miércoles, febrero 11, 2009

Universo DC Flash 3: Alcanzando la velocidad terminal (I)

En el anterior tomo dejamos a Wally West en una situación francamente comprometida, afrontando un juicio por negligencia durante su enfrentamiento con Chillblaine, en el curso del cual una dependienta había sufrido gravísimas heridas. Para sorpresa de su abogado, familia y amigos, Wally se muestra abatido y anímicamente destrozado durante las sesiones judiciales. Ni siquiera el testimonio de colegas enmascarados o de personas a las que ayudara en el pasado le sacan de su ensimismamiento. La sensación de fracaso y el sentimiento de culpa por haber fallado a una persona en concreto le han enfrentado con una realidad cruel y empírica con la que no estaba preparado: ni siquiera el hombre más rápido del mundo puede estar en todas partes a la vez y salvar a todos los que lo necesiten. Durante el transcurso del proceso otra verdad se hará patente para Wally: que la cruel y artera mano de uno de sus más mortales enemigos ha movido los hilos de una desafortunada situación para golpear a Flash donde más le duele, en su genuina preocupación por sus conciudadanos.


Para resolver ese sentimiento de impotencia, Flash acude a Johnny Quick y le pide la fórmula matemática con la que invoca su propia supervelocidad. De ese modo, y sumada a la suya propia, Wally espera poder superar sus límites y llegar a más gente y amenazas todavía. Un robo de alta tecnología en el puente de Keystone City exigirá que Flash tome la decisión de sumar la velocidad de Quick a la suya para evitar un desastre de proporciones catastróficas, aunque las consecuencias serán imprevisibles, y su velocidad se multiplicará de forma tan exponencial que el velocista escarlata queda Fuera del tiempo (Flash 91). Wally queda atrapado en un mundo congelado en el que tan sólo él tiene percepción del tiempo. En ese mundo de seres congelados en el tiempo y en el espacio aparece, realizando un esfuerzo sobrehumano y dando muestras de su habitual serenidad y sabiduría, Max Mercury, que con cada aseveración, consejo o insinuación pretende ir guiando a Wally hacia el conocimiento de sus poderes y del origen de los mismos, una misteriosa Fuerza de la Velocidad de la que todos los velocistas obtienen la capacidad de moverse más rápido que las personas normales.

Los sucesos no dan tregua a personajes y lector, y así, en Imprudente Juventud (Reckless youth, Flash 92-94) asistimos a un doble desarrollo de acontecimientos vital para el futuro de Linda y Wally. Por un lado, desde el siglo XXX llega el nuevo bombazo de la colección. Iris Allen, presuntamente muerta, desvela su origen en tal época y los viajes temporales que su esencia vital realizó, primero al siglo XX para compartir su vida junto a Barry y luego de vuelta al siglo XXX tras su muerte a manos de Zoom. En el breve tiempo que Iris y Barry pasaron juntos allí, antes de las Crisis y del heróico sacrificio del mayor héroe de todos los tiempos, tuvieron tiempo de engendrar a dos hijos, Dawn y Don, los Gemelos Tornado. A su vez, Don tuvo un hijo, Bart Allen (y los asiduos a este blog ya saben que un servidor se considera fan del personaje, al que dediqué dos entradas, centradas en su vida y en su muerte), cuyos poderes de velocidad carecían de control provocando el rápido envejecimiento del muchacho.


Para paliarlo fue encerrado en una burbuja de tiempo y conectado a un sistema de realidad virtual, a través del cual el muchacho recibía información del exterior como si de un simulador o de un videojuego se tratara, pero Iris decidió arriesgarlo todo y viajar con el muchacho a través de la corriente temporal para buscar la ayuda y consejo de Wally, en el siglo XX. Por desgracia, el trauma del viaje y la desorientación de un mundo completamente para el muchacho le han lanzado a una confusa y desbocada carrera que está provocando su envejecimiento a marchas forzadas. Wally recorre medio mundo en una carrera contra reloj para frenar al muchacho y devolverlo junto a su tía. Inconscienta a los peligros del mundo real, impulsivo hasta decir basta, Wally desarrolla la teoría de la sinapsis única (del pensamiento a la acción en un único paso) y bautiza al muchacho como Impulso.

Por otro lado, Linda está investigando una serie de oscuros negocios que parecen indicar la existencia en Central City de una organización criminal de envergadura internacional y caracter ultrasecreto con agentes capaces de actuar a todos los niveles, investigación que pondrá la vida de Linda Park en serio peligro. Un atentado directo contra su vida desvelará la identidad del contrincante en la sombra que maneja los hilos de la vasta conspiración que afecta a Keystone City. El culto de Kobra cuenta con instalaciones a ambos lados del río y cientos de agentes dispuestos a morir para mayor gloria de su líder. El Flautista, Argos, Flash y Wally se enfrentarán a varios de estos agentes, y en la inspección de una de las plantas ocultas de Kobra Wally se reencontrará con Kadabra al tiempo que se ve catapultado de nuevo, y por obra y gracia de los eventos de Hora Cero, fuera de su tiempo...

Los viajes temporales son una constante en la etapa de Waid, pero pocos tienen la intensidad emotiva y el significado de este en el que Wally viaja, Retrocediendo al Pasado (Flash 0), a los momentos más significativos de su vida, como el accidente causado por el rayo que le dio poderes o el entusiasmo sentido en sus primeros días como velocista amparado por su tío Barry. Pero la corriente temporal conduce a Wally hasta un momento muy concreto, el de una celebración familiar en la que siendo niño y pasando por un momento anímico especialmente bajo recibió el consejo de un familiar que le ayudó a seguir adelante. Wally intenta averiguar quién fue el que le alentó cuando más lo necesitaba, quien le ayudó de forma tan vital a convertirse en la persona que sería años más tarde, pensamientos que le habían estado atormentando a lo largo de los últimos meses y que se confunden vagos en su memoria. La revelación puede sorprender más o menos, pero deja uno de esos momentos de magia y de sentimiento en el que tenemos a dos personajes conversando durante tres páginas, destilando melancolía, emoción y colocando todas las fichas en su sitio para lo que está por venir...


Y agárrense, que vienen curvas. Con Kobra actuando subrepticiamente en la ciudad e intentando acabar a cualquier precio con la vida de Linda Park y de aquellos que conocen parcialmente sus actividades, con Impulso intentando hacerse un hueco en el mundo del siglo XX y con Wally de vuelta de su paseo temporal y de más allá de donde ningún velocita había regresado jamás, la Fuerza de la Velocidad, se inicia la saga Velocidad Terminal (Flash 95-100).

4 comentarios:

Osukaru dijo...

Joder, a mi se me están acumulando en la pila de lecturas pendientes. Y la cosa está llegando al numero 6, no hay tiempo, no hay tiempoooooooo!!....

Plissken dijo...

Osukaru, mi pila de pendientes va requiriendo nueva foto. Los estratos cambian pero el volumen permanece. Y encima, entre Espacios Muertos (pasado ayer mismo, menudo bicharraco final ;D) y reseñas mastodónticas, pues todavía descuido un poco más la lectura. ¡Tendremos que aplicarnos!

Osukaru dijo...

Jodeeeerrr... Síiiiiiiiii!!!. Uff!!. Es difícil aplicarse cuando el día sólo tiene 24 horas y 8 son para dormir. ;)

Un saludo!.

Plissken dijo...

¿Tantas para dormir? Con lo que mola hurtar dos horitas más a Morfeo y dedicarlas a lo que sea ;D

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