martes, abril 21, 2015

33 Salón Internacional del Cómic de Barcelona: Diario de guerra de un sketch-buster

Hace dos años un servidor se retiraba con total convencimiento de esta clase de eventos, con un claro proyecto vital en el horizonte y no pocas ilusiones puestas en él... Pero tanto el destino nos ha resultado adverso en dichas aspiraciones como las ilusiones esquivas a la hora de ser alcanzadas... Y una conjunción casi milagrosa de acontecimientos hizo que tanto Leti Sparks como un servidor pudiésemos regresar a uno de los acontecimientos culturales donde mejores ratos hemos pasado con el devenir de los años... Si bien es cierto que el cartel de autores invitados dista mucho de los mejores años del Salón del Cómic de Barcelona, y que las actividades tampoco es que fueran como para echar cohetes, tras el hiato temporal de dos años a un servidor se le plantó una sonrisa bobalicona de oreja a oreja en cuanto traspasó las puertas de la Fira de Barcelona y se encontró con unas figuras enormes del Joker y el Capitán América dando la bienvenida a los visitantes. A partir de ese momento, todos aquellos que me conocen saben a qué me dediqué durante las horas y días siguientes, con una alegría que había olvidado tiempo ha, con una planificación digna de un mariscal de campo de campañas pretéritas y con una energía propia de las nuevas generaciones que año tras año se incorporan a esta afición tan próxima al vicio que corre por nuestras venas y que muchas veces se asemeja a una verdadera droga, con sus subidones provocados por el calor del momento, sus momentos de mono y sus recaídas.


Si tuviera que hacer una crónica pormenorizada de los días pasados en el Salón, sería algo parecido a una triunfal campaña militar apoyada en tres pilares fundamentales. En primer lugar a una planificación previa bastante exhaustiva y a un reconocimiento del terreno que me permitieron casi desde el primer momento seleccionar los objetivos óptimos en cada momento. En segundo lugar a un desarrollo de las evoluciones sobre el terreno casi milimétrico que, salvo contadas excepciones permitió encadenar las sesiones de firmas y las colas de forma suave y perfecta. Esto último llegó a su momento culminante cuando miss Sparks se incorporó al despliegue sobre el terreno y siguió al pie de la letra los planes elaborados por su devoto y humilde servidor, que funcionaron de una manera aún más suave y engrasada que los desarrollados para mí mismo. Y finalmente a la capacidad de evolución y adaptación sobre el terreno para cambiar sobre la marcha los planes y acomodarlos a posibles cambios de última hora u oportunidades que iban surgiendo de manera imprevista. En pocos salones un servidor ha podido decir que ha cumplido con todos sus objetivos, y este ha sido uno de ellos.


Como me he hecho un tanto perezoso para escribir una detallada crónica de las evoluciones sobre el terreno, les dejo con una selección fotográfica de algunos de los momentos vividos a lo largo del pasado fin de semana, no sin antes compartir con todos ustedes un par de reflexiones sobre esta nuestra afición a la que tantos años hemos dedicado y que tantos y tantos buenos ratos nos ha ofrecido como disgustos nos ha podido deparar en ocasiones cuanto tal o cual autor cortaba la cola justo delante nuestro (ahí el Moebius fail siempre se llevará la palma) o cuando la tensión generada con otros aficionados provocaba nervios y malestar en según qué sesiones de firmas. Nada de lo anterior se ha producido estos días afortunadamente, aunque algunos aficionados mostraban comportamientos que me resultaban llamativos o reprochables, y sobre lo que me gustaría llamar la atención. Serían 3 elementos:


José Luis García López e Iban Coello en el espacio dedicado por ECC a los artistas para realizar commissions y vender su arte original.

a) Valora el esfuerzo de los demás. No pretendas llegar al Salón después de dormir y desayunar y no hacer demasiada cola y esperar que otros que han dormido poco, no han desayunado excepto sobre la marcha y se han chupado dos horas de cola hayan conseguido mejores números o mejor posición en una cola que tú. Ese esfuerzo está al alcance de todo el mundo y depende de la ilusión y las ganas que tengas de conseguir una dedicatoria de tu autor favorito.
b) Es imposible conseguirlo todo. Elige muy bien tus objetivos y cíñete a ellos. En esta clase de convenciones es muy común quedar cegado por la cantidad de autores y oportunidades y embestir contra todos como si de una manada de vacas se tratase. Lo ideal es realizar una selección previa en base a los horarios e incluso a la ubicación de las sesiones y elegir qué autores son más asequibles. Es mejor asegurar dos o tres firmas por día que perder otras tantas por querer estar a todo. Lo cual nos lleva al último punto.
c) Sé realista. En serio. SÉ realista. Una sesión de firmas tiene una duración determinada y los autores no son super-héroes con resistencia y velocidad súper-humanas. Son personas y por tanto tienen unos límites muy definidos, con lo que no escojas un número 30 para una sesión de firmas y luego te lamentes amargamente de que no ha llegado a realizarte un dibujo. Un número diez ya te coloca en la cuerda floja, un número veinte en el pugatorio y un número treinta te garantiza únicamente la firma del que puede llegar a ser tu autor favorito. Ese mismo realismo se aplica a la hora de evolucionar sobre el terreno, llegando a haber elementos que el sábado pretendían recoger números para las sesiones de Manara y Guarnido de esa tarde -que se repartían a la misma hora- y a la vez estar en colas en curso en ese mismo instante.


Barry Kitson en la primera sesión de firmas del Salón. Llegar, saludar a un viejo conocido y besar el santo tras solo tres horas de cola. Y lo digo sin retintín. Barry estuvo sentado en su sitio durante TODO el salón. En serio. 

Personalmente tengo que decir que ha sido un placer volver aunque sea temporalmente a pisar el ruedo de las convenciones, volver a estar rodeado de amigos coleccionistas, autores y frikis de diverso pelaje y condición, así como volver a ver a entrañables personajes que rondan por los salones y jornadas año tras año y que siempre son los mismos -somos los mismos- como suele decirse. Personalmente agradecer antes de nada a los amigos Laura y Óscar que nos acogieran en su casa como los excelentes anfitriones que siempre han sido, condición primera y necesaria para nuestro regreso a Barcelona. Y por supuesto, mi más caluroso abrazo para los amigos Xavi, Óscar Juan, Raúl, Jesús, Jose, Agustín, Moisés, Natan y Carlos, con los que compartimos charlas y momentos de espera y a los que fue un lujo poder volver a saludar tras tantos años. No menos agradecido tengo que estar a todos los autores que se tomaron un rato para compartir su talento con nosotros -ya fuera de forma gratuita o previo pago- en un año particularmente grato en este aspecto: David Messina, Elena Casagrande, Barry Kitson, David Finch, Ramón Bachs, Juanjo Guarnido, Juan Antonio Canales, Aneka, Sergio Dávila, David Rubín, David López, Iban Coello, Víctor Ibáñez, Santi Arcas, David Baldeón, Xermánico, Stefano Martino, etc.


Elena Casagrande, David Messina y Barry Kitson en el stand de Aleta, mi primer y prioritario objetivo del pasado Salón, conseguido a las primeras de cambio. Para mí uno de los espacios imprescindibles el pasado fin de semana.


Carlos Areces ejerciendo de villano estelar de la próxima película dedicada a Anacleto. Imanol Arias lo contemplaba todo desde detrás del nutrido grupo de periodistas que fotografiaba al chanante actor barra dibujante barra humorista.


Víctor Ibáñez enfrascado en la elaboración de una espectacular Wonder Woman que a saber dónde acabaría...  


David Finch observado de cerca por el Joker durante la sesión del viernes. Al fondo el espacio de ECC dedicado a los autores.


De nuevo el stand de Aleta. En primer término Stefano Martino y Fernando Dagnino. Al fondo los Tres Mosqueteros: Kitson, Messina y Casagrande. Decir que lo dieron todo a sus seguidores es quedarse corto.


Un servidor junto a García-López con un ejemplar de Twilight firmado por su guionista y su dibujante. No puedo tener más cara de bobalicón, pero es que la felicidad le embarga a uno cuando conoce a uno de sus artistas preferidos.


 Guarnido y Canales en la sesión del sábado por la tarde. Después del parto que fue la primera vez que nos firmaron -seis horas de cola me parece recordar- esta vez fue un auténtico paseo.


Una rubia y un mapache enamoradicos como ellos solos.


David Baldeón, mi última sesión de firmas del Salón. Personaje con parche y chupa... Qué raro...


Muestra de la nutrida concurrencia que saturó el Salón el sábado. Sesiones de firmas a la izquierda, sesiones de firmas a la derecha, hacia la boca del infierno cabalgaban los sketch-busters...


Sentado en el Trono de Hierro, Plissken dejó vagar la mirada por las inhóspitas paredes de la zona de exposición...


Originales para aburrir organizados temáticamente. Lujo para la vista, tentación para los coleccionistas.


Un ejemplo de la transversalidad cultural que busca -a veces sin excesivo éxito- el Salón fue la presencia de la política Tania Sánchez, que presentaba el libro Ganar o Morir. Lecciones políticas de Juego de Tronos.

3 comentarios:

Carlos dijo...

Un placer veros de nuevo, Pedro y Leti, retomando viejas costumbres saloneras. La próxima parada, Unicomic.
Saludos

Plissken dijo...

Un reencuentro más que grato, don Carlos! En menos de un mes espero que podamos coincidir de nuevo en Unicomic :D

Sonar Appliances dijo...

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