Me permitirán la broma autoreferencial respecto a la
entrada que escribiera hace más de un año y en la que les intentaba transmitir la ilusión y la magia vivida en Londres durante nuestra visita a la exposición dedicada al universo de fantasía creado por George Lucas hace ya casi una vida. Cuando me enteré por la prensa -los frikis también leemos la prensa, sí- de la inauguración en España de dicha exposición, y en unas fechas tan a huevo para volver a visitarla no pude menos que congratularme enormemente. Y para continuar con las casualidades y las circunstancias favorables, el nuevo sistema de firmas de Expocomic permitía tiempos muertos en los que hacer otras cosas, en nuestro caso, y acompañados de ese otro friki de Star Wars que responde al nombre de
Silent Milo, volver a sumergirnos en el universo estelar de la saga de ciencia ficción más adorada y revisitada por un servidor.
El lugar de la exposición ya nos resultaba conocido por haber visto, en otra ocasión y de nuevo coincidiendo con Expocomic, una retrospectiva sobre los guerreros de Siam. Personalmente tenía dos miedos acerca de la exposición española: por un lado que me resultara repetitiva al haber visto ya el material, y por otro que el lugar no resultara apropiado para una exhibición de estas características. Afortunadamente, en ambos casos mis temores estaban infundados y disfrutamos como enanos de otra zambullida en los planetas y personajes de Star Wars con la misma ilusión que la primera vez.
Para empezar la visita, una sala casi a oscuras con un poco de información y un acceso con forma de escotilla galáctica irradiando una potente luz blanca que daba la sensación de franquearte el paso a otro tiempo, a otro lugar muy lejano. Los compases imperecederos de John Williams siempre me ponen la carne de gallina, y en una situación como esta impresionan todavía más, pues entrar a la sala central era como visitar un hangar de una nave de la República, con las replicas a tamaño natural de una vaina y del vehículo de la caza recompensas del Episodio II. Tras volver a saludar las inmaculadas y brillantes figuras de mis dos robots preferidos, una unidad R2 y un androide de protócolo bocazas y con algo de pluma nos desperdigamos por las salas ubicadas en los laterales del cuerpo central, cada una de ellas dedicada a un planeta concreto de la saga y conteniendo objetos de la película en cuestión.
Lo expuesto daba para varias horas de pausada contemplación, pero la necesidad de verlo todo en hora y media casi nos hizo ir con la lengua fuera, y es que había cosas interesantes para el aficionado a punta pala. Para empezar, una gran cantidad de carteles con contenido didáctico sobre la saga ayudaban al profano o al aficionado de corto recorrido a comprender mejor lo que estaba viendo, mientras que pantallas dispuestas a lo largo de todo el recorrido emitían sin cesar escenas clave de la saga relacionadas con la sala o con los objetos expuestos.
La variedad y calidad de los objetos era enorme: maquetas a escala de escenarios clave de las películas (los palacios de Naboo, las gradas del estadio de Tattooine), reproducciones de naves y vehículos (destructor imperial, cazas, caminantes), un amplio muestrario de la rica y monstruosa fauna que ha poblado ese universo y nuestras fantasías desde hace décadas (los bichos del circo del Episodio II, el monstruo de la nieve y el gusano de El imperio contraataca, Jabba y su corte de degenerados, el Rancor...), retrospectivas de vestuario con muestras de trajes (las de Leia y Amidala resultan muy curiosas, pero además hay un repaso a los trajes jedi de Obi-Wan y Annakin, así como de su némesis Darth Maul) y armaduras (tropas de asalto, la de Darth Vader -impresionante-, la guardia imperial, los Fett).
Si uno no tiene bastante con eso siempre puede detenerse a contemplar los diseños de producción, vestuario y planificación de rodaje que aparecen diseminados aquí y allá, y que permiten introducirse en los entresijos de una producción de estas características, en la que se producen muchos cambios y versiones antes de establecer el diseño de un personaje o su apariencia definitiva.
El colofón a la experiencia, sobre todo para los más pequeños, es el espectáculo interactivo de la Academia Jedi, en el que los más pequeños pueden sentirse padawans por unos instantes y, tras recibir una serie de indicaciones de dos caballeros jedi prófugos, se enfrentan a los mismísimos Darth Sidious y Darth Vader, primero con sus recién adquiridas habilidades con la espada y después con su innato manejo de la fuerza. Es como digo un espectáculo digno de ver, sobre todo por la ilusión con que lo viven los más pequeños, que quizá habría necesitado de un escenario algo mejor que el anfiteatro desnudo en que se realiza.
Al igual que en Londres hay un pequeño set a disposición del público en el que los interesados pueden o bien sacarse una foto con dos Storm Troopers o bien simular una lucha con sables de luz frente a una pantalla que proyecta imágenes de la película. Como no podía ser menos, Sparks y Plissken dieron un buen espectáculo que verán en sus pantallas en un futuro no muy lejano, pero por el momento les dejo con estas líneas y con una profusa galería fotográfica. Que la fuerza les acompañe a todos... siempre.
6 comentarios:
Nosotros tampoco pudimos resistir la tentación de acercarnos a la exposición. Creo que la inversión en sendas entradas estuvo justificada y la exposición estaba perfectamente recreada y tenía todos los elementos para pasarte más de un par de horas contemplando las réplicas, maquetas, ilustraciones y personajes que formaban parte de la muestra.
A ver cuando hago el postecillo con el reportaje fotográfico, así como también colgaré el vídeo del espectáculo de la Academia Jedi que hice.
Por mi parte, espero ver pronto ese combate encarnizado, espada con espada, por ambos ¿Jedis, Padawans o Siths?
EduXavi, me alegro que disfrutaras de la expo tanto como nosotros. Yo me sentía como un chiquillo rodeado de todos aquellos objetos. Estaremos atentos a su reportaje y al video de la Academia. Ver las caras de los chavales no tenía precio, jejeje. Demonios, ¿porqué cuando éramos niños no había cosas tan chulas como esta?
Y sobre nuestro combate, pues qué decir, que no existe un concepto claro que pueda definirnos: padaclowns, frikijedis, funnysith. No sé qué momento será más hilarante, si mi muerte a manos de la fuerza o el momento en que le pego con la espada a las luces del techo ;D
¡Que la fuerza le acompañe, caballero!
¡Fantástico, sobre todo para los que no pudimos ir! Primero aparece envidia, claro, pero después ya uno agradece tener imágenes aunque sean prestadas, jeje.
Jorge, pues fotos tendré más de cien, compulsivo y friki que es uno. Eso sí, tienes de tiempo hasta marzo para ver la exposición, así que no hay excusas para no visitar esa exposición en una ciudad muy muy lejana ;D
Yo la tengo marcada para Enero que imagino habrá menos gente.
Impacientes Saludos.
PAblo, cuando fuimos, un viernes a las cuatro de la tarde, no había demasiada gente, y supongo que conforme pase el tiempo los fines de semana serán más transitables. Yo pienso repetir, desde luego ;D
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