El original de hoy pertenece a esa categoría de páginas de segunda categoría realizadas por cumplidores artesanos para colecciones de largo recorrido. Son páginas que no pasarán a la historia del comic por su calidad o por la importancia de su historia, pero que cumplen con la complicada función de mantener mes a mes un tebeo en las estanterías de nuestra librería favorita y de desarrollar la larga, azarosa y en ocasiones contradictoria continuidad de los personajes que seguimos a lo largo de sus diversas encarnaciones. En este caso se trata del declive definitivo de la colección JLI, que se iniciara de forma tan brillante bajo la batuta de Giffen, de Matteis y Maguire y que tras la marcha de los dos primeros, verdaderos corazón y pulmón de una serie fresca y divertida como pocas ha habido, fue languideciendo en manos de gente como Dan Jurgens o Gerard Jones, que pese a su competencia profesional no supieron ofrecer nada nuevo ni atractivo para el aficionado. Apenas faltan unos meses para el relanzamiento de la cabecera de las manos de Grant Morrison y Howard Porter, y las aventuras anodinas se suceden con formaciones de segunda clase. A esta deslucida etapa -concretamente al número 101, que formaba parte de un crossover con las colecciones de Guy Gardner y Hawkman- pertenece esta página original que cuenta con los lápices de Chuck Wojtkewicz y el entintado de Ken Branch y que presenta una melé típica con el Detective Marciano y el Diablo Azul enfrentados al villano de turno. El único motivo por el que un servidor guarda aprecio a esta página es por la presencia de J'onn J'onnz, uno de mis personajes predilectos. Algo es algo.
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