jueves, diciembre 11, 2008

Asfixia: De compulsiones, ahogos y soledades

La vida de Víctor Mancini (Sam Rockwell) es un completo desastre. Trabaja en un parque temático sobre la América Colonial en el que los trabajadores se pasan el día consumiendo estupefacientes diversos y manteniendo escarceos sexuales varios entre ellos, mientras el supervisor (Clark Gregg, escritor y director del film) impone castigos ridículos y acordes con la ambientación de época para aquellos que infrinjan las normas de conducta. Su madre, Ida (Anjelica Huston), está ingresada en un asilo para ancianos con problemas mentales y ya ni siquiera le reconoce cuando va a visitarla, hasta el punto de que en cada ocasión debe hacerse pasar por una persona diferente -abogados, representantes- para ganarse su confianza y disfrutar por unos fugaces instantes de su compañía. Su mejor amigo, Denny (Brad William Henke), y él mismo asisten semanalmente a terapia de grupo para adictos al sexo, aunque mientras que Denny muestra una firme vocación de enmienda y busca curarse de su adicción lo único que hace Víctor es follar salvajemente con diversas mujeres en el baño adyacente al salón en que unos pobres desgraciados desnudan psicológicamente sus miserias, filias y fobias a unos extraños que comparten la necesidad compulsiva e inaguantable de mantener sexo a todas horas.


El encanto de Víctor Mancini le convierte en un seductor nato para toda mujer que se cruza en su camino, aunque sus intenciones nunca van más allá del sexo esporádico y sin compromiso. La incapacidad de Víctor para entablar relaciones sociales "normales" más allá de su amistad con Denny se traduce además en una práctica habitual que ambos desarrollan y que consiste en fingir un ahogamiento en público para que algún comensal anónimo del restaurante de turno salve la vida de Víctor mediante la maniobra de Heimlich. De este modo se establece un lazo inquebrantable y casi sagrado entre salvador y salvado que permite a Víctor tener decenas de tíos adoptivos con los que mantiene correspondencia y de los que recibe regalos y donativos que le ayudan a pagar las facturas del hospital psiquiátrico en el que está ingresada su madre.


Precísamente es la problemática relación con Ida la que ha dado forma a las inseguridades, miedos y traumas que han convertido a Víctor en lo que es. Su madre, una activista contracultural perseguida por la ley durante los años setenta abandonó a Víctor, que iba de un hogar de acogida a otro, siempre encontrando efímeras familias de repuesto que se volatilizaban cuando su verdadera madre aparecía de la nada para recordarle quién era su verdadera familia... sólo para abandonarlo de nuevo poco después. Las continuas visitas de Víctor a Ida intenta rellenar todos esos años de vacío y abandono, y para ello será fundamental la ayuda de la doctora Marshall (Kelly McDonald). Cómo lidiará Víctor Mancini con sus ahogos fingidos, con su madre enferma de alzheimer, con la estrambótica doctora Marshall y con la naciente atracción surgida entre ellos, con el abandono de su amigo por una stripper teñida y con una bola china alojada accidentalmente en su recto son peripecias que jalonan esta farsa sexual narrada con un cínico y negro sentido del humor por su protagonista.


Asfixia está basada en la novela homónima escrita por Chuck Palahniuck en el año 2001. La realización de este film parece haber sido la obra de un fan devoto de Palahniuck, el guionista, director y actor Clark Gregg, que leyó la novela y quedó fascinado por la misma, desarrollando un tratamiento personal de la historia que contó con el visto bueno del novelista. Manteniendo el esqueleto argumental que describe el proceso de desintegración vivido por Víctor Mancini, adicto al sexo y necesitado de forzadas relaciones de amistad gracias a sus asfixias provocadas en restaurantees, y mostrando buena parte de las escabrosas escenas ideadas por Palahniuck de forma bastante explícita para los estándares yanquis, Gregg opta por escribir y rodar una farsa sexual con toques de comedia negra, mientras que la novela original podría describirse como un retrato tragicómico bastante triste y desolador -aunque a la postre dejando una puerta abierta a la esperanza en un futuro algo mejor- sobre la soledad, la pérdida de los seres queridos y la búsqueda desesperada por parte del individuo de conseguir relaciones -sociales, familiares, sexuales- satisfactorias en una sociedad cada vez más neurótica y desequilibrada.

Para que el proyecto de Gregg llegase a buen puerto resultaba necesario un reparto ajustado, que afortunadamente consigue a un puñado de buenos actores perfectos para su papel, empezando por un Sam Rockwell elegante y seductor, cínico y frágil al que las circunstancias van arrinconando progresívamente y a través del cual -de su mirada y de su voz- descubriremos a los demás personajes y las peripecias vividas por todos ellos. Anjelica Huston parece haberse convertido en la musa de cineastas independientes como Wes Anderson o Clark Gregg en este caso, y su imponente presencia en pantalla resulta arrolladora cuando el personaje está en plena madurez y desoladora cuando los estragos de la enfermedad van minando la salud de Ida. Kelly McDonald cumple con creces en su papel de doctora estrafalaria y Gregg aporta una dosis de patetismo y honestidad encomiables a su papelito secundario, pero es Brad William Henke en el papel de fiel colega de Víctor el que roba muchas de las escenas en las que participa. Su físico anodino de tipo medio y la franqueza con que aborda el papel más positivo de la película, una suerte de Pepito Grillo del protagonista con ínfulas artísticas y místicas, le convierten en un personaje que brilla con luz propia entre un elenco de personajes decididamente pintarescos (los miembros de la terapia de grupo, la ahijada de Mancini, la compañera de trabajo, la stripper).


Personalmente hubiera preferido que se hubiera mantenido el tono de tragedia contemporánea en torno a la soledad, al aislamiento, a los traumas e insatisfacciones que nos convierten en marionetas que bailan al son de una música cada vez más deshumanizadora y terrible. En Asfixia novela hay escenas realmente estremecedoras que apenas son sugeridas en el film, como la forma en que Ida inculca de forma paranoica los mensajes subliminales que se dicen en lugares públicos para anunciar catástrofes o incidentes, o se narran de forma demasiado fugaz, como la escena de la sombra pintada -ya vista en un episodio de los Simpson años atrás y que curiosamente era reflejo igualmente de una maternidad castradora y posesiva-. Dejando de lado esa reticencia inicial, hay que decir que Asfixia es una película valiente que trata muchos temas escabrosos, especialmente en una sociedad tan conservadora y dada a la doble moral como -dicen- la estadounidense, y que mantiene un tono a medio camino entre la comedia inteligente y la farsa absurda. La película ha sido estrenada de manera reducida en España, con pocas copias, así que los afortunados fans de Palahniuck que quieran y puedan verla no deberían dejar pasar la ocasión de ver la segunda mejor adaptación de una novela de Chuck al cine. Sólo por la secuencia del fotomatón, en la que madre e hijo van cambiando de pose -casi podrían pasar por una familia feliz- mientras se ponen al día tras meses de separación, un servidor volvería a pagar la entrada.

4 comentarios:

BELDARIN dijo...

Hola amigo plissken hoy rondando por su blog he visto esta entrada y me he acordado que un buen amigo me ha recomendado esta novela. El dice que es la mejor de Chuck. Usted que opina de esto? y ¿cuando se estrena la pelicula?

Plissken dijo...

Beldarín, la peli lleva ya un par de semanas en cartel, pero se ha estrenado en muuuy poquitas salas. Yo soy un fanático de Chuck, así que mi opinión no es objetiva cuando te digo que todos sus libros me parecen soberbios, aunque este sería mi cuarto preferido tras El club de la lucha, Superviviente, Nana y Fantasmas. Pero vamos, que cualquiera de los restantes -Diario, Monstruos invisibles, Rant- también me vuelve loco... Cuando acabe usted con el cofre de Tintin podría darle un buen meneo a la bibliografía de Chuck, jejeje. ¡Un saludo, caballero!

Pep dijo...

Gracias a lo que me gustó la película de El Club de la Lucha, y a los consejos literarios al respecto de mis amigos Borja y Don Pedro Plissken, me adentre en el universo literario de Palahniuck...

Leidas El Club de la Lucha, Monstruos Invisibles, Nana, Diario, algunos relatos y Asfixia, creo que es esta última la que más me gusta.

Y la película también me gustó bastante, a pesar de que no niego que me dejó con la sensación de que podría haber estado mejor aún. Claro que eso no quita que Sam Rockwell y Angelica Huston estén soberbios.

Plissken dijo...

Debe ser la película que más influencia ha tenido en el lanzamiento de la carrera de un escritor, porque sin ella yo nunca hubiera conocido a Chuck. Para qué vamos a engañarnos, yo coloco todos sus libros en un mismo nivel de excelencia literaria, y luego ya tengo mi orden de preferencias dentro de ese olimpo palahniuckesco. A ver si editan en España de una vez Snuff, que ya tengo mono :D

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