sábado, marzo 07, 2009

Cartas desde el pasado: Bone. Correo de los lectores.





¡Hola, "nota"!:

Amigo Jorge Iván Argiz, antes de que tires la carta a la papelera, permíteme que te explique el saludo. Desconozco si has visto la última película de los hermanos Cohen, El Gran Lebowsky. En ella, el personaje interpretado por Jeff Bridges -el Lebowsky del título­- insiste en hacerse llamar "The Dude" por todos los personajes que pueblan ese mundo irreal y próximo a la vez. Lo curioso es que aquí se tradujo ese apo­do como "el nota", aunque una traduc­ción más académica sería la de "peti­metre", "lechuguino" o "pisaverde". Viene a denominar a aquella persona que cuida especialmente su aspecto (lo cual en el film tendría un claro sentido irónico). Y toda esta larga introducción para explicar la broma inicial y para preguntar si existe alguna conexión en­tre el citado film y el "bautizo" de la editorial. Lo que sí tengo claro es que hacéis honor al espíritu de la nomen­clatura. Pues se aprecia claramente co­mo en Bone habéis cuidado al máximo la presentación y la edición del mate­rial original.
Me he volcado sobre el teclado para es­cribiros esta breve misiva por una ra­zón muy clara. He quedado deslumbra­do. Hacía tiempo que un cómic ajeno al mundo de los supertipos no lo conse­guía, pero ¡oh, hermano!, que bueno es este Bone: achaparrado y enamoradizo y bonachón y familiar y... Podría se­guir y seguir, pero ya habrás captado la idea. Lo cierto es que no necesito pre­guntar sobre dibujantes invitados, o enemigos de otras colecciones, o cros­sovers con Batman, o cambios en el equipo creativo. Tampoco por la conti­nuidad de la serie; creo que hay mate­rial para dos años como mínimo. No. Lo cierto es que me apetecía escribir una carta de elogio, de felicitación. Y es que el mercado español padecía últi­mamente de arteriosclerosis. El mono­polio "planetario", que publica lo que le conviene para no hacerse la compe­tencia a sí mismo, nos tiene ahogados con colecciones "X" en las que no hay nada clasificado "S" y los mismo títu­los de toda la vida (o variaciones). Del Moore reciente, nada. A DC, que le den mucho por el ano, mexicano, se en­tiende; y a Morrison ni olerlo. Y así estábamos. Jodidos. Un día vi Bone en una librería, le eché un vistazo pero no lo compré. Blanco y negro, dibujos de tira cómica... lo dejé pasar. Pero un amigo me hablaba muy bien de la co­lección, un artículo del Dolmen refería maravillas de ella... pero lo que me cautivó fue la escena de la catarata del número dos. MARAVILLOSA. GE­NIAL. El amigo Smith ya se podía re­tirar. En serio. Muchos autores del mer­cado trabajaran 30 años y no lograrán una maravilla narrativa de tal calidad. La suma de los factores anteriores alte­ró mi actitud. Tuve que buscarme la vi­da y desplazarme a una ciudad cercana (a ver si mejoráis un poco la distribu­ción), donde me compré los cinco pri­meros números. Los mismos calificati­vos de antes pueden hacerse extensivos a muchos momentos de esos comics. La caracterización de los personajes es increíble, no sólo a través del guión (lo que dicen) sino de los propios rasgos faciales de los Bone, Thorn, etc.. Este nivel de expresividad no lo recuerdo desde los dibujos de Maguire para la Liga, y Smith lo consigue con un esti­lo mucho más simple, y quizá, depura­do. Y en las historias asistimos a una auténtica narración gráfica. Hay movi­mientos de una viñeta a otra, la narra­ción se podría seguir claramente sin ne­cesidad siquiera de diálogos (aunque estos enriquecen la historia y son una pura delicia). En el aspecto narrativo, hay otro elemento que llama poderosa­mente la atención, y es que Bone es una rara mezcla entre comic-book y tira có­mica. Puede que me equivoque en mi percepción de las cosas, pero intentaré explicarme mejor. Existe una historia general, con una serie de personajes re­gulares, giros de acción sorpresivos, ambiente de fantasía (casi podíamos ver a Frodo y a Gandalf fumando una pipa en un rincón de la taberna de la ciudad de Barrelhaven), vemos a perso­najes mitológicos, etc.. de hecho, la se­rie ya ha desarrollado su propia mitolo­gía, como Moby Dick conviviendo con las rat-creatures y la raza de los Bone. A lo largo del transcurso de la acción, incluidos dentro de la historia, van su­cediéndose una serie de gags claramen­te delimitados (con un inicio y final propio) que son una auténtica maravilla tanto por el humor que destilan (claro y genuino), como por el hecho de no constituir una rémora para la narración general. Es este, para mí, uno de los mayores logros de Bone, el grado de cohesión que logra con un material que en manos de otros autores menos com­petentes podría quedar convertido en un collage indeterminado a medio ca­mino del comic-book de fantasía al uso y la tira cómica corriente (Peanuts, Garfield). Groo sería otro ejemplo de interelación entre historia y gags, aun­que todos sabemos lo repetitivo que fi­nalmente se hizo el único chiste de la serie: "¿habré errado?". En el caso de Lobo el gag tardó menos en agotarse ("rajar, mutilar, etc, etc.."). otro ele­mento que vendría a apoyar esta teoría (o no, vete a saber), es el que al final del número seis no se produce un au­téntico final, como lo habría sido si se tratase de una serie limitada o un arco argumental cerrado. Se reencuentran los Bone, sí. Pero no sabemos nada de las miles de mostrorratas aparecidas anteriormente, no se ha celebrado la Carrera de Vacas, desconocemos la identidad del Segador encapuchado... La agrupación de estos seis números en un recopilatorio, entonces, no sería al­go cerrado; en dicho tomo seguramen­te podrían haberse incluido más capítu­los de Bone. A falta de continuar la lec­tura de la serie y ver por que senderos transita a partir de ahora, sólo me resta animaros a que continuéis con la estu­penda labor que estáis desarrollando. Os deseo la mejor de las suertes en vuestra empresa. Por cierto, Supreme de Moore, ya, please.

Pedro de la Ossa Antón Elche
P.D.: Para el caso de que estéis reali­zando un perfil de vuestras lectores, tengo 24 años y soy licenciado en Geo­grafía e Historia. Lo dicho, un saludo, y Feliz Navidad con retraso.

¿Pisaverde? ¿Qué leches se supone que es un pisaverde?. No, en serio, "Dude" surgió como nombre por una serie de factores unidos, por un lado que de cara a una futura inclu­sión en Previews la D era el mejor si­tio para ir colocados, por otro que coincidió que Steve Rude estuvo esos días en las Jornadas del Cómic de Avi­lés y su apodo es "Dude", y tercero por que se usaba como "colega" o al­go parecido y, por último, porque sonaba tan bien como cualquier otro. Así que Dude quedó al final como nuestro nombre editorial (mira que pareado me ha salido).
También quisiera disculparme por la tardanza en la respuesta de esta car­ta, pero ha sido un problema de es­pacio (como sucede en otros casos) y no de olvido. Eso sí, agradecer un montón el exhaustivo estudio y análi­sis que de la serie has hecho. Espero que desde el número 6 y ya con la pu­blicación de los números que forma­ron el segundo tomo americano, te animes a contarnos tus nuevas im­presiones.
Y claro, Feliz Navidad con mucho más retraso (o con adelanto, según lo quieras mirar).
Jorge Iván Argiz

He querido recuperar esta carta enviada al correo de los lectores de Bone a la antigua usanza, por correo postal, porque refleja a la perfección la primera impresión que me causara la serie hace ya una década, y pasado el tiempo suscribo al cien por cien todas y cada una de las afirmaciones vertidas. Como escritor frustrado que soy, eso sí, y a once años vista, reconozco en la prosa una cierta necesidad de impresionar propia de la juventud, y el típico entusiasmo excesivo del fan favourite que vive con pasión sus aficiones. Curiosamente el tebeo está firmado en su portada por Jeff Smith y en el correo de los lectores por Jorge Iván, algo que, aunque parezca mentira dado el tiempo transcurrido me sigue produciendo una extraña sensación de orgullo y de melancolía. ¡Espero no haberles aburrido,"notas"!


9 comentarios:

Pablo dijo...

Tu si que estás hecho un pisaverde, chaval. Dude viene a ser "tío" en la acepción no familiar de la palabra.

Un saludete recién llegado de Granada, donde estuve pasando el día con el Brat Pack.

Plissken dijo...

Pecadillos de juventud, Pablo, jejeje. ¿Se dio bien el salón? ¿Hubo Kubert para todos? De Chaykin no pregunto porque es probable que hasta los que no querían consiguiesen dibujo. ¡Un abrazoooo!

Pep dijo...

Hace diez años escribías igual de bien que ahora... pero macho, ¿tenías un diccionario de inglés del todo a cien de los chinos o qué?

Puto pisaverde... ;)

Pablo dijo...

Pedro, yo este año no pillé ningún dibujo. Preferí pasar el rato con los amiguetes en lugar de perderme haciendo colas. Aunque esté feo que yo lo diga, los sketches más molones se los curró Agreda. Espera a ver escaneos en CAF y ya me dices. Un abrazo!

Plissken dijo...

Pep, pues creo que me perdía un poco de guayonismo. La juventud se tenía que notar por algún lado, igual que el exceso de entusiasmo. Como se nota además que estaba entusiasmado con El gran Lebowski, jejeje. ¡¡Mierda de diccionario del todo a cien!! (Por lo menos no era una linterna que me dejaba a oscuras en el momento más inoportuno, cerca de un cementerio a las cuatro de la mañana ;D)

Plissken dijo...

Pablo, te entiendo perfectamente, a mí cada vez me da más pereza, Y en absoluto creo que sea tontería comentar lo de Ágreda, cuando un dibujante se lo curra hay que reconocérselo, qué demonios. A ver cómo se actualizan esas galería. ¡Un saludooooo!

Pep dijo...

Sí, te perdía el guayonismo de manera descarada, pero eso no te lo quería decir yo. Me encanta el momentazo final el plan "nadie me ha preguntado, pero soy licenciado, oigan". ;) Pero bueno, lo cortés no quita lo valiente.

Un abrazo

Pep dijo...

Dios, la maldita linterna del todo a cien camino del cementerio isleño. CLASICO absoluto de nuestra mitología particular. Que grandes momentos...

Plissken dijo...

Jajaja, ya te digo, la dichosa manía esa de normalizar y reivindicar los gustos, cuando uno no tiene poque avergonzarse de leer tebeicos de dragones y encapuchados o de lo que sea. De vez en cuando aún me sale la vena, pero ahora ya es en otro plan "¿ves? licenciado, ¡y pa qué!"...

Por cierto, que a mí lo de la linterna no me hizo puñetera gracia. Además, sigo jurando y perjurando que el viento traía extraños sonidos de lamentos provenientes del mar ;D

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