Un hombre llega remando en un bote destartalado hasta la costa helada de Alaska y comienza a caminar hacia su destino, la mirada alucinada, el rostro inexpresivo. A sus espaldas un bajío fantasmal permanece parado entre los casquetes de hielo. Mientras, en la cercana localidad de Barrow, conocida como la Cima del Mundo por encontrarse en la ubicación más al norte del continente americano, sus habitantes se aprestan a pasar lo peor del invierno ártico y afrontar una larga noche de 30 días en los que el sol no hará acto de presencia y las tinieblas se apoderarán del lugar por completo.
A la hora de afrontar esos preparativos se nota la rutinaria normalidad entre los curtidos pobladores de Barrow. El sheriff Eben Oleson (Josh Hartnett) contempla la última puesta de sol como cada año, igual que gusta de disfrutar del primer amanecer, mientras su segundo oficial cambia el letrero de habitantes de Barrow, reducidos durante ese mes a apenas dos centenares, que deben mantener el pueblo en marcha. Stella (Melissa George), su esposa, por contra intenta poner tierra de por medio para escapar de un matrimonio abiertamente en crisis y sin motivos para continuar adelante, pero las extrañas circunstancias que se irán produciendo en las últimas horas de luz le impedirán lograr su objetivo. Unos actos en principio aparentemente vandálicos (el robo y destrucción de todos los teléfonos vía satélite, el asesinato vil de los perros del pueblo) van cobrando un ominoso significado cuando el Forastero (Ben Foster) de mirada perdida y comportamiento perturbado comienza a causar problemas y es encarcelado en el calabozo local.
La noche llega al pueblo y los ocupantes del barco deciden salir a pasear, nada menos que un clan de hijos de la noche venidos del "viejo país" sedientos de yasabenqué y que han elegido a Barrow como campo de pruebas para llevar a cabo el primer buffet libre para vampiros, liderados con garra de hierro por Marlow (Danny Huston), estratega y jefe indiscutible de tan peculiar familia. Con un salvajismo propio de alimañas, a las que se parecen por su aspecto animal y por su comportamiento grupal a la hora de acechar y cazar a sus víctimas. El grueso de habitantes del pueblo se convertirá en el apetitoso y sanguinolento alimento de los vampiros y sólo un reducido grupo de ellos escapará a la masacre inicial, que se nos cuenta con un maravilloso plano aereo de la ciudad en el que la nieve teñida de sangre y los aullidos de carniceros y víctimas provocan el escalofrío de forma mucho más efectiva que explícitos primeros planos de mordiscos y desgarros. Los supervivientes se encontrarán aislados, sin alimento y rodeados de unas criaturas excepcionalmente peligrosas que no les darán tregua y les llevarán al límite de su resistencia física y mental durante esos 30 eternos días en que la oscuridad y sus hijos se han apoderado de las nevadas calles de Barrow.
Para los lectores de las sangrientas aventuras de los Olemaunn (Oleson en su adaptación cinematográfica) y desventuras de Barrow (que no siempre han ido en paralelo), las noticias de una posible traslación fílmica de 30 días de noche crearon grandes expectativas, alimentadas aún más si cabe por la presencia de Sam Raimi, primero como posible director y pronto ya en labores de productor, encargado de llevar a buen término la empresa. El proceso de producción sufrió los normales vaivenes, desde los diferentes tratamientos del guión original de Niles hasta la elección de Hartnett, George y Huston como los tres actores principales, y todo ello creando unas buenas expectativas entre los aficionados conforme se iban filtrando prometedores avances en forma de pruebas de maquillaje y teasers repletos de sangre. El resultado final es una película de horror puro y duro, sobria para lo que es este tipo de producciones, con los excesos justos requeridos por la trama y un gusto por la elipsis que deja a la imaginación del espectador algunos de los peores momentos de la masacre de Barrow. Eso sí, en el clímax del film el director David Slade se quita los guantes, aprieta el acelerador y ofrece una serie de secuencias encadenadas de las que dejan mudo y cubierto de sangre un patio de butacas entero. Me comentaba Pep que la película recuerda al mejor Carpenter, y estoy completamente de acuerdo con él, no sólo se trata de que la ambientación pueda recordar a La cosa (con la cual además guarda ciertas similitudes en la parte final en forma y fondo), o de que la historia de los supervivientes asediados por fuerzas del mal se parezca -entre otras muchas, al tratarse de un lugar común muy querido al género de terror- a El príncipe de las Tinieblas o Fantasmas de marte. Es que el tratamiento del vampirismo se acerca mucho a los salvajes protagonistas de Vampiros, aunque allí mantenían un aspecto más humano y cool que los seres que deambulan por Barrow con cara de rata y ojos de comadreja. Recuerda al maestro en esa sobriedad a la hora de contar una historia en la que importa más lo que sucede que cómo se transmite al espectador, en que se rehúyen convencionalismos como el aspecto lánguido y atractivo del vampiro y se lo presenta como una bestia de rapiña nada atractiva, y en el que muchos de los tópicos de este tipo de películas se dejan de lado y los personajes, aunque retratados esquemáticamente, son en todo momento fieles a la caracterización que se nos ha hecho de los mismos. Como siempre, me permito encontrar un fallo en la planificación del film, y es que, pese al paseo inicial del Sheriff Oleson por el pueblo, más tarde no seremos capaces de ubicar espacialmente con exactitud en qué lugar se haya cada cual y cómo de lejos están del hipotético lugar seguro al que pretenden llegar los supervivientes. Una ligera pega para una película que se sufre/disfruta con intensidad y cuyos 115 minutos no ofrecen ni un momento de respiro.
Resulta realmente curiosa la poco favorable respuesta del público a esta película, no sólo porque podría haber dado lugar a una más que interesante trilogía vampírica basada en las tres series troncales creadas por Niles y Templesmith en torno al incidente de Barrow -30 días de noche, Días oscuros y Regreso a Barrow-, sino porque es una producción que está a años luz de la mayoría de cintas que Hollywood factura últimamente como churros haciéndose pasar por films de terror. Quizá el público harto de ver torturas sádicas sin sentido y remakes de producciones niponas con fantasmas borrosos de larga melena y aviesas intenciones no ha querido darle una oportunidad a esta película, pensando que era más de lo mismo cuando nos encontramos con una película rotunda, muy bien rodada y que sabe sacar partido al máximo de una historia tan vieja como los films del oeste en el que un pueblo de colonos se veía asediado por una tribu de indios salvajes que masacraban a la población y el sheriff debía hacer frente, en combate singular, al jefe indio. La misma vieja historia pero con elementos más que interesantes que desafortunadamente muchos no han podido o no han querido disfrutar. Por cierto que una de las críticas que más se han escuchado entre cierto sector del fandom es que la película no era fiel al original, cuando se trata de una adaptación prácticamente literal del comic que parte de un guión original del propio Niles con dos reescrituras posteriores, y del que únicamente se eliminan ciertos pasajes para concentrar el protagonismo y simplificar la historia. Aunque esto perjudica en parte la posible continuación de la historia, no dudo que sabrán presentar, caso de rodarse Días Oscuros, a esos personajes que nos han escamoteado en la primera incursión vampírica sobre Barrow.
Resulta realmente curiosa la poco favorable respuesta del público a esta película, no sólo porque podría haber dado lugar a una más que interesante trilogía vampírica basada en las tres series troncales creadas por Niles y Templesmith en torno al incidente de Barrow -30 días de noche, Días oscuros y Regreso a Barrow-, sino porque es una producción que está a años luz de la mayoría de cintas que Hollywood factura últimamente como churros haciéndose pasar por films de terror. Quizá el público harto de ver torturas sádicas sin sentido y remakes de producciones niponas con fantasmas borrosos de larga melena y aviesas intenciones no ha querido darle una oportunidad a esta película, pensando que era más de lo mismo cuando nos encontramos con una película rotunda, muy bien rodada y que sabe sacar partido al máximo de una historia tan vieja como los films del oeste en el que un pueblo de colonos se veía asediado por una tribu de indios salvajes que masacraban a la población y el sheriff debía hacer frente, en combate singular, al jefe indio. La misma vieja historia pero con elementos más que interesantes que desafortunadamente muchos no han podido o no han querido disfrutar. Por cierto que una de las críticas que más se han escuchado entre cierto sector del fandom es que la película no era fiel al original, cuando se trata de una adaptación prácticamente literal del comic que parte de un guión original del propio Niles con dos reescrituras posteriores, y del que únicamente se eliminan ciertos pasajes para concentrar el protagonismo y simplificar la historia. Aunque esto perjudica en parte la posible continuación de la historia, no dudo que sabrán presentar, caso de rodarse Días Oscuros, a esos personajes que nos han escamoteado en la primera incursión vampírica sobre Barrow.
9 comentarios:
Hi!! te invito a ver mi pagina, se trata de una iniciativa en la que detaca la venta de articulos de segunda mano, antiguedades y coleccionismo, que la disfrutes pués.
A mí me gustó, tiene detalles bastante buenos..y me llamó la atención esa banda sonora sin música pero tan rotunda.
Sobre su 'fracaso' en taquilla, hay mucha gente a la que le gustan los vampiros, pero no éstos vampiros, que no son nada guais
Borja, buena iniciativa. Nos pasaremos de cuando en cuando ;D
Yo me aburrí como un cabrón, creo que está carente de ritmo en muchos momentos. Aunque estéticamente creo que está muy conseguida
Pedro, yo la vi el otro día porque os había oído hablar bastante de los tebeos y tenía curiosidad, pero la verdad es que tampoco me pareció gran cosa, e incluso me aburrió un poco. Ya si acaso la comentamos más detenidamente.
Por lo que he leido y comentado con muchos parroquianos asiduos a mi libreria habitual, las opiniones en torno a esta peli se han polarizado bastante: o te encanta o te deja "frío" (perdóooooon por el chiste malo ;D). A mí personalmente me encanta el aire de serie B genuina, de cine de terror ochentero con personajes toscos y esquemáticos cuya función es progresar a través de la acción, con pocas o nulas concesiones a la galería (pienso en la violencia, desagradable, directa, nada estilizada) y una sana vocación de entretener y acojonar al espectador siendo fiel e insuflando vida propia al mismo tiempo al material original. Vamos, que me lo pasé pipa y les comento que es una de las pelis de género fantastique que mas he disfrutado en mucho tiempo.
Pedro, a mi, lo que realmente me desconcertó de la peli, es cómo pasan los días. No sé, en un momento dado dan un salto en el tiempo y se encajan en el día 23, sin explicar muy bien como sobreviven hasta entonces. Cosas así fueron lo que hicieron que la peli me dejase "frío" ;-)
Ahí tengo que darte toda la razón, Pablo, es el fallo más evidente de la película y achacable tanto a guionistas como a director: al tener que estirar la narración durante esos 30 días y hacer ir a los personajes de un sitio a otro no se consigue ubicar exactamente a los supervivientes ni en el espacio físico del pueblo ni en el tiempo transcurrido (no sé cuantos días puede sobrevivir alguien debajo de un edificio y comiendo únicamente nieve, por ejemplo). Por cierto, segun la wikipedia, Niles se columpió con la historia en el sentido de que la noche polar en Barrow dura más de sesenta días y no los 30 que a él le convenían para narrar la historia.
Interesante, la película que vi no me gustó es muy violenta sólo la vi porque Josh Hartnett era parte del elenco, creo que en este tipo de géneros prefiero leerlos que verlos.
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