viernes, junio 11, 2010

Chuck 2.0: Madurando entre espías

Los problemas de Chuck Bartowski (Zachary Levy) empezaron cuando su compañero de facultad -ahora espía internacional- Bryce Larkin (Matthew Bomer) le introdujo millones de datos en el cerebro, convirtiéndolo en un superordenador humano de valor incalculable para la seguridad de su país y en el objetivo de unas cuantas asociaciones criminales. Para protegerle el gobierno encargó a dos de sus mejores agentes la vigilancia del sujeto. John Casey (Adam Baldwin) y Sarah Walker (Yvonne Strahovski) se convirtieron desde ese momento en las sombras de Chuck, algo enormemente complicado por las interferencias con su vida laboral y familiar y por la gran atracción hacia Sarah, un enamoramiento imposible dada la naturaleza de su relación. Pero todo esto es apenas una parte de lo que pudimos ver y disfrutar en la primera temporada de Chuck.


La tensión comienza a afectar a Chuck en todos los sentidos. Por un lado sus intentos de acabar con la maldición del Intersect, alentados por el desarrollo de un nuevo superordenador que le puede volver obsoleto -y prescindible para el gobierno- aunque él no sea plenamente consciente de ello-, crean fricciones y desconfianza con su equipo. A nivel familiar, su hermana Ellie (Sarah Lancaster) va a casarse con su pareja, Devon (Ryan Mc Partlin) con todos los nervios añadidos y suspicacias que eso levantará en el día a día. Por si fuera poco la sombra del padre ausente pesará sobre ellos como una losa y su recuerdo tenñirá de amargura momentos que deberían ser de celebración.


Ni siquiera en el trabajo se libra Bartowski de tener que soportar una ajetreada e ingrata existencia, empezando por la sensación de sentirse atrapado en una vida que él no ha elegido y de la que no ve salida fácil. Poco le facilitan el trabajo sus compañeros, una panda de escaqueadores, envidiosos cuyas particularidades rozan la locura que incluyen a Morgan (Joshua Gomez), su mejor amigo, a Anna (Julia Ling), al dúo dinámico formado por Jeff (Scott Krinsky) y Lester (Vik Sahay), y al cascarrabias de Big Mike (Mark Christopher Lawrence), que lleva con mano férrea y peculiares métodos la gestión del Compra Más. Todos ellos tendrán que lidiar con la intrusión de un inspector de la compañía, un tipo repleto de fobias y tics llamado Emmet Millbarge (Tony Hale) que transformará la vida allí en un verdadero infierno.


Con todas esa cantidad de problemas a sus espaldas, no cabe duda de que Chuck Bartowki sólo podía esperar que le crecieran los enanos, y eso es lo que sucede cuando el nuevo Intersect resulta ser un elaborado plan de la organización malévola y ultrasecreta FULCRUM para interferir con el proyecto de la CIA y la ASN. Desde ese momento la vida de Chuck se convertirá en moneda de cambio entre agencias en una desesperada búsqueda de los agentes enemigos, de los creadores del proyecto original y de una forma viable de recuperar una vida normal de una vez por todas.


Esta segunda temporada de Chuck ahonda en todo lo bueno que tuvo el arranque de la serie creada por Josh Schwartz y Chris Fedak. El tono de comedia aplicado a una trama de espionaje con una importante mirada al entorno laboral y a las relaciones entre los personajes se asienta conforme conocemos todavía mejor a los personajes, algo que en esta temporada con el doble de capítulos que la primera resulta más fácil. Así, el personal del Compra Más obtiene un mayor peso en las tramas, siempre en paralelo a la actividad como espía de Chuck y no cometiendo el error de mezclarlas de forma arbitraria. En la mayoría de capítulos la sorna, el optimismo y la alegría con que se plasman la mayoría de intervenciones del Proyecto Imbécil -como lo denomina Casey- hacen que todo se vea de forma ligera, sin sensación de peligro o tensión real, algo que cambia de forma radical en un par de capítulos y sobretodo en el espectacular y frenético final de temporada, en el que asistiremos a un par de momentos emotivos y dramáticos.


El motor principal de la serie es la interactuación de los personajes, y a lo largo de estos 22 capítulos hemos asistido a un progreso real en prácticamente todos los personajes, que han evolucionado de forma natural, han sido capaces de establecer lazos todavía más fuertes entre ellos y han logrado encontrar ese hueco bajo el sol que prácticamente todos buscamos en esta vida. Las dudas e inseguridades de Ellie ante su boda, la sensación de estar atrapado en una vida que no es la soñada de Chuck, las dudas que asaltan a Sarah sobre cumplir ciegamente con su deber o ayudar a su amigo, el temor de Morgan a asumir responsabilidades de carácter adulto a nivel laboral o sentimental son todas ellas sensaciones comunes que todos hemos experimentado en nuestras propias carnes, y que se resuelven de forma como dije antes natural, de acuerdo con el carácter de cada uno de los personajes, de su trayectoria en la serie y de los eventos que se nos narran.


Si a nivel de caracterización la serie resulta sobresaliente -hasta el extremo de que personajes en principio tan repulsivos como Jeff y Lester acaban cayendo simpáticos-, hay que decir que a nivel argumental sus creadores se han puesto las pilas, incluyendo no una sino dos tramas de fondo que acaban interrelacionadas y que huyen de esquemas autoconclusivos o procedimentales que podrían haber convertido la serie en otra más de esas que repiten los mismos esquemas y rutinas capítulo tras capítulo. La dosificación de la información, la aparición de nuevos personajes que hacen avanzar la historia y el imprescindible par de giros sorpresa de guión y finales de infarto provocan que esta segunda temporada se disfrute casi de forma compulsiva. Tengo que reconocer que debido a ciertas circunstancias personales que han alterado mi rutina los últimos tiempos, el disfrutar cada día de un momento Chuck ha ayudado a sobrellevarlas con más alegría y ligereza.


Como siempre, he intentado evitar entrar en excesivos detalles para no arruinar a nadie las muchas y espectaculares sorpresas que esta temporada ha ido deparando, con homenajes a Regreso al futuro, El Padrino, La Jungla de Cristal, James Bond, Matrix o Mentiras Arriesgadas. La cantidad de referencias con sentido a la cultura popular (cine, comics y videojuegos) y detalles frikis se mantiene, y resulta una gozada ver cómo el poster de Tron o un tebeo de Ex Machina se integran a la perfección en la trama de espionaje y de paso deparan uno de esos momentazos que esta temporada ha ido dejando en el camino. Lo único en este aspecto que me parece un poco forzado es la cantidad de referencias-guiño-agradecimientos que la serie hace a la ComicCon, a la que sin duda pertenece gran parte del éxito logrado entre el público friki o geek y en la que la serie logra gran publicidad entre su publico objetivo merced a paneles, presentaciones y actuaciones tan espectaculares como esta que acompaña a estas líneas del dúo músico vocal Jeffster.



Termino ya con el último valor añadido que me gustaría destacar de esta segunda temporada que deja las espadas por todo lo alto para los capítulos que a partir de esta semana se emitirán ya en castellano, y es la cantidad de actores invitados que han intervenido en la temporada. Sin ánimo de ser exhaustivo me gustaría señalar la actuación de John Larroquette como agente secreto seductor y alcohólico, Jordana Brewster, Arnolf Vosloo, Chevy Chase, la playmate Jenny McCarthy (sí, qué pasa, todos tenemos un pasado), Gary Cole como el padre de Sarah, Morgan Fairchild y Bruce Boxleitner como los padres de Devon, Michael Clarke Duncan como un letal agente de Fulcrum, Michael Rooker o mi favorito de la temporada, Reginald Veljohnson (el agente Powell de Die Hard) comiendo los mismos pastelitos y poco menos que reviviendo el asalto a Nakatomi. Al igual que en la entrada previa, no puedo terminar de otra manera más que recomendando encarecidamente el visionado de una serie que mantiene toda su frescura, su optimismo, su alegría, y contagia unas ganas de vivir especialmente de agradecer en estos momentos. Nos vemos en unos meses comentando Chuck 3.0.

5 comentarios:

Oneyros dijo...

Debo decirte que la tercera temporada no solo es igual de buena si no que le supera con creces en todos los aspectos posibles.
El final de la segunda temporada crea un nuevo climax que se trata a la perfeccion.
Bueno sigue viendo y disfrutando!

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Plissken dijo...

Oneyros, yo es que soy un compulsivo de narices. Necesito tener acumulada por lo menos media temporada para poder ver los capítulos sin la presión del continuará. Tengo muchas ganas de ver por dónde tira todo :D

Oneyros dijo...

Pero si ya ha terminado!! Miratela en ingles!!!!!!!

Plissken dijo...

Que no, que no, que la estamos viendo doblada y ya vamos a seguir a ese ritmo ;D Total, con algo de paciencia y una caña, en tres meses ya está completa para ver.

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