Brewster: Eres un hombre muy malo, Walker, ¡un tipo muy destructivo! ¿Porqué vas por ahí haciendo cosas como estas?
Walker: Quiero mi dinero. Quiero mis 93.000 dólares.
Brewster: ¿93.000? ¿Amenazas una estructura financiera como esta por 93.000 dólares? No, Walker, no te creo. ¿Qué quieres realmente?
Walker: Yo... realmente... quiero mi dinero.
Brewster: Bueno, no voy a darte ningún dinero ni nadie va hacerlo. ¿No lo comprendes?
Walker: ¿Quién dirige esto?
Brewster: Carter y yo dirijimos esto. Yo dirijo esto.
Walker: ¿Qué hay de Fairfax? ¿Me pagará él?
Brewster: Fairfax es el hombre que firma los cheques.
Walker: No, metálico.
Brewster: Fairfax no va a darte nada. Está acabado. Aunque no lo sabe todavía.
Walker: Alguien va a pagar.
Brewster: ¿93.000? ¿Amenazas una estructura financiera como esta por 93.000 dólares? No, Walker, no te creo. ¿Qué quieres realmente?
Walker: Yo... realmente... quiero mi dinero.
Brewster: Bueno, no voy a darte ningún dinero ni nadie va hacerlo. ¿No lo comprendes?
Walker: ¿Quién dirige esto?
Brewster: Carter y yo dirijimos esto. Yo dirijo esto.
Walker: ¿Qué hay de Fairfax? ¿Me pagará él?
Brewster: Fairfax es el hombre que firma los cheques.
Walker: No, metálico.
Brewster: Fairfax no va a darte nada. Está acabado. Aunque no lo sabe todavía.
Walker: Alguien va a pagar.
Chris: ¿Cuál es mi apellido?
Walker: ¿Cuál es mi nombre de pila?
The Hot Rock/Un diamante al rojo vivo (1972), Peter Yates
Dortmunder: Es bueno y es malo. Hay una garantía de compra, y eso es bueno.Pero el garante es Amusa, y Amusa es un novato, y eso es malo. Pero es un objeto fácilmente transportable, y eso es bueno. Sólo que está en una condenada posición en el museo, a 30 pasos de la salida más cercana, y eso es malo. Y el cristal sobre la piedra, eso también es malo, porque es cristal mezclado con metal, a prueba de balas, irrompible. Pero las cerraduras no parecen imposibles, 3, quizá cinco cerrojos, pero no hay sistemas de circuito cerrado, y eso es lo peor, porque significa que nadie va a estar mirando perezosamente, sabiendo que la alarma cubrirá sus errores. Lo cual significa que todo el asunto tiene que ser un trabajo de diversión, y eso es bueno y es malo, porque si la diversión es demasiado grande, atraerá a los viandantes, y si la diversión no es suficientemente grande, no atraerá a los vigilantes.
Kelp: Dortmunder, no sé dónde demonios estás, o qué inifernos quieres decir. Sólo dime, ¿planearás el golpe?
Dortmunder: Es lo que estoy haciendo.
Dortmunder: No tengo elección. No soy supersticioso. Y no creo en maldiciones, pero esa piedra me ha maldecido y no la dejaré escapar. Casi he sido condenadamente mordido, disparado, engañado y robado. Y lo peor va a suceder antes de que esto se haya hecho. Así que voy a aguantar. Voy a continuar hasta el final. O la consigo, o me cazan.
3 comentarios:
Recuerdo y contrapongo hoy dos adaptaciones cinematográficas que trasladan al cine a dos de los personajes nacidos de la pluma de Donald E. Westlake más recordados. Parker -Walker en el cine- protagonizó una serie de 20 novelas escritas bajo el seudónimo de Richard Stark y son el mejor ejemplo de la dureza, la sequedad, la crueldad y la violencia que ejerce un criminal para sobrevivir en un mundo despiadado. El cazador, la novela con que se presentaba el personaje, fue nuevamente adaptada en los 90 por Brian Helgeland con Mel Gibson en el papel de Parker, aportando un toque extra de humor, ausente en el casi desesperado relato urdido por Boorman, Marvin y la siempre maravillosa Angie Dickinson.
Frente a él, Dortmunder, el ladrón profesional y tranquilo, casi de guante blanco, cerebral y acompañado de los suyos, que en la novela de presentación se veía forzado a robar el mismo diamante... media docena de veces. Con un sentido del humor descacharrante, leer las novelas del ciclo de Dortmunder -las editadas en España, lamentablemente aún hay varias inéditas de las catorce protagonizadas por él- es un divertimento altamente recomendable que siempre consigue la sonrisa del espectador y llega a arrancar hasta alguna que otra carcajada.
Homenaje tardío a un escritor prolífico que ha dado auténticos hitos a la novela contemporánea como los anteriormente mencionados y que era capaz de helarnos la sangre o hacernos reír depende de qué obra suya escogiera el lector. Si eso no es ser un gran escritor ustedes me dirán qué lo es.
A quemarropa la vi hace tiempo, obra maestra, la otra película no la he visto, y tampoco he leído nada de este hombre, habrá que aplicarse pues, un saludo caballero.
Jaime, en efecto, A quemarropa es una película de referencia en el género, un auténtico ejemplo a seguir. Payback tampoco está nada mal, pero quizá se pierde en algunos personajes excéntricos de más que distraen de la trama. Sobre Un diamante al rojo vivo, la verdad es que yo te recomendaría leer la novela, muchísimo más divertida que la película y con algún "golpe" más que los mostrados en pantalla. La película dirigida por Peter Yates -Bullit, Krull- no es desdeñable en absoluto. Colección Dortmunder en castellano ¡YA!
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