Y ya era hora. Llegar hasta aquí ha sido algo especialmente difícil este año en el que el trabajo se ha convertido en un sitio gris, carente de alma en un alto porcentaje y en el que faltan muchos de los compañeros a los que aprendí a apreciar con el roce diario y los sinsabores de tener que luchar día a día por el puesto de trabajo. No les digo nada del hecho de que miss Sparks fuera despachada de forma traumática en febrero dejando allí dentro a "lo mejor de cada casa" -incluyéndome a mí, ojo-. Tras las primeras semanas en que acudir a trabajar era un verdadero infierno volví a levantar cabeza y a asumir la cotidianeidad con estoicismo, pero ha sido duro aguantar el tirón hasta llegar a estas tres semanitas estivales de asueto con las que espero desconectar, recargar las pilas y hacer acopio del ánimo suficiente que me permitirá afrontar con garantías, o al menos eso espero, los tiempos duros que se avecinan. Años atrás nos referíamos al Bosque Oscuro y a los Elfos Negros a nuestra posición dentro de la empresa. Hoy día somos más los galos de una pequeña aldea rodeada de romanos, aunque sin poción mágica que nos valga ni nos ampare. Por lo menos, tengo a mis compis de toda la vida, al Capitán Pescanova, a Hellboy y a mis amigos felinos para hacer más llevaderos los sinsabores de cada día. Ahora a descansar y a echarles un poco de menos hasta la reincorporación...
Hoy doy por cerrada la redacción del cuento del que les hablé la semana pasada, y lo cierto es que me ha picado el gusanillo lo suficiente como para buscar otra convocatoria a la que dedicarle unas horillas de estas tardes largas y calurosas en las que el sofá y el aire acondicionado invitan a holgazanear y a guarecerse de Lorenzo y sus maléficos rayos. Como también comenté, eso no es óbice para descuidar este humilde espacio, en el que espero dedicar unas líneas a Batman: Cacofonía -generosas pero no especialmente entusiastas-, escarbar entre la colección de arte original para compartir con ustedes alguna paginilla y sacar a la luz otro dibujo de convención.
La canción de cada lunes es un clásico moroso y sensual que invita a la contemplación y al dolce far niente y que supone el acompañamiento ideal para esos momentos de ganduleo que tanto espero practicar sin reparo alguno a lo largo de los próximos días, semanas... Sean ustedes buenos, tengan mucho cuidado ahí fuera y regresen cuando gusten a esta la que saben que es su casa virtual.
Sitting on the dock of the bay
Ottis Redding
Sitting in the morning sun
I'll be sitting when the evening comes
Watching the ships roll in
And I watch 'em roll away again
Sitting on the dock of the bay
Watching the tide roll away
I'm just sitting on the dock of the bay
Wasting time
I left my home in Georgia
Headed for the 'Frisco bay
'Cause I had nothin to live for
And look like nothing's gonna come my way
So I'm just...
Sitting on the dock of the bay
Watching the tide roll away
I'm just sitting on the dock of the bay
Wasting time
Look like nothing's gonna change
Everything still remains the same
I can't do what ten people tell me to do
So I guess I'll remain the same
Sittin here resting my bones
And this loneliness won't leave me alone
It's two thousand miles I roamed
Just to make this dock my home
Now, I'm just...
Sitting on the dock of the bay
Watching the tide roll away
I'm just sitting on the dock of the bay
Wasting time
4 comentarios:
En mi trabajo tenemos el depart. de los Yahoos, el de los orcos, el de la Comarca...
¿En cuál está usted, Bruce? Jejeje, esos piques son habituales en cualquier trabajo, y llevados con tranquilidad hasta fortalecen los lazos de compañerismo. En el taller -mi curro de pluriempleo durante siete años- llevábamos la broma entre el turno de mañana y el de tarde de la peli Procedimiento ilegal, y con el tiempo hasta hicimos un "cambio de parejas"... Ahora mismo la cosa es menos jocosa, pero el sentido del humor que no nos falte ;D
Lo cierto es que nadie de esos departamentos sabe a qué grupo étnico pertenece. Es algo interno de mi departamento, que creo que seríamos algo así como los Elfos. XD
El Búnker, los Gomáticos, los Hobbits, la T4, ah, los nombres en código, cuánto nos ayudan a no convertir el centro de trabajo en zonas de guerra...
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