La carrera de Hampton siempre ha estado orientada a la ilustración y a los comics pintados antes que dibujados. Comenzó dibujando historias cortas para Vampirella o Epics Illustrated. Su trabajo como ilustrador de los guiones de Bruce Jones en Silverheels se considera como el primer comic regular pintado, un camino que con los años seguirían muchos otros artistas de la talla de Bill Sienkiewicz o Dave McKean. A lo largo de los años los proyectos ilustrados por Hampton no han sido muchos, dada la minuciosidad y laboriosidad de su estilo, pero todos ellos han ofrecido un nivel de calidad visual y narrativo bastante notables, lo que le ha hecho granjearse un gran número de seguidores. La ilustración de relatos de Clive Barker en Tapping the vein o Hellraiser, su colaboración en Los libros de la magia, o los últimos trabajos junto a Steve Niles (Batman: County Line y Simon Dark) ofrecen una buena muestra de la versatilidad de su arte y de las posibilidades narrativas del tebeo pintado, algo que no siempre se produce en detrimento de efectistas soluciones visuales o páginas emborronadas en detrimento de una narración clara. Precisamente fue su intervención en Books of Magic (ilustrando una de las partes más agradecidas de la historia, al narrar los pasos de Tim Hunter y John Constantine por el lado mágico de DC) la que me impulsó a pedirle una Zatanna. La verdad es que más que un retrato del personaje Hampton realizó todo un estudio de texturas y de integración de la figura humana en un paisaje extraño, y la fragilidad que logra conferir a mi maga favorita (con su uniforme clásico, además) resulta de una belleza marciana que aún me sorprende cada vez que veo la ilustración.
Por cierto, que Scott Hampton también ha hecho sus pinitos en el mundo del cine dirigiendo un corto, La tontina, que podéis ver integramente en red o por lo menos echar un vistazo a la textura sórdida y malsana que consigue en una historia con reminiscencias fantásticas cercanas al mito de Fausto.
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