El de hoy es un dibujo muy especial, ya que se trata de la primera dedicatoria en album que aparece en la sección, y espero ir recuperando poco a poco todos esos sketch realizados principalmente en las sesiones de firmas organizadas por Norma Editorial, cuya estricta política de permitir sólo dibujos en album tiene una cosa buena y otra mala: que prácticamente y salvo catastrofe uno tiene el dibujo grantizado en esas sesiones y que dicho dibujo quedará -salvo mutilación- por siempre en el tebeo en que fue realizado. Con todo, las sesiones de firmas organizadas por Norma son imprescindibles, y cada año nos dejamos caer por ellas para conseguir una o dos firmas de autores europeos principalmente.
Este año uno de los autores que más me llamaba la atención era el italiano Vittorio Giardino, con varias décadas de recorrido en el mundo del comic y autor de historias tan reconocibles y recordadas por el aficionado como las andanzas de Max Friedman (algunas de ellas en la Guerra Civil española) o las desventuras de Jonas Fink en la Praga comunista de los años 50. En verdad, un servidor tiene a Giardino en un altar por haber ealizado una obra más modesta en intención pero espectacular en resultado como es Little Ego, donde narraba en clave de humor las peripecias oníricas de marcado caracter sexual de la morena y hermosísima Ego que daba título a la serie y que se constituía en un homenaje divertido del Little Nemo de Windsor McCay. Leer esas historietas -como las de Druuna, como las de Lorna- en los CIMOC de hace más de veinte años, entre historias de ciencia ficción o aventura fue toda una experiencia para un muchacho criado en un hogar muy conservador. Así que este pasado Salón de Barcelona pude saldar esa especie de pequeña deuda conmigo mismo y con mi memoria sentimental y me coloqué en la cola del caballero Vitorio, un señor que no sólo despachó a los aficionados que la organización de Norma estimó oportunos, sino que controló en todo momento la cantidad de personas presentes en la misma y en una maratoniana sesión realizó firmas para prácticamente todos ellos. Por cierto que me gustaria mencionar el buen rollo que reinó en una cola en la que, lejos de haber sketch-busters profesionales, los que se acercaban a por una firma de su autor preferido se quedaban asombrados ante la posibilidad de llevarse un dibujo de su personaje preferido. Y les dejo ya con esta sensual, coqueta y aún así algo tímida Ego, a la que seguramente acabamos de descubrir despertando abruptamente de uno de sus sueños subidos de tono que nunca llegan al fin último que ella desearía.
2 comentarios:
Muy chulo el dibujo este. Y lo mejor es que lo pude ver en persona en Barna. Un saludete!
Y usted que lo diga don Pablo. ¡¡Hasta de compartir unas yemitas tuvimos tiempo, jejeje!!
¡Un abrazoooo!
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