En su hora de mayor necesidad durante la Crisis Final, los héroes de la Tierra -y más concretamente Wally West- contaron con la ayuda de un Barry Allen que resurgía de la Fuerza de la Velocidad para derrotar al Corredor Negro y acabar con Darkseid, todo como resultado de una misma épica y desesperada carrera más allá del tiempo, el espacio y la realidad. El regreso de Barry Allen, Flash, uno de los héroes más queridos y respetados por la comunidad super-heróica y venerado por los ciudadanos de Central City, no ha pasado desapercibido. Su legado, mantenido vivo durante años por su sobrino Wally y su nieto Bart (vuelto igualmente al mundo de los vivos en el transcurso de La legión de 3 mundos por Brainiac 5 para derrotar definitivamente a Superboy Prime) y celebrado día a día por los habitantes de la ciudad en el Museo de Flash es uno de los más inspiradores y puros de toda la comunidad heróica. Es normal, por tanto, que el regreso de Flash haya provocado un revuelo de proporciones épicas.
Mientras que se preparan celebraciones en su honor a nivel público (en el Museo) y a nivel privado (tanto la familia de velocistas formada por Wally, Bart y Jay como la JSA o la JLA quieren darle un recibimiento a la altura de las circunstancias) Barry reflexiona sobre su origen, sobre sus primeros encuentros con la persistente periodista Iris West -que acabaría convirtiéndose en su mujer- y sobre su trabajo en el departamente forense de Central City. Las memorias de todo lo que perdió en la Crisis ponen sobre sus hombros la presión de no perder un sólo instante de su tiempo en recuperar todo ello, en disfrutar del amor de su esposa, del cariño de los suyos, y de hacer la mayor cantidad posible de bien en el menor tiempo posible.
Pero si Barry ha podido escapar de la Fuerza de la velocidad otros podrían hacerlo después que él, y así, Savitar, una de las mayores amenazas enfrentadas y derrotadas por Wally West consigue abrirse camino de regreso al mundo de los vivos para enfrentarse a Barry y a todos aquellos que amenacen su dominio sobre la Fuerza. El enfrentamiento finaliza dramáticamente cuando Barry drena toda la velocidad del malvado velocista místico... La de Savitar y la de todos los velocistas. Jay, Wally, Bart y Liberty Belle (antaño conocida como Jesse Quick) sufren un extraño ataque eléctrico que les deja con sus poderes sensiblemente reducidos y con la extraña sensación de que algo no marcha bien y de que el regreso de Barry Allen podría suponer el comienzo de unos dramáticos acontecimientos.
La reconciliación de Barry con su pasado y el comienzo de su futuro, la reunión de la familia de velocistas, el regreso del más mortal enemigo que jamás haya afrontado ninguno de ellos, el regreso del más sabio chamán zen de la velocidad y la celebración del regreso de uno de los héroes más grandes y puros que ha habido en la historia de los cómics es lo que el resto de Flash: Renacimiento reserva a todo aquel que quiera acercarse a sus páginas.
La muerte de Barry Allen en Crisis en Tierras Infinitas es uno de los momentos más memorables del cómic de super-héroes de las últimas tres décadas, y supuso para la editorial una de las piedras angulares sobre las que renovar el universo de velocistas, permitiendo que el legado de Flash pasara a Wally West y que guionistas de la talla de Mike Baron, William Messner-Loebs o Mark Waid crearán decenas de historias antológicas. Por la grandeza del sacrificio de Barry Allen que entregaba su vida a cambio de salvar la de cientos de millones de seres vivos y miles de planetas, por la trascendencia de las Crisis... y por el ejemplar modo en que se realizó la transición del traje y el legado a su sobrino, la muerte de Flash parecía intocable. No había nada que arreglar o enmendar, no era necesario recuperar a un personaje que ya no podía aspirar a mayor gloria u honor, y además, tampoco convenía empañar la grandeza de un personaje ya plenamente establecido cuyo último cambio (Bart Allen como Flash a resultas del Año Después) resultó un verdadero fiasco que sólo supo resolverse eliminando momentaneamente al personaje. ¿Porqué traer entonces de vuelta a Barry Allen?
Yo personalmente no tengo respuesta, pero a nivel editorial la cosa está muy clara. Por la pasta que producirá la serie. Por la pasta que generará el personaje en futuros eventos. Y nadie mejor para traer de vuelta al personaje que el equipo creativo que ya devolviera a Hal Jordan al mundo de los vivos, en aquella ocasión enmendando un error editorial histórico y devolviendo el manto -er, anillo- a su legítimo propietario al tiempo que se establecían las bases para varios años de buenas historias que aún hoy -en plena Noche Oscura- seguimos disfrutando mes a mes. Nos referimos al tándem formado por Geoff Johns y Ethan Van Sciver, en el que supone su tercer proyecto de peso juntos (tras Flash: Iron Heights y GL: Renacimiento), y en el que demuestran ser un equipo creativo de lujo para un tebeo con vocación de superventas de calidad que asiente unas sólidas bases para el futuro del personaje.
En la reseña de Crisis Final ya comenté que el modo en que Grant Morrison presentaba al personaje y lo caracterizaba en apenas un par de escuetos diálogos y en otro par de escenas gloriosas resultaba modélico y captaba su esencia plenamente: un tipo incapaz de rendirse, valiente, firme ante cualquier adversidad y capaz de derrotar a la propia muerte si de ello dependía la suerte -una vez más- de todos los universos posibles. Poca explicación sobre el modo en que el personaje volvía al plano "real" o dónde había estado entre el tiempo de su fallecimiento y el de su reaparición. Ahí entra Geoff Johns, el pope actual de la continuidad serena y de la retrocontinuidad mesurada (se introducen cambios, sí, se alteran acontecimientos, pero no se les da la vuelta completamente para epatar al lector de forma burda y a la postre incoherente. Aprende, Bendis), que integra en una misma historia todo lo que el lector conoce sobre la Fuerza de la Velocidad, sobre los velocistas, sus villanos más carismáticos, su galería de secundarios y le da un significado coherente en el que todo encaja de forma más o menos natural (sólo chirría un tanto el enredar el origen primero de Barry Allen mostrando el asesinato de su madre y el encarcelamiento de su padre como presunto homicida) y en el que el objetivo es doble: devolver a Barry de forma plena al universo DC y asentar las bases para el futuro de forma suave, estable y atractiva para el lector.
El primer objetivo es en principio el más difícil. Barry lleva desaparecido años. Sus familiares y amigos saben que está muerto, pero sus compañeros de trabajo le tienen por desaparecido en su identidad civil. Hay que reincorporar de nuevo a Barry a sus labores de policía forense, recuperar su relación con Iris, su viuda y biógrafa -algo de lo que somos testigos en dos tiempos, observando cómo se conocieron y cómo dieron sus primeros pasos como pareja y cómo afrontan la situación milagrosa y extraña de su reencuentro-, y volver a establecer la figura pública del héroe en una ciudad que lloró su muerte y honró su memoria durante años. Gracias a la peripecia narrada en Renacimiento todo ello llegará a feliz puerto, irónicamente gracias a su peor enemigo y tras superar no pocas dificultades. El segundo paso es igualmente difícil y vital para la supervivencia de la serie. Manejar a dos personajes con mismo nombre y similar uniforme es algo que habrá que tratar con cuidado, pero por el momento han sabido preparar un reencuentro que hace hincapié en lo familiar y en lo sentimental y que distingue visualmente a Barry y Wally, y Johns repite una jugada muy querida en sus series: la de avanzar en los momentos finales de la miniserie en retazos de información de una página futuros acontecimientos a desarrollar en la serie: una ominosa profecía de Ciudad Gorila, la Galería de Villanos asumiendo que han vuelto los peores tiempos, las némesis de Barry y Wally tomando contacto... El pasado y el futuro se dan la mano para configurar un presente dorado y escarlata que promete emociones al ritmo vertiginoso del relámpago.
¿Y qué decir de Ethan Van Sciver? Un dibujante con gran amor por el detalle que me recuerda poderosamente a Brian Bolland pero con una narrativa más dinámica y acelerada que la de aquel, mucho más clásico y en ocasiones estático pero siempre regio (conste que Bolland es uno de mis dibujantes preferidos y para mí muy superior a Sciver), y que en este tebeo juega con las composiciones eléctricas (tanto por el movimiento y el dinamismo que les imprime como por la cantidad de rayos y relámpagos que aparecen a modo de fondo de muchas de las composiciones de página), con las escenas de acción y con las luchas a hipervelocidad mostradas con una narrativa compleja pero nada embarullada y que consigue con sus espectaculares splashes y dobles splashes imprimir a la historia toda la grandeza, la épica y la espectacularidad que el guión de Johns y la ocasión requerían.
En esta ocasión mi recomendación es un tanto más cauta de lo habitual. Este es el tebeo que nunca habría querido leer, dado que la muerte de Flash es uno de los pilares sobre los que asenté mi amor y devoción por el Universo DC, y la forma en que luego el legado hizo a Wally tan grande como su tío me convirtió en fan fatal de la franquicia de velocistas hasta la muerte. Con Green Lantern el cantar era muy distinto. La infamia sufrida por el personaje y sus continuos vaivenes (ahora soy malo, ahora peor, me sacrifico, me convierto en el Espectro) editoriales fueron una manera infame de tratar a uno de los iconos de la casa y era necesaria su recuperación. En el caso de Barry debo decir que sólo el tiempo dirá si ha sido acertado su regreso y tío y sobrino encuentran su lugar propio bajo el sol de las Ciudades Gemelas o si los azares editoriales comienzan a liar una madeja que a día de hoy está llena de posibles grandes historias y con un puñado de excelentes personajes que manejar, desarrollar, hacer evolucionar y engrandecer todavía más si cabe. ¿Merece la pena? Para los seguidores de Flash es un tebeo imprescindible. Para los lectores de super-héroes una lectura más que recomendable y necesaria. ¿Una lectura inolvidable? Muy a mi pesar tengo que decir que Velocidad Terminal o El regreso de Barry Allen (Waid es mucho Waid) me parecen historias más emotivas e impactantes que esta, lo cual no quita que durante un ratillo, al ver esa página doble con toda la "familia" reunida al completo, me sintiera por un momento como en la casa de un primo al que no veía hace tiempo. Goodspeed, fellows, I'll see you in a scarlet blur!!!!!
4 comentarios:
Pues a mi me ha dado mucho por culo, para mi el mejor velocista del mundo siempre será Wally West, no entiendo la necesida de traer de vuelta a Allen, aunque al menos el tebeo es cojonudo.
Wally es uno de los mejores perosnajes que ha parido madre, lo que espero es que esto sólo haga sumar posibilidades argumentales y buenas historias a la franquicia de los velocistas. A ver qué hace DC con ellos ahora que vuelve a tener a la familia al completo.
Todavía no me he comprado el tomo por limitaciones económicas, pero ya caerá, yo tengo confianza en el maestro Johns, pero aún así tengo cierta incertidumbre de ver lo que harán con Wally, le tengo mucho cariño al personaje desde que lo descubrí en los Titanes de Wolfman y Pérez, veremos a ver. Un abrazo.
En efecto, todos los seguidores de Wally tenemos esa duda, y es que un personaje cuya evolución ha sido tan bien desarrollada y cuyas historias han tenido tanta calidad bien merece seguir teniendo un peso primordial en el UDC. Parece que han anunciado una serie que englobará las aventuras de todos los velocistas, Speed Force. Como dices, veremos. Por cierto, que si este tomo ya estiraba el precio no te digo nada de Batman Cacofonía: 3 números y 30 páginas de "extras".
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