ha llegado a convertirse en un fan favorite ni en un hot artist, y para ser honestos ni falta que le hace. Tras empezar su carrera al amparo de Rob Liefeld y su estudio Extreme pronto saltó a DC para realizar algunos números de la Legion de Superhéroes y la serie Young Justice, que realizó prácticamente en su totalidad (53 de 55 números, de los cuales en España hemos visto apenas una decena). Sus últimos trabajos se han visto relacionados con Spiderman (Friendly Neighborhood y la historia corta en la que aparecía el presidente Obama). Le tengo cierto aprecio por su trabajo sobretodo con ese grupo de supermocosos desbocados que pide a gritos su publicación en España de una vez por todas, pues cuenta con guiones de Peter David, guionista que en los noventa tuvo una larga y fructífera etapa creativa en DC (Supergirl, Young Justice y Fallen Angel) que parece no existir para los aficionados españoles, que suelen creer que entre Hulk y Factor X hay un agujero creativo de casi una década que no merece la pena investigar. El dibujo de Nauck contribuyó enormemente a la diversión y la frescura de un título necesario para completar el retrato de personajes como Impulso, Robin o Superboy. El segundo motivo por el que me encanta el sketch es porque retrata a uno de mis personajes femeninos más queridos, uno de mis primeros enamoramientos cándidos de infancia merced a esa película infumable y kitsch que fue Supergirl, pergeñada a modo de exploit de la saga de Superman que no he podido volver a ver entera desde hace por lo menos tres lustros y protagonizada por una Helen Slater que siempre ocupará un huequecito en mi corazón. Y el tercer motivo y el más importante, qué demonios, es que el dibujo es un verdadero regalazo del amigo Óscar Lozano, patriarca de la cédula catalana de coleccionistas de arte original y sketch-buster tenaz que consiguió esta verdadera belleza para un servidor durante la pasada edición del Salón del Comic de Barcelona, al que con todo el dolor de mi corazón no pude asistir. Mi agradecimiento más sincero, caballero. Y ya puestos y para seguir avanzando futuras entregas de esta sección, pues continuaremos con otros dibujos protagonizados por la rubia prima de Superman. Permanezcan en sintonía.

viernes, enero 29, 2010

Galería de portadas: Crisis Final

A continuación tienen ustedes la habitual galería de portadas que suele acompañar a la reseña correspondiente. En este caso se trata de las portadas para la edición americana de Crisis Final que contó con dos versiones, la principal mostrando planos medios de los principales protagonistas de la serie realizadas por J. G. Jones, y las portadas alternativas con ilustraciones de Jones, Pacheco y Rudy. En el caso de las estas últimas se sigue la moda, tan común últimamente, de reducir la ilustración al máximo y poner de forma destacada la "etiqueta" distintiva del crossover de turno, una costumbre molesta que nos priva de disfrutar de las espectaculares ilustraciones que los autores de las mismas nos podrían ofrecer. Personalmente me quedo con las primeras, representaciones perfectas de iconos tan reconocibles como Flash, Batman, Superman, Supergirl, Wonder Woman, Green Lantern o Darkseid antes que con la inclusión de una tira alusiva al tebeo entre bandas.



























miércoles, enero 27, 2010

Crisis Final: La Crisis para acabar con todas las Crisis

El Cuarto Mundo ha caído. Nueva Génesis y Apokolips han desaparecido y el cuerpo moribundo de Orion yace en un contenedor de basura de la ciudad de Metropolis. Dan Turpin se enfrenta con el reto de desvelar un misterio aparentemente irresoluble: quién o qué está detrás de la muerte de un dios. El Cuerpo Alpha de los Linterna Verde se hacen cargo de la investigación por parte de la comunidad super-heróica, mientras que en las sombras del hampa supercriminal aparece un viejo jugador en escena aplicando nuevas reglas. Libra ha prometido cumplir los deseos de todos aquellos que le sigan ciegamente, y la muerte de un destacado héroe, uno de los más puros y valientes, es buena prueba de ello.


El poder de Libra, su capacidad de convicción y sobretodo el peso que adquiere el grupo de villanos reunidos por él no son más que la punta de un aterrador y oscuro iceberg con el que Dan Turpin tropieza de forma casi fortuita: los dioses de Apokolips (Abuela Bondad, Kalibak, Desaad, Glorious Godfrey) han encarnado su esencia en avatares humanos cuya finalidad última no es otra que preparar el advenimiento de Darkseid a la Tierra y con él la creación de un Quinto Mundo corrompido desde su origen en el planeta Tierra. Uno a uno los héroes más poderosos de la Tierra son anulados. Wonder Woman queda infectada y poseída por una de las Furias Femeninas, Batman es secuestrado por los acólitos de Darkseid y Supeman debe emprender una búsqueda más allá de la realidad y el tiempo para hallar la solución a una Crisis que aparece como la última y definitiva que los héroes podrán afrontar jamás. Hasta el Cuerpo de Linternas Verde queda fuera de combate al ser incapaces de traspasar una barrera de energía con la que Darkseid aísla la Tierra.


Pero no todo está perdido. Una mínima y numantina resistencia mantiene los rescoldos de la lucha infinita contra el mal. Héroes y villanos, veteranos y novatos, grupos gubernamentales y vigilantes solitarios unen sus esfuerzos de manera desesperada y hasta suicida en ocasiones para intentar primero que Darkseid no logre su propósito y más adelante que la existencia misma del Universo no desaparezca en el olvido. En la mano de todos ellos, de un inesperado y vital aliado exiliado en nuestra Tierra, así como de todos los héroes que fueron y serán, está el futuro del Universo DC en una Crisis Final como nunca antes habíamos visto...


De la demente, desbocada y rica imaginación de Grant Morrison nos llega una historia más grande que la vida que lleva gestándose desde el año 2003. Esa idea, llamada originalmente Hipercrisis fue explorada parcialmente por el guionista escocés en Los siete soldados de la Victoria, 52 o en All Star Superman, y obedece a su necesidad de experimentar, desarrollar y consolidar el concepto de Hipertiempo con el que la editorial DC daba cabida a todas las historias ocurridas en su universo desde 1930 y las integraba en un conjunto valido y coherente que enmendaba la plana a las Crisis en Tierras Infinitas a la vez que abría numerosas posibilidades argumentales. Desde que el concepto de Hipertiempo fuera creado en 1999 con la secuela de Kingdom Come (con Mark Waid y Grant Morrison como ideólogos máximos), han sido muy pocos los intentos de utilizar la idea y menos todavía los casos en que los resultados han sido satisfactorios. La intención de Morrison cuando regresó a la editorial DC fue la de aclarar el concepto, simplificarlo y poder dar cabida en ese nuevo escenario a muchas de las ideas y conceptos que cualquier día le van a hacer estallar la cabeza.


Siguiendo muchos de los detalles y semillas planteados en 52 y obviando bastante de lo sucedido en Cuenta atrás a Crisis Final -desaguisado que todavía no he sido capaz de leer entero-, Morrison plantea la macrosaga definitiva, el evento comiquero apocalíptico para acabar con todos los crossovers, la última historia con Crisis en el título que querrás leer jamás... Y en mi caso, a fe mía que lo ha conseguido. Planteada como un evento al uso en el que la historia afecta a todas las series y personajes de la editorial, todo lo que acontece en Crisis Final está diseñado para apabullar al lector. Las maldades y las desgracias que afrontan los héroes son inexorables y trágicas, los personajes aparecen caracterizados con fidelidad y al mismo tiempo destilados hasta su esencia última, ya se trate de los más grandes héroes (especialmente Superman, Batman y Flash, que se llevan la parte del león en la serie en cuanto a momentos estelares) como los villanos (Luthor y Sivanna arteros, inteligentes... y humanos; Darkseid tan apokolíptico como sólo Grant Morrison ha vuelto a ser capaz de escribirlo), las situaciones casi inabarcables (miles de millones muertos, mundos desparecidos, universos extinguidos...)


Pero si hay algo que destaca en Crisis Final es el homenaje de Morrison al Rey y a una de sus mayores creaciones, el Cuarto Mundo. Sin el trabajo de Kirby con Darkseid, Orion, el Corredor Negro o los Nuevos Dioses no existiría esta historia ni muchas de las alocadas perversiones de personajes y vueltas de tuerca que el guionista se saca de la chistera, siendo, pese a todo, fiel a los personajes y a su rica historia y entroncándolos además con otras creaciones de Jack Kirby, como es el caso del último chico sobre la Tierra, Kamandi. Haciendo suyo ese peculiar y definitivo Quinto Mundo que recrea lo peor de Apokolips en nuestro planeta, además Morrison lleva más lejos que nunca su afán de crear historias míticas, de emular las epopeyas de los clásicos de la literatura jugando con temas y estructuras propias de las mismas. Juegos de dioses, héroes puros capaces de hazañas imposibles, guerras totales... Crisis Final es la Ilíada pijamera definitiva, que se cierra, además, con el epílogo de una futura Odisea con la que lleva soñando mi corazoncito friki desde hace por lo menos un año, cuando leí mi primer y único tebeo descargado, el Crisis Final 6 que tantos ríos de tinta generara en su momento.


Y aún voy a seguir centrando esta reseña en el guionista, lo mejor de una serie concebida como una historia apocalíptica de invasión divina y redención que por azares editoriales se convirtió en el macroevento editorial del año de DC, resintiéndose la serie en tanto ente independiente y convirtiéndose en el habitual sacacuartos con decenas de especiales, tie-ins y crossovers que poco aportaban a la historia salvo honrosas excepciones (La venganza de los villanos, La legión de tres mundos, o lo que es lo mismo, Johns y Johns echando un cable a Morrison con historias que se sostenían por sí mismas). Morrison emplea técnicas narrativas fragmentarias para mostrarnos momentos concretos y relacionados unos con otros de un escenario global (la llamada técnica del "zapeo") que buscan antes que una coherencia narrativa lineal el crear en el lector sensaciones concretas: terror, repugnancia, incertidumbre, emoción, hasta desembocar en algunos de los momentos más hermosos y emotivos del comic pijamero reciente -siempre en lo que a mí respecta y respetando en todo momento que ustedes no estén de acuerdo o prefieran el crossover Marvelita o Wildstormero de turno-. Me refiero al duelo de Batman con Darkseid (remedando en todo a aquel ya mantenido por ambos en la Roca de los Tiempos), a la carrera a través de TODO que los Flashes mantienen con el Corredor Negro y a ese deseo último que Superman se ve forzado a pedir...


Si en el plano argumental Crisis Final exige un esfuerzo extra para los lectores a la hora de seguir los conceptos y los detalles de la historia, el arte de la serie no se queda atrás, y cuenta con tres dibujantes de la talla de J.G. Jones, Carlos Pacheco y Doug Mahnke para trasponer sobre el papel la miríada de alocados conceptos con que Morrison nos regala, nos apabulla, nos deslumbra... El primero, el que iba a ser dibujante de toda la serie, está espectacular en los primeros números, con un arte cuyo nivel de detalle y habilidad narrativa está a la altura de lo que se le exige en un evento de estas características. Más adelante, y cuando las fechas de entrega se le echaron encima contó con la ayuda de Carlos Pacheco -que dibuja como siempre, o sea, mejor que bien- para terminar los números 4 a 6. Finalmente sería Doug Mahnke -viejo conocido de Morrison con el que ya había colaborado anteriormente- el encargado de ilustrar el número final de estas Crisis para acabar con las Crisis. A pesar del cambio de dibujantes se mantiene un tono uniforme, coherente en el desarrollo de la acción y en el tratamiento de los personajes, aunque lo ideal, obviamente, habría sido contar con un Jones en estado de gracia como en los dos primeros números para toda la serie.


Y vamos, qué más quieren que les diga. Ya les he aburrido con mi habitual verborrea emocionada lo suficiente, y todo para justificar o explicar el porqué me ha gustado tanto una serie que creo que habría ganado muchos enteros sin tanta promoción, cruce o serie derivada y hubiese sido presentada a los aficionados como lo que es: el colofón definitivo a aquellas Crisis en Tierras Múltiples que Morrison creara hace 20 años en la serie Animal Man y una historia de las de antes, épica, terrorífica, llena de acción y de tipos puros capaces de los mayores actos de valentía y sacrificio para garantizar el bienestar de la mayoría. Si además supone el germen de otra posible gran historia -esa que les avanzaba el otro día que estaba dibujando Chris Sprouse-, yo personalmente me declaro satisfecho y feliz de haber podido acompañar a guionista y dibujante en uno de esos viajes inolvidables que como lector se de unas pocas veces en la vida.

lunes, enero 25, 2010

Lunes condenado

Volvemos a la casilla de salida laboral como cada semana con las mismas ganas e ilusión que la anterior. Esto es, ninguna. A pesar de todo Plissken ha vuelto a encontrarse en una vieja y conocida situación de la que ya salió en su momento. Incluso he acariciado la idea de volver a recuperar una de las lecturas que me ayudó a sobrellevar uno de los momentos más complicados de mi vida laboral. El trallazo de odio y actitud contestataria y contracultural escupido por Warren Ellis en Transmetropolitan me ayudó a superar un bache más que acentuado en mi entonces pluriempleada y compleja vida laboral. Será cuestión de desempolvar los tomos, repasar la serie y volver a cierta celebración de nochevieja en la que Spider recibe el nuevo año a ritmo de lanzagranadas y contando con el apoyo de sus ayudantes y amigas decide hacer lo que mejor sabe hacer. Tocarle los huevos al poder de mala manera.


La vida sigue mientras que esos dos absolutos que son la muerte y los impuestos no tengan nada que decir, por lo que aquí en vuestro blog amigo seguimos con la marcha más o menos habitual y a lo largo de los próximos días podréis encontrar aquí un sketch llovido del cielo, un repaso a la Crisis Final con un par de semanas de retraso respecto a lo que a mí me hubiese gustado, y si me apetece ponerme en plan Spider una reseña poco amable de la que a día de hoy ya se habrá convertido en película más taquillera de todos los tiempos -que tiene su coña-, Avatar.

Para despedir un lunes en el que el frío y la lluvia le indican a uno cual debería ser su lugar natural -la cama, o en su defecto el sofá más cercano, y en ambos casos bajo una tonelada de mantas-, les dejo un tema un tanto asfixiante en el que el grupo británico Pulp juguetea con el sonido electrónico y las letras recitadas para compartir un mensaje esperanzador: por muy jodida que sea la prisión en la que nos encontremos uno siempre puede destrozarla para elevarse, respirar aire puro y ver las estrellas en todo su esplendor. Sean ustedes todo lo buenos que la vida les permita ser y regresen por esta su casa virtual cuando puedan o quieran. Y como siempre, les pido que tengan mucho cuidado ahí fuera...

This house is condemned
Pulp

He's in a room
He sees the floor
He sees the wall
He sees the roof
He sees the door
It's nine thirty-eight
So he goes up to the door and he finds himself in another room identical to the one before
The clock still reads nine thirty-eight
So he goes out of that room, but he finds himself in a parallel room
A mirror image of the one before
He hits the floor
He hits the wall
He hits the door
He hits the door
The clock reads nine thirty-eight
He throws it at the roof
He breaks a hole
He climbs out
He sees the moon
He sees the stars
He sees the sky
The stars are small lightbulbs set in a black cardboard dome
He climbs out
He sees the stars, he sees the sky
The stars are small lightbulbs set in a black cardboard dome
He hits the floor
He hits the wall
He hits the roof
He hits the dome
He hits the dome
Condemned this house this house is
This house is
Is this house
This house
Is this house
Fill in housing form
Buy one clock
Time again
Sort housing papers
Still nine thirty-eight
Two thousand years from now it will still be ticking
He hits the floor
Wall, roof, door
The clock reads nine thirty-eight
He hits the dome
Door, wall
Space, floor
Time
He sees the moon
He sees the stars for some romantic reason
Space, dome, door, wall, clockface
Space, time, place, floor, wall, door, roof
This is one small step for mankind one giant leap for man
Ten nine eight seven six five four three two one zero
We have lift-off
He takes the clock, he breaks the dome, he sees the moon, he sees the stars
He sees the sky, he sees the earth for some romantic reason
He takes the clock, he breaks the dome, he sees the moon, he sees the stars
He sees the sky, he sees the earth
Space, time, place, condensed
Space, time, place, condemned
This is house is
This house is
This house is condemned
This house is
This house is
This house is condemned.

sábado, enero 23, 2010

Sketch-busters CXXXVIII: Chris Sprouse

Como ya avancé el otro día, en la galería de ilustraciones subastadas a beneficio de The Hero Initiative -que ha desatado una guerra fratricida entre sketch-busters a cuenta de la ilustración de los Bebés X- se encontraban dos autores que aparecerían por esta sección en breve. El primero de ellos es Chris Sprouse, dibujante con exactamente dos décadas de trabajo a sus espaldas, pues debutó en 1989 con una historia de Rey Químico. Trabajando para DC pasó a encargarse de la serie Legionarios, donde permanecería una larga etapa y donde ya captó la atención de muchos aficionados que quedamos prendados de la limpieza prístina de su trazo, de la claridad de su narrativa y de la belleza que otorgaba a sus personajes y paisajes. Más adelante realizaría la serie Supreme junto a Alan Moore ofreciendo una de las mejores visiones alternativas de lo que significa ser Superman. La sintonía entre guionista y dibujante fue lo suficientemente buena como para que ambos emprendieran otra serie juntos, Tom Strong, o las aventuras de un aventurero puro -en espíritu y en personalidad- en un mundo pulp de infinitas posibilidades. Algunos de sus últimos trabajos incluyen una colaboración en Ex Machina, Ocean junto a Warren Ellis, la serie Midnighter y El regreso de Bruce Wayne (con guión de Grant Morrison y de la que se ha anunciado que Sprouse se encargará del primer número).

Chris Sprouse era uno de los invitados a las pasadas Jornadas de Avilés, y una de mis principales prioridades. Los comics de Chris que pululan por mi casa se cuentan por decenas, y he sido un gran seguidor de su estilo desde hace muchos años. Se comprenderá la decepción que se fue apoderando de mí durante el transcurso de las Jornadas cuando se me hizo evidente que sería casi imposible conseguir un dibujo suyo, pues era uno de los autores más solicitados y casi nunca tenía un hueco factible en las improvisadas sesiones de firmas de las terrazas. Finalmente, el último día de nuestra estancia y prácticamente en el último momento, miss Sparks acudió a su sesión de firmas en la casa de la cultura y consiguió allí mismo este busto de Tesla Strong, la osada y dinámica hija del aventurero que más nos ha llegado al corazoncito friki en los últimos tiempos.

jueves, enero 21, 2010

Zombieland: La divertida tierra de los muertos vivientes

La Tierra se ha ido definitivamente al garete fruto de una epidemia zombi provocada por una variante humana del mal de las vacas locas. El avance del virus ha sido inexorable y nada ha podido frenarlo. Sólo unos pocos, los más precavidos, preparados o afortunados han logrado sobrevivir a los muertos vivientes y a su eterna hambre de carne humana. Uno de ellos, Columbus (Jesse Eisenberg) lo ha logrado gracias a un peculiar libro de estilo de supervivencia zombi cuyas reglas aplica a rajatabla en una actitud a medio camino entre la neurósis, la paranoia y la prudencia.


Las reglas de Columbus van desde mantenerse en forma (Cardio) para poder escapar en condiciones, la prudencia extrema en el contacto con los muertos vivientes (Mata y Remata), o en las medidas de evasión (Comprueba el Asiento de Atrás, Ponte el Cinturón, Prepara tu Fuga) hasta su forma de entender la vida en un mundo lleno de zombis ansiosos de hincarte el diente (No Seas un Héroe, Cuidado con los Cuartos de Baño). Gracias a todo ese catálogo de tics neuróticos pero extremadamente útiles Columbus se ha convertido en uno de los pocos supervivientes de ese peculiar mundo en el que cualquier coche, supermercado o edificio puede esconder una horda de sangrientas y casi imparables criaturas.

El objetivo de Columbus es llegar a su ciudad natal -Columbus, Ohio- y en su camino se cruzará con otro superviviente, Tallahasse (Woody Harrelson), un tipo duro cuyas dos únicas pasiones en el Nuevo Mundo son localizar los escasos Twinkies que queden antes de echarse a perder y convertirse en el matazombis de la semana, una peculiar competencia por conseguir la más estrambótica y espectacular forma de aniquilar a un muerto viviente. Aplicando otra de sus reglas (Arrímate a un Tipo Duro), Columbus y Tallahasse se convertirán en incómodos y forzados compañeros de un viaje en el que la extremada prudencia y cobardía de uno chocarán con la alocada e irreflexiva osadía del otro.


Su fortuito y desgraciado encuentro con dos peculiares hermanas, Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin) supondrá un grave traspiés en su camino de regreso a ninguna parte, pero finalmente todos emprenderán un quimérico viaje para satisfacer uno de los sueños de infancia de Little Rock, visitar un parque de atracciones de los Los Ángeles -Pacific Plauground- que se rumorea es territorio libre de zombis.


Zombieland supone una de las más gratas experiencias cinematográficas que he tenido la posibilidad de disfrutar en los últimos tiempos. Honesta en su planteamiento, modesta en sus ambiciones y amable tanto en la plasmación de sus personajes como en su desarrollo, se disfruta en todo momento con una sonrisa en el rostro cuando no te arranca la carcajada. La película está planteada como un pastiche genérico en el que lo zombi, la comedia romántica y las películas de colegas se funden a la perfección en una historia que fluye sin altibajos y que tan sólo fuerza un par de situaciones más de lo deseable para lograr en el primer caso un momento de shock cómico y en el segundo preparar el camino para el trepidante clímax final del film.


El director Ruben Fleischer, con una comedia previa a sus espaldas -El club de las guitarristas, 2001- y algo de trabajo en televisión -El show de Jimmy Kimmel- se encarga de convertir en imágenes el guión de Rhet Reese y Paul Wernick, en principio una idea para el episodio piloto de una serie de televisión hasta que Fleischer condensó la historia y le dio un objetivo final a sus protagonistas en forma de parque de atracciones. Además de contar con unos arquetipos muy potentes como protagonistas -el tío duro, el neurótico sensible, las supervivientes natas-, Zombieland ofrece una historia de género sencilla, pero narrada desde un punto de vista novedoso y acertado. Nos encontramos ante una comedia romántica con zombis, ya que estos no dejan de jugar un papel accesorio en la trama y lo que hace progresar a la misma son las relaciones entre los personajes, principalmente la de Columbus y Wichita, sin despreciar las estimables aportaciones de Little Rock y un espectacular Harrelson como Tallahasse que se come al resto de sus compañeros en muchas de las escenas en las que aparece.


Si el reparto resulta completamente ajustado y permite disfrutar de nuevo de la Pequeña Miss Sunshine, Abigail Breslin, en un papel delicioso, confirmar a Emma Stone como una de las bellezas con más carisma de su generación, y reafirmar a Jesse Eisenberg como el heredero natural de los papeles de neurótico contemporáneo a medio camino entre Apatow y Allen, ha sido la intervención de un conocido actor de comedia la que más ríos de tinta -virtual y real- ha provocado. Este cameo, naif y divertido, no deja de suponer el típico favor de una estrella para impulsar la carrera comercial de una película. Encantador y entrañable, el famoso cameo -por favor, absténganse en los comentarios de espoilear nada al respecto- queda resuelto de forma brusca y harto incoherente con el tono del resto de la película. Sin embargo, y a pesar de esa pequeña incongruencia, la película remonta de forma espectacular.


El clímax final, ambientado en un parque de atracciones infestado de zombis hasta la montaña rusa, es el fin de fiesta espectacular y definitivo que una película como Zombieland necesitaba. Tenso, con decenas de grotescos y veloces zombis, y un par de set pieces a medio camino entre la farsa y el terror puro y duro, por un momento la película parece juguetear con la posibilidad de dejar de ser una comedia amable y convertirse en una cinta de género al uso, algo en lo que creo que acababa pinchando la película Shaun of the dead de mis adorados Pegg y Frost, pero logra eludir todo afán de trascendencia mediante un adecuado toque épico en el que Tallahasse vuela aún más alto que durante el resto del metraje.


Finalmente, si hay otro factor que ha contribuido al éxito de la película -una recaudación más que estimable y una adecuada recepción crítica han garantizado una segunda parte- es el de unos espectaculares títulos de crédito a cámara lenta en los que asistimos a estampas casi fijas de ataques zombi en las que sus protagonistas se llevan por delante las letras de los créditos -amenizados por la canción de Metallica Por quién doblan las campanas-, así como en el divertido uso de los rótulos insertados digitalmente en la película para exponer y recalcar cada una de las reglas de supervivencia de Columbus, sin duda el verdadero modelo a imitar si en un futuro cercano, Romero no lo quiera, los muertos invadieran la Tierra.


miércoles, enero 20, 2010

Subasta benéfica Mid-Ohio-Con

Hacía tiempo que no buceaba en las subastas benéficas que periódicamente surgen en Ebay y que tan buen material suelen poner al alcance del aficionado a precios de partida más que interesantes si los comparamos con los que habitualmente suelen cobrar por sus sketchs de convención o sus commissions. En este caso se trata de una subasta a beneficio de The Hero Initiative (una vieja conocida de esta esporádica pero recurrente sección en la que ya recogí las actividades relacionadas con Mike Wieringo y las portadas de Hulk) que se están realizando con el material donado durante la pasada Mid-Ohio-Con, uno de los eventos más importantes y que más autores congrega de cuantos se celebran en los Estados Unidos. La lista completa de artículos ofertados la pueden encontrar en este enlace, y por una vez hay tiempo más que de sobra para sentirse tentado y colaborar indirectamente con la defensa o el sustento de nuestros artistas favoritos. De entre el material ofertado (que va desde sketch-books firmados y personalizados con dibujo a tomos recopilatorios de lujo o dvd's centrados en autores destacados) he seleccionado algunas de las ilustraciones más vistosas y que más me han llamado la atención, aunque en la lista pueden encontrar muchas otras piezas curiosas (las de Art Baltazar son realmente atractivas, así como las de Vince Garriuso, empleando ambos un estilo a medio camino entre la animación y el dibujo infantil con personajes tan icónicos como Thor, La Cosa o La Masa). En esa selección encontrarán el arte de Darryl Banks, Ren McKincie, Uko Smith, Todd Nauck, Chris Sprouse, Billy Tucci, Jay Fife (estos dos dibujantes ofreciendo versiones más que atractivas de mis heroinas felinas favoritas) y Jacob Chabot y su versión de los Bebés X (en homenaje a Nacho Skellington). Además, por si fuera poco en este post está el cebo de los dos próximos sketch-busters, para que vayan haciendo cábalas. Que ustedes lo disfruten.















lunes, enero 18, 2010

Nos están cambiando los lunes

Por las malas, en contra de nuestra voluntad y a peor. La sacrosanta y confortable rutina semanal de la que tanto les he hablado y que se mantenía sin apenas variaciones desde hace unos años, volaba por los aires el pasado viernes. Después de nueve años de abnegado servicio en mi empresa -la cual no voy a citar para no atraer a los buitres virtuales que a pesar de todo puede que acaben leyendo estas líneas-, de rendir como la que más y tratar con respeto y por igual a compañeros y superiores, Miss Sparks fue despedida de forma expeditiva el viernes a media mañana. En un año en que más de un millón de españoles han pasado a engrosar las listas de desempleo y con la tragedia del terremoto de Haití a la vuelta de los noticiarios, la pequeña y cotidiana tragedia se relativiza un tanto, pero sigue siendo un suceso doloroso el ver cómo tu pareja se queda en casa mientras acudes al puesto de trabajo que has compartido con ella durante cada día de la última década. Si esperaba que este año fuera para todos mucho mejor que el anterior, desde luego para nosotros no ha empezado nada bien.

Como ustedes comprenderán, ese hecho sumado a la avería que tuvo la línea muerta el jueves y el viernes desbarataron por completo mis planes de actualización. Lo cierto es que a día de hoy tengo la cabeza para pocas fiestas y creo que a lo largo del próximo par de semanas voy a mantener el ritmo de mantenimiento mínimo mientras nos hacemos una nueva composición de futuro y ponemos en marcha todos los planes B preparados para la peor de las eventualidades siguiendo las sabias enseñanzas del gran estratega y pensador Hannibal Smith. A pesar de todo, como me conozco, sé que no podré evitar martirizarles con alguna o varias de mis paranoias habituales, por lo que como les digo siempre, no dejen de pasarse por aquí para comprobar qué post trampa les he preparado.

Para cerrar este post, que sin duda es el primero de una nueva era de lunes como hacía años que no conocía, nada mejor que la canción con la que la propia Leti Sparks hacía su peculiar exorcismo en forma de borrón mental y nueva cuenta vital, el clásico de Bob Dylan que usó Zack Snyder en los créditos iniciales de Watchmen, para mí, en verdad, lo mejor de la película. Dado que el tubo no está disponible para compartir, pueden verlo aquí y rememorar la espectacular recreación de un siglo XX que nunca existió. Con las hermosas, inmortales y sabias palabras de Bob Zimmermman les dejo por hoy y les ruego que tengan mucho cuidado ahí fuera.

The times they are a-changin'
Bob Dylan

Come gather 'round people
Wherever you roam
And admit that the waters
Around you have grown
And accept it that soon
You'll be drenched to the bone.
If your time to you
Is worth savin'
Then you better start swimmin'
Or you'll sink like a stone
For the times they are a-changin'.

Come writers and critics
Who prophesize with your pen
And keep your eyes wide
The chance won't come again
And don't speak too soon
For the wheel's still in spin
And there's no tellin' who
That it's namin'.
For the loser now
Will be later to win
For the times they are a-changin'.

Come senators, congressmen
Please heed the call
Don't stand in the doorway
Don't block up the hall
For he that gets hurt
Will be he who has stalled
There's a battle outside
And it is ragin'.
It'll soon shake your windows
And rattle your walls
For the times they are a-changin'.

Come mothers and fathers
Throughout the land
And don't criticize
What you can't understand
Your sons and your daughters
Are beyond your command
Your old road is
Rapidly agin'.
Please get out of the new one
If you can't lend your hand
For the times they are a-changin'.

The line it is drawn
The curse it is cast
The slow one now
Will later be fast
As the present now
Will later be past
The order is
Rapidly fadin'.
And the first one now
Will later be last
For the times they are a-changin'.

sábado, enero 16, 2010

Commissionando CXVII: Geof Isherwood (II)

Rematamos el repaso a las commissions de Geof Isherwood con una galería de sus ilustraciones a color en las que encontramos acuarelas o trabajo mixto con pastel, rotuladores y lápices de colores. A mi personalmente me encantaría poseer cualquiera de las commissions abajo expuestas, y desde luego, de cara a un hipotético futuro, no me importaría en absoluto encargarle al dibujante un trabajito personal. Además, su lista de precios es una de las más ajustadas en cuanto a la calidad de los dibujos ofrecidos, y en la que además de las commissions se ofertan recreaciones de portadas y cartas personalizadas. Anotado queda para futuras referencias. Y ahora les dejo ya con una selección en la que las mujeres gato (en algunos casos rodeadas de adorables mininos), las bárbaras pelirrojas, los cimmerios, los magos y los héroes con pijama lucen en un esplendoroso tecnicolor para iluminar un poco la tarde de este sábado. Que ustedes lo disfruten.




















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