martes, febrero 19, 2008

The Forty-Niners: Un vistazo a los origenes de Neopolis

Tras el final de la II Guerra Mundial el gobierno norteamericano decide crear una ciudad en la que se concentrarán todos los super-humanos, vampiros, robots o científicos visionarios que quieran residir en los USA, aceptando las leyes como si de personas normales se tratase y dejando en manos de un selecto cuerpo de policía metahumana la conservación de la ley y el orden en tan curiosa sociedad. A esa nueva urbe en proceso de construcción y adaptación continuos llegan dos héroes de guerra: el jovencísimo Steve Traynor que realizó hazañas asombrosas en la guerra como el osado piloto Jet Lad y la hermosa Leni Muller, que pese a formar parte de la Luftwafe como Skywitch acabó desertando con su escoba propulsora mecánica y prestando valiosos servicios al bando aliado. Perdidos en medio de la gigantesca urbe acabarán alojándose en la misma casa de huéspedes y buscando encontrar su hueco en una Neopolis en la que comienzan a surgir tensiones entre los héroes que no se resignan a aceptar un papel civil sin más en el marco de esa nueva meta-sociedad, los vampiros y científicos "locos" que seguirán realizando lo que mejor saben hacer (los primeros crear familias mafiosas dedicadas a extorsionar a pequeños comerciantes, los segundos desarrollar maquiavélicos planes para conquistar el mundo).


Afortunadamente para Leni y Steve, cada uno encontrará pronto un trabajo que les permita sentirse útiles. Leni entrará a formar parte del recién formado cuerpo de policía de Neopolis, compuesto por superhéroes que se ocuparán de mantener el orden entre los suyos, resolviendo los crímenes que se produzcan y evitando que cada uno ejerza su propia justicia. Entre esos agentes destacará el decidido estratega proveniente de otro planeta Doctor Omega, Guante de Acero (un hombre desfigurado atrapado en su armadura), Joana Dark, La Doncella que cuenta con la gracia de Dios, o Sam Slinger, que cuenta con un ejército de pequeños soldados mecánicos a sus órdenes. Ellos serán los garantes de que ese nuevo orden que se está construyendo en la ciudad logre llegar a buen puerto.

Por su parte, Steve entre a formar parte como mecánico del cuerpo aéreo de élito Skysharks, ahora en el dique seco por mucho que a su comandante John Sharkey le gustara participar más activamente en las labores de vigilancia y defensa del orden en Neopolis. Especialmente importante para la integración de Jet Lad en el grupo será su trato con Wulf, un calmo y amable piloto cuya amistad será muy importante en la vida de Steve.


Situado ese escenario pronto se harán patente dos crisis bien diferentes. Un crimen en la zona científica conducirá a los policías hasta un elaborado complot de imprevisibles consecuencias, mientras que las tensiones con la comunidad vampira acabarán por estallar en una guerra abierta que amenazará con terminar con la utopía de Neopolis aun antes de que la ciudad se haya terminado de construir. Leni y Steve serán determinantes en la resolución de ambos conflictos y un pilar fundamental para el brillante futuro de la ciudad.

De la mano de Alan Moore y Gene Ha, responsables de la serie Top Ten, de la que esta novela gráfica es su precuela, nos llega un relato repleto de nostalgía por los viejos tiempos, de sabor clásico y estructura tradicional. Partiendo de la mirada de dos recién llegados a una comunidad en proceso de formación somos testigos de como se van asentando las bases de esa sociedad superheróica que más tarde (aunque nosotros lo hayamos leído antes) dará lugar a la Neópolis de la comisaría 10. La amalgama de factores meta-humanos, sobrenaturales, científicos y mecánicos, las impredecibles reacciones humanas, las diferentes relaciones entabladas entre los personajes nos ofrecen una historia que se sitúa en el filo entre el final de la Edad de Oro de los héroes y el comienzo de una Edad de Plata en la que nuevas situaciones y actitudes dominarán el panorama. Es una historia similar a otras ya vistas con anterioridad, y me refiero a La edad de oro de James Robinson o a Astro City de Kurt Busiek. De la primera, sin duda, encontramos esa sensación de pérdida y desorientación de la comunidad heróica, que debe asumir nuevos roles y responsabilidades y asumir las consecuencias de sus actos así como la realidad de su nueva situación. De la segunda, cómo no, el hálito de una ciudad que vive por y para sus héroes y el tono nostálgico con que Moore nos narra la historia, aunque con la peculiaridad de que en esta ciudad todos sus habitantes son especiales por un motivo u otro. En Forty-Niners el punto de vista humano tan querido a Busiek lo encontramos en el personaje de Steve Traynor, cuya fragilidad emocional y personalidad repleta de dudas y titubeos permiten una visión humanizada de la historia (y emparenta a Jet Lad en más de un sentido con Búho Nocturno, por cierto, otro héroe repleto de dudas y de frustraciones ocultas que desaparecían en el ejercicio de su labor heróica). Otro factor que asemeja esta serie con Astro City serían los homenajes repletos de cariño a personajes tan reconocibles como Superman (Doc Omega), Robotman/Iron Man (Guante de Acero), los Blackhawk (Skysharks) o Airboy (Jet Lad).


El guión de Alan Moore es, como ya he comentado antes, clásico a más no poder. Carente de estructuras temporales complejas, la narración es lineal y se acompaña de ocasionales flashbacks explicativos. Lo importante no es epatar con piruetas argumentales sino desarrollar de forma creíble a una serie de personajes que evolucionan desde el momento en que aparecen y algunos de los cuales llegaremos a reconocer en el futuro, como es el caso de Jet Lad (comisario en Top Ten) o Sam Slinger (padre de Toy Box). Aunque no se puede decir que estemos ante una obra maestra a nivel de guión si que se puede hablar de un tebeo magníficamente construído en base a personajes sólidos y complejos y con una historia de fondo muy interesante que mantiene la atención del lector en todo momento y que resulta perfectamente comprensible pese a la cantidad de información y de personajes que maneja. Si a eso le sumamos el espectacular arte de Gene Ha, que mejora considerablemente su trabajo en Top Ten en base a un dibujo mucho más detallado y con un entintado de aguadas que proporciona una asombrosa sensación de volumen a los personajes y de diferentes texturas a la variada arquitectura de Neópolis, concluyo esta breve reseña diciendo que es una auténtica delicia leer un tebeo como The Forty-Niners, y lo recomiendo fervientemente tanto para aquellos que ya hayan disfrutado de ese homenaje a Canción Triste de Hill Street en forma de tebeo de super-heróes policíaco que es Top Ten, como a aquellos que no conozcan nada del universo neopolita y quieran darle una oportunidad a una historia sencilla, emocionante y honesta con un excepcional arte que, a buen seguro, les dejará con ganas de más.

12 comentarios:

Bruce dijo...

Jarl! buena reseña!

Anónimo dijo...

Es un cómic fácil de leer y aparentemente sencillo, pero si rascas no hay tal sencillez, ya que Moore siempre es complejo. En este cómic hay varias lecturas... Lo bueno es que si no quieres profundizar o se carecen de los conocimientos enciclopédicos de Moore, el cómic también funciona. Una auténtica joya del barbudo.

Anónimo dijo...

Un offtopic:

Confirmado. Voy a NY con Mark.
No, Edu, no le puedes pedir un dibujo a Mark en NY. No.

:)
Irma

milo dijo...

y si a todo lo anteriormente dicho le añadimos el precio chino de Norma, nos queda un tebeo irresistible :)

Eduardo Sacristán Puig dijo...

Offtopic 2:

Hola Irma, no pensaba pedirle un dibujo a Mark XD, ya voy cumplido con él lo que me falta es la pagina original de Fabulas.

Yo andaré por allí del 13 al 20 así que supongo que nos veremos. Mi mail es como el nick con un gmail detrás por si quiereis vernos algún día o algo (aunque me da que frikeare bastante los días del salón)

Me alegro que vayas con Mark

Un saludo

Fin Offtopic

Cojonudo comic que hojee cierta tarde en la FNAC y que esta pendiente en la pila de compras futuras aunque solo sea por comparar el precioso original que compre en Aviles (bueno compramos que yo fui el que negocio pero compramos 5 si no me equivoco jejeje)

Uno que es un fenicio nato XD

UN saludo

Plissken dijo...

Bruce, me alegro que te gustara, pero con un tebeo así es muy fácil encontrar cosas con sentido que decir ;D

Plissken dijo...

Etrigan, la verdad es que quizá debiera haber empleado el termino asequible en lugar de sencillo. A pesar de que maneja muchísimos temas (los prejuicios sociales, raciales y sexuales, las estructuras de poder y su asentamiento en una comunidad de nueva planta, la asimilación del enemigo para impulsar el progreso propio) la historia que se nos cuenta es realmente bastante contenida, aunque, como no podía ser menos tratándose de Moore, las referencias, homenajes y segundas lecturas están bien presentes a lo largo de su desarrollo.

Plissken dijo...

Irma, envidia me das, y vigila de cerca a Edu, que cuando no consiga mas que caquitas en las colas ya verás como acosa a quien se ponga a tiro, jejeje.

¡Abrazos y saludos!

Plissken dijo...

Saniest, tampoco te vuelvas loco con los OT, que aquí se puede hablar de todo ;D Siete dias en la Gran Manzana, mi envidia no conoce límites :C

Y qué ganas me entraron de comprar uno de esos originales. ¡Maldita hipoteca, malditos recibos mensuales y maldito menosdemileurismo! Pero en fin, aguantaremos el tirón, jejeje.

Plissken dijo...

Raul, no recuerdo muy bien el precio, pero sin duda la edicion estaba muy chula, a la altura del tebeo. Si eso significa que Norma modera precios pues me alegro, pero esperemos que no acaben empleando esas tácticas de deslocalización salvaje al estilo de las multinacionales...

Jaime Sirvent dijo...

Muy buena reseña Plissken y además totalmente de acuerdo. Una gran lectura muy disfrutable tanto para los iniciados en el universo de Neópolis como para los neófitos y que además tiene la virtud de ser asequible como tú bien dices y al mismo tiempo esconder más de una lectura, siendo por ello un cómic muy recomendable.

Plissken dijo...

Jaime, personalmente creo que es la medida perfecta para que un tebeo sea bueno de verdad, conseguir "colársela" al lector en el sentido de que la superficie entra por los ojos, pero luego te queda ese poso que te impulsa a releer, a volver a disfrutar y a descubrir cosas nuevas en esa misma historia.

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