domingo, julio 06, 2008

Batman/Grendel: Los Diablos que visitaron Gotham

El acertijo y La máscara del Diablo

A la ciudad de Gotham llega el novelista neoyorquino Hunter Rose, cuyo alter ego no es otro que el super criminal conocido como Grendel, una maquiavélica figura que domina los bajos fondos merced a una crueldad legendaria y a una maquiavélica inteligencia. Hastiado de dominar un entorno que ya no le supone ningún reto busca enfrentarse al vigilante enmascarado que patrulla las noches de Gotham, Batman, y a la vez dejar su huella en la historia mediante un elaborado plan. Para poner en marcha ese plan Hunter Rose estudia a fondo tanto a Batman como a su galería de villanos, para mimetizar el estilo de uno de ellos y así desviar la atención sobre su presencia y sus propios planes. De este modo, una serie de retorcidos acertijos centran la investigación de la policía sobre Edward Nigma y Rose procede a presionar sobre aquellos peones que ha decidido van a formar parte de una mortal partida de ajedrez con Gotham como tablero y Batman como némesis. Así, con un juego de espejos cuádruple entre Hunter Rose/Grendel y Bruce Wayne/Batman, la historia se centrará igualmente en dos amigas, Rachel King y Hillie Ferrington. Ambas serán cruciales para los planes de Rose, pues la primera es la encargada de montar la exposición de antigüedades que se ha convertido en el objetivo de Grendel y la segunda será la encargada de ejercer como cicerone de Hunter Rose y obtener un contrato editorial con el escritor para su empresa. La relación entre ambas mujeres, que comparten vida y se ocultan un secreto de su pasado, y su relación con Rose y con Wayne será determinante para la culminación de los planes de Grendel y para el resultado final del enfrentamiento entre los dos enmascarados.


Los huesos y El baile del Diablo

Han pasado cuatro años desde la primera visita de Grendel a Gotham. Hunter Rose ha muerto y ahora sus restos regresan a la ciudad como parte de una exposición sociológica dedicada a analizar el impacto de los asesinos sobre la sociedad. En medio de protestas ciudadanas y la suspicacia policial, en plena exposición se produce una descarga de energía en el centro de la cual aparece una imponente figura demasiado familiar para Gordon, un Grendel cyborg tan letal como Rose comienza a masacrar a las fuerzas del orden al tiempo que intenta robar el cráneo de Hunter Rose. Sólo la irrupción de Batman le impedirá lograr su objetivo a costa de graves daños personales para el vigilante. A partir de ese momento, una frenética persecución por las calles, subterráneos y laboratorios de la ciudad tendrán como objetivo la localización del peligroso visitante y la búsqueda de su misteriosa identidad y origen, una búsqueda contra reloj en tanto que el Hombre Murciélago pronto descubrirá que el objetivo del ser no es otro que crear un portal de energía transtemporal para regresar a un hipotético futuro cuyas consecuencias para la ciudad podrían ser devastadoras.



Soy el diablo y hago las obras del Diablo

Matt Wagner desarrolló Grendel como un estudio sobre la ira y la agresión y las múltiples formas en que estas se producen en el seno de la sociedad actual, ya sea en el marco de actividades criminales o como argucias psicológicas coercitivas en el seno de relaciones laborales, de pareja, en el marco de la política o de la sociedad. Partiendo de un tono de serie negra y ambientando la historia en el presente, la historia de Grendel pronto desbordó las fronteras que el autor se había marcado inicialmente y la historia acabó creando un universo más amplio en el que los principios de Grendel se convertían en ley y sus ideales en religión. En ese desolador futuro regido por un Grendel-Kahn y organizado en torno a una sociedad de castas se practicaba la crueldad y la violencia como las formas más comunes de relación y la guerra perpetua como el único modo de vida. Un personaje tan atractivo como ese podía ofrecer grandes historias interactuando con otros personajes, y así surgió la idea de crear una historia enfrentando a Batman, quizá el ejemplo más claro de un personaje creado como resultado directo de la agresión ejercida por terceros sobre su entorno. El tomo que Planeta ha editado recientemente permite disfrutar de las dos miniseries creadas por Matt Wagner en 1993 y 1997 en una cuidada edición con bocetos del autor y encuadernación de cartoné.



La lectura de las dos historias de forma continuada permite apreciar lo diferentes que son ambas historias argumental y gráficamente. La primera es la más coherente con el universo de ambos personajes, pues muestra a un Batman canónico sin alardes innovadores con muchos de los elementos de sus primeros años como vigilante (Gordon, Alfred, sus dudas sobre cómo desempeñar adecuadamente el papel de playboy aburrido e inofensivo) y al primer Grendel, Hunter Rose, que comparte no pocos aspectos con el Hombre Murciélago, empezando por una inteligencia descomunal, el afán de perpetuar su legado en una pupila a la que adiestrará para que le suceda y su doble vida. Existe una continua comparación entre ambos personajes, plasmada de forma clara por composiciones especulares tanto de páginas como de viñetas en que las acciones de uno y otro se equiparan en cuanto a planificación, acción y relación con los demás personajes de la historia. Muy importantes resultan los retratos de Rachel y Hillie, la conservadora de museo y la editoria y escritora frustradas, que entrarán a formar parte de ese complejo juego de espejos a cuatro bandas en el que se irán reflejando unos y otros resaltando similitudes aterradoras y crueles diferencias y en el que al fin y a la postre cada uno tendrá que sostener la revelación de su propia identidad desnuda y libre de mentiras y percepciones ajenas. Gráficamente esta primera serie es una delicia en cuanto a composición de páginas y diseño de las mismas, con continuos juegos de viñetas dobles y cuádruples enfrentando o equiparando a los personajes y una narración muy fragmentada que juega con el continuo cambio de registro y de voz de uno a otro personaje. Esa polifonía casi coral ayuda a que la historia progrese a un ritmo frenético, sobre todo en cuanto a relación de personajes se refiere, ya que la acción pura y dura queda reducida a momentos episódicos de la trama y a la espectacular resolución de la historia en los tejados de la ciudad. Si en todo momento la planificación de viñetas centraba la acción en primeros planos, e incluso con insertos aún más cercanos para delimitar todavía más la intención o estado de ánimo de cada uno de los protagonistas, el clímax se inicia con una espectacular viñeta doble en la que Wagner abre el plano de la acción para abarcar en toda su inmensidad la lucha a muerte de dos titanes sobre la ciudad de Gotham.


La lectura de la segunda historia, por contra, resulta mucho menos satisfactoria, en tanto en cuanto se centra en una única situación que polariza toda la acción y que apenas permite introspección alguna en Batman, Gordon o el Grendel Primo venido del futuro. La narrativa es mucho más convencional, aunque permite igualmente a Wagner jugar con composiciones de viñetas dinámicas y estilizadas que, al igual que sucede en El acertijo del Diablo, se convierten en espectaculares splash-pages en los momentos más decisivos del clímax final. Aunque la historia se lee en un suspiro y el ritmo de la trama no da respiro al lector, cuando finaliza la historia uno no deja de tener la sensación de haber leído otra cosa que un Batman versus Terminator encubierto, en el que nada más que la acción y, una vez más, una respetuosa traslación de los elementos del batuniverso permiten dar un aprobado alto a un tebeo que no alcanza las cotas de sugerencia y de desarrollo de personajes de su inmediato predecesor.

7 comentarios:

Jaime Sirvent dijo...

Va a ser una de mis compras inmediatas. Gran reseña como siempre caballero.

Plissken dijo...

Ya sabe, la primera parte un ocho, la segunda un cinco ;D

Jaime Sirvent dijo...

Lo tendré en cuenta.

PAblo dijo...

Excelente reseña. Ya anda perdido por alguna parte de la monta...digo, de la pila de pendientes.

Impacientes Saludos.

Plissken dijo...

Me alegra que le gustara el repaso, y no me sorprende en absoluto que a usted, como a mí y como a muchos de mis conocidos le suceda lo mismo: MONTAÑA DE PENDIENTES. Entre la sobresaturación editorial y el tiempo cada vez más escaso que uno puede dedicar a la lectura es imposible estar al día.

Jaime Sirvent dijo...

Caballero,hoy mismo me acabé de leer el cómic, aunque hará un mes y pico que lo tengo en mi poder, en fin, lo de siempre, la falta de tiempo.

Totalmente de acuerdo, la primera historia me ha parecido una maravilla, con un Matt Wagner en estado de gracia dando un recital de narrativa visual apabullante con una historia que atrapa al lecto. La segunda bastante más flojita, se puede leer, pero tiene un tufillo a Terminator que no me termina de enamorar, aparte de Wagner se muestra mucho menos inspirado en la narrativa visual, aún así se puede leer, pero decepciona sobre todo si se compara con la excepcional primera historia y con el constante juego de espejos que establece Wagner, entre Wayne y Hunter, entre Batman y Grendel o entre las dos chicas o las parejas formadas por Wayne y Rae , y Hunter y Hillie.

Plissken dijo...

Jaime, me alegra un montón que te haya gustado, de no haber sido así me habría sentido culpable. Parece mentira el salto cualitativo de la primera a la segunda historia, sobre todo atendiendo a la cantidad de matices que logra en la descripción de personajes y en el establecimiento de paralelismos entre ellos y a la complejidad narrativa que exige un esfuerzo para el lector, algo de agradecer en estos tiempos de adocenamiento general. ¡Un abrazo, caballero!

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