Es noche de expulsión en la edición británica del Gran Hermano, con todo el caos y la frenética actividad que ello conlleva. Bajo la tiránica batuta del productor del invento, el estresado, malhablado y rudo Patrick (Andy Nyman) todos los trabajadores de la cadena intentan que una noche más el programa sea un éxito. La presentadora, Davina McCall (interpretándose a sí misma), repasa su maquillaje y sus líneas para no fallar en el directo, mientras que en el otro lado de la cadena alimenticia laboral Kelly (Jamie Winstone), una especie de chica para todo que igual consigue un cafe que acomoda a anteriores concursantes en la sala VIP, intenta cumplir con su trabajo, lidiar con una dudosa relación sentimental en el trabajo y mantener contento a su novio, Riq (Riz Ahmed), que se ha quedado tirado en las afueras.
Dentro del frenesí de última hora habitual en la realización de cada programa está la realización de los videos resumen con los acontecimientos más destacados vividos dentro de la casa a lo largo de la última semana. Allí aún permanecen siete concursantes, que esperan a medio camino entre el aburrimiento y la ansiedad la noche de expulsión, con la fauna heterogénea habitual en este tipo de programas: el guapo y superficial Marky (Warren Brown), la sensual y ambiciosa Verónica (Beth Cordingly), la temperamental y decidida Angel (Chizzy Akudolu), el maduro, pedante aburrido, frustrado y odiado dentro y fuera de la casa Joplin (Kevin Eldon), el desinhibido y activo Grayson (Raj Ghatak), el activo, airado y decidido Space (Adam Deacon), y la guinda del pastel, la histérica, por momentos estúpida y a ratos idiota Pippa (Kathleen McDermott).
Pero lo que debería haber sido una noche más se convierte en la noche en que el mundo se fue al diablo por la vía rápida y no dio opción alguna a la humanidad. Poco a poco y de forma inexorable, una violenta epidemia que convierte a los muertos en feroces y veloces bestias caníbales con un apetito voraz se va propagando exponencialmente por Gran Bretaña y alcanza el plató de Gran Hermano, que de este modo se convierte en un escenario de muerte en el que el caos, el terror, la sangre y los zombis campan a sus anchas. Los gritos de horror se confunden con los emitidos por la muchedumbre recibiendo al concursante expulsado, y a partir de este momento todos y cada uno de los antes mencionados entrarán en una nueva fase del concurso en el que el premio final es seguir vivo un segundo más y las pruebas serán cada vez más arduas y difíciles de superar.
Esta miniserie de cinco capítulos, emitida en Gran Bretaña primero por el canal digital E4 en octubre de 2008 y posteriormente por el Channel 4 (este mismo mes, en abierto, para todos los espectadores que quiran ver una genuina historia de zombis), contó con el apoyo total de la productora de Big Brother (Zeppotron), empleando sets reales, zombificando a su presentadora habitual y mostrando algunas caras conocidas para el espectador británico de anteriores ediciones, llegando al extremo de que la escena de la expulsión fue rodada durante una auténtica noche de expulsión del concurso. El artífice de este invento a medio camino entre la sátira televisiva autorizada y la genuina película de terror con zombis es Charlie Brooker, escritor satírico ligado a los medios de comunicación y que en los 80 participó en la elaboración del comic humorístico Oink! Su visión cínica y pesimista de la realidad y su gusto por el humor grueso que no se anda por las ramas y no tiene miedo a emplear metáforas evidentes para el lector espectador son elementos bien presentes en el transcurso de Dead Set.
En una entrevista publicada en la página web de la serie, repleta de contenidos interesantes pero repletos de spoilers -aparecen zombificados aquellos protagonistas muertos a lo largo del transcurso de la serie, y la verdad es que merece la pena verla "virgen", sin conocer el destino de ninguno de ellos-, Brooker explicita su doble intención, ya que por un lado Big Brother le despierta sensaciones contrarias (reparo por lo que supone de fenómeno mediático manipulador frente al innegable éxito de un formato internacional) y por otro su intención a la hora de escribir Dead Set fue doble, permitiendo dos niveles de lectura, por un lado la crítica y la sátira salvaje de un mundillo despiadado en el que la persona está al servicio del éxito y de los índices de audiencia, y por otro la peripecia repleta de tópicos habituales en el género de terror, empleando clichés en personajes y situaciones reconocibles para cualquier aficionado al género que haya visto diez películas con zombis en su vida -incluyendo la sagrada tetralogía de Romero y sus remakes oficiales-.
Centrándonos en Dead Set como miniserie -aunque su duración, calidad y reciente edición en DVD me hacen considerarla más como un telefilm de lujo-, hay que reconocer que nos encontramos ante un producto entretenido, bien realizado, que puede atrapar al espectador totalmente y dejarle hecho una braga cuando aprita el acelerador, y que trístemente nunca podría haberse realizado en nuestro país. Cuando veía la forma en que se desentrañaban los trucos del Big Brother (realización, pasillo con cámaras, confesonario), el modo en que la presentadora se había implicado, los juegos metatelevisivos que jalonan todo el metraje (empezando por la incredulidad de los concursantes ante la situación del exterior, considerándolo otra "prueba" del juego, hasta la exasperante figura del productor capaz de arrancar las entrañas de sus criaturas televisivas con tal de salir con vida). En Dead Set no hay sutilezas, ni planos crípticos, ni silencios que deba llenar el espectador con elucubraciones inútiles. Si hay que llamar ganado de deficientes mentales sin vida propia a los espectadores de BB, pues se les llama. Si hay que evidenciar el egoísmo sin fin y la crueldad del productor, pues juntamos una elucubración sobre la producción de carnaza televisiva con el despiece de un cadáver.
Resulta vital la elección de los actores en todo este juego de referencias, dobles lecturas e identificación por parte del lector con unos personajes que van desde lo miserable hasta lo asqueroso pasando por los modelos hedonistas o snobs y demostrando una vez más en este tipo de género que los muertos vivientes somos todos y que en el fondo de cada ser humano subyace un monstruo esperando a liberarse de las ataduras impuestas por los tabúes sociales. Si Jamie Winstone (hija de Ray Winstone, actor británico de carácter con una carrera de varias décadas a sus anchas espaldas) compone una heroína decidida y angustiada cuando toca que además protagoniza algunos de los momentos más estremecedores del cine de terror reciente -tiroteo, confesonario, y perdonen mi cripticismos, esta serie hay que VIVIRLA-, no menos espectacular resulta la composición de Andy Nyman como uno de los personajes más odiosos que recuerdo, un tipo cruel, maleducado, egocéntrico, misógino, racista, explotador y capaz de todo por sobrevivir a cualquier precio. Lo que se dice un productor de televisión de los pies a la cabeza, vamos. Pero es que alrededor de este par se articula un casting variado que rehúye los estereotipos sexistas (serán Kelly y Alex -Liz May Brice- los dos personajes más duros y resueltos) y que incluye a un muestrario étnico verdaderamente plural (afroamericanos, árabes, indios) como muestra del crisol de pueblos y culturas que existe en Gran Bretaña.
Dejo para el final el aspecto genuinamente terrorífico de la serie/película, lo que ha convertido a Dead Set en un auténtico fenómeno del boca a boca entre los aficionados a Lo Zombi, lo que me atrajo desde el principio y lo que provocó tal estado de ansiedad que me tuvo una noche entera sin dormir (como me sucediera años atrás con Dawn of the dead, 2004). Para empezar, nos encontramos con un verdadero zombi, un ser caníbal reanimado tras la muerte. A diferencia del muerto viviente de Romero en Dead Set se opta por el zombi rápido, al uso de la citada Amanecer de los muertos o de los infectados de 28 días/semanas después. Este tipo de criatura, que a su fuerza, número y resistencia une la velocidad a mi me crispa los nervios de mala manera, puesto que reduce las expectativas de vida de los protagonistas de esta clase de peripecias espectacularmente y permite crear escenas y situaciones de verdadero infarto, que como no podía ser menos, no faltan en Dead Set, desde la incursión en el supermercado a por medicamentos o la huida por el campo de Riq hasta el apocalíptico final en que a uno le queda la sensación de estar contemplando verdaderamente una estampa del fin del mundo. Partiendo de esa premisa, contamos con clichés habituales con los infectados que se van transformando lentamente, la limpieza de áreas, el establecimiento de perímetros "seguros", persecuciones, logrados maquillajes y unas secuencias gore que están a la altura de la mejor película de zombis estrenada en la pantalla grande.
A pesar de los nervios, la taquicardia y el insomnio que me provocó el primer visionado, no he podido resistir ver el capítulo final un par de veces más y extasiarme en el gore explícito, en la sensación de agobio que destila la situación, en la melancolía y tristeza de un final apropiado y satisfactorio -siempre desde mi punto de vista- al cien por cien. Una reflexión final que me ronda por la cabeza desde que terminara de visionar Dead Set es la siguiente. Esta serie se ha hecho desde dentro parodiando y criticando un programa afianzado, con un reducido presupuesto optimizado al máximo y con la participación de caras conocidas. En España se hizo algo parecido hace 8 años. Se llamó El gran marciano y no contó con Mercedes Milá caracterizada de alienígena. Ustedes mismos.
8 comentarios:
No me lo puedo creer, santa casualidad, justo hoy un colega me decia que la habia conseguido, que era la pera limonera y ya hemos quedado todos los colegas para verla el sabado noche con pizzas y palomitas.
Ardo en deseos que se dice :-D
Muchas gracias por el descubrimiento, ya estoy buscando los episodios por internet.
¡Buen artículo!
Adri, ¡menuda serendipia! Espero tu opinión por aquí cuando acabéis de verla, disfrutarla y sufrirla. Os váis a echar unas risas... ¡de miedo!
Carlos, no creo que tengas problema, y más con la segunda emisión tan reciente. Estas cosas funcionan así, boca-oído-blog ;D ¡Un saludo!
Jorge, muchas gracias, y si te gustan las pelis de zombis, no dudes en "hincarle el diente", jejeje.
Un descojone de serie.
Tremenda ;-)
Jejeje, me alegro que os hiciera gracia Adri. Me imagino que las coñas del productor y Pippa encerrados o el festín final serían bastante cachondas ;D Eso sí, a mí el mal cuerpo no me lo quitó nadie al final. Aprensivo que es uno :D
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