La Tierra se ha ido definitivamente al garete fruto de una epidemia zombi provocada por una variante humana del mal de las vacas locas. El avance del virus ha sido inexorable y nada ha podido frenarlo. Sólo unos pocos, los más precavidos, preparados o afortunados han logrado sobrevivir a los muertos vivientes y a su eterna hambre de carne humana. Uno de ellos, Columbus (Jesse Eisenberg) lo ha logrado gracias a un peculiar libro de estilo de supervivencia zombi cuyas reglas aplica a rajatabla en una actitud a medio camino entre la neurósis, la paranoia y la prudencia.
Las reglas de Columbus van desde mantenerse en forma (Cardio) para poder escapar en condiciones, la prudencia extrema en el contacto con los muertos vivientes (Mata y Remata), o en las medidas de evasión (Comprueba el Asiento de Atrás, Ponte el Cinturón, Prepara tu Fuga) hasta su forma de entender la vida en un mundo lleno de zombis ansiosos de hincarte el diente (No Seas un Héroe, Cuidado con los Cuartos de Baño). Gracias a todo ese catálogo de tics neuróticos pero extremadamente útiles Columbus se ha convertido en uno de los pocos supervivientes de ese peculiar mundo en el que cualquier coche, supermercado o edificio puede esconder una horda de sangrientas y casi imparables criaturas.
El objetivo de Columbus es llegar a su ciudad natal -Columbus, Ohio- y en su camino se cruzará con otro superviviente, Tallahasse (Woody Harrelson), un tipo duro cuyas dos únicas pasiones en el Nuevo Mundo son localizar los escasos Twinkies que queden antes de echarse a perder y convertirse en el matazombis de la semana, una peculiar competencia por conseguir la más estrambótica y espectacular forma de aniquilar a un muerto viviente. Aplicando otra de sus reglas (Arrímate a un Tipo Duro), Columbus y Tallahasse se convertirán en incómodos y forzados compañeros de un viaje en el que la extremada prudencia y cobardía de uno chocarán con la alocada e irreflexiva osadía del otro.
Su fortuito y desgraciado encuentro con dos peculiares hermanas, Wichita (Emma Stone) y Little Rock (Abigail Breslin) supondrá un grave traspiés en su camino de regreso a ninguna parte, pero finalmente todos emprenderán un quimérico viaje para satisfacer uno de los sueños de infancia de Little Rock, visitar un parque de atracciones de los Los Ángeles -Pacific Plauground- que se rumorea es territorio libre de zombis.
Zombieland supone una de las más gratas experiencias cinematográficas que he tenido la posibilidad de disfrutar en los últimos tiempos. Honesta en su planteamiento, modesta en sus ambiciones y amable tanto en la plasmación de sus personajes como en su desarrollo, se disfruta en todo momento con una sonrisa en el rostro cuando no te arranca la carcajada. La película está planteada como un pastiche genérico en el que lo zombi, la comedia romántica y las películas de colegas se funden a la perfección en una historia que fluye sin altibajos y que tan sólo fuerza un par de situaciones más de lo deseable para lograr en el primer caso un momento de shock cómico y en el segundo preparar el camino para el trepidante clímax final del film.
El director Ruben Fleischer, con una comedia previa a sus espaldas -El club de las guitarristas, 2001- y algo de trabajo en televisión -El show de Jimmy Kimmel- se encarga de convertir en imágenes el guión de Rhet Reese y Paul Wernick, en principio una idea para el episodio piloto de una serie de televisión hasta que Fleischer condensó la historia y le dio un objetivo final a sus protagonistas en forma de parque de atracciones. Además de contar con unos arquetipos muy potentes como protagonistas -el tío duro, el neurótico sensible, las supervivientes natas-, Zombieland ofrece una historia de género sencilla, pero narrada desde un punto de vista novedoso y acertado. Nos encontramos ante una comedia romántica con zombis, ya que estos no dejan de jugar un papel accesorio en la trama y lo que hace progresar a la misma son las relaciones entre los personajes, principalmente la de Columbus y Wichita, sin despreciar las estimables aportaciones de Little Rock y un espectacular Harrelson como Tallahasse que se come al resto de sus compañeros en muchas de las escenas en las que aparece.
Si el reparto resulta completamente ajustado y permite disfrutar de nuevo de la Pequeña Miss Sunshine, Abigail Breslin, en un papel delicioso, confirmar a Emma Stone como una de las bellezas con más carisma de su generación, y reafirmar a Jesse Eisenberg como el heredero natural de los papeles de neurótico contemporáneo a medio camino entre Apatow y Allen, ha sido la intervención de un conocido actor de comedia la que más ríos de tinta -virtual y real- ha provocado. Este cameo, naif y divertido, no deja de suponer el típico favor de una estrella para impulsar la carrera comercial de una película. Encantador y entrañable, el famoso cameo -por favor, absténganse en los comentarios de espoilear nada al respecto- queda resuelto de forma brusca y harto incoherente con el tono del resto de la película. Sin embargo, y a pesar de esa pequeña incongruencia, la película remonta de forma espectacular.
El clímax final, ambientado en un parque de atracciones infestado de zombis hasta la montaña rusa, es el fin de fiesta espectacular y definitivo que una película como Zombieland necesitaba. Tenso, con decenas de grotescos y veloces zombis, y un par de set pieces a medio camino entre la farsa y el terror puro y duro, por un momento la película parece juguetear con la posibilidad de dejar de ser una comedia amable y convertirse en una cinta de género al uso, algo en lo que creo que acababa pinchando la película Shaun of the dead de mis adorados Pegg y Frost, pero logra eludir todo afán de trascendencia mediante un adecuado toque épico en el que Tallahasse vuela aún más alto que durante el resto del metraje.
Finalmente, si hay otro factor que ha contribuido al éxito de la película -una recaudación más que estimable y una adecuada recepción crítica han garantizado una segunda parte- es el de unos espectaculares títulos de crédito a cámara lenta en los que asistimos a estampas casi fijas de ataques zombi en las que sus protagonistas se llevan por delante las letras de los créditos -amenizados por la canción de Metallica Por quién doblan las campanas-, así como en el divertido uso de los rótulos insertados digitalmente en la película para exponer y recalcar cada una de las reglas de supervivencia de Columbus, sin duda el verdadero modelo a imitar si en un futuro cercano, Romero no lo quiera, los muertos invadieran la Tierra.
4 comentarios:
La acabo de terminar de ver y me doy cuenta que la acabas de comentar ;)
Eres un nenaza.....mira que decir que lo que pasa con "hush hush" no es harto brusco ni incoherente macho, si se ve a la legua que va a pasar eso.
Lo mejor de la pelicula es que sabe a que publico va dirigida y que hace que desde un primer momento uno se identifique con el protagonista.
Y que buena esta Emma Stone coño
Sin duda estoy abonado a tus recomendaciones (Moon pedazo de pelicula), la unica que me fallaste algo fue la de The Signal (tal vez de rara se me atraganto)
Espero seguir al pie de la letra las recomendaciones
Edu, ¿que no te gustó La señal? Excomulgado :D The signal viene a ser una película de contagiados para minorías, mucho más marciana y extraña que Zombieland. Yo te reconozco que me lo pasé mucho mejor viendo esta última, con sus reglas, algunos gags gloriosos y un final que roza lo épico con Tallahasse repartiendo estopa a diestro y siniestro. Tú tranqui que seguiré compartiendo con vosotros las pelis que me hayan gustado. Eso sí, no garantizo que el dinero de vuestras entradas o el tiempo de vuestras descargas os acabe compensando, que si los gustos son como el culo el mío es gigantesco ;D Lo de la incoherencia no es que se vea venir, es que en un mundo como ese nadie en su sano juicio actuaría de esa forma. ¡Un abrazo, golfo y hasta que nos veamos!
Una película que empieza con una canción de metallica, no puede ser mala.
Yota, y si contiene a un vaquero zumbado, a Pequeña Miss Sunshine y a Emma Stone huyendo de hordas de zombis rápidos mejor que mejor :D
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