A finales del siglo XIX una arriesgada partida de hombres valientes se adentró en los dominos del Conde Drácula. La incursión a la desesperada, dirigida por Abraham Van Helsing, tenía como propósito poner fin al reinado de terror del vampiro y evitar que este implantara un reinado de terror sobre la faz de la Tierra empleando un amuleto milenario de poder casi infinito. Tras recitar el conjuro necesario, un agujero se abrió en el lugar absorbiendo a todo el mal que había allí y arrastrando en su vorágine despiadada a aquellos que se habían jugado la vida frente a las fuerzas del mal. Van Helsing no consiguió plenamente su objetivo, puesto que el Conde escapó del conjuro. Era necesario proteger el amuleto a toda costa, pues sus poderes sólo alcanzaban su plenitud cada 100 años. La única esperanza para la humanidad era que, un siglo después, existiese alguien lo suficientemente valiente y loco como para enfrentarse a Drácula y a las huestes de las tinieblas...
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Esta peliculita de serie B con vocación de teenage cult movie desde el mismo momento de su concepción fue el segundo esfuerzo como director de Fred Dekker, un devoto amante del cine de monstruos clásicos de la Universal -al que esta Pandilla alucinante rinde un sentido homenaje- y de las producciones de terror y ciencia ficción de serie B de los años 60 y 70. Ya en su debut como director, El terror llama a su puerta (Night of the Creeps, sigh, 1986), apuntaba maneras de director cinéfago y gusto por la narración clásica y la factura artesanal. Con cuatro duros, efectos repletos de bichos de goma empujados por hilos y cabezas que explotaban arrojando babosas, Dekker construía una peliculita sólida basada en el pilar fundamental sobre el que deberían construirse todos los engendros que se producen a diario: un buen guión. En este caso el libreto, obra de Dekker y de Shane Black (cineasta injustamente infravalorado que nos ha dejado joyas como los guiones de Arma Letal I y II, El último boy scout, El último gran héroe o Kiss kiss bang bang, escrita y dirigida por él) estaba plagado de homenajes a películas clásicas (Vinieron del espacio exterior, La noche de los muertos vivientes, La cosa...) con personajes arquetípicos pero retratados con un sano sentido del humor (el bobalicón bienintencionado, la chica guapa con buen fondo, el amigo impedido y condenado desde el primer momento a ser cadáver, el detective con trauma juvenil y maneras sarcásticas) y sobre todo con mucho cariño y un pulso narrativo ejemplar que comienza por ajustar el metraje a unos parcos 88 minutos y termina con un desarrollo de la historia sin reiteraciones innecesarias ni escenas superfluas. Aunque esta película merecería por sí misma una entrada de Aquellos maravillos años, nos ocupamos hoy de Una pandilla alucinante por dos motivos.
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El primero es la oportunidad de recuperar una película como esta en una fecha tan apropiada, y es que además de ajustarse perfectamente al género de comedia terrorífica para adolescentes que en los 80 estuvo tan en boga con títulos como Transilvania 6-5000 (con la que comparte el homenaje sincero a los monstruos clásicos de la Universal), Vamp o Noche de Miedo, resulta una película ideal para ver monstruos andando por las calles de una ciudad actual sembrando el caos y la destrucción a su paso. Aunque E.T. supone la glorificación de la magia y la inocencia de esta fiesta tan ajena a nosotros como es Halloween, y La noche de Halloween supone la deconstrucción de sus terrores más atávicos y viscerales, Una pandilla alucinante captura el espíritu lúdico de hallar la diversión hasta en las situaciones más terroríficas. Esto nos lleva al segundo punto por el que he preferido recuperar esta peliculita por encima de muchas otras -y además recuperar una sección a la que le tengo gran cariño pero que por diferentes motivos, entre ellos la pereza o la falta de tiempo, tenía descuidada desde hace bastante tiempo-, y es el del sentido de la amistad y de la camaradería que destila el film desde el principio hasta el fin.
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El primero es la oportunidad de recuperar una película como esta en una fecha tan apropiada, y es que además de ajustarse perfectamente al género de comedia terrorífica para adolescentes que en los 80 estuvo tan en boga con títulos como Transilvania 6-5000 (con la que comparte el homenaje sincero a los monstruos clásicos de la Universal), Vamp o Noche de Miedo, resulta una película ideal para ver monstruos andando por las calles de una ciudad actual sembrando el caos y la destrucción a su paso. Aunque E.T. supone la glorificación de la magia y la inocencia de esta fiesta tan ajena a nosotros como es Halloween, y La noche de Halloween supone la deconstrucción de sus terrores más atávicos y viscerales, Una pandilla alucinante captura el espíritu lúdico de hallar la diversión hasta en las situaciones más terroríficas. Esto nos lleva al segundo punto por el que he preferido recuperar esta peliculita por encima de muchas otras -y además recuperar una sección a la que le tengo gran cariño pero que por diferentes motivos, entre ellos la pereza o la falta de tiempo, tenía descuidada desde hace bastante tiempo-, y es el del sentido de la amistad y de la camaradería que destila el film desde el principio hasta el fin.
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Cuando tuve conocimiento de la película, con catorce añitos, a través de los avances de un TP, el planteamiento me pareció lo más de lo más: un grupo de amigos enfrentados a la plana mayor de los monstruos de toda la vida. Siempre había tenido debilidad por las pelis de pandillas, género que en los 80 estuvo sembrado de películas inolvidables empezando por Los Goonies y siguendo por Exploradores, El secreto de Joey, Los bicivoladores o la misma E.T. Cuando tuve ocasión de ver The monster squad desde luego me lo pasé bomba. Había efectos especiales bastante competentes para la época, Drácula era un hijo de perra con presencia pero sin dar verdadero miedo (salvo a la niñita protagonista, a la que al parecer asustó genuinamente en una de las escenas que se ven en el transcurso del film) y la recuperación de los monstruos de la Universal, que hasta el momento sólo había visto en blanco y negro -glorioso blanco y negro, podríamos decir- resultaba de lo más espectacular en aquellos años. Casi dos décadas después Stephen Sommers intentaría lo mismo en Van Helsing, con dosis ingentes de efectos digitales y actores cool, pero el invento no solo carecía de magia o gracia, sino que además supuso un sonoro fracaso comercial. La gracia de la película de Fred Dekker está precisamente en su asumida modestia y en asumir que nunca estará a la altura de los modelos de los que parte. No pretende superar a las películas fundacionales de Browning o Whale, sino que más bien su intención es homenajear a las reuniones de monstruos que se sucedieron a lo largo de los años (Son of Dracula y sus secuelas House of Frankenstein y House of Dracula) y que acabó degenerando en producciones paródicas del estilo de Abbot y Costello meet Frankenstein o Mother Riley meet the vampire, en las que viejas glorias como Bela Lugosi o Lon Chaney Jr. se veían obligados a actuar como bufones para poder sobrevivir.
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Así que comprenderán que habiendo disfrutado de muchas de esas películas en sus pases televisivos, algo completamente impensable en la televisión pública de los últimos 15 años, al menos a horas decentes, Una pandilla alucinante me resultara un festival, una puesta al día -de hace 20 años, se entiende- de los arquetipos clásicos del cine de terror pasada por el tamiz del cine juvenil mejor realizado y con unos actores que daban bastante bien al personaje, como el caso de Duncan Rehger, que tenía que parecer imponente y a la vez no caer en el ridículo más absoluto cuando le pateara el trasero un grupo de chavales, o Tom Noonan, de impresionante presencia física y que da a su Criatura de Frankenstein las adecuadas dosis de ferocidad y ternura y se permite homenajear directamente de paso a la ya celebérrima escena de la niña y las florecillas flotando en el río. Como les he dicho antes, la película se convirtió casi inmediatamente en un film de culto que recientemente gozó de una edición especial 20 aniversario con dos discos y multitud de extras, entre ellos un documental que reflejaba las opiniones de sus principales protagonistas 20 años después. Dicha edición especial se contó entre las diez más vendidas de Amazon durante casi tres meses.
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Un dato a lamentar es el prematuro fallecimiento de Brent Chalem a los 22 años de edad, y más aún para un servidor, teniendo en cuenta que el papel de Chalem era el mismo que el Gordi de los Goonies y con el que un servidor siempre se identificaba en aquella época, el amigo rechoncho y ocurrente un tanto acobardado que en el momento de la verdad siempre estaba allí para ayudar a sus colegas. No me parece en absoluto una mala forma de formar el carácter de una persona, la verdad. Con su permiso, les dejo... Creo que tengo que volver a ver cierta película.
7 comentarios:
Jejeje!. Está no la vi en su momento, la veía en la estantería del videoclub, pero no llegué nunca a alquilarla.
A ver si la encuentro por el emule y l eecharé un vistazo que por lo que cuentas tiene pinta de ser una peli maja.
La peli de Sommers de Van Helsing a mí si que me gustó, menos algún momento un poco pesadete y el doblaje que le hicieron al Drácula que en ella aparecía. Yo la disfruté, jurl!.
Un saludo!.
Osukaru, yo la vi por la tele un monton de veces, y en la mula esta, pero aviso, que hay que verla con ojos de chaval. Van Helsing, vista el dia de su estreno con ilusión -las dos primeras partes de la momias son un ejemplo de cine de evasion bien hecho- me pareció un despropósito repleto de efectos digitales que apabullaban y personajes más planos que una loncha de jamón de york. Recientemente compré la peli en un pack que ademas incluía las pelis clásicas de la Universal Drácula, Frankenstein y el Hombre Lobo y la revisé. Reconozco que me gustó bastante más y que incluso algún momento, como el del baile de los vampiros, me resulyó visualmente hermoso, pero entiendo que Sommers y Lobezno no consiguieran establecer las bases de una franquicia comercialmente viable.
Los bicivoladores, los bicivoladoressss. Jo jugava a que era Nicole Kidman de xicotetaaaa
¡El club de los monstruos! Que gran película, tengo por ahí pendiente de colgar el poster.
Umm, la veré dentro de poco.
Gracias por recordarmela.
No es de extrañar que este título te sedujera en tu infancia. Yo creo que este tipo de películas de pandillas tipo "Goonies" en que los niños tienen una organización secreta para emular, ridiculizar y vivir aventuras de mayores (o los monstruos) nos han seducido a todos los treinteañeros actuales y tienen su tronco común en la serie clásica "La pandilla" ("Little Rascals").
De las pelis que mencionas de terror adolescente quizás mi preferida sea "Noche de miedo" y quizás una de las que mejor aguantase un visionado actual objetivo.
"Van Helsing" es de un derroche de efectos espciales y de una escasez de ideas sonrojante. Lástima de oportunidad perdida.
Excelente y documentada entrada.
Impacientes Saludos.
Pablo, la verdad es que das en el clavo. El género de pandillas de chavales ha dado pequeñas joyas como los Goonies o esta Pandilla Alucinante. En España, y dejando de lado engendros como La guerra de Parchís, o Buenas noches, señor monstruo, hay una peliculita para televisión acojonante de hace un par de años, Cuento de Navidad, que es realmente estimable y mucho más seriota en intención y alcance que esta. La intención de la sección era recuperar películas de infancia con documentados y sentidos articulillos, pero la verdad es que el tiempo que me lleva cada uno de estos post fácilmente triplica al de cualquier reseña normal, con lo que he dejado languidecer una sección a la que le tengo no ya cariño, sino devoción. A ver si me animo y la retomo con ganas. Como el estudio de Peckinpah que sigo pretendiendo acometer. Y como tantas cosas que me temo quedarán en el limbo.
"Cuento de Navidad" no la he visto pero estaré al tanto.
Por lo demás y aunque no te sirva de consuelo, creo que nos pasa a todos. Ya se irán sacando adelante los proyectos (supongo).
Impacientes Saludos.
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