sábado, febrero 28, 2009

Bone: Estúpidas, estúpidas monstrorratas, o de cómo un gag me enganchó durante diez años a una serie

Los primos Phone, Phoney y Smiley Bone huyen de su ciudad natal, Boneville, tras haber protagonizado Phoney uno de sus habituales chanchullos presentándose a la alcaldía y organizado una campaña que finalizó con desastrosos resultados. En esa apresurada huída los Bone se perderán en el desierto y se cruzarán con una nube de langosta que les separará, aunque todos ellos acabarán llegando al Valle, donde serán acogidos por la afable Thorn y por la cascarrabias abuela Rose Ben, llena de energía y vitalidad pese a su edad. Rodeados de un bosque en el que habitan animales con la capacidad de hablar, como Ted el insecto hoja, las zarigüezas o el mapache Roderick, acosados por dos monstrorratas de escasa inteligencia pero gran apetito y persistencia en el empeño de atraparlos, los Bone irán integrándose poco a poco en la vida del Valle y descubriendo alguno de sus muchos secretos.

La cercana Barrelhaven ofrecerá a Phoney nuevas posibilidades de negocio, que pasarán por amañar el tradicional evento anual de la Carrera de Vacas o apostar con el posadero Lucius Down la posesión de su taberna. Conforme el artero Phoney se va haciendo notar en la comunidad la actividad de las monstrorratas se incremente, la presencia de un Dragón Rojo al que muy pocos pueden -y quieren- ver se hace evidente para Phone Bone, cuyos sueños además comienzan a adquirir un matiz extrañamente simbólico y profético y parecen conectarle cada vez más con Thorn, por la que siente un amor platónico total y absoluto. Dando fin al primer tercio de la colección, se hace evidente la presencia del Encapuchado, Señor de las Langostas, y a sus oscuros planes para el Valle y las gentes de Barrelhaven. Desde este punto, se acabó la idílica comedia de costumbres y entramos en una peculiar fantasía épica que ya no dejará respiro al lector.

Hace casi una década que la serie Bone comenzó a publicarse en nuestro país, avalada por reseñas elogiosas en la revista Dolmen y por un boca a boca realmente espectacular entre los aficionados que ya conocían la serie. En mi caso fue Pep el que realizó una labor de zapa hablándome maravillas sobre Jeff Smith y sobre sus personajes mes tras mes. Cuando el presupuesto lo permitió me hice con los primeros ocho números de la colección de golpe y cayó sobre mí la maldición de la langosta: te engancharás y tardarás casi diez años en terminar de leer esta serie... si quieres hacerlo en castellano. Todo se conjugó para que Bone se convirtiera en una de mis series imprescindibles: desde la narrativa de Smith que conjugaba el humor de la tira cómica con un estilo claro y un mundo de fantasía en el que convivían los dragones con los animales parlanchines y las criaturas Bone en una suerte de era medieval hasta la caracterización de unos personajes entrañables y llenos de matices. Así, junto a una pausada descripción de tiposy escenarios, se creaba una comedia costumbrista con chistes recurrentes y gags visuales geniales, siendo quizá el famoso insulto de Phone Bone a las monstrorratas en la catarata el más célebre de todos ellos.


Pero poco a poco el plano se iba abriendo y la historia comenzaba a dejar traslucir una trama de fondo mucho más seria, oscura y ominosa. Profecías antiguas, el pasado de la Abuela Ben y de Thorn que las relacionaba con la familia real destronada del reino de Atheia, las vívidas pesadillas recurrentes que Phone Bone sufría en las que se le conectaba con Thorn y con el Dragón Rojo, la presencia cada vez más molesta de las monstrorratas en el Valle, las primeras apariciones de su líder, Kingdok, y la cada vez más ominosa presencia del Encapuchado, la encarnación en el plano físico de un ser ancestral y demoníaco conocido como el Señor de las Langostas... Lo que en principio había sido una amable fantasía con insectos hoja ocurrentes, zarigüeyas traviesas, embrollos provocados por el avaricioso Phoney Bone y secundados con campechana bonhomía por Smiley, o embarazosos trances de enamorado sin esperanzas protagonizados por Phone Bone acabó derivando de forma natural en una espectacular fantasía épica en la que, una vez más, las fuerzas de la oscuridad amenazaban con apoderarse de la realidad y desatar un poder devastador sobre el Valle y sobre el Sueño, los dos planos de existencia en los que se movían nuestros protagonistas.

Igualmente, con esta nueva orientación argumental, de fantasía épica con tintes tenebrosos, muchos de los personajes presentados de manera secundaria, como Lucius Down o Wendell adquirieron un protagonismo más acentuado, mientras que los personajes protagonistas ganaron en profundidad, evolucionando en su forma de actuar y de reaccionar ante los sucesos que ocurrían a su alrededor, a veces provocados por ellos mismos (Phoney en ese aspecto es un personaje espectacular que siempre consigue encontrar un nuevo charco en el que salpicar a todos los que le rodean) o por las sombras del pasado que les atenazan. Ahí resulta fundamental el papel de Rose, la abuela Ben -y en menor medida de Lucius-, nexo de unión entre un presente aparentemente idílico y los aterradores y trágicos sucesos del pasado que les condujeron hacia el exilio en el valle. Comenzar leyendo la descacharrante carrera de vacas y terminar en el último tomo viviendo con angustia una suerte de asedio del Abismo de Helm es un viaje repleto de diversión, emoción, suspense y unos cuantos momentos abiertamente sombríos y dramáticos. Para un viaje como este hacen falta unas buenas alforjas.


Ilustración realizada por Germán García para el especial Bone # 2 editado por Dude Comics.

El periplo editorial de la serie bien merece unas líneas. Escrito y dibujado por Jeff Smith, Bone constó de 55 números autoeditados por el propio Smith bajoel sello Cartoon Books entre 1991 y 2004, manteniendo una periodicidad irregular. Image reimprimió los 2o primeros números con nuevas portadas, y posteriormente, entre 2004 y 2009, se procedió a editar los tomos recopilatorios de la serie completa coloreada por Steve Hamaker. Posteriormente se recopilaría toda la epopeya de Bone en un mastodóntico tomo recopilatorio de lujo en blanco y negro con 1332 páginas. En España, como siempre, hemos sufrido en todo momento un retraso de unos cinco años respecto de la edición original. A finales del siglo pasado Dude Comics se hizo con los derechos de edición para España y comenzó a editar la serie en comic books en blanco y negro. La serie se promocionó en revistas especializadas y con la visita del autor al Salón del Comic de Barcelona del año 2000, evento que como saben ustedes hizo mucho por convertirme en lo que soy hoy día, un apasionado de los salones, las dedicatorias y el contacto directo con los autores. Desafortunadamente, la edición española fue sufriendo diversos retrasos y problemas de distribución, hasta que la situación de virtual estancamiento en su publicación motivó un cambio de derechos en la licencia. La editorial Astiberri se hizo con los derechos y procedió a plantear un nuevo plan editorial para publicar la serie completa en el plazo de tres años y en dos formatos diferentes: nueve volúmenes recopilatorios con la edición en color (que es la que finalmente opté por comprar) o tres volúmenes en blanco y negro y encuadernación de lujo recopilando la edición en blanco y negro original con multitud de material adicional. Además de la serie madre, se publicaron dos series relacionadas con acontecimientos del pasado: Rose, con guión de Smith y dibujos de Charles Vess y Estúpidas, estúpidas mostrorratas, escrita por Tom Sniegosky y dibujada por Jeff Smith y Stan Sakai, y en la que se narran las peripecias de Big Johnson Bone que llevaron a la fundación de Boneville.



Momento histórico. No me hubiese gustado estar en la piel de Jeff Smith en ese preciso instante. Menuda mezcolanza de sentimientos tendría que estar viviendo el hombre en ese momento: alegría, pena, nostalgia, felicidad...

Personalmente leí mi primer número de Bone a finales del 99, y me enamoré de la serie. La honestidad con que estaban escritos los personajes, la belleza de ese mundo en apariencia idílico, el humor blanco y genuino de esos sosias a medio camino entre Pogo y los personajes de la Disney (me permitirán que haga la obvia correlación entre Phoney/Gilito, Phone/Micky y Smiley/Goofy) y alguna de las situaciones más descacharrantes que he leído en mi vida (los gags de la catarata y la carrera de vacas me hicieron reír a carcajadas en su momento) me convirtieron en adicto de la serie hasta los restos. La noticia de la presencia de Jeff Smith en Barcelona motivó nuestro primer viaje a una convención, el que conociéramos a gente estupenda como Jorge Iván Argiz u Óscar Jiménez. De aquel salón también surgió el germen de nuestra primera visita a Avilés, y todo va tan relacionado y tan conectado que no deja de asustarme el pensar, siquiera por un momento, qué habría pasado si hace ya diez años no hubiese hecho caso a Pep y no le hubiese dado una oportunidad a ese tebeo en blanco y negro publicado con toneladas de ilusión por una pequeña editorial y realizado sin prisa pero sin pausa por uno de los autores con más talento de la historieta contemporánea. So long, Bones, so far...

4 comentarios:

Jaime Sirvent dijo...

Hasta ahora no me había planteado acercarme a esta serie, sobre todo porque me desconcertaban las distintas ediciones. Ahora tardaré de todas formas en hacerlo porque mi economía va muy ajustada, pero aún así me ha ayudado usted bastante de cara a futuras referencias. Espero que cambie mi vida tanto como cambió la suya, un abrazo.

Plissken dijo...

Jaime, más que cambiar mi vida la serie lo que hizo fue empujarme a visitar el Salón de Barcelona 2000, con todo lo que ello ha conllevado desde entonces, y acompañarme con su humor fresco y blanco y con sus personajes integros a lo largo de alguno de los momentos más delicados y peliagudos de mi vida. Afortunadamente esta serie ya estará disponible en su integridad y por bastantes años para todos los lectores que quieran acercarse a ella. Es curioso que haya una serie que sí pueda yo pensar que me cambió la vida en un momento dado, y esa es Transmetropolitan de Warren Ellis. La rabia y el coraje de Spider Jerusalem estuvieron en el momento justo en que pudieron ayudarme a tirar hacia delante... Y de eso hace ya un lustro ;D ¡Un abrazo, caballero!

Jaime Sirvent dijo...

Buff, Transmetropolitan, palabras mayores, una serie como la copa de un pino, compartimos la devoción. Saludos.Ya falta menos para que nos veamos en Unicómic, un abrazo.

Plissken dijo...

Momento confesión: estaba atravesando un bache de moral en LOS trabajos -entoces estaba pluriempleado en dos talleres, uno virtual y otro real- y realmente andaba de bajón, bajonazo. Concidió con la lectura del número de fin de año de Transmetropolitan en que Spider, acosado y solo, lo celebra arrojando granadas a modo de fuegos artificiales y constata que con sus santos cojones y los pocos amigos que le restan va a tirar para alante y vencer cualquier obstáculo. Y salí del bache ;D
En tres semanas, oyendo al maestro Claremont hablar sobre la mejor etapa de la Patrulla X, ¡¡EVER!! ¡Un saludo.

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