sábado, noviembre 26, 2005

Wax on... wax off. Wax on... wax off... Wax off.


Bueno, allá se va otro pedazo de infancia. El bueno del señor Miyagi nos ha dejado. La personificación de la serenidad oriental y la paciente sabiduría que nos enseñó a todos que dar cera, pulir cera podía llegar a ser la mejor defensa en un combate de karate. Pese a que desarrolló una prolífica carrera tanto en cine como en televisión, Noriyuki “Pat” Morita permanecerá en la memoria de todos nosotros como ese canoso vecino que decidió ayudar al muchacho desvalido y marginado Daniel LaRusso a valerse por sí mismo, a hacerse respetar y a enamorar a Elizabeth Sue. Siendo como es una peli ochentera, y sin haberla visto entera hace muuuuucho tiempo, siempre que emiten Karate Kid procuro remolonear por ahí y dejar los últimos 20 minutos. Sigo emocionándome con la definición que Miyagi hace de la esencia del karate, sufriendo cada vez que golpean la rodilla de LaRusso, asombrándome de la determinación y fuerza que puede irradiar un actor dando sencillamente una fuerte palmada y frotando con fuerza las manos, y emocionándome aún más con esa patada final... ese semblante impertérrito de Miyagi que aún así expresa todo el alivio y la alegría interior de haber visto triunfar a su pupilo ante toda adversidad. No te preocupes, Kesuke Miyagi, te recordaremos siempre por tu verdadero nombre, Noriyuki Pat Morita...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Chavalote, sabía que tu no me fallabas con esto. Otro trocito de infancia que se nos va... que malo es hacerse viejo ¿verdad?

Sayonara Pat.

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